La sección MasDeco del diario La Tercera, publica hoy un artículo en el que cuatro anticuarios hablan sobre las mejores piezas que han tenido en sus tiendas. En este extracto hablan de MJ:
(...) Cerca de estas fechas, pero en 1993, los hermanos Alan y Michel Nagel estaban a cargo del negocio familiar mientras su padre estaba de viaje y recibieron una llamada inusual. Un importante cliente quería que abrieran la tienda-galería el sábado pasado el mediodía solo para él.
-¿Cuánto vale esto? -preguntó el cliente directamente a Alan, apuntando una miniatura pintada sobre marfil, con marco de oro decorado con perlas y brillante. Su voz no era tan aguda como se caricaturizaba.
-10 mil dólares -respondió Alan.
-¡Qué caro! -dijo el cliente.
-¿A ti te parece caro?
-Sí.
-Entonces te lo regalo.
Durante el resto de las tres horas que pasó ahí, Michael Jackson no volvió a preguntar por un precio. Solo apuntaba los objetos diciendo “lo llevo”.
“Dentro de las cosas que se llevó estaba este mueble francés del siglo XIX, firmado. Una biblioteca enorme, estilo Luis XV, con mucho movimiento, broncería dorada a fuego por todo el rededor, maderas frutosas tipo palisandro y todo el interior en caoba. Los franceses tienen una fama bien ganada por hacer muebles palaciegos, así como los ingleses son más funcionales. Este era un mueble tremendamente ostentoso. Medía cuatro o cinco metros de largo por dos y tanto de alto. Realmente espectacular”, recuerda Alan.
No dirá que precio le dio -sí que en buenas condiciones, hoy el mueble podría alcanzar entre un millón y medio y dos millones de dólares en Sotheby’s o Christie’s-, pero Jackson quedó muy agradecido. Tanto que no solo lo invitó a comer ese mismo día: le reservó una de las 30 sillas en la terraza junto a la torre de iluminación y sonido, a pocos metros del escenario, para su único concierto en Chile.
“Yo justo tenía entrada para el día anterior al concierto que canceló”, se ríe Alan.
[latercera.com]
(...) Cerca de estas fechas, pero en 1993, los hermanos Alan y Michel Nagel estaban a cargo del negocio familiar mientras su padre estaba de viaje y recibieron una llamada inusual. Un importante cliente quería que abrieran la tienda-galería el sábado pasado el mediodía solo para él.
-¿Cuánto vale esto? -preguntó el cliente directamente a Alan, apuntando una miniatura pintada sobre marfil, con marco de oro decorado con perlas y brillante. Su voz no era tan aguda como se caricaturizaba.
-10 mil dólares -respondió Alan.
-¡Qué caro! -dijo el cliente.
-¿A ti te parece caro?
-Sí.
-Entonces te lo regalo.
Durante el resto de las tres horas que pasó ahí, Michael Jackson no volvió a preguntar por un precio. Solo apuntaba los objetos diciendo “lo llevo”.
“Dentro de las cosas que se llevó estaba este mueble francés del siglo XIX, firmado. Una biblioteca enorme, estilo Luis XV, con mucho movimiento, broncería dorada a fuego por todo el rededor, maderas frutosas tipo palisandro y todo el interior en caoba. Los franceses tienen una fama bien ganada por hacer muebles palaciegos, así como los ingleses son más funcionales. Este era un mueble tremendamente ostentoso. Medía cuatro o cinco metros de largo por dos y tanto de alto. Realmente espectacular”, recuerda Alan.
No dirá que precio le dio -sí que en buenas condiciones, hoy el mueble podría alcanzar entre un millón y medio y dos millones de dólares en Sotheby’s o Christie’s-, pero Jackson quedó muy agradecido. Tanto que no solo lo invitó a comer ese mismo día: le reservó una de las 30 sillas en la terraza junto a la torre de iluminación y sonido, a pocos metros del escenario, para su único concierto en Chile.
“Yo justo tenía entrada para el día anterior al concierto que canceló”, se ríe Alan.
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