Mariana
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EN ARGENTINA:
La Plata: para hacerse un piercing, los chicos de 18 años deben autorizarlos sus padres
<H3 class=nh3>El permiso tendrá que certificarlo un escribano público. Los encargados de los locales especializados deberán hacer un curso sobre enfermería. La ordenanza estaría plenamente vigente en un mes. </H3>
Fabián Debesa. LA PLATA.
De a poco, la legislación comienza a sintonizar los acordes de las costumbres juveniles que, en algunos casos, también representan riesgos para la salud. El Concejo Deliberante de La Plata aprobó ayer una ordenanza que reglamenta el funcionamiento de los locales dedicados a colocar aros, dijes y adornos en el cuerpo. Es la práctica conocida como "piercing" que tiene notoria aceptación entre los adolescentes.
La normativa tiene un aspecto central: establece que los menores de edad necesitarán una autorización de sus padres —con carácter de declaración jurada— antes de solicitar este tipo de implantes. Hace dos meses, la madre de un adolescente denunció a los responsables de un local porque su hijo llegó con un piercing en la boca (ver aparte).
Los mayores estarán eximidos de presentar esa documentación. No obstante, en todos los casos los clientes firman una conformidad por las posibles consecuencias de la intervención.
Los demás artículos de la flamante ordenanza constituyen un catálogo de exigencias para los responsables de los comercios dedicados a la colocación de instrumentos metálicos que perforan la piel y los cartílagos.
Estarán obligados a realizar un curso de tres meses donde recibirán nociones de enfermería y sanidad. Tendrán que usar materiales descartables, esterilizados y además, acondicionar un espacio azulejado para hacer la práctica.
La disposición municipal busca cubrir un bache legislativo: en la Provincia no existen leyes que fijen pautas para el funcionamiento de esta actividad.
Algunos proyectos presentados en los últimos años permanecen arrumbados en los despachos del Parlamento. Por eso, otras comunas también establecieron normas para la habilitación de estos comercios.
La moda de las aplicaciones metálicas en la dermis tiene un costo variable. "Es de acuerdo con la pieza que el cliente quiera colocarse. El precio mínimo es de 30 pesos. Pero hay anillos que valen más de 200 pesos", explicaron a Clarín en el local "Tatoo", ubicado en el subsuelo de la Galería San Martín de La Plata.
La intervención se presenta como "sencilla": se aplica un anestésico local, para concretar la perforación. Luego, se introduce el aro de platino y el paciente debe esperar entre 30 y 40 días para la cicatrización. A partir de ese momento, está listo para mostrar o exhibir la pieza de ornamentación. Para las autoridades sanitarias es una "microcirugía" y, por eso, requiere condiciones especiales de aplicación.
Los jóvenes se mantienen ajenos a las reglamentaciones y a los debates técnicos. "Me siento cómodo y me gusta. Por eso los tengo", argumentó Gonzalo G., un joven con "aritos" en la ceja derecha, el labio inferior y la nariz. "Los chicos se los aplican por una cuestión de pertenencia, porque otros los usan o para identificarse con sus amigos. Nadie lo considera un acto de autoagresión", respondió Paulo Gamarra, tatuador y experto en colocar piercings.
Desde el 15 de mayo pasado, en La Plata rige una norma que ordena la tarea de los Artistas del Tatuaje. Es la ordenanza 9913, que exige la realización de un curso de sanidad. "Es de una semana, lo dictan enfermeros y dermatólogos y enseña nociones básicas de asepsia y antisepsia", dijo a Clarín el secretario de Salud comunal, Sergio del Prette.
Allí, los tatuadores conocen las reacciones de la piel a los metales (que poseen las tintas), se refuerzan las características de la técnica y se advierte sobre los casos que requieren la derivación médica. "Se anotaron y fueron evaluados 20 personas, desde que entró en vigencia la normativa", aclaró Del Prette.
En poco más de un mes, el régimen votado por los concejales tendrá plena aplicación. Será el turno de los controles y las inspecciones. Porque el piercing y los tatoo también tienen mecanismos para perforar las reglas. Y en este oficio, la infracción es un ataque a la salud de la población.
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A mí me parece muy bien.
La Plata: para hacerse un piercing, los chicos de 18 años deben autorizarlos sus padres
<H3 class=nh3>El permiso tendrá que certificarlo un escribano público. Los encargados de los locales especializados deberán hacer un curso sobre enfermería. La ordenanza estaría plenamente vigente en un mes. </H3>
Fabián Debesa. LA PLATA.
De a poco, la legislación comienza a sintonizar los acordes de las costumbres juveniles que, en algunos casos, también representan riesgos para la salud. El Concejo Deliberante de La Plata aprobó ayer una ordenanza que reglamenta el funcionamiento de los locales dedicados a colocar aros, dijes y adornos en el cuerpo. Es la práctica conocida como "piercing" que tiene notoria aceptación entre los adolescentes.
La normativa tiene un aspecto central: establece que los menores de edad necesitarán una autorización de sus padres —con carácter de declaración jurada— antes de solicitar este tipo de implantes. Hace dos meses, la madre de un adolescente denunció a los responsables de un local porque su hijo llegó con un piercing en la boca (ver aparte).
Los mayores estarán eximidos de presentar esa documentación. No obstante, en todos los casos los clientes firman una conformidad por las posibles consecuencias de la intervención.
Los demás artículos de la flamante ordenanza constituyen un catálogo de exigencias para los responsables de los comercios dedicados a la colocación de instrumentos metálicos que perforan la piel y los cartílagos.
Estarán obligados a realizar un curso de tres meses donde recibirán nociones de enfermería y sanidad. Tendrán que usar materiales descartables, esterilizados y además, acondicionar un espacio azulejado para hacer la práctica.
La disposición municipal busca cubrir un bache legislativo: en la Provincia no existen leyes que fijen pautas para el funcionamiento de esta actividad.
Algunos proyectos presentados en los últimos años permanecen arrumbados en los despachos del Parlamento. Por eso, otras comunas también establecieron normas para la habilitación de estos comercios.
La moda de las aplicaciones metálicas en la dermis tiene un costo variable. "Es de acuerdo con la pieza que el cliente quiera colocarse. El precio mínimo es de 30 pesos. Pero hay anillos que valen más de 200 pesos", explicaron a Clarín en el local "Tatoo", ubicado en el subsuelo de la Galería San Martín de La Plata.
La intervención se presenta como "sencilla": se aplica un anestésico local, para concretar la perforación. Luego, se introduce el aro de platino y el paciente debe esperar entre 30 y 40 días para la cicatrización. A partir de ese momento, está listo para mostrar o exhibir la pieza de ornamentación. Para las autoridades sanitarias es una "microcirugía" y, por eso, requiere condiciones especiales de aplicación.
Los jóvenes se mantienen ajenos a las reglamentaciones y a los debates técnicos. "Me siento cómodo y me gusta. Por eso los tengo", argumentó Gonzalo G., un joven con "aritos" en la ceja derecha, el labio inferior y la nariz. "Los chicos se los aplican por una cuestión de pertenencia, porque otros los usan o para identificarse con sus amigos. Nadie lo considera un acto de autoagresión", respondió Paulo Gamarra, tatuador y experto en colocar piercings.
Desde el 15 de mayo pasado, en La Plata rige una norma que ordena la tarea de los Artistas del Tatuaje. Es la ordenanza 9913, que exige la realización de un curso de sanidad. "Es de una semana, lo dictan enfermeros y dermatólogos y enseña nociones básicas de asepsia y antisepsia", dijo a Clarín el secretario de Salud comunal, Sergio del Prette.
Allí, los tatuadores conocen las reacciones de la piel a los metales (que poseen las tintas), se refuerzan las características de la técnica y se advierte sobre los casos que requieren la derivación médica. "Se anotaron y fueron evaluados 20 personas, desde que entró en vigencia la normativa", aclaró Del Prette.
En poco más de un mes, el régimen votado por los concejales tendrá plena aplicación. Será el turno de los controles y las inspecciones. Porque el piercing y los tatoo también tienen mecanismos para perforar las reglas. Y en este oficio, la infracción es un ataque a la salud de la población.
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A mí me parece muy bien.
