Así habla Michael de ella en su autobiografía:
"Así que Diana no nos encontró al principio, pero yo creo que nunca podremos pagarle adecuadamente a Diana todo lo que hizo por nosotros por aquellos días. Cuando finalmente nos trasladamos al sur de California, nosotros realmente vivíamos con Diana y permanecimos con ella durante más de un año a tiempo parcial. Alguno de nosotros vivía con Berry Gordy y otros con Diana y luego cambiábamos. Ella era maravillosa, hacía de madre y lograba que nos sintiéramos como en casa. Realmente, ayudó a hacerse cargo de nosotros durante al menos un año y medio mientras mis padres cerraban la casa de Gary y buscaban una casa en la que pudiéramos vivir todos en California. Era bueno para nosotros porque Berry y Diana vivían en la misma calle en Beverly Hills. Podíamos subir la calle hasta la casa de Berry y luego volver a la de Diana. La mayor parte del tiempo me pasaba el día en casa de Diana y la noche en la de Berry. Éste constituyó un período importante de mi vida porque Diana amaba el arte y me animó a apreciarlo también. Se tomó el tiempo necesario para educarme en ello. Salíamos casi cada día, solos los dos, y comprábamos lápices y pintábamos. Cuando no estábamos dibujando o pintando íbamos a los museos. Ella me hizo conocer las obras de los grandes artistas como Miguel Ángel y Degás y esto fue el comienzo de mi interés por el arte durante toda mi vida. Ella me enseñó de veras mucho. Para mí fue muy nuevo y muy emocionante. Era diferente de lo que yo estaba haciendo, que era vivir y respirar la música, ensayando día sí y día no. Vosotros no os imagináis que una gran estrella como Diana dedicara su tiempo a enseñar a pintar a un jovencito, a darle una educación en arte, pero ella lo hizo y yo la quise por esto. Todavía la quiero. Estoy loco por ella. Ella fue mi madre, mi amante y mi hermana, todo junto en una persona sorprendente."