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INFORMATIVOSTELECINCO.COM
26 de Abril de 2005
Han pasado cuatro años desde que cayó en Afganistán el régimen talibán pero hay cosas que parece que no han cambiado mucho. El pasado fin de semana ha muerto lapidada una mujer, Amina, de 29 años que había sido encontrada culpable de adulterio por un tribunal islamista. Su marido, que llevaba cinco años ausente de casa, tiró la primera piedra. A su amante le dieron 100 latigazos.
Afganistán ya tiene constitución en la que se reconoce la igualdad de derechos entre mujeres y hombres pero en la que se pasa de puntillas sobre la pena de muerte. En ausencia de una legislación tajante, los jefes religiosos locales siguen tomando decisiones a sus anchas.
De ellos ha sido víctima Amina. La sentencia se conoció a finales de la pasada semana. La anunció un mulá, un líder religioso, de la zona de Feizabad, situada a más de 300 kms. al norte de Kabul. Amina fue apedreada el fin de semana.
El pecado que mereció la pena de muerte para esta mujer de 29 años fue el adulterio. Amina mantenía relaciones sexuales con un vecino. Su marido llevaba cinco años ausente de su casa y lo descubrió a su vuelta. El amante recibió 100 latigazos.
La decisión del tribunal religioso fue aplaudida por el marido de Amina que les ayudó a sacarla de casa y que fue quien tiró contra ella la primera piedra.
Un jefe de la policía local ha anunciado que investigarán los hechos porque estas decisiones corresponden a los tribunales religiosos y no a los locales.
El problema de Afganistán es que no existe sistema judicial. En muchos lugares faltan policías y abogados. La situación para las mujeres, el 60% de los 28 millones de afganos, ha mejorado mucho en Kabul pero sigue no en las zonas rurales donde los hombres siguen detentando todo el poder en todos los ámbitos.
La ley islámica considera el adulterio un delito que puede ser castigado en el caso de las mujeres con la lapidación.
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Sin comentarios :sacabo:
26 de Abril de 2005
Han pasado cuatro años desde que cayó en Afganistán el régimen talibán pero hay cosas que parece que no han cambiado mucho. El pasado fin de semana ha muerto lapidada una mujer, Amina, de 29 años que había sido encontrada culpable de adulterio por un tribunal islamista. Su marido, que llevaba cinco años ausente de casa, tiró la primera piedra. A su amante le dieron 100 latigazos.
Afganistán ya tiene constitución en la que se reconoce la igualdad de derechos entre mujeres y hombres pero en la que se pasa de puntillas sobre la pena de muerte. En ausencia de una legislación tajante, los jefes religiosos locales siguen tomando decisiones a sus anchas.
De ellos ha sido víctima Amina. La sentencia se conoció a finales de la pasada semana. La anunció un mulá, un líder religioso, de la zona de Feizabad, situada a más de 300 kms. al norte de Kabul. Amina fue apedreada el fin de semana.
El pecado que mereció la pena de muerte para esta mujer de 29 años fue el adulterio. Amina mantenía relaciones sexuales con un vecino. Su marido llevaba cinco años ausente de su casa y lo descubrió a su vuelta. El amante recibió 100 latigazos.
La decisión del tribunal religioso fue aplaudida por el marido de Amina que les ayudó a sacarla de casa y que fue quien tiró contra ella la primera piedra.
Un jefe de la policía local ha anunciado que investigarán los hechos porque estas decisiones corresponden a los tribunales religiosos y no a los locales.
El problema de Afganistán es que no existe sistema judicial. En muchos lugares faltan policías y abogados. La situación para las mujeres, el 60% de los 28 millones de afganos, ha mejorado mucho en Kabul pero sigue no en las zonas rurales donde los hombres siguen detentando todo el poder en todos los ámbitos.
La ley islámica considera el adulterio un delito que puede ser castigado en el caso de las mujeres con la lapidación.
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