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**Rosalía Lombardo**

Rosalía Lombardo

este pequeño ángel nació en Italia, posiblemente Palermo, en el año 1918. Su nombre era Rosalía Lombardo, y la vida le dio poco tiempo para disfrutarla pues murió un 6 de Diciembre de 1.920,ha hecho ahora ya 88 años.
con tan sólo dos años de edad.

PDA:quiero decir que estas imagenes son siniestramente escalofriantes.Ver esos cuerpos intactos en sus diferentes posturas,vestidos y expuestos al publico como si de una pasarela de estrellas se tratara me resulta un poco impactante.No obstante me atrae la curiosidad de visitar tan abrumador museo y asi poder contemplar con mis propios ojos los perpetuos e intactos rostros de cuantas personas se hallan en el como asi sentir el el cargado auror que rodea el entorno interior.






Se desconoce el motivo de su ascendencia y de su muerte y se conserva intacta desde aquél ya lejano 1.920 en que murió.Se dice que su momificación fue realizada por el doctor Alfredo Solafia, que trató el cadáver con una serie de inyecciones de componentes químicos desconocidos hasta la fecha y que posiblemente nunca conoceremos, puesto que el secreto de la fórmula se la llevó consigo el doctor a su tumba.
Rosalía Lombardo descansa junto a otras momias situadas en la ciudad de Palermo,en las catacumbas de Palermo, dónde es considerada la estrella y llamada “La Bella Durmiente” debido a la placidez que muestra su incorrupto rostro.:|La dulzura que nos muestra su rostro puede deberse a que verdaderamente murió en paz y relajada, o tal vez al tratamiento al que fue sometida después de muerta. Otro enigma más entre tantos. :|
 
Última edición:
Qué curioso, gracias Bea.

Realmente, viendo las fotos el estado de conservación es impresionante, aunque claro, también habría que saber cuando se hicieron, porque lo de:

"Se dice que su momificación fue realizada por el doctor Alfredo Solafia, que trató el cadáver con una serie de inyecciones de componentes químicos desconocidos hasta la fecha y que posiblemente nunca conoceremos, puesto que el secreto de la fórmula se la llevó consigo el doctor a su tumba"

suena a "vamos a darle un halo de misterio a la historia para que parezca algo sobrenatural e inexplicable", yo es que soy un tanto excéptico :p
 




Entre finales del siglo XVII y la primera mitad del XIX varios investigadores italianos desarrollaron métodos para la conservación de los cuerpos como la petrificación, que confería a los tejidos la dureza de la piedra. Algunos de los procedimientos que usaron siguen siendo un misterio.
. Pero, gracias al pensamiento renacentista que había primado en siglos anteriores también hubo grandes avances científicos, tantos que este período es conocido como “la era científica”. Al racionalismo le surgió un firme competidor: la experimentación. Ello desencadenó el desarrollo del pensamiento moderno.

Grandes figuras como Copérnico, Galileo, Newton o Descartes enriquecieron esta época con su intelecto. Sin embargo, a pesar del progreso, el prestigio de los médicos estaba muy deteriorado.
Por eso, aunque en el entorno universitario se había impuesto la idea de que el aprendizaje de la anatomía humana estaba ligado a la prueba directa con cadáveres y a la conservación de los cuerpos, muchos anatomistas se vieron obligados a actuar fuera del ambiente académico oficial. Estos investigadores tuvieron que experimentar en secreto, lo que dio origen a macabras leyendas. Justamente en este marco surgieron los petrificadores de cadáveres, que sembraron la discordia a golpe de bisturí.
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LA ENCARNACIÓN DE MEDUSA
El primer petrificador famoso fue Girolamo Segato (1792-1836), cartógrafo, químico, viajero, explorador incansable, naturista y uno de los espíritus más eclécticos de su época. Tras una larga estancia en Egipto, Segato se interesó por el proceso de momificación e intentó desarrollar una técnica propia que permitiera conservar los cuerpos intactos después de la muerte. Después de haberse ejercitado con insectos y pequeños animales, probó con tejidos humanos. Transformó fragmentos de cuerpos en piedra, como si estuviese poseído por la monstruosa Medusa de la mitología griega.

Su peculiar obra perdura en el Museo del Departamento de Anatomía y Medicina Legal de la Universidad de Florencia, pero se desconoce el método que utilizaba. Sobre su lápida se lee: “Aquí yace descompuesto Girolamo Segato de Belluno, que estaría petrificado si su arte no hubiera perecido con él”. Se cree que Segato fue continuador de los experimentos de Giovanni Battista Negroni, un singular conde que ocupó el castillo de Monte Rubiaglio entre finales del siglo XVI y la primera mitad del XVII.

La paz y la buena economía estaban aseguradas en este municipio de la región de Umbria, por lo que el conde Negroni pudo dar rienda suelta a su pasión por las ciencias ocultas. Magia, nigromancia, cábala, alquimia... Todas estas disciplinas, junto con otras, fueron dignas de contemplación en el laboratorio que el conde hizo construir en su castillo. De las numerosas obras que supuestamente brotaron de sus estudios no ha sobrevivido ninguna, aunque quedan algunas pistas que han permitido intuir el curso de sus disertaciones, y alguna señala precisamente la petrificación de cadáveres.

EMBALSAMADORES DECIMONÓNICOS
En un período decisivo para el futuro de Italia, caracterizado por un intenso fervor por los misterios de la vida, Paolo Gorini (1813-1881) desarrolló una generosa actividad de investigación y divulgación científica. Vivió consagrado al estudio de la descomposición de la materia orgánica y fue autor de petrificaciones ilustres como la del patriota y conspirador italiano Giuseppe Mazzini y la del escritor Giuseppe Rovani.
No en balde es considerado el máximo exponente de la ciencia de petrificar cadáveres.

Desde muy joven Gorini fue educado en el estudio constante de las más importantes ramas del saber. Pronto se descubrió como un joven curioso, muy inteligente y sumamente excéntrico, particularidad que se manifestó en todo su esplendor principalmente en su actividad científica. Un ejemplo de ello es que sostuvo ser capaz de reproducir el proceso de formación de las montañas a escala en un laboratorio. Estas extravagantes ideas le costaron el sobrenombre de “científico loco”, apelativo que se vio alimentado gracias a la leyenda negra que rodeaba las actividades que realizaba en su laboratorio. Trabajaba en un ambiente de constante penumbra, rodeado de crisoles que ponían en peligro su seguridad cuando explotaban sus experimentos, que liberaban pestilentes olores, sustancias de dudosa composición, ingredientes de su alquimia secreta y trozos de cadáveres.

Pronto corrió la voz de que quien llamara a la puerta de su laboratorio corría el riesgo de ser recibido por una de sus momias.:miedo::miedo: Aunque su notoriedad como personaje estrambótico no hacía más que aumentar día a día, llamó la atención de importantes exponentes de la nobleza lombarda, de la política, la ciencia y del arte de aquella época. No sucedió lo mismo con las autoridades eclesiásticas, que censuraban y denigraban todo su trabajo, lo cual no importaba demasiado a Gorini, ya que se declaraba profundamente escéptico y firmemente asentado en la posición más extrema del ateísmo. :)
Tampoco contribuyó a su popularidad entre los responsables religiosos el hecho de que se le adjudicaran frecuentes contactos con la masonería. Es cierto que no existen documentos que avalen esta relación, pero todo apunta a su veracidad, debido a que su propia tumba está adornada con símbolos masónicos.

El médico y naturista Efisio Marini (1835-1900) fue otro de los continuadores de la saga de los conservadores de cadáveres, pese a que no se le puede considerar un petrificador. Aunque su figura ha trascendido menos, su método resultó ser más depurado que el de todos sus antecesores.
Cuando maduró la idea de un proceso inverso que pudiera burlar la fatal degradación de las sustancias orgánicas, solo tardó cinco años en elaborar un método que, sin cortes ni inyecciones, permitía la perfecta conservación de los cuerpos inertes.

El resultado superaba con creces todos los conocidos hasta el momento, ya que los cadáveres mantenían por completo la elasticidad de los músculos y de los tejidos. Pese a su descubrimiento, nunca obtuvo su deseada cátedra universitaria, entre otras cosas porque se negó a revelar en qué consistía su técnica secreta.

LA CLAVE : SILICATO DE POTASIO
El último petrificador fue Francesco Spirito (1885–1962), rector de la Universidad de Siena. Spirito fue el único que dio conferencias y publicó varios artículos donde describía los métodos que había empleado. En 1951, durante un congreso científico celebrado en el Museo de Historia Natural de Siena, más conocido como Academia de los Fisiocráticos, desveló todos los detalles de su técnica, perfeccionada tras doce años de trabajo y experimentación. Sostuvo que la clave de la conservación era una solución de silicato de potasio gracias a la cual “la masa asume un aspecto y una consistencia lapídea que, con la evaporación, se convierte en una masa vidriosa transparente”.

Durante el proceso, el petrificador sujetaba la pieza con alambres estratégicamente situados, pero, cuando los restos eran de mayor tamaño, el éxito de la operación dependía de las inyecciones de silicato. Para ello, Spirito construyó “agujas de distintos calibres y longitudes” que introducía al cadáver a través la cintura. Así conseguía que las piezas petrificadas conservasen en el tiempo su forma y su volumen casi inalterados con una consistencia perfectamente lapídea.:)
 
Curiosidades, Misterios, Leyendas y Enigmas de la historia:



.Las catacumbas datan de 1599 cuando se enterró por primera vez a un monje con fama de santo para que fuera rezado y visitado, el Hermano Silvestro de Gubio. Así descubrieron los monjes las especiales condiciones climáticas que reunían las catacumbas. Poco a poco esto fue convirtiendose en una tradición local, al punto de que muchos dejaban instrucciones en su testamento respecto a las ropas que lucirían después de muertos e incluso las que deberían ponerle pasado un tiempo.


Así se fueron reuniendo aproximadamente un total de 8.000 cadáveres que se exponen como si de una galería de la muerte se tratase. Muchos fueron embalsamados con diferentes métodos. Están expuestos en hileras clasificados en Hombres, Mujeres, Niños, Vírgenes, Monjes y Profesionales. En el pasillo de los profesionales podemos encontrar jueces, profesores, militares algunos incluso enterrados con sus ropas militares estilo napoleónico. Muchos de los cuerpos han sufrido deformaciones por el paso del tiempo o han perdido algunos de sus miembros.:|






Una tradición Mortuoria
En Palermo, hasta el s. XVII, siguieron la costumbre de los franciscanos del culto a los muertos teniendo sepulturas exclusivas para los hermanos, no aceptando que fueran enterrados los particulares. Esta idea cambió a principios del s. XVII debido al traslado de los conventos a la periferia de la ciudad, donde tenían que construir capillas a expensas de algún benefactor que a veces les cedía un edificio con la condición de que a su muerte fueran enterrados en ellos, reservándose así el derecho de sepultura.
Por un Decreto de la Santa Sede de 1637 se concedió permiso a los capuchinos para enterrar en sus cementerios a extraños de la Orden. Así se cumplía el deseo de los fieles de reposar cerca de las reliquias de los santos y en la Iglesia pensando que así estarían también más cerca de la oración y en lugar santo.

Las actuales catacumbas, que han dado fama a la Iglesia y Convento de Capuchinos de Palermo, proceden del año 1599, cuando los frailes comenzaron a excavarlas y ampliarlas bajo el altar mayor por varios motivos: primero porque el lugar primitivo resultaba ya insuficiente y segundo porque decidieron trasladar los restos de los hermanos allí enterrados para dejar un lugar vacío que, debidamente acondicionado, sería utilizado como refugio u hospital para los viajeros que llegaban a Palermo de noche y no podían entrar en la ciudad cuyas puertas se cerraban herméticamente. Así, la primitiva cripta se transformó en hostería y hospital o refugio de viandantes.

Pero la gran sorpresa para los padres capuchinos fue que al ir a retirar los restos óseos de los enterrados para trasladarlos a las nuevas sepulturas de la catacumba, hallaron que los cuerpos de 40 de ellos se conservaban con la carne flexible aunque momificada, como si hiciese poco tiempo que hubiesen muerto. Esto fue a causa de la sequedad del terreno y las corrientes de aire. Pero además, los hermanos capuchinos desarrollaron una serie de técnicas especiales de embalsamamiento que les permitían conservar los cuerpos en buenas condiciones, evitando la putrefacción.Estos cuerpos habían sido enterrados siguiendo su costumbre, sin caja, directamente en la tierra, como los musulmanes, en nichos excavados en las paredes. Trasladaron los cuerpos a sus nuevos refugios y, a medida que hacía falta, iban excavando nuevas galerías subterráneas así como nichos en sus muros donde colocaban los cuerpos de las frailes fallecidos.

Metodos de Embalsamamiento.
El estado de conservación de los cadáveres era impresionante, en gran medida por la especiales condiciones del terreno y en otra por la gran pericia adquirida por los hermanos capuchinos a través de muchos años de práctica. Hay información de que los cuerpos eran colocados para su conservación en un baño de arsénico o de cal, siendo esta última utilizada más en épocas de epidemias. Es sabido que los cadáveres de los individuos muertos por envenenamiento por arsénico se conservan muy bien ya que este producto es un elemento que evita la corrupción de los cuerpos. Los capuchinos sabían esto sin duda y por eso utilizaron esta técnica, al menos en algunas ocasiones. En otros casos se practicó el embalsamamiento con diversos fármacos, inyecciones, que tenía como base la fórmula secreta inventada por el Dr. Solafia. El método más común utilizado fué el de deshidratar los cuerpos dejandolos a lo largo de los pasillos en pequeñas celdas llamadas "coladores".Los cuerpos eran secados en las celdas durante ocho meses,hasta que eran sacados y lavados con vinagre antes de ser expuestos.

De 1866 a 1897, los capuchinos fueron expulsados por los decretos de exclaustración quedando las catacumbas bajo la custodia del Ayuntamiento de Palermo. Durante este periodo de tiempo, los cuerpos, al no ser cuidados debidamente, se deterioraron bastante. Esto significa que los frailes cuidaban constantemente de los cuerpos, y que las momias debían ser vigiladas. En 1897, regresaron los capuchinos y comenzaron a restaurar los daños sufridos por los subterráneos y por las momias.

Algunos de los cuerpos fueron envueltos en telas de saco llenas de paja, lo que ayudó a su desecación y eliminación de la humedad y hongos que habían aparecido. También durante la Segunda Guerra Mundial hubo daños causados por el incendio de algunas bóvedas, a causa de los cuales algunos cadáveres sufrieron la acción del fuego. En 1966 hubo otro incendio que no tuvo mayores consecuencias y más tarde debido a los trabajos de pavimentación de las calles vecinas, aparecieron filtraciones de agua.

A partir de ese año se colocaron redes metálicas de protección para evitar que los visitantes de las catacumbas tocasen los cuerpos, ya que habían observado que algunos habían sido de alguna forma deteriorados por la curiosidad de la gente.:|
 
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