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Lo que hace el dinero

Hola, pensaba ponerle otro nombre a este post, pero al final he optado por el título que le he dado.
Coloco dos artículos de prensa.

Este, copiado de periodistadigital

« Juan Luis Cebrián está muy enfadado con Crónicas porque tiene una plataforma digital que en esas horas no funciona»
Javier Sardá: «He perdido el respeto de la profesión periodística... pero he ganado el del director de mi banco»

Javier Sardá está hoy de cumpleaños. Esta noche, Crónicas Marcianas, el programa que dirige desde 1997, cumple 1.000 emisiones. Y lo hace con un 40% de audiencia. "Estoy dispuesto a hacer lo que el público quiera, pero como yo quiero. Crónicas no es más que una revista transgresora, que se apoya en lo políticamente incorrecto y lo es por vocación". Critica al consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián: «Está muy enfadado con Crónicas porque tiene una plataforma digital que en esas horas no funciona». ¿Qué es telebasura? «No hay nada peor en televisión que una corrida de toros a las seis de la tarde, porque el límite está en los críos y yo no supe explicarle a mi hija qué le hacían al toro».

LA CONTINUACIÓN ES ESTA:

Javier Sardá: «Telebasura es emitir corridas de toros a las seis de la tarde»

Miguel Arroyo - Madrid.-
Tras dignarse bajar a la Tierra ¬ni los más viejos del lugar recordaban cuando fue la última vez¬, Javier Sardá llegó ayer a Telecinco defendiéndose, sin que nadie le hubiera dicho nada, y se fue atacando a todo bicho viviente de este planeta, incluidos los toros de lidia. Eso sí, en su defensa hay que decir que el rey de los marcianos confesó que se encontraba «alucinado» con las audiencias de «Crónicas marcianas», y por el hecho de cumplir 1.000 programas el próximo lunes, porque «todos los límites que nos ponemos los vamos superando, aunque es el público el que tira del programa».
Sardá precisó que «a la gente le gusta Crónicas por el clima del programa, ese ambiente que hace que funcione», y defendió el mismo indicando que «la gente que lo critica debería tener en cuenta la cantidad de personas que lo ven, a las que les gusta más allá de los contenidos que tenga».
El marciano más famoso de este país reconoció que «estaría dispuesto a hacer todo lo que el público quiera, pero siempre como yo quiero», y dijo no importarle lo que piensen otros compañeros de él: «He perdido el respeto de la profesión, pero he ganado el respeto del director de mi agencia bancaria».
Según él, otra de las claves de su espacio, al que tildó de «políticamente incorrecto», es que «el público quiere un sitio donde se hable normal y donde puedan oir lo que no se dice en ningún otro lado». Según él, «somos objetivos y arbitrarios, pero ésto es el oxígeno necesario que necesita este país».
Por ese motivo ya prepara una encuesta en la calle, y con comentarios recogidos en internet, sobre la opinión de la gente de la boda del Príncipe y Doña Letizia Ortiz, aunque aclaró que «los programas progresistas no fuimos los que desmontamos lo de Eva Sanum». Sardá puntualizó que «cuanto más tabú es un tema, más nos gusta», aunque resaltó que «yo no le cambio la vida al Príncipe, ni el sueldo».
Para el final dejó su crítica al consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián: «Está muy enfadado con Crónicas porque tiene una plataforma digital que en esas horas no funciona», y para explicar qué es «telebasura»: «No hay nada peor en televisión que una corrida de toros a las seis de la tarde, porque el límite está en los críos y yo no supe explicarle a mi hija qué le hacían al toro».

Y LA OPINIÓN O CRÍTICA DE OTRO PERIODISTA:

Telebasura y polidemagogia
Federico Jiménez Losantos

Probablemente, la telebasura está siendo utilizada de forma demagógica por políticos y empresarios de comunicación cuya responsabilidad en el modelo de televisión que padecemos en España es más importante que la de los grotescos mamarrachos que alquilan sus públicos secretos o remiendan su caducada virtud de plató en plató. Ni Aznar ni Cebrián tienen derecho a alzar la voz contra el vértigo de ordinarieces que ocupa la pequeña pantalla, el uno porque su política en materia de comunicación ha tendido a favorecer precisamente a las empresas que producen basura más o menos destilada y el otro porque pertenece precisamente a la empresa más favorecida por el uno. El Aznar responsable de Telemadrid o de la casposa TVE de José Luis Moreno no puede reprochar a nadie la existencia de telebasura. El Cebrián responsable del tipo de obscenidad de diseño que el hermano de Pedro Schwartz y el hijo de Javier Pradera crearon para Canal + no puede dar lecciones de delicadeza ni a pajares ni a jesulines.

Sin embargo, es indudable que lo que hoy entendemos por telebasura ha nacido de la prodigiosa capacidad comunicativa y de la escalofriante amoralidad de Javier Sardá. Él ha hecho el mejor programa basuriento y, por tanto, si la basura fuera mala, el peor. A través de su productora Gestmusic y de su propio programa, "Crónicas Marcianas", Sardá ha sabido marcar a toda una cadena, la del Grupo Correo y Berlusconi, con una fórmula de sectarismo izquierdista y obscenidad delirante que han imitado, con más o menos claridad, con más o menos suerte, todas las demás cadenas, públicas o privadas, en horario de mañana, tarde y noche.

Lo insoportable de Sardá no es la telebasura, que al cabo emiten los que le pagan, sino que encaramado al cerro de popularidad de las "Crónicas Marcianas" pretenda disimular la defensa de su negocio a cualquier precio con alegaciones políticas y hasta culturales. Que el cómico catalán, convertido en la Manolita Chen de la madrugada, instale su parada de monstruos domésticos, astutos delincuentes y analfabetos funcionales para solaz de una audiencia amplísima (aunque escasa en términos absolutos por la hora de emisión) es asunto que sólo compete a Sardá, a su empresa y a su audiencia. Que pretenda medirse con Aznar, compensar a Matamoros con el "Prestige" y seguir posando de progre antiamericano en el estilo Goebbels (yo dejé de verlo cuando empezó a sacar a Bush convertido en gorila, como hacen los nazis con los judíos en "Cabaret") es un poco excesivo. Apoyar al partido de los Gal y de Filesa, defender a Ben Laden y Sadam Hussein del imperialismo de Bush y manipular a una corrala de jovencitos para hacerlos cantar contra el PP o gritar contra el Papa son concreciones de su personalidad que pueden parecer repugnantes a muchos pero que si gustan a los Ibarra y Berlusconi que son los que le pagan, seguirá permitiéndose muchos años. Únicamente debería moderar su soberbia a la hora de tasar apoyos y audiencias. Los diez millones que respaldaron a Aznar en las últimas elecciones siguen siendo muchísimos más de los que ven "Crónicas Marcianas". O sea, que menos lobos.

Extraido de libertaddigital.

Aquí queda, para quien pueda interesar.

Unos salu2
 
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