A propósito de la fotografía que hemos visto estos días de Michael, cuenta la fotógrafa que fue hecha durante un descanso en el set de rodaje de un proyecto que nunca se realizó.
En el libro de Zack O'Malley, "Michael Jackson, Inc.", Rusty Lemorande, guionista y productor de "Capitán Eo", cuenta la historia de un proyecto que nunca vio la luz y bien podría ser el mismo del que habla Nicola Goode.
“Alrededor de esta época (1993), Michael Jackson estaba involucrado en dos proyectos cinematográficos con un viejo colega, Rusty Lemorande, que había escrito y producido Capitán Eo.
Los ejecutivos de algunos de los principales estudios de Hollywood, impresionados con su trabajo en EO y sus revolucionarios videos musicales, estaban empezando a compartir con el cantante la idea de que podía convertirse en una verdadera estrella del cine como Elvis Presley.
Con el apoyo de uno de estos grandes estudios, Lemorande estaba trabajando con Jackson en lo que él describe como “un film musical sobrenatural en el que aparecían personajes y escenarios fantásticos”. Para el verano de 1993 ya había una maqueta a escala real en proyecto.
“La instalamos en un estudio alquilado en East Hollywood”, recuerda Lemorande. “Lo cubrimos todo con tela negra, podías pasar de sala en sala y experimentar todo aquello interactivamente. Era verdaderamente fascinante, con luz negra y pequeñas lucecitas. Era el escenario de un circo, completamente detallado, con un tren mágico, exterior e interior, un edificio completo del centro de la ciudad en miniatura y modelos de varios personajes de fantasía que Michael iba a representar”.
Lemorande iba camino del estudio un día de agosto para los preparativos finales, antes de enseñar el elaborado escenario a Jackson, cuando escuchó las impactantes noticias: Jackson estaba bajo investigación por acusaciones de abusos de menores.
De repente, una producción que parecía la llave para lanzar la carrera cinematográfica de Jackson –completa con diez números musicales- estaba bastante a punto de naufragar.
Junto con sus colegas de Capitán Eo, Lemorande se quedó sorprendido al escuchar las acusaciones. Michael había estado acompañado por niños la mayor parte del rodaje en 3-D y rodeado por un equipo de adultos de al menos 100 personas. Y nada parecía incorrecto. Además, Jackson había pasado por otras controversias anteriores, como la referencia de “Billie Jean”. Lemorande asumió que el proceso legal sacaría a relucir la verdad.
Mientras tanto, sin embargo, Jackson estaba de gira y el proyecto cinematográfico tuvo que posponerse. Justo cuando Lemorande empezaba el deprimente proceso de cerrar el estudio y a empaquetar y guardar todas las miniaturas del país de las maravillas, recibió una llamada de uno de los representantes de Jackson que le preguntó si había algún modo de empaquetar los decorados y llevárselos al cantante a Japón.
“Una versión limitada, sí”, contestó Lemorande. “Se puede enviar cualquier cosa”.
“Bien, ¿cuándo puede ser lo más pronto posible?”.
A Lemorande le explicaron que existía una preocupación inminente por el bienestar de Jackson, y que ver las miniaturas para el proyecto podría levantarle el ánimo del profundo bajón que sufría.
Llegó a Tokio unos días después. Lemorande pasó horas desempaquetando cajas y volviendo a poner en marcha las miniaturas, convirtiendo la suite del hotel en un oasis mágico lleno de pequeñas maquetas pintadas a mano. En el momento en que Jackson entró a su habitación esa noche después del concierto, sin previo aviso, su mirada lo decía todo. (Los conciertos en Japón tuvieron lugar los días 10 y 11 de septiembre de 1993)
“Era como un niño abriendo regalos de Navidad”, recuerda Lemorande. “Diciendo cosas como: ‘Esto es maravilloso, guau, esto es lo que vamos a hacer’… Simples palabras de satisfacción y placer”.
La habitación se mantuvo a oscuras para mantener la ilusión de la fantasía y los dos la recorrieron con una linterna. El cantante iba cogiendo cada figura, levantándole los brazos y moviéndole las piernas como si fueran juguetes. “Parecía un niño jugando todavía como en su niñez”, recuerda Lemorande.
Jackson dejó la habitación con una sonrisa en su cara, quizás convencido de que todavía tenía un futuro en Hollywood. Sin embargo, mientras Lemorande apagaba las luces y guardaba las maquetas y aparatos, no pudo evitar pensar que nunca verían la luz de día, y que lo mismo pasaría con la carrera cinematográfica de Michael Jackson”.
"MICHAEL JACKSON INC." ZACK O’MALLEY
:sad:
En el libro de Zack O'Malley, "Michael Jackson, Inc.", Rusty Lemorande, guionista y productor de "Capitán Eo", cuenta la historia de un proyecto que nunca vio la luz y bien podría ser el mismo del que habla Nicola Goode.
“Alrededor de esta época (1993), Michael Jackson estaba involucrado en dos proyectos cinematográficos con un viejo colega, Rusty Lemorande, que había escrito y producido Capitán Eo.
Los ejecutivos de algunos de los principales estudios de Hollywood, impresionados con su trabajo en EO y sus revolucionarios videos musicales, estaban empezando a compartir con el cantante la idea de que podía convertirse en una verdadera estrella del cine como Elvis Presley.
Con el apoyo de uno de estos grandes estudios, Lemorande estaba trabajando con Jackson en lo que él describe como “un film musical sobrenatural en el que aparecían personajes y escenarios fantásticos”. Para el verano de 1993 ya había una maqueta a escala real en proyecto.
“La instalamos en un estudio alquilado en East Hollywood”, recuerda Lemorande. “Lo cubrimos todo con tela negra, podías pasar de sala en sala y experimentar todo aquello interactivamente. Era verdaderamente fascinante, con luz negra y pequeñas lucecitas. Era el escenario de un circo, completamente detallado, con un tren mágico, exterior e interior, un edificio completo del centro de la ciudad en miniatura y modelos de varios personajes de fantasía que Michael iba a representar”.
Lemorande iba camino del estudio un día de agosto para los preparativos finales, antes de enseñar el elaborado escenario a Jackson, cuando escuchó las impactantes noticias: Jackson estaba bajo investigación por acusaciones de abusos de menores.
De repente, una producción que parecía la llave para lanzar la carrera cinematográfica de Jackson –completa con diez números musicales- estaba bastante a punto de naufragar.
Junto con sus colegas de Capitán Eo, Lemorande se quedó sorprendido al escuchar las acusaciones. Michael había estado acompañado por niños la mayor parte del rodaje en 3-D y rodeado por un equipo de adultos de al menos 100 personas. Y nada parecía incorrecto. Además, Jackson había pasado por otras controversias anteriores, como la referencia de “Billie Jean”. Lemorande asumió que el proceso legal sacaría a relucir la verdad.
Mientras tanto, sin embargo, Jackson estaba de gira y el proyecto cinematográfico tuvo que posponerse. Justo cuando Lemorande empezaba el deprimente proceso de cerrar el estudio y a empaquetar y guardar todas las miniaturas del país de las maravillas, recibió una llamada de uno de los representantes de Jackson que le preguntó si había algún modo de empaquetar los decorados y llevárselos al cantante a Japón.
“Una versión limitada, sí”, contestó Lemorande. “Se puede enviar cualquier cosa”.
“Bien, ¿cuándo puede ser lo más pronto posible?”.
A Lemorande le explicaron que existía una preocupación inminente por el bienestar de Jackson, y que ver las miniaturas para el proyecto podría levantarle el ánimo del profundo bajón que sufría.
Llegó a Tokio unos días después. Lemorande pasó horas desempaquetando cajas y volviendo a poner en marcha las miniaturas, convirtiendo la suite del hotel en un oasis mágico lleno de pequeñas maquetas pintadas a mano. En el momento en que Jackson entró a su habitación esa noche después del concierto, sin previo aviso, su mirada lo decía todo. (Los conciertos en Japón tuvieron lugar los días 10 y 11 de septiembre de 1993)
“Era como un niño abriendo regalos de Navidad”, recuerda Lemorande. “Diciendo cosas como: ‘Esto es maravilloso, guau, esto es lo que vamos a hacer’… Simples palabras de satisfacción y placer”.
La habitación se mantuvo a oscuras para mantener la ilusión de la fantasía y los dos la recorrieron con una linterna. El cantante iba cogiendo cada figura, levantándole los brazos y moviéndole las piernas como si fueran juguetes. “Parecía un niño jugando todavía como en su niñez”, recuerda Lemorande.
Jackson dejó la habitación con una sonrisa en su cara, quizás convencido de que todavía tenía un futuro en Hollywood. Sin embargo, mientras Lemorande apagaba las luces y guardaba las maquetas y aparatos, no pudo evitar pensar que nunca verían la luz de día, y que lo mismo pasaría con la carrera cinematográfica de Michael Jackson”.
"MICHAEL JACKSON INC." ZACK O’MALLEY
:sad:
