En enero de 1983, la revista Rolling Stone publicó su crítica al álbum "Thriller", al cual dotó de cuatro estrellas. Traduzco el artículo para celebrar el 41 aniversario del disco, que se cumple hoy mismo.
Michael Jackson se pone serio
Por Christopher Connelly
En los tres años transcurridos desde que el primer álbum en solitario de Michael Jackson, “Off the Wall”, vendiera 7 millones de copias y publicase cuatro de sus singles, la música negra se ha desviado del estilo bailable pero ultra-elegante que encarnaba “Off the Wall”. De Prince a Marvin Gave pasando por el rap a Rick James, los artistas negros han incorporado temas cada vez más maduros y atrevidos -cultura, sexo, política- a una música más dura y descarnada. Por eso, cuando el primer single en solitario de Jackson desde 1979 resultó ser una balada enclenque con un estribillo que dice "the doggone girl is mine", cantada con el famoso Paul McCartney, parecía que el tren había abandonado la estación sin él. Pero la superficialidad de ese hit condenadamente pegadizo desmiente la sorprendente sustancia de “Thriller”.
En lugar de recalentar el funk agradablemente descerebrado de “Off the Wall”, Jackson ha cocinado un LP enérgico cuyos ritmos no ocultan sus desgarradores y oscuros mensajes. Especialmente en las composiciones del propio Jackson, el sonido tenso y casi obsesivo de “Thriller” complementa unas letras que delinean un mundo que ha puesto a la defensiva al joven de veinticuatro años. “No quieres ser un niño, quieres ser un hombre". Han sido tiempos difíciles para Jackson -sus padres podrían separarse, él se ha visto envuelto en una demanda de paternidad- y ha respondido a esos retos de frente. Ha dejado de lado el falsete juvenil que brillaba en sus éxitos desde “I Want You Back” a “Don’t Stop ’Til You Get Enough” y ha elegido referirse a sus tormentos con una voz adulta y completa con una determinación teñida de tristeza. La nueva actitud de Jackson le da a “Thriller” una profunda, visceral al menos, urgencia emocional que a cualquier otro de sus trabajos anteriores, y marca otro escalón en el desarrollo creativo de este artista prodigiosamente talentoso.
Tomamos, “Billie Jean”, un tema de funk insistente cuyo mensaje no puede ser más contundente: “She says I’m the one / But the kid is not my son”. El espíritu festivo que supuraba “Off the Wall” le trajo un problema y templó aquella exuberancia con recelo. “What do you mean I am the one”, le dice en tono inquisitivo a su feme fatale, “who will dance on the floor?” Es una canción triste y casi lúgubre pero subraya sus sentimientos con una resolución atronadora: “Billie Jean is not my lover” es repetida incesantemente mientras la canción se va desvaneciendo.
Billie Jean también es mencionada en la canción más combativa de “Thriller”, la hiperactiva “Wanna Be Startin’ Sometin’”, donde Jackson también habla de la prensa, los rumores y todo tipo de infractores de dolor.
Aquí las emociones son tan crudas que la canción casi se sale de control. “Somebody’s always tryin’ to start my baby crying”, se lamenta y ese sentimiento cuasi paranóico se acerca casi a la amargura en el coro: “You’re a vegetable, you’re a vegetable. They’ll eat off you, you’re a vegetable”. Es una canción casi tan excitante como ver a Jackson motivarse a sí mismo sobre el escenario de un concierto, y más impredecible. Esta letra no dejará sin dormir a Elvis Costello, pero muestra que Jackson ha progresado desde el sentimiento de empujarte a salir a bailar que dominaba “Off the Wall”.
La pura vitalidad de la música obvia cualquier sentimiento de autocompasión. La producción de Quincy Jones -Jackson co-produce sus propias composiciones- es más parca de lo habitual, y refrescantemente libre de sentimentalismo. Aun así, trabaja con el que podría ser el instrumento más espectacular de la música pop: La voz de Michael Jackson. Donde artistas menores necesitarían una sección de cuerda o una lujuriosa ráfaga de sintetizador, Jackson necesita sólo cantar con una emoción profunda y sentida. Su habilidad y convicción innatas, hacen que material como “Baby Be Mine” y “Wanna Be Startin’ Somethin’” sean canciones de primera clase e incluso rescatar “The Girl is mine”. Bueno, casi.
Quizá la mejor canción sea “Beat It”, una canción no-disco-rock si es que hay algo así. La voz de Jackson sobrevuela por la melodía, Eddie Van Halen aparece con un sólo de guitarra tan sólido que podrías construir un centro de convenciones sobre él y el resultado es una ingeniosa canción bailable. Programadores de radio, tomad nota.
El mayor defecto de Jackson ha sido su tendencia a la ostentación, y aunque ha frenado ese impulso en "Thriller", no lo ha eliminado del todo. El final de la cara B, especialmente “P.Y.T.” no está a la altura de la valentía de otros temas. Y el tema que da título al disco, que comienza sonando como un examen metafórico con la misma mentalidad que el resto de los mejores momentos del álbum, acaba degenerando en una canción tonta de campamento con un rap de Vincent Price (¿no pudieron conseguir a Count Floyd?).
Jackson no ha ocultado si afición al showbusiness tradicional y al glamour que conllevaba. Sus talentos, no sólo cantando, sino bailando y actuando, le podrían convertir en un artista perfecto para las masas. Dios no lo quiera. La convicción fiera de Thriller ofrece la esperanza de que a Michael todavía le quede un largo camino hasta sucumbir a los encantos de Las Vegas. “Thriller” puede no ser el “1999” de Jackson, pero es un magnífico paso en la dirección correcta.
*Traducido por Xtarlight para www.MJHideOut.com
Por favor, no utilices esta traducción en otra web, foro o facebook, en su lugar, pon un link directo a este post. Gracias!
Michael Jackson se pone serio
Por Christopher Connelly
En los tres años transcurridos desde que el primer álbum en solitario de Michael Jackson, “Off the Wall”, vendiera 7 millones de copias y publicase cuatro de sus singles, la música negra se ha desviado del estilo bailable pero ultra-elegante que encarnaba “Off the Wall”. De Prince a Marvin Gave pasando por el rap a Rick James, los artistas negros han incorporado temas cada vez más maduros y atrevidos -cultura, sexo, política- a una música más dura y descarnada. Por eso, cuando el primer single en solitario de Jackson desde 1979 resultó ser una balada enclenque con un estribillo que dice "the doggone girl is mine", cantada con el famoso Paul McCartney, parecía que el tren había abandonado la estación sin él. Pero la superficialidad de ese hit condenadamente pegadizo desmiente la sorprendente sustancia de “Thriller”.
En lugar de recalentar el funk agradablemente descerebrado de “Off the Wall”, Jackson ha cocinado un LP enérgico cuyos ritmos no ocultan sus desgarradores y oscuros mensajes. Especialmente en las composiciones del propio Jackson, el sonido tenso y casi obsesivo de “Thriller” complementa unas letras que delinean un mundo que ha puesto a la defensiva al joven de veinticuatro años. “No quieres ser un niño, quieres ser un hombre". Han sido tiempos difíciles para Jackson -sus padres podrían separarse, él se ha visto envuelto en una demanda de paternidad- y ha respondido a esos retos de frente. Ha dejado de lado el falsete juvenil que brillaba en sus éxitos desde “I Want You Back” a “Don’t Stop ’Til You Get Enough” y ha elegido referirse a sus tormentos con una voz adulta y completa con una determinación teñida de tristeza. La nueva actitud de Jackson le da a “Thriller” una profunda, visceral al menos, urgencia emocional que a cualquier otro de sus trabajos anteriores, y marca otro escalón en el desarrollo creativo de este artista prodigiosamente talentoso.
Tomamos, “Billie Jean”, un tema de funk insistente cuyo mensaje no puede ser más contundente: “She says I’m the one / But the kid is not my son”. El espíritu festivo que supuraba “Off the Wall” le trajo un problema y templó aquella exuberancia con recelo. “What do you mean I am the one”, le dice en tono inquisitivo a su feme fatale, “who will dance on the floor?” Es una canción triste y casi lúgubre pero subraya sus sentimientos con una resolución atronadora: “Billie Jean is not my lover” es repetida incesantemente mientras la canción se va desvaneciendo.
Billie Jean también es mencionada en la canción más combativa de “Thriller”, la hiperactiva “Wanna Be Startin’ Sometin’”, donde Jackson también habla de la prensa, los rumores y todo tipo de infractores de dolor.
Aquí las emociones son tan crudas que la canción casi se sale de control. “Somebody’s always tryin’ to start my baby crying”, se lamenta y ese sentimiento cuasi paranóico se acerca casi a la amargura en el coro: “You’re a vegetable, you’re a vegetable. They’ll eat off you, you’re a vegetable”. Es una canción casi tan excitante como ver a Jackson motivarse a sí mismo sobre el escenario de un concierto, y más impredecible. Esta letra no dejará sin dormir a Elvis Costello, pero muestra que Jackson ha progresado desde el sentimiento de empujarte a salir a bailar que dominaba “Off the Wall”.
La pura vitalidad de la música obvia cualquier sentimiento de autocompasión. La producción de Quincy Jones -Jackson co-produce sus propias composiciones- es más parca de lo habitual, y refrescantemente libre de sentimentalismo. Aun así, trabaja con el que podría ser el instrumento más espectacular de la música pop: La voz de Michael Jackson. Donde artistas menores necesitarían una sección de cuerda o una lujuriosa ráfaga de sintetizador, Jackson necesita sólo cantar con una emoción profunda y sentida. Su habilidad y convicción innatas, hacen que material como “Baby Be Mine” y “Wanna Be Startin’ Somethin’” sean canciones de primera clase e incluso rescatar “The Girl is mine”. Bueno, casi.
Quizá la mejor canción sea “Beat It”, una canción no-disco-rock si es que hay algo así. La voz de Jackson sobrevuela por la melodía, Eddie Van Halen aparece con un sólo de guitarra tan sólido que podrías construir un centro de convenciones sobre él y el resultado es una ingeniosa canción bailable. Programadores de radio, tomad nota.
El mayor defecto de Jackson ha sido su tendencia a la ostentación, y aunque ha frenado ese impulso en "Thriller", no lo ha eliminado del todo. El final de la cara B, especialmente “P.Y.T.” no está a la altura de la valentía de otros temas. Y el tema que da título al disco, que comienza sonando como un examen metafórico con la misma mentalidad que el resto de los mejores momentos del álbum, acaba degenerando en una canción tonta de campamento con un rap de Vincent Price (¿no pudieron conseguir a Count Floyd?).
Jackson no ha ocultado si afición al showbusiness tradicional y al glamour que conllevaba. Sus talentos, no sólo cantando, sino bailando y actuando, le podrían convertir en un artista perfecto para las masas. Dios no lo quiera. La convicción fiera de Thriller ofrece la esperanza de que a Michael todavía le quede un largo camino hasta sucumbir a los encantos de Las Vegas. “Thriller” puede no ser el “1999” de Jackson, pero es un magnífico paso en la dirección correcta.
*Traducido por Xtarlight para www.MJHideOut.com
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