Michael ennegrece de furia
El 'rey del pop' se enzarza en una polémica con la multinacional Sony, a la que acusa de racismo
JULIO A. PARRADO. Corresponsal
NUEVA YORK.- Antes que sucumbir a una derrota, el amarfilado Michael Jackson desnuda su corazón de ébano. «Se cuál es mi raza.Sólo tengo que mirar en el espejo. Se que soy negro», afirmó el martes, en medio del júbilo afrocéntrico del Harlem neoyorquino.
La declaración racial era la última andanada del rey del pop en una batalla sin cuartel contra Tommy Mottola, patriarca de Sony Music. Según Michael, un tipo «mezquino, racista y muy, muy, muy diabólico». Michael ha salido de su burbuja californiana y se ha lanzado a cara descubierta a las calles de Nueva York a gestar una alianza negra contra el hombre blanco de Sony.
Con el apoyo del irreverente reverendo Al Sharpton, incendiario líder afroamericano donde los haya, la ha emprendido contra sus jefes por haberle dejado caer en un pozo oscuro. Su reciente Invencible ha sido un fiasco para sus expectativas. Siete millones de copias, pese a los 55 millones gastados en su grabación y promoción.
El raro Michael, como le apoda la prensa de EEUU tras su reciclaje quirúrgico, se escuda en la campaña de los músicos contra los abusos y los contratos blindados de las discográficas, en la que los artistas negros salen los peor parados. Hasta utiliza la sagrada fecha del 11-S en sus ataques. «Sony no ha hecho nada», dice, «por sacar al mercado el disco benéfico en el que participaba también Mariah Carey», (ex de Mottola y redescubierta para la causa de la raza negra por Jackson).
Michael se declara víctima de una conspiración racial. Pero su campaña no ha encontrado el eco deseado. La prensa especializada -la negra también- denuncia su oportunismo camaleónico y describe sus apariciones públicas como esperpénticas.
«La causa es buena, pero sus motivos no lo son. Ahora juega la carta racial, cuando se ha pasado toda la vida tratando de parecer una mujer blanca», se reía ayer un comentarista (negro) de Rolling Stone. A sus 43 años, aquel chico que convirtió en oro la industria discográfica con su Thriller tan sólo produce pardo carbón.
Mottola no se ha cruzado de brazos. Desde los tabloides, Sony ha emprendido una campaña de descrédito. Michael se ha buscado los problemas él solito, venía a decir el martes un anónimo alto ejecutivo de la multinacional. «Comenzando con sus problemas de pederastia».
El arreglo extrajudicial (hasta 30 millones de euros en la denuncia de pedofilia, el extraño matrimonio con Lisa Marie Presley, la madre de alquiler de sus hijos... Todas las rarezas de Michael vuelven a aparecer, negro sobre blanco, en la prensa como recordatorio.
Sus antiguos managers, DiLeo y Sandy Gallin, le dan la espalda.«Trabaja en solitario. Desde hace 12 años toma sus propias decisiones», explican.
El grito de Jackson puede ocultar una historia de emancipación.Michael quería romper con Sony, que le obligaba a culminar cuatro álbumes. Habían llegado a un preacuerdo para que finalmente fuesen dos, pero el cantante quería incluir los derechos de varios centenares de canciones, que vendió a Sony. Mottola no estaba dispuesto y le reclamó una deuda de 200 millones de euros. En ese momento, certificó su condena a la categoría de negrero.