BAILONGO
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Para que luego digan que los jovenes no son listos
Los jóvenes optan por la cultura gratis
Bertrand Le Gendre (Le Monde).- Son jóvenes y fanáticos de Internet. Es ahí donde bajan sus temas favoritos y le toman el pulso al planeta. Y todo sin desembolsar ni un centavo.
Tal vez prefiguran la relación que mantendrán las futuras generaciones con la información y la cultura. Están dispuestos a pagar el valor real de los contenidos que respondan a sus necesidades, pero están convencidos de que la web debe seguir siendo una red de intercambio libre de derechos.
Esta cultura de la gratuidad explica el pánico que embargó a los sellos discográficos cuando la piratería se convirtió en un fenómeno masivo. A diferencia de los casetes de audio o de video, ahora basta un clic para transmitir música, imágenes o texto que se bajan de Internet. La red no sólo facilita la copia, sino que también reduce casi a cero los costos de distribución.
El navegante incorporó hace mucho esta revolución digital que interpela a todos los creadores de contenido. Si se cuenta con una computadora que tenga una conexión de alta velocidad, bastan unas horas para bajar un largometraje. No todos los usuarios de la web tienen una conexión de ese tipo, y la calidad de la imagen dista de ser perfecta. Por otra parte, en ocasiones la descarga se interrumpe. Pero no se trata más que de obstáculos técnicos que pronto serán superados. Ya se bajan unas 600.000 películas por día, según datos de la Motion Picture Association of America.
En el caso de la edición, la amenaza puede parecer lejana. La lectura de una novela en la pantalla de una computadora resulta molesta, y los métodos alternativos, como el e-libro, aún no se han impuesto. Sin embargo, también en este sector se multiplican los indicios de una inminente revolución. El quinto libro de Harry Potter, que se publicó en inglés, de inmediato fue pirateado. The New York Times entrevistó a un joven norteamericano que estudia en Tokio y éste declaró que lo había bajado mediante una plataforma de intercambio de archivos en menos de tres minutos.
En la República Checa hay una traducción de 19 de los 38 capítulos del libro que está disponible en la web desde julio y es fruto del trabajo de un grupo de internautas impacientes por conocer las nuevas aventuras de su héroe.
Si son muchos los internautas que no tienen ningún reparo en piratear películas, temas o novelas, es porque Internet modificó sus hábitos de consumo. Saben que pueden encontrarlo todo o casi todo en la red sin tener que abrir la billetera: juegos, software, información económica o cultural y datos de todo tipo.
Extraido de periodistasdigital
Unos salu2
Los jóvenes optan por la cultura gratis
Bertrand Le Gendre (Le Monde).- Son jóvenes y fanáticos de Internet. Es ahí donde bajan sus temas favoritos y le toman el pulso al planeta. Y todo sin desembolsar ni un centavo.
Tal vez prefiguran la relación que mantendrán las futuras generaciones con la información y la cultura. Están dispuestos a pagar el valor real de los contenidos que respondan a sus necesidades, pero están convencidos de que la web debe seguir siendo una red de intercambio libre de derechos.
Esta cultura de la gratuidad explica el pánico que embargó a los sellos discográficos cuando la piratería se convirtió en un fenómeno masivo. A diferencia de los casetes de audio o de video, ahora basta un clic para transmitir música, imágenes o texto que se bajan de Internet. La red no sólo facilita la copia, sino que también reduce casi a cero los costos de distribución.
El navegante incorporó hace mucho esta revolución digital que interpela a todos los creadores de contenido. Si se cuenta con una computadora que tenga una conexión de alta velocidad, bastan unas horas para bajar un largometraje. No todos los usuarios de la web tienen una conexión de ese tipo, y la calidad de la imagen dista de ser perfecta. Por otra parte, en ocasiones la descarga se interrumpe. Pero no se trata más que de obstáculos técnicos que pronto serán superados. Ya se bajan unas 600.000 películas por día, según datos de la Motion Picture Association of America.
En el caso de la edición, la amenaza puede parecer lejana. La lectura de una novela en la pantalla de una computadora resulta molesta, y los métodos alternativos, como el e-libro, aún no se han impuesto. Sin embargo, también en este sector se multiplican los indicios de una inminente revolución. El quinto libro de Harry Potter, que se publicó en inglés, de inmediato fue pirateado. The New York Times entrevistó a un joven norteamericano que estudia en Tokio y éste declaró que lo había bajado mediante una plataforma de intercambio de archivos en menos de tres minutos.
En la República Checa hay una traducción de 19 de los 38 capítulos del libro que está disponible en la web desde julio y es fruto del trabajo de un grupo de internautas impacientes por conocer las nuevas aventuras de su héroe.
Si son muchos los internautas que no tienen ningún reparo en piratear películas, temas o novelas, es porque Internet modificó sus hábitos de consumo. Saben que pueden encontrarlo todo o casi todo en la red sin tener que abrir la billetera: juegos, software, información económica o cultural y datos de todo tipo.
Extraido de periodistasdigital
Unos salu2