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No Existen Homosexuales
por João pereira
No conozco homosexuales. Amigos míos dicen que existen. Otros dicen que lo son. Yo doy vueltas con la cabeza e investigo: dos ojos, dos manos, dos piernas. Un ser humano como cualquier otro. Pero se duda que pertenezacan a la única clase que interesa, el humano. Y hablan del “homosexual” como algunos niños dicen de hadas o de duendes. ¿Pero los homosexuales existen?
La duda debe ser atribuida a un insospecho en la materia. Digo de Gore Vidal, que robó el concepto a otro, Tennessee Williams: “homosexual” es adjetivo, no sustantivo. Convengo, yo suscribo. El “homosexual” no existe. Los actos homosexuales existen. Y actos heterosexuales. Yo mismo confieso, soy culpable de practicar los segundos (menos de lo qué quisiera, es cierto). Y parte de la humanidad practica los primeros. Pero creer que un adjetivo se convierte en sustantivo, es una forma de moralismo errada. Es elevar el sexo a la condición identitária.
Soy como ser humano lo qué hago en mi cama. ¿Aberrante, no? Tener orgullo de la sexualidad es como tener orgullo del color de la piel. Ilógico. Si la orientación sexual es un hecho tan natural como la pigmentación dermatológica, no hay nada de que tener orgullo. Podemos sentir el orgullo de la carrera que construíamos, del libro que escribimos, de la música que compusimos. El orgullo estima mérito. Y el mérito estima la opción. En la sexualidad, no tiene opción.
Infelizmente, al mundo no le conviene. Los homosexuales existen y más, existe una forma de vida gay con su literatura, su arte, su cine. El festival de Venecia, por ejemplo, se propone instituir un premio Queer para la pelicula gay de la competición. No es caso único. Berlim ya tiene un prémio semejante hace dos décadas. El Teddy Award.
Mirando la historia del arte occidental, es posible divisar obras que versaran sobre el amor entre personas del mismo sexo. El arte greco-Latino aparece dominado por esta pulsasión homoerótica. pero sólo un analfabeto habla del "arte greco- gay" o "arte romano-gay". No dudo de que el emperador Adriano se sentiría abismado si las estatuas de Antínoo, que mandó esparcir por Roma, fuesen clasificadas como ejemplares de “estatuaria gay”. El arte no tiene género, Tiene talento o carece de él.
Definir una obra de arte por la orientación sexual de sus personajes es sólo un caso de filistinismo cultural. Es encerrar un cuadro, un libro o una película en el ghetto ideológico. Es transformar un hecho natural en materia de exclusión.
Yo, si fuese “homosexual”, sentiría cierta ofensa si redujeran mi personalidad a la inclinación (simbólica) de mi pene. Pero prometo preguntar a un "homosexual" verdadero lo que él piensa sobre lo asunto, en caso de que yo consiga encontrar uno en el planeta Tierra.
* Texto un tanto polémico e interesante que fue publicado en un periódico brasileño
** disculpas por los errores de traducción
por João pereira
No conozco homosexuales. Amigos míos dicen que existen. Otros dicen que lo son. Yo doy vueltas con la cabeza e investigo: dos ojos, dos manos, dos piernas. Un ser humano como cualquier otro. Pero se duda que pertenezacan a la única clase que interesa, el humano. Y hablan del “homosexual” como algunos niños dicen de hadas o de duendes. ¿Pero los homosexuales existen?
La duda debe ser atribuida a un insospecho en la materia. Digo de Gore Vidal, que robó el concepto a otro, Tennessee Williams: “homosexual” es adjetivo, no sustantivo. Convengo, yo suscribo. El “homosexual” no existe. Los actos homosexuales existen. Y actos heterosexuales. Yo mismo confieso, soy culpable de practicar los segundos (menos de lo qué quisiera, es cierto). Y parte de la humanidad practica los primeros. Pero creer que un adjetivo se convierte en sustantivo, es una forma de moralismo errada. Es elevar el sexo a la condición identitária.
Soy como ser humano lo qué hago en mi cama. ¿Aberrante, no? Tener orgullo de la sexualidad es como tener orgullo del color de la piel. Ilógico. Si la orientación sexual es un hecho tan natural como la pigmentación dermatológica, no hay nada de que tener orgullo. Podemos sentir el orgullo de la carrera que construíamos, del libro que escribimos, de la música que compusimos. El orgullo estima mérito. Y el mérito estima la opción. En la sexualidad, no tiene opción.
Infelizmente, al mundo no le conviene. Los homosexuales existen y más, existe una forma de vida gay con su literatura, su arte, su cine. El festival de Venecia, por ejemplo, se propone instituir un premio Queer para la pelicula gay de la competición. No es caso único. Berlim ya tiene un prémio semejante hace dos décadas. El Teddy Award.
Mirando la historia del arte occidental, es posible divisar obras que versaran sobre el amor entre personas del mismo sexo. El arte greco-Latino aparece dominado por esta pulsasión homoerótica. pero sólo un analfabeto habla del "arte greco- gay" o "arte romano-gay". No dudo de que el emperador Adriano se sentiría abismado si las estatuas de Antínoo, que mandó esparcir por Roma, fuesen clasificadas como ejemplares de “estatuaria gay”. El arte no tiene género, Tiene talento o carece de él.
Definir una obra de arte por la orientación sexual de sus personajes es sólo un caso de filistinismo cultural. Es encerrar un cuadro, un libro o una película en el ghetto ideológico. Es transformar un hecho natural en materia de exclusión.
Yo, si fuese “homosexual”, sentiría cierta ofensa si redujeran mi personalidad a la inclinación (simbólica) de mi pene. Pero prometo preguntar a un "homosexual" verdadero lo que él piensa sobre lo asunto, en caso de que yo consiga encontrar uno en el planeta Tierra.
* Texto un tanto polémico e interesante que fue publicado en un periódico brasileño
** disculpas por los errores de traducción