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Un mal día de no hace demasiado tiempo la todopoderosa multinacional Sony decidió dar al traste con los sueños de muchos fans, no sólo del Rey del Pop, dejando entrever su posición antitolerante y fascista frente a los elefantes sagrados de la compañía (véase, por ejemplo, Mariah Carey).
Ya no era importante ser bueno; bastaba con ser altamente productivo, tener una imagen arreglada y lo demás ya lo hará el estudio de grabación. Sin criticar a newbies como N'Sync o J'Lo, cuyo principal éxito es tener detrás a una gran maquinaria de hacer canciones (o dejadlos ante un piano a secas a ver qué hacen...), pronto se pudo ver como primaba la cantidad antes que la calidad.
Pocos podían prever que Michael sería uno de los condenados en esta quema; una operación de Sony encaminada a enviar al ostracismo a todos aquellos que no pasaran por el aro renunciando a royalties, a precontratos y, en general, a casi cualquier cosa que no significara dinero para ellos.
Con el poder de la desinformación en sus manos, la profusión ingente de rumores que partían de las cocinas de la multinacional sobre el estado de las cuentas de Jackson, sus despilfarros continuos y un largo etcétera de mentiras, tuvo como fin y como golpe de efecto el cese de la promoción de la última obra de este gran artista.
Invincible puede gustar más o menos; puede decirse de él que no es el mejor disco de Michael; incluso, si se quiere, que es de los más flojos que ha sacado; pero observando el panorama musical actual, el nivel tan pésimo y repetitivo del R&B que se oye ahora, con unas bases clónicas repetidas hasta la saciedad, hacen que escucharlo sea una delicia y que se convierta en una obra no solo digna, sino cerca de la maestría.
A Michael lo han intentado hundir de tantas formas que creo que ya no quedan demasiadas más por inventar. Se le ha acusado de todo lo acusable: racismo, abuso de menores, etcétera; se le ha torturado desde todos los medios de comunicación con mentiras cada dos minutos. Y, tras todo esto, siempre Michael.
Ahora, con más de 40 años y números uno en 3 décadas y récords batidos en campos que traspasan el mero terreno musical, Jackson afronta, como ya hizo en plena post adolescencia un nuevo cambio de aires.
Al pasar de Motown a CBS obtuvo la fuerza necesaria para hacer obras maestras de la talla del Off the Wall o el mítico Thriller, cuando muchos no daban ya demasiado por las "cenizas de los Jackson 5" (como muchos denominaron a The Jacksons sin Jermaine) y es que, para gente con su espíritu, trabajar con ilusión es la base del éxito.
Con los comentarios de los fans del Hideout que lo han visto estos últimos días, a uno le da por pensar que Michael quiere volver por sus fueros; busca la guerra, pero no la confrontación en grandes batallas sino, más al contrario, demostrar al mundo que un genio como él tiene en su interior tanto por cantar y contar, que ni Sony tendría dinero para poder pagarlo ni poder para silenciarlo.
Bien en Universal o en un sello alternativo localizado en el último rincón del mundo, si el Rey encuentra su momento musical (y a buen seguro que lo encontrará), dentro de un par de años probablemente podamos asistir a la mayor cadena de cabezazos en las mesas de las oficinas de la irreverente Sony cuando, ya tranquilo y sin opresión, Michael saque su nuevo disco y encandile de nuevo a todas las generaciones de negros, blancos amarillos o azules.
Tiempo al tiempo, pero ¿todavía queda alguien que piense que a Jackson se le ha agotado el talento? A mi no me queda ninguna duda, la respuesta es no y en pocos años lo demostrará.
Un abrazo familia.
Ya no era importante ser bueno; bastaba con ser altamente productivo, tener una imagen arreglada y lo demás ya lo hará el estudio de grabación. Sin criticar a newbies como N'Sync o J'Lo, cuyo principal éxito es tener detrás a una gran maquinaria de hacer canciones (o dejadlos ante un piano a secas a ver qué hacen...), pronto se pudo ver como primaba la cantidad antes que la calidad.
Pocos podían prever que Michael sería uno de los condenados en esta quema; una operación de Sony encaminada a enviar al ostracismo a todos aquellos que no pasaran por el aro renunciando a royalties, a precontratos y, en general, a casi cualquier cosa que no significara dinero para ellos.
Con el poder de la desinformación en sus manos, la profusión ingente de rumores que partían de las cocinas de la multinacional sobre el estado de las cuentas de Jackson, sus despilfarros continuos y un largo etcétera de mentiras, tuvo como fin y como golpe de efecto el cese de la promoción de la última obra de este gran artista.
Invincible puede gustar más o menos; puede decirse de él que no es el mejor disco de Michael; incluso, si se quiere, que es de los más flojos que ha sacado; pero observando el panorama musical actual, el nivel tan pésimo y repetitivo del R&B que se oye ahora, con unas bases clónicas repetidas hasta la saciedad, hacen que escucharlo sea una delicia y que se convierta en una obra no solo digna, sino cerca de la maestría.
A Michael lo han intentado hundir de tantas formas que creo que ya no quedan demasiadas más por inventar. Se le ha acusado de todo lo acusable: racismo, abuso de menores, etcétera; se le ha torturado desde todos los medios de comunicación con mentiras cada dos minutos. Y, tras todo esto, siempre Michael.
Ahora, con más de 40 años y números uno en 3 décadas y récords batidos en campos que traspasan el mero terreno musical, Jackson afronta, como ya hizo en plena post adolescencia un nuevo cambio de aires.
Al pasar de Motown a CBS obtuvo la fuerza necesaria para hacer obras maestras de la talla del Off the Wall o el mítico Thriller, cuando muchos no daban ya demasiado por las "cenizas de los Jackson 5" (como muchos denominaron a The Jacksons sin Jermaine) y es que, para gente con su espíritu, trabajar con ilusión es la base del éxito.
Con los comentarios de los fans del Hideout que lo han visto estos últimos días, a uno le da por pensar que Michael quiere volver por sus fueros; busca la guerra, pero no la confrontación en grandes batallas sino, más al contrario, demostrar al mundo que un genio como él tiene en su interior tanto por cantar y contar, que ni Sony tendría dinero para poder pagarlo ni poder para silenciarlo.
Bien en Universal o en un sello alternativo localizado en el último rincón del mundo, si el Rey encuentra su momento musical (y a buen seguro que lo encontrará), dentro de un par de años probablemente podamos asistir a la mayor cadena de cabezazos en las mesas de las oficinas de la irreverente Sony cuando, ya tranquilo y sin opresión, Michael saque su nuevo disco y encandile de nuevo a todas las generaciones de negros, blancos amarillos o azules.
Tiempo al tiempo, pero ¿todavía queda alguien que piense que a Jackson se le ha agotado el talento? A mi no me queda ninguna duda, la respuesta es no y en pocos años lo demostrará.
Un abrazo familia.
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