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Jenna Jadin, bióloga especializada en cigarras, ha escrito 'Cigarra-licioso', un libro en el que recoge todas las formas posibles de cocinar estos insectos para incorporarlos a una dieta saludable.
Su campus, el de la Universidad estadounidense de Maryland, es un lugar perfecto para que estos nuevos gourmets 'cacen' cientos de cigarras.
Aunque parezca mentira, esta estudiante de 27 años que prepara su doctorado en biología evolucionaria se asustó la primera vez que vio una cigarra, hace 17 años. Asegura que aprendió "a querer a los bichos", aunque antes le aterrorizaban.
Pero ahora, parece que las cosas han cambiado: junto a otros 12 estudiantes formó los 'Cigarramaniacos' para resolver dudas sobre estos insectos, ofrecer conferencias en colegios y demostraciones culinarias.
Según asegura, las cigarras contienen tantas proteínas como la carne de ternera y un aporte de calorías y de energía tres veces superior.
No hay peligro: Jadin sólo conoce a una persona a la que le hayan sentado mal. "Era alérgico al marisco y tuvo que ser tratado en un hospital", cuenta.
En cuanto al gusto... "Sin demasiado sabor", admite. "Un poco como judías demasiado hechas, pero muy crujientes", asegura.
Antes de preparar las cigarras, recomienda hervirlas en agua durante unos cuatro minutos para "eliminar cualquier bacteria".
Otro consejo: las mejores son las cigarras jóvenes hembras.
"Si alguna vez has comido una langosta, bogavante o cangrejo, entonces ya te has comido a un artrópodo, del que los insectos son parte", dice dirigiéndose a los escrupulosos
