¡Ya está bien! Llega el esperado 17 de noviembre de 2003 y sale un recopilatorio con las mejores canciones de todos los tiempos del indiscutible e irrepetible Rey del Pop. La impresión que me dio al observar que cualquier "triunfito de la vida" tiene un lugar destacado y de relevancia en El Corte Inglés de la Plaza del Duque de Sevilla y que este nuevo disco del artista pop más premiado y reconocido internacionalmente se encuentre apilado como un cualquiera es INTOLERABLE.
Michael Jackson es el mejor profesional del mundo de la música sin lugar a dudas, al margen de su vida personal o sentimental, su música y su particular manera de vestir, moverse y vivir es única. Su personalidad es única y nadie puede ni podrá arrebatarla NUNCA. Su trayectoria profesional le avala y protege de toda la basura en la que se encuentra sumido. Soy periodista y me indigna el trato que mi colegas de profesión le dan a Michael Jackson. Un músico, cantante y bailarín de esta categoría no merece las acusaciones "amarillistas", difamatorias y destructivas que han pesado sobre él, injustamente e infravalorando aquello de lo que muchos profesionales de la música ansían y nunca podrán conseguir.
Los fans de todo el mundo que apoyan a Michael Jackson, en los cuales me incluyo, si de verdad es cierto que manifiestan abiertamente su fanatismo por él, deberían mostrarlo públicamente, con fuerza, en cada una de las ciudades de residencia. La manifestación de la evidencia es lo único que sirve para tapar la boca a unos pocos poderosos que promocionan a cantantes que nunca llegarán a donde Michael Jackson ha alcanzado con el esfuerzo de su propio trabajo, que es hacer música.
Michael Jackson es el mejor profesional del mundo de la música sin lugar a dudas, al margen de su vida personal o sentimental, su música y su particular manera de vestir, moverse y vivir es única. Su personalidad es única y nadie puede ni podrá arrebatarla NUNCA. Su trayectoria profesional le avala y protege de toda la basura en la que se encuentra sumido. Soy periodista y me indigna el trato que mi colegas de profesión le dan a Michael Jackson. Un músico, cantante y bailarín de esta categoría no merece las acusaciones "amarillistas", difamatorias y destructivas que han pesado sobre él, injustamente e infravalorando aquello de lo que muchos profesionales de la música ansían y nunca podrán conseguir.
Los fans de todo el mundo que apoyan a Michael Jackson, en los cuales me incluyo, si de verdad es cierto que manifiestan abiertamente su fanatismo por él, deberían mostrarlo públicamente, con fuerza, en cada una de las ciudades de residencia. La manifestación de la evidencia es lo único que sirve para tapar la boca a unos pocos poderosos que promocionan a cantantes que nunca llegarán a donde Michael Jackson ha alcanzado con el esfuerzo de su propio trabajo, que es hacer música.