PLEASE NO PONGAN MAS ESA FOTO! creo que no podré dormir tranquilo, la primera vez que la vi me dio un miedo atroz, y a mi mamá y hermana también... y cada vez que andamos por un pasillo nos acordamos de esa foto!!
Oigan!! Les quiero contar algo... les pegaré un reportaje que salíó hace unos días en una página de un periódico nacional:
Estupor existe en Chillán tras las supuestas revelaciones hechas por un recién nacido. “Las guaguas no hablan”, rebaten, científicamente, desde el Hospital Regional de esa ciudad.
El relato, acaso adornado con neblinas de utilería al mejor estilo “Mea Culpa”, habría ocurrido en el Hospital Regional Herminda Martín de la ciudad de Chillán, a mediados de febrero de este año. Según la escabrosa leyenda, todo sucedió de noche e incluso hay algunos que aseguran y describen una lluvia como nunca se había visto por la Octava Región.
La embarazada no tenía nombre (para quienes vieron “La Profecía”, las madres de engendros o anticristos siempre son anónimas) y fue el parto más complicado de todos los que se recuerden en el Hospital Herminda Martín, así bautizado en honor a una filántropa chillaneja casada con un señor de apellido Muñoz Muñoz, y que para desgracia suya y beneplácito de la comunidad, no tuvo herederos a los cuales dejarles su tremenda fortuna.
El parto, como decíamos, fue muy complicado y la secreción de sangre y fluidos por parte de la madre superó todo lo esperado. Sin embargo, la pequeña y bendita criatura no fue consuelo alguno: un solo grito de la matrona a cargo alertó a sus compañeras de que el niño no tenía nada de normal. “Efectivamente era una guagua-monstruo”, acusa uno de los anónimos juglares que se preocupó de repartir el cuento por todo Chillán y alrededores.
Angustiada ante tamaño fenómeno, la matrona receptora -cuya identidad nunca fue revelada por estricta orden institucional- sólo atinó a reproducir lo primero que se le vino a la mente: “¡Cresta la guagua pa’ fea!”, se le escuchó entre ininterrumpidos sollozos de desolación.
La madre, dice el vecino de un testigo, no atinó a responder ya que el parto la había dejado completamente groggy. Sin embargo, tal afrenta fue vengada nada menos que por el propio y pequeño aludido. Volteando su cabeza -algunas versiones hablan de un giro de casi 180 grados- la guagua sacó un vozarrón y díjole a la anonadada partera: “Esto no es nada. ¡Tanto o más feo será lo que ocurrirá el 18 de abril, vieja sapa!”.
A continuación es cuando las versiones se desvirtúan y sólo ha sido posible recoger atisbos de luz entre tanta tiniebla. La madre y la guagua apocalíptica habrían fallecido después de las revelaciones, mientras que la matrona perdió la razón y fue hospitalizada en un siquiátrico cordillerano, bajo una identidad falsa. El director hospitalario habría reconocido los hechos con el mero objetivo de despistar a la prensa, tal como años antes lo había hecho su colega de otro hospital de la misma ciudad con un duende. Diferente fue el caso de un gobernador provincial, quien por expresa petición del Ministerio del Interior, negó la evidente existencia de un dragón que se paseaba entre Chillán y Chillán Viejo.
¿Tres ojos?
Mientras echa un vistazo a la neblina que, según cuentan, desde aquel día permanece en los jardines del Hospital Regional, la matrona supervisora del Herminda Martín, Ana María Sanhueza, frunce el ceño ante las consultas respectivas.
“Nosotros nos enteramos por la comunidad”, dice tragando saliva. “Empezaron a llamar desde los distintos servicios de salud, que la gente había escuchado algo en la micro, que el chofer, que el vecino... todos hablaban de ello”, agrega en defensa del personal de obstetricia de su institución.
-¿Niega usted el suceso de la guagua que habla?
-Por supuesto. No tenemos ni hemos tenido nunca guaguas de aspecto raro. Preguntamos, pero nunca obtuvimos mayores antecedentes. Las guaguas no hablan. Estos son sólo cuentos de fogata, casi una conducta sociológica. Si hasta llegué a escuchar que la guagua tenía tres ojos.
“Deben haber sido ruidos guturales, una situación fraudulenta”, apuesta el decano de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del Biobío, Marco Aurelio Reyes. “Sin embargo, no deja de ser llamativo un mito urbano como éste en un área de amplia ruralidad como Chillán, ciudad en la cual hasta los bandoleros han sido transformados en mitos. Recuerde usted que ésta es cuna de héroes y tierra de bandidos”.
“La guagua parlante sólo dice lo que todos callan”, dicen haberle escuchado numerosos testigos a un predicador de la zona.
Antecedentes de la mítica guagua que habla pueden encontrarse en cualquier colección criolla de mitos urbanos que se precie de completa. Su primera aparición se remonta específicamente al año 1985, cuando en un hospital de Arica predijo el terremoto que asolaría Santiago el 3 de marzo de ese mismo año. Otros también la recuerdan en un hospital de Limache un año más tarde, donde aventuró el peligro que conllevaba el asistir a ver el paso del cometa Halley en una promoción de una aerolínea, cuyo premio era un viaje al Valle de la Luna.
Como ven, es una historia bastante fantástica... esta noticia a rondado por los medios de comunicación e internet, tal vez otro compatriota chileno puede afirmar lo que digo.
Pienso que sólo es una Leyenda Urbana... pero igual... como dicen por ahí: "Yo no creo en las brujas, pero de que las hay... las hay!!"... qué tal si es verdad?, tenemos un día más para esperar chicos!!
ESPEREMOS A VER QUE PASA!!
See ya!!