40 años de «Off the Wall»: los secretos de la metamorfosis de Michael Jackson
El 10 de agosto de 1979 se publicó su quinto álbum en solitario, el primero de su nueva etapa como superestrella mundial
Nacho Serrano@Revista_HRB
En 1979, Michael Jackson era ya un artista de éxito y renombre. Había alcanzado una enorme popularidad con los Jacksons 5, y también había emprendido ya su carrera en solitario, con cuatro discos que se vendieron como churros en Estados Unidos, «Got to Be There» (1972), «Ben» (1972), «Music and Me» (1973) y «Forever, Michael» (1975). Pero la gran explosión de Jacko como superestrella planetaria se produjo con su quinto álbum solista, «Off the Wall», el primero tras una gran metamorfosis que lo llevó hasta lo más alto del Olimpo de la música moderna. El secreto del éxito de esa transformación vino desde varios frentes, que se fundieron en una gran apuesta renovadora que lo cambió todo en la industria del pop.
Michael, con el equipo de Epic Records en 1980 - ABC
Adiós a Motown y contrato con Epic
Pertenecer a la discográfica Tamla/Motown había sido todo un sueño para Michael Jackson, que pudo compartir horas de estudio con sus héroes de la música Smokey Robinson, The Tempations o Diana Ross. Pero con los años se dio cuenta de que si no abandonaba el sello, jamás tendría libertad creativa. Su presidente, Berry Gordy, no quería que se saliese del estilo que lo había hecho famoso con los Jackson 5, y abortó los intentos de innovación sonora propuestos por Michael. Así que él y sus hermanos decidieron abandonar el nido de Motown y fichar con Epic Records, con la que sacaron tres discos en tres años: «The Jacksons» en 1976, «Goin' Places» en 1977 y «Destiny» en 1978. Fue ese mismo año cuando «Jacko» cortó definitivamente el cordón umbilical, y se puso manos a la obra para emprender la transformación que lo convertiría en la mayor estrella de la historia del pop. El cambio de compañía, sin embargo, tuvo su lado traumático. Jermaine Jackson era novio de la hija de Berry Gordy, y éste, a modo de chantaje emocional, organizó rápidamente la boda entre ambos para que el grupo no se fuera. La treta no funcionó pero dividió a la familia, ya que los Jacksons se marcharon, dejando atrás a Jermaine, que se quedó como solista en Motown. Eso sí, para evitar problemas legales tuvieron que dejar de llamarse The Jackson Five y rebautizarse como The Jacksons.
Jackson y Jones, en 1979
Quincy Jones
También en 1978, Michael Jackson viviría una de las experiencias más importantes de su vida: el rodaje de la película «El mago», nueva versión del musical «El mago de Oz» realizada por actores afroamericanos (estuvo dirigida por Sidney Lumet y coprotagonizada por Diana Ross, Nipsey Russell y Ted Ross), y en la que él interpretaba a El Espantapájaros. El filme fue un enorme fiasco comercial, pero allí, Michael entabló amistad con Quincy Jones, el arreglista de la música de la película, a quien había conocido en la casa de Sammy Davis Jr. cuando tenía 12 años. Tras el rodaje de «El mago», Michael eligió a Jones como productor de su nuevo disco en solitario, y juntos desarrollaron el nuevo estilo musical que marcaría su trayectoria a lo largo de toda la década de los ochenta.
Michael, bailando en Studio 54 en 1979 - ABC
Las noches en Studio 54
Studio 54, la legendaria discoteca que abrió en 1977 en la Calle 54 Oeste en Manhattan (a la inauguración asistió Donald Trump y su esposa Ivana, por cierto), era el «place to be» de la farándula musiquera neoyorquina cuando se comenzó a gestar «Off the Wall». Allí, Michael entró en contacto con las vanguardias de la música disco y con los primeros hits de proto-hip-hop que empezaban a sonar en la ciudad. DJs como Walter Gibbons, David Mancuso, Mike Pace, John Benítez, Richie Kaczar, Ian Levine, Preston Powell o Francis Grasso le abrieron los oídos y la mente, y le animaron a crear nuevos pasos de baile sobre una pista que siempre estaba llena de famosos como Liza Minelli, Yves Saint Laurent, Diana Ross, Andy Warhol, Jack Nicholson, John Travolta, Mick Jagger, Grace Jones, Donna Summer, Alice Cooper, Farrah Fawcett, Al Pacino, Elizabeth Taylor, Zsa Zsa Gabor o Bette Davis.
Colaboradores de lujo
En la transformación artística desencadenada por «Off the Wall» también influyeron las colaboraciones, que fueron de auténtico lujo. Rod Temperton escribió «Rock with You», que alcanzó el número uno en Estados Unidos, y el tema que dio título al disco, «Off the Wall» (en 1982 volvería a trabajar en «Thriller»). Stevie Wonder participó componiendo «I Can't Help It», y Paul McCartney le regaló «Girlfriend», una canción que había escrito expresamente para Michael, pero que finalmente había utilizado con su banda Wings, en el álbum «London Town» de 1978. A Quincy Jones no le importó que ya estuviera publicada y le propuso a Michael incluirla como versión. El ex Beatle volvería a trabajar con «Jacko» en la inolvidable «The Girl Is Mine» de «Thriller» y en dos temas de McCartney, «Say Say Say» y «The Man», pero acabarían enfrentados tras la compra del catálogo de los Beatles por parte de Jackson.
Nueva imagen
La transformación de Michael Jackson también se reflejó, evidentemente, en su imagen. El disco «Off the Wall» tuvo tres videoclips: el de «She's Out of My Life» fue una suerte de transición entre el viejo y el nuevo Michael, pero los de «Don't Stop 'Til You Get Enough» y «Rock with You» mostraron una revolución estética que miraba hacia el futuro sin complejos. El Rey del Pop había nacido.
[ABC]
“Don’t Stop ‘Til You Get Enough”: el primer paso de Michael Jackson fuera de la muralla
Obsesionado por conseguir el éxito en solitario, en 1979 el futuro "Rey del pop" se asoció con un productor talentoso: Quincy Jones. Ambos se conocieron durante el rodaje de una película, pero no tardaron en comenzar a trabajar en Off the Wall, un disco que consiguió millonarias ventas y marcó el primer paso para la locura que vendría después con Thriller.
Una y otra vez volvía a mirar la letra, pero no se convencía. Michael Jackson estaba escribiendo sus primeras canciones y todavía no se sentía seguro de su valía como autor. La idea era trabajar en su primer álbum en solitario, lejos de aquellos días en que cantaba junto a sus hermanos, en los Jackson 5. Enredados asuntos de negocios con la disquera Motown, y las ganas de explorar en su propio universo creativo habían preciptado el final del grupo. “Don’t Stop ‘Til You Get Enough” inauguraría su nueva era.
En 1978, el futuro “Rey del pop” no era más que un promisorio delfín que solo tenía un leonino contrato con Epic. Si bien, seis años antes había conseguido el éxito con su canción “Ben”, en esos días todo lo que produjera salía bajo la marca del grupo familiar, en que también cantaban Marlon, Jackie, Randy y Tito. No le bastaba. Él aspiraba a lograr fama por su cuenta. “Su ambición es producir una nueva grabación en solitario, preferiblemente con la supervisión de un mentor digno de su talla”, detalla el escritor y ensayista francés Daniel Ichbiah en su libro Michael Jackson; ¿Blanco o Negro? (2019, Babelcube Inc).
Será en el set de la película The Wiz, una versión de El Mago de Oz, en la que “Jacko” interpretó al espantapájaros, donde todo comenzó. Entre extenuantes jornadas en que compartió con la estrella Diana Ross -a quien llama “mama”- y además deslumbró -y enfadó- a los bailarines por su descomunal habilidad para sacar pasos de baile en menos tiempo del que toma pronunciar la palabra “talento”, Michael conoció al sujeto que le ayudará a llevar adelante su sueño.
“Durante una escena él debía pronunciar el nombre de Sócrates, pero se lo había aprendido mal, de repente un hombre se le acerca para recordárselo con mucha discreción”, relata Ichbiah ¿su nombre? Quincy Jones. Era un trompetista y arreglista de largo recorrido en el mundo del jazz. Él estaba en el plató porque compuso la música para la película. Pronto hicieron buenas migas y no pasó mucho tiempo hasta que decidieron trabajar juntos. Pese a la reticencia del sello, Jackson no dudaba: era el hombre que debía producir su primer álbum. “Le dije a Michael: ‘No te preocupes, me encanta cuando no confían en nuestras capacidades, soy el mejor’. Finalmente resultó ser cierto”, cuenta el músico en el texto citado.
Jones no perdió el tiempo. Decidido a que el disco fuera un éxito, convocó a los mejores sesionistas que pudo pagar. Aún así, el elenco era estelar: entre otros, figuraban los guitarristas Marlo Henderson y Larry Carlton -quien años después tocará en Clics Modernos, de Charly García-, el pianista George Duke -en cuyo currículum hay colaboraciones con gigantes como Miles Davis- y el percusionista Paulinho da Costa. A cargo de las perillas, eligió a Bruce Swedien, un ingeniero en sonido de dilatada trayectoria cuya firma sonora se podía escuchar en antiguos hits de artistas como The Chi-Lites, Tyrone Davis and Jackie Wilson. La señal era clara: querían calidad.
Pero faltaba lo más importante. Productor y cantante se concentraron en elegir el material para el disco. En ese momento fue cuando el de Indiana dudó. Pensó que su canción no era lo suficientemente buena. Pero al trompetista le encantó. Comenzaron a trabajarla junto al resto de temas que habían seleccionado, entre estos la sensacional “I Can’t Help It”, compuesta por Stevie Wonder y “Girlfriend”, escrita por un músico que años más tarde tendrá una relación ambivalente con “Jacko”: Paul McCartney.
“Escribí una voz muy alta que yo mismo no podría cantar, por lo tanto los instrumentos reemplazaron el canto”, cuenta Michael según refiere Ichbiah. A la sesión concurrieron sus hermanos Randy y Janet. Como insistieron en participar en la grabación, les pasaron unas baquetas y, gracias a su fino sentido del ritmo, tocaron botellas de gaseosa vacía. Swedien los grabó con viejos micrófonos de cinta. Se les puede oir con más claridad en el comienzo de cada estrofa.
Una victoria difícil
El 28 de julio de 1979 el single “Don’t Stop ‘Til You Get Enough” salió a la venta con “I Can’t Help It” en la cara B. Muy lentamente comenzó a subir en los charts, lo que exasperó a Jackson, quien estaba ansioso por dar el golpe de inmediato. Hasta que por fin el 13 octubre llegó al primer lugar, aunque solo se quedó allí por una semana. Pero bastó para posicionar al artista y apuntalar el éxito del álbum Off the Wall, en cuya portada Michael aparece con traje negro y humita, como una suerte de crooner R&B. Cinco millones de copias se vendieron en EE.UU., en tiempos que la música disco dominaba las listas. De paso lo consolidó como el artista negro más vendedor hasta entonces.
“Esta victoria con el disco le trae una nueva noticia y le facilita una plena emancipación”, explica Ichbiah. “El 29 de agosto, en la ocasión de su celebración por su cumpleaños número 21 en el Estudio 54 de New York, él le dice a su padre Joe que no le renovará más el contrato como manager”, detallan en el volumen mencionado. Otros tres sencillos del Lp entrarán en el Top 10. Todo parecía marchar bien. O casi.
Con tales antecedentes, Michael esperaba arrasar en los Grammys de 1980. Pero todo salió mal. “Es el cantante Billy Joel quien recibe la recompensa como mejor álbum del año con 52nd Street mientras que los Hermanos Doobie se alzan con la canción del año (‘What a fool believes’). Billy Joel y los Hermanos Doobie reciben otros premios, compartiendo el podium con estrellas como Ricky Lee Jones, Bob Dylan, Donna Summer, The Eagles, Paul McCartney, etc”, detalla Ichbiah. Jackson solo obtuvo un galardón considerado menor: Mejor Interpretación Masculina en R&B. También fue nominado a la categoría de Mejor Canción Disco pero perdió ante una composición legendaria: “I Will Survive” de Gloria Gaynor. Peor aún, en las revistas apenas lo mencionaron.
Indignado, humillado y frustrado, Jackson se desahogó con uno de los altos ejecutivos de la disquera, Walter Yetnikoff. Al teléfono, le comentó que no entendía. Que a los sencillos les había ido bien y que merecía no menos de cuatro estatuillas. El hombre de la compañía le replicó que no se preocupara, que al menos debía estar contento de haber conseguido una. “Muchos lo intentan durante años y tú ya la tienes”, le dijo. Pero “Jacko” lo interrumpió y lanzó el desafío: “¡Mi próximo disco ganará todos los Grammy existentes!”.
[La Tercera]
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