EL METODO DE LA BURUNDANGA ES MUY UTILIZADO EN LATINOAMÉRICA POR DELINCUENTES PARA DEJAR A SUS VÍCTIMAS SIN CAPACIDAD DE REACCIÓN.
Normalmente, utilizan extracto de datura, una planta que contiene alcaloides muy potentes y que es muy fácil de conseguir.
Un zaragozano cuenta cómo fue víctima de un atraco y una paliza tras ser drogado con este psicotrópico.
Un periodista zaragozano fue víctima hace un tiempo de un asalto por el método de la burundanga, vocablo con el que se denomina en Latinoamérica a variadas sustancias psicotrópicas (normalmente escopolamina) que son administradas por delincuentes para someter a sus víctimas.
La desagradable experiencia vivida por A., que prefiere permanecer en el anonimato, tuvu lugar en las inmediaciones del barrio de Antonio Maceo, en las afueras de Santiago de Cuba. A. había quedado con unos conocidos para pasar un día de fiesta visitando la ciudad. Al llegar al punto convenido, se encontró con un grupo de personas que, "de buen rollo", entablaron enseguida conversación con el turista, quien les comentó el motivo de su presencia en el lugar.
Uno de los nativos le dijo que ya sabían que tales personas iban a llegar de un momento a otro e invitó al español a unirse a la pandilla, en la que se charlaba animadamente mientras se tomaban unas cervezas. A. recibió una botella y se unió al grupo. Al rato, cuando ya casi había agotado su contenido, recibió otra botella y sin prestar más atención bebió de ella.
Robado y apaleado
En cuestión de minutos, el protagonista de esta historia comenzó a sentirse mal. "La vista se me nublaba por momentos y entré en un agudo estado de confusión mental. En esta nebulosa, acertaba a comprender que me estaban registrando los bolsillos pero mi cuerpo no reaccionaba a los intentos de huir y de resistirme, me quedé sin voluntad", relata. Por lo que parece, sí debió ofrecer de todos modos alguna resistencia (él no recuerda más que flashes de la escena), porque la cosa acabó mal:fue golpeado y apaleado sin piedad hasta quedar inconsciente en el suelo.
Después, se levantó como pudo y, cubierto de sangre, se dirigió hacia el centro de la ciudad. Fue recuperando la conciencia y acertó a llegar hasta la casa de unos amigos. "Me robaron todo el dinero que llevaba, que no era poco, aunque pude conservar el pasaporte", recuerda este zaragozano que, paradójicamente, tiene
mucha experiencia en viajes por el continente americano y conoce muy bien el país cubano. "Lo que me ocurrió no es algo habitual precisamente en Cuba, en donde los extranjeros están muy bien protegidos por las fuerzas de seguridad, pero yo pequé de exceso de confianza al adentrarme solo en zonas poco recomendables", reconoce.
El protagonista de esta historia, de hecho, vivió durante un año en Bogotá, una de las ciudades más inseguras de Hispanoamérica, donde sí son bien conocidos los ataques con burundanga. "Allí, lo primero que aprendes es que en según en qué zonas nunca debes parar en un semáforo en rojo, porque te pueden abordar delincuentes que espolvorean burundanga en sus propias narices y caes enseguida bajo su efecto, para ser presa fácil de los maleantes.
Tampoco se puede aceptar de desconocidos comida o bebida, en la que puede estar disuelta la droga, ni cigarrillos, porque puede contener la sustancia entre las hebras de tabaco", recuerda A.
Historias parecidas a ésta aparecen a menudo en los medios de comunicación del continente americano. Ahora, la burundanga está traspasando el Atlántico. Este método delictivo ya ha sido detectado en Madrid y Barcelona, donde los servicios médicos de algún centro hospitalario han tenido que atender a víctimas de los maleantes sin escrúpulos que drogan a sus víctimas para someter su voluntad sin necesidad de utilizar la violencia en lugares públicos. Si consiguen echar la droga en la bebida o en la comida de las potenciales víctimas -por lo general mujeres jóvenes- pueden llevarlas después a lugares apartados donde consumar atracos y violaciones.
La sustancia utilizada para manejar "como corderos" a los que han tomado involuntariamente la droga es alguno de los alcaloides obtenidos de una planta llamada datura:atropina, escopolamina e hiosciamina. La datura stramonium es una solanácea también conocida como toloache, estramonio, borrachero, higuera del infierno o hierba del diablo.
Esta planta crece espontáneamente en Europa y América. En nuestro medio se desarrolla con facilidad y cualquiera puede acceder a ella, señala la doctora Ana ferrer, responsable del Servicio de Toxicología del Hospital Clínico de Zaragoza.
Desde el coma hasta la muerte
"La escopolamina es un alcaloide muy potente que tiene efectos taquirdizantes y que a grandes dosis puede provocar coma e incluso la muerte", informa esta especialista, quien advierte de los graves riesgos que comporta tomar esta sustancia involuntariamente o de forma intencionada, como droga alucinógena.
Su uso en medicina está muy restringido y se utiliza en dosis muy bajas. Históricamente, su uso ha estado vinculada a ritos de magia y brujería. Ahora se está utilizando por peligrosos delincuentes sin escrúpulos, por lo que constituye un serio peligro ante el que hay que tomar precauciones.
Normalmente, utilizan extracto de datura, una planta que contiene alcaloides muy potentes y que es muy fácil de conseguir.
Un zaragozano cuenta cómo fue víctima de un atraco y una paliza tras ser drogado con este psicotrópico.
Un periodista zaragozano fue víctima hace un tiempo de un asalto por el método de la burundanga, vocablo con el que se denomina en Latinoamérica a variadas sustancias psicotrópicas (normalmente escopolamina) que son administradas por delincuentes para someter a sus víctimas.
La desagradable experiencia vivida por A., que prefiere permanecer en el anonimato, tuvu lugar en las inmediaciones del barrio de Antonio Maceo, en las afueras de Santiago de Cuba. A. había quedado con unos conocidos para pasar un día de fiesta visitando la ciudad. Al llegar al punto convenido, se encontró con un grupo de personas que, "de buen rollo", entablaron enseguida conversación con el turista, quien les comentó el motivo de su presencia en el lugar.
Uno de los nativos le dijo que ya sabían que tales personas iban a llegar de un momento a otro e invitó al español a unirse a la pandilla, en la que se charlaba animadamente mientras se tomaban unas cervezas. A. recibió una botella y se unió al grupo. Al rato, cuando ya casi había agotado su contenido, recibió otra botella y sin prestar más atención bebió de ella.
Robado y apaleado
En cuestión de minutos, el protagonista de esta historia comenzó a sentirse mal. "La vista se me nublaba por momentos y entré en un agudo estado de confusión mental. En esta nebulosa, acertaba a comprender que me estaban registrando los bolsillos pero mi cuerpo no reaccionaba a los intentos de huir y de resistirme, me quedé sin voluntad", relata. Por lo que parece, sí debió ofrecer de todos modos alguna resistencia (él no recuerda más que flashes de la escena), porque la cosa acabó mal:fue golpeado y apaleado sin piedad hasta quedar inconsciente en el suelo.
Después, se levantó como pudo y, cubierto de sangre, se dirigió hacia el centro de la ciudad. Fue recuperando la conciencia y acertó a llegar hasta la casa de unos amigos. "Me robaron todo el dinero que llevaba, que no era poco, aunque pude conservar el pasaporte", recuerda este zaragozano que, paradójicamente, tiene
mucha experiencia en viajes por el continente americano y conoce muy bien el país cubano. "Lo que me ocurrió no es algo habitual precisamente en Cuba, en donde los extranjeros están muy bien protegidos por las fuerzas de seguridad, pero yo pequé de exceso de confianza al adentrarme solo en zonas poco recomendables", reconoce.
El protagonista de esta historia, de hecho, vivió durante un año en Bogotá, una de las ciudades más inseguras de Hispanoamérica, donde sí son bien conocidos los ataques con burundanga. "Allí, lo primero que aprendes es que en según en qué zonas nunca debes parar en un semáforo en rojo, porque te pueden abordar delincuentes que espolvorean burundanga en sus propias narices y caes enseguida bajo su efecto, para ser presa fácil de los maleantes.
Tampoco se puede aceptar de desconocidos comida o bebida, en la que puede estar disuelta la droga, ni cigarrillos, porque puede contener la sustancia entre las hebras de tabaco", recuerda A.
Historias parecidas a ésta aparecen a menudo en los medios de comunicación del continente americano. Ahora, la burundanga está traspasando el Atlántico. Este método delictivo ya ha sido detectado en Madrid y Barcelona, donde los servicios médicos de algún centro hospitalario han tenido que atender a víctimas de los maleantes sin escrúpulos que drogan a sus víctimas para someter su voluntad sin necesidad de utilizar la violencia en lugares públicos. Si consiguen echar la droga en la bebida o en la comida de las potenciales víctimas -por lo general mujeres jóvenes- pueden llevarlas después a lugares apartados donde consumar atracos y violaciones.
La sustancia utilizada para manejar "como corderos" a los que han tomado involuntariamente la droga es alguno de los alcaloides obtenidos de una planta llamada datura:atropina, escopolamina e hiosciamina. La datura stramonium es una solanácea también conocida como toloache, estramonio, borrachero, higuera del infierno o hierba del diablo.
Esta planta crece espontáneamente en Europa y América. En nuestro medio se desarrolla con facilidad y cualquiera puede acceder a ella, señala la doctora Ana ferrer, responsable del Servicio de Toxicología del Hospital Clínico de Zaragoza.
Desde el coma hasta la muerte
"La escopolamina es un alcaloide muy potente que tiene efectos taquirdizantes y que a grandes dosis puede provocar coma e incluso la muerte", informa esta especialista, quien advierte de los graves riesgos que comporta tomar esta sustancia involuntariamente o de forma intencionada, como droga alucinógena.
Su uso en medicina está muy restringido y se utiliza en dosis muy bajas. Históricamente, su uso ha estado vinculada a ritos de magia y brujería. Ahora se está utilizando por peligrosos delincuentes sin escrúpulos, por lo que constituye un serio peligro ante el que hay que tomar precauciones.