Sergio
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Hoy día parece que todo lo que comemos debe resultar agradable a la vista y ser sabroso. Los aditivos en los alimentos pueden convertir una mezcla inapetente de materias crudas en "queso", "sopa de gallina" o "ketchup". Pueden cambiar los colores y sabores naturales de una materia y darles uno nuevo totalmente distinto.
Las estadísticas indican que, por ejemplo, un inglés ingiere todos los años entre 5 y 7 kilos de aditivos químicos, cantidad equivalente a tragarse 20 pastillas diarias del tamaño de una aspirina.
Con la letra "E" seguida de un determinado número se hace referencia, en los productos de consumo humano, a los mencionados aditivos. La "E" significa que la sustancia en cuestión ha sido autorizada en los países de la UE, mientras que el número que aparece a continuación sirve para clasificar los distintos tipos de sustancias químicas, de la siguiente manera:
Algunos alimentos contienen aditivos sin la "E", lo cual significa que no se corresponden con las determinaciones de la Unión Europea. Uno de esos números que comience con 6 es un POTENCIADOR DEL SABOR. No hay cifras que comiencen por 7 u 8. Los números que empiezan por 9 indican ESMALTES Y LACAS; El 925 es el cloro, que se utiliza en pequeñas cantidades para blanquear la harina.
Hay que aclarar que no todos los aditivos de los alimentos son malos para la salud; por ejemplo el E-300 es la vitamina C, y el E-322 la lecitina, que impide que se deposite la grasa y es muy nutritiva. Pero la mayoría son innecesarios y muchos, incluso, perjudiciales. Es el caso del E-102 (tartracina, que proporciona un color anaranjado). Puede provocar alergias y lleva a los niños a una hiperactividad.
El E-425 puede causar asfixia; El E-123 (amaranto) ha provocado tumores en experimentos con ratas; El 621 (glutamato monosódico, que potencia el sabor y ablanda la carne) causa en algunas personas mareos, golpes de calor, y dolor de cabeza.
Es difícil saber qué números E puede soportar cada un@ y cuáles no. Lo mejor es sustituir en la medida de lo posible los alimentos preparados por alimentos frescos (por ejemplo los dulces y bollos por una buena pieza de fruta o un puñado de frutos secos; los refrescos artificiales por zumos, etc.). Cada vez que compres un producto, fíjate bien en los ingredientes que contiene, muchas veces la cantidad de sustancias artificiales añadidas a un mismo tipo de alimento va en función de la marca: decántate por aquella que ofrezca un producto más natural. Cualquier idea encaminada a reducir la química que penetra en nuestro organismo es buena, y tu cuerpo te lo agradecerá.
Las estadísticas indican que, por ejemplo, un inglés ingiere todos los años entre 5 y 7 kilos de aditivos químicos, cantidad equivalente a tragarse 20 pastillas diarias del tamaño de una aspirina.
Con la letra "E" seguida de un determinado número se hace referencia, en los productos de consumo humano, a los mencionados aditivos. La "E" significa que la sustancia en cuestión ha sido autorizada en los países de la UE, mientras que el número que aparece a continuación sirve para clasificar los distintos tipos de sustancias químicas, de la siguiente manera:
E-1·· = COLORANTES
E-2·· = CONSERVANTES
E-3·· = ANTIOXIDANTES Y COLORANTES
E-4·· = ESTABILIZANTES Y EDULCORANTES
E-5·· = ÁCIDOS Y LEJÍAS
Algunos alimentos contienen aditivos sin la "E", lo cual significa que no se corresponden con las determinaciones de la Unión Europea. Uno de esos números que comience con 6 es un POTENCIADOR DEL SABOR. No hay cifras que comiencen por 7 u 8. Los números que empiezan por 9 indican ESMALTES Y LACAS; El 925 es el cloro, que se utiliza en pequeñas cantidades para blanquear la harina.
Hay que aclarar que no todos los aditivos de los alimentos son malos para la salud; por ejemplo el E-300 es la vitamina C, y el E-322 la lecitina, que impide que se deposite la grasa y es muy nutritiva. Pero la mayoría son innecesarios y muchos, incluso, perjudiciales. Es el caso del E-102 (tartracina, que proporciona un color anaranjado). Puede provocar alergias y lleva a los niños a una hiperactividad.
El E-425 puede causar asfixia; El E-123 (amaranto) ha provocado tumores en experimentos con ratas; El 621 (glutamato monosódico, que potencia el sabor y ablanda la carne) causa en algunas personas mareos, golpes de calor, y dolor de cabeza.
Es difícil saber qué números E puede soportar cada un@ y cuáles no. Lo mejor es sustituir en la medida de lo posible los alimentos preparados por alimentos frescos (por ejemplo los dulces y bollos por una buena pieza de fruta o un puñado de frutos secos; los refrescos artificiales por zumos, etc.). Cada vez que compres un producto, fíjate bien en los ingredientes que contiene, muchas veces la cantidad de sustancias artificiales añadidas a un mismo tipo de alimento va en función de la marca: decántate por aquella que ofrezca un producto más natural. Cualquier idea encaminada a reducir la química que penetra en nuestro organismo es buena, y tu cuerpo te lo agradecerá.