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La guerra de Hollywood contra los «paparazzi»

La palabra plural «paparazzi» tiene su origen en el clásico cinematográfico de Federico Fellini, «La Dolce Vita». El genial director italiano fabricó ese nombre entre metonímico y onomatopéyico para sugerir «un insecto zumbando, rondando, abalanzándose y picando».

Pero dentro de la tan observada colmena de Hollywood -la indiscutible meca de las fotografías más o menos robadas- los famosos estelares van a disponer en breve de una nueva clase de insecticida contra una plaga cada vez más agresiva.

Demostrando su solidaridad con el que fuera su gremio antes de saltar a la política de California, el gobernador Arnold Schwarzenegger acaba de rubricar una nueva legislación estatal para facilitar que las celebridades reciban sustanciales compensaciones cuando sean víctimas de intrusos.

Esa nueva generación de «paparazzi» que perfectamente organizados en grupos, y ayudados por sofisticados equipos de comunicaciones e Internet, se especializan en seguir, acorralar y provocar a las estrellas de Hollywood en lo que es su hábitat natural.

La reforma legislativa AB381, que se aplicará a partir de enero y ha sido inspirada por recientes incidentes protagonizados a su pesar por jóvenes actrices como Lindsay Lohan, Scarlett Johansson o Reese Witherspoon, establece que todo individuo que cometa un delito de asalto para fotografiar o grabar a cualquier persona queda expuesto a querellas civiles, con riesgo de ser condenado a pagar compensaciones triplicadas y devolver todo posible beneficio económico. El objetivo declarado es cercenar ese fundamental ánimo de lucro que alimenta toda esa notoria gula visual.

El propio «gobernator» no es ajeno a batallas judiciales contra «paparazzi» al borde de la legalidad. En 1998 llegó a conseguir que dos fotógrafos fueran condenados por un delito de encarcelamiento ilegal tras un incidente en el que el actor y su esposa, Maria Shriver, fueron acorralados en el aparcamiento de la guardería de su hijo.

Entre los defensores de la nueva legislación figuran desde el sindicato de actores de Hollywood hasta el fiscal del distrito de Los Ángeles, que viene barajando la posibilidad de formular contra los «paparazzi» en lugar de cargos menores graves acusaciones de conspiración criminal.

Entre los opositores a esta mano dura legislativa se encuentra la Asociación de Periódicos de California y, por supuesto, todas las agencias fotográficas que operan en Hollywood. En su opinión, la reforma legal es ambigua, posiblemente inconstitucional y tiene todas las papeletas para ser utilizado por celebridades, o políticos, descontentos con el tratamiento que reciben por parte de los medios de comunicación.

A juicio del fiscal William Hodgman, la gran preocupación es que todas las «tácticas hiperagresivas» utilizadas por ciertos fotógrafos terminen por provocar heridos o incluso muertos.

Pero las buenas intenciones de las autoridades contrastan con el muy competitivo mercado creado por revistas como «Us Weekly», «In Touch Weekly» y «Star», que se han especializado en el multimillonario negocio de mostrar el peor lado posible de las estrellas de Hollywood.

Arnold Schwarzenegger ha rubricado una ley en California para que evitar que los famosos sigan siendo víctimas de fotógrafos sin escrúpulos

El impulsor de la nueva ley y Maria Shriver aseguran haber sufrido en sus carnes el acoso de determinada prensa del corazón Estado en el que quedó el coche de la actriz Lindsay Lohan tras intentar huir esta semana de los fotógrafos que la perseguían por Beverly Hills

Si señor me parace estupendo l que hace el gobernador de california ya es hora de darles su merecido a "esos",ojala tomen ejemplo otros estados y paises.
 
De lo poco bueno que ha hecho este..... gobernador.... de discriminar a mis paisanos, negarles asistencia, a esto... al fin pensó bien esto, asi los artistas podrán estar más libres por las calles, principalmente Mike!
 
Theodore Boutrous se tiene que estar tirando de los pelos :jajaja: :lol:

Lo de US Weekly ha sido una asquerosidad con toas las letras. Antes era una revista internacional muy respetada y ahora es uno de los peores peligros para la intimidad de los famosos, igual que pasó con Vanity Fair: De publicar en 1991 algunas de las mejores fotos de la historia de Michael (las de Annie Leibowitz) hasta montar una verdadera mafia para intentar publicar las fotos de sus genitales o darle espacio a Maureen Orth contando historias de vudú.

Muy buena ley, pero muy poca ley todavía me parece.
 
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