Nancy Reagan falleció ayer. En mis 20 años como agente del Servicio Secreto de USA, acompañé a la Sra. Reagan en su visitas a NYC, donde yo tenía mi oficina en el World Trade Center.
Durante todos sus viajes se alojaba en el Carlyle hotel. Le encantaban sus amigos, le gustaba dormir y salir por la noche. Le gustaban los chismes tambien.
Una noche de marzo de 1988, la llevamos a visitar el apartmento del compositor Andrew Lloyd Webber, cuyo "Fantásma de la Opera" acababa de estrenarse en Broadway. Nancy Reagan quería ir al show con Sir Andrew, su hermano y su cuñada, para celebrar el 40 cumpleaños del compsitor.
Me adelanté para inspreccionar el lugar y me emocionó conocer a Sir Andrew, cuyo musical era increíble. Sir Andrew vivía en la Trump Tower.
Esperé en la entrada del edificio a que llegara la comitiva de la señora. El portero con acento irlandés me dijo, "Tienen ustedes que apartarse". "¿Perdone?" le dije. Me dijo que el hombre enmascarado estaba a punto de llegar. Le pregunté, "¿Ese quien es?" confundido acerca de lo que me estaba diciendo.
Me dijo que era el hombre enmascarado que cantaba. Finalmente comprendí que estamos preparándonos para la llegada inminente de Michael Jackson. Repitió, "No se paren y avancen, no le gusta ver a nadie". Mientras le expliqué quién era yo, una gran furgoneta paró y tres hombres enormes salieron y dijeron "Múevanse". Les dije, "Señores, Nancy Reagan está por encima de Michael Jackson" y que eran ellos los que tenían que apartarse a un lado del edificio. Preguntaron si podían meterle rápidamente por la puerta de servicio. Me percaté de que aquello estaría sucio porque debajan allí la basura. Me dijeron que llevaba una mascarilla y que eso le taparía.
De repente, salió Michael Jackson con aspecto muy frágil y delgado. Viendo que estaría seguro -aunque visiblemente demacrado- movimos su furgoneta justo cuando llegó el séquito de la Primera Dama.
Sus guardaespaldas y yo la escoltamos a un ascensor y subimos unos 40 pisos hasta que se paró de repente. ¡Nos quedamos atrapados!
Mientras esperabamos a la gente de mantenimiento y al departamento de bomberos, le conté a la Sra. Reagan lo que había ocurrido antes de su llegada con la gente de Michael Jackson. Se le iluminó la cara y dijo que era una buena anécdota para contar.
[Observer.com]
*Traducido por Xtarlight y Mpenziwe para www.MJHideOut.com
Por favor, no utilices esta traducción en otra web, foro o facebook, en su lugar, pon un link directo a este post. Gracias!
Durante todos sus viajes se alojaba en el Carlyle hotel. Le encantaban sus amigos, le gustaba dormir y salir por la noche. Le gustaban los chismes tambien.
Una noche de marzo de 1988, la llevamos a visitar el apartmento del compositor Andrew Lloyd Webber, cuyo "Fantásma de la Opera" acababa de estrenarse en Broadway. Nancy Reagan quería ir al show con Sir Andrew, su hermano y su cuñada, para celebrar el 40 cumpleaños del compsitor.
Me adelanté para inspreccionar el lugar y me emocionó conocer a Sir Andrew, cuyo musical era increíble. Sir Andrew vivía en la Trump Tower.
Esperé en la entrada del edificio a que llegara la comitiva de la señora. El portero con acento irlandés me dijo, "Tienen ustedes que apartarse". "¿Perdone?" le dije. Me dijo que el hombre enmascarado estaba a punto de llegar. Le pregunté, "¿Ese quien es?" confundido acerca de lo que me estaba diciendo.
Me dijo que era el hombre enmascarado que cantaba. Finalmente comprendí que estamos preparándonos para la llegada inminente de Michael Jackson. Repitió, "No se paren y avancen, no le gusta ver a nadie". Mientras le expliqué quién era yo, una gran furgoneta paró y tres hombres enormes salieron y dijeron "Múevanse". Les dije, "Señores, Nancy Reagan está por encima de Michael Jackson" y que eran ellos los que tenían que apartarse a un lado del edificio. Preguntaron si podían meterle rápidamente por la puerta de servicio. Me percaté de que aquello estaría sucio porque debajan allí la basura. Me dijeron que llevaba una mascarilla y que eso le taparía.
De repente, salió Michael Jackson con aspecto muy frágil y delgado. Viendo que estaría seguro -aunque visiblemente demacrado- movimos su furgoneta justo cuando llegó el séquito de la Primera Dama.
Sus guardaespaldas y yo la escoltamos a un ascensor y subimos unos 40 pisos hasta que se paró de repente. ¡Nos quedamos atrapados!
Mientras esperabamos a la gente de mantenimiento y al departamento de bomberos, le conté a la Sra. Reagan lo que había ocurrido antes de su llegada con la gente de Michael Jackson. Se le iluminó la cara y dijo que era una buena anécdota para contar.
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*Traducido por Xtarlight y Mpenziwe para www.MJHideOut.com
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