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Son of Sam... El hijo de Sam

Son of Sam... El hijo de Satanas DAVID BERKOWITZ

DAVID BERKOWITZ - El asesino del calibre 44



El hecho que sus verdaderos padres lo abandonasen siendo éste muy pequeño y su carácter difícil, le inducirían a una adolescencia traumática y doble personalidad. Su comportamiento alternaba momentos de extrema timidez, complejo de inferioridad y fuertes depresiones con arrebatos de ira y violencia desmesurada.
"Mis padres estaban constantemente preocupados por mi comportamiento extraño. Sabían que yo vivía en un mundo imaginario y no podían hacer nada contra los demonios que me atormentaban y controlaban mi mente..."
Queriendo mejorar su autoestima y al mismo tiempo vengarse de una sociedad en la que no terminaba de encajar, se compra un revólver. Con sólo veintitrés años, comienza una serie de crímenes que aterrarían durante un año la ciudad de Nueva York, matando a seis personas e hiriendo a otras siete entre 1976 y 1977.

David Berkowitz


El joven Berkowitz dispara con su calibre 44 indistintamente a cualquier persona que se cruce en su camino, sin importarle sexo o edad A medida que pasa el tiempo, va ganando una estremecedora seguridad en sí mismo que lo transforma en un personaje frío y sin escrúpulos, a la vez que negligente a la hora de llevar a cabo sus crímenes. Su afán de protagonismo es tal, que termina por dejar una nota para la policía en el lugar de un crimen, asegurando que mata a sus víctimas por orden de su padre "Sam", y firmando de la siguiente manera:
"Soy un monstruo. Soy el hijo de Sam... adoro la caza."
También envía una siniestra carta a un periodista del "New York Daily News", agradeciéndole el interés que mostraba por los crímenes del asesino del calibre 44 y prometiendo a éste que seguiría teniendo noticias suyas, pues "Sam el Terrible", cada vez más sediento de sangre, no dejaría de matar hasta que se saciase por completo. Un año después, en julio de 1977 un testigo logra identificarlo cuando Berkowitz trataba de huir del escenario de un crimen después de haber disparado contra una pareja de jóvenes, y un mes después es arrestado.
Trata de alegar locura afirmando escuchar la voz de un demonio de 6000 años reencarnado en "Sam", el perro de su vecino, el cual le daba órdenes de matar. Sin éxito. Los psiquiatras lo diagnostican como esquizofrénico paranoide de personalidad antisocial . Berkowitz es juzgado culpable y condenado a cadena perpetua, con una pena de 365 años. En unas declaraciones recientes, Berkowitz confesaba cómo había sido su experiencia dentro del mundillo satánico: "Me fascinaban los temas relacionados con la brujería y el ocultismo. En 1975 conocí a unos tíos que parecían simpáticos. Eran satanistas. Ingenuamente me uní al grupo, y empecé asistiendo a los rituales. Al principio no era más que un simple participante, pero muy pronto me convertí en un verdadero adorador del Diablo. Mi cuerpo y mente le pertenecían...yo me estaba convirtiendo en una máquina de matar..."
La policía neoyorquina venía ya sospechando que detrás de todos esos crímenes se hallase una secta satánica, y que Berkowitz no fuese más que uno de los adeptos de más bajo rango. La coartada perfecta para encubrir a los miembros de más posición. Aún así, y como en la mayoría de estos casos, las mismas fuerzas de seguridad que se ocuparon del caso, trataron de ocultar todos aquellos datos que relacionaban el crimen con satanismo, siendo revelados al público más tarde gracias a las investigaciones del periodista Maury Terry.
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Recuperacion del Hijo de Esperanza
«Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo».


Hijo de Esperanza

Que Dios bendiga a todo el que lea este mensaje. Me llamo David Berkowitz. Estoy internado en una prisión desde hace más de 22 años. Fui sentenciado a cadena perpetua --el resto de mi vida. Fui el notorio asesino que se conocía como el "Son of Sam" ("Hijo de Sam").

Hace once años, mientras vivía en un celda fría y solitaria, Dios se agarró de mi vida. He aquí mi historia de esperanza.

Niñez
Desde pequeño mi vida parecía fuera de control. Era como una bestia salvaje, destructiva. Mi madre no podía controlarme. Mi padre tenía que inmovilizarme sujetándome contra el piso hasta que me calmara. En la escuela pública yo era tan violento y desbaratador que una vez un maestro tuvo que apresarme en una llave de cabeza y sacarme de su salón de clase. Me metía con frecuencia en peleas. Aveces lanzaba gritos sin motivo. Me oprimían episodios serios de depresión. Por fin los oficiales escolares mandaron a mis padres que me consultaran con un sicólogo pediátrico, de otro modo me expelían de la escuela. Yo visitaba al sicólogo semanalmente durante dos años, pero las consultas terapéuticas no hacían efecto alguno en mi conducta.


Ideas de Suicidio
Con frecuencia ideas de suicidio llenaban mi mente. Aveces durante largo tiempo me sentaba en una ventana con mis piernas hacia fuera. Vivíamos en el sexto piso de un antiguo edificio de apartamentos. Cuando mi papá me veía así me gritaba que me metiera. Yo no tenía idea qué hacer, ni tampoco mis padres. Me consultaron con un rabino, con maestros y consejeros escolares --pero nada resultó.


La Muerte de mi Madre
Cuando yo tenía 14 años mi madre enfermó de cáncer. Entre varios meses murió. Yo no tenía hermanos, así que quedaba mi padre solo conmigo. Papá trabajaba unas 10 horas diarias, seis días a la semana. Teníamos muy poco tiempo juntos.


Mi madre había sido mi principal fuente de estabilidad. Ya desaparecida ella, mi vida declinó rápidamente. Me llenaba de ira por la muerte de mi mamá. Me sentía sin esperanzas, y mis períodos de depresión fueron más intensos que nunca. Me volví aún más rebelde y empecé a faltar a la escuela.

Mi papá trató de ayudar lo mejor que podía. Logró empujarme hasta terminar la secundaria. El día después de mi graduación me metí al ejército. Hasta en el servicio militar se me hacía difícil enfrentar la vida, aunque sí logré cumplir mi compromiso de tres años.

Involucrado en lo Oculto
Me licencié del ejército en 1974 para volver a la vida civil. Todos mis amigos de antes o estaban casados o se habían trasladado del lugar. Así que me encontré solo viviendo en la ciudad de Nueva York.


En 1975 en una fiesta conocí a unos jóvenes que, según supe después, estaban muy metidos en el ocultismo. Siempre desde mi niñez me habían fascinado la brujería, el satanismo, y cosas del ocultismo. Durante ese tiempo veía incontables películas de horror y de tipo satánico, algunos de los cuales cautivaron mi mente por completo.

Ya tenía 22 años y las fuerzas de Satanás se hacían cada vez más evidentes en mi vida. Me sentía como que algo quiso dominar mi vida. Comencé a leer la biblia satánica por el finado Anton LaVey, el que fundó la iglesia de Satanás en San Francisco en 1966. Empecé, en mi inocencia, a practicar varios ritos y conjuros ocultistas.

Estoy del todo convencido que algo satánico había entrado en mi mente y, mirando hacia atrás a todo lo que ocurrió, me doy cuenta de que fui lentamente embaucado. Yo no sabía que cosas tan malas iban a resultar de todo esto, mas através de los meses las cosas malas ya no parecían tan malas. Iba camino hacia la destrucción sin saberlo. Quizás había llegado al punto donde ya no me importaba.

Comienza el Horror
Al tiempo, crucé aquella línea invisible de la cual no hay regreso. Tras años de tormentos mentales, problemas de conducta, profundas luchas internas, y mis propias costumbres rebeldes, empecé a cometer horribles crímenes. Mirando atrás, todo fue una terrible pesadilla y haría cualquier cosa poder deshacer todo lo que sucedió. Seis personas perdieron la vida. Muchos más sufrieron por mi mano y seguirán sufriendo durante toda la vida. Yo lo siento.


En 1978 fui condenado a unos 365 años consecutivos; en efecto, me sepultaban vivo dentro de las paredes de la prisión. Cuando primero entré al sistema penal me pusieron en aislamiento. Luego me enviaron a un hospital siquiátrico ya que me habían declarado temporalmente loco. Al tiempo me enviaron a otras prisiones, inclusive la conocida «Attica».

Aparece la Esperanza
A los diez años de mi condena, cuando me sentía deprimido y sin esperanza, otro confinado se me acercó una tarde fría de invierno mientras caminaba en el patio de la prisión.
Se presentó y comenzó a decirme que Jesucristo me amaba y quería perdonarme. Aunque me di cuenta que sus intenciones eran buenas me burlé de él ya que yo no creía que Dios jamás me perdonaría, ni que tendría nada que ver conmigo. Pero este hombre insistía, y nos hicimos amigos. Se llamaba Rick; caminábamos juntos por el patio. Poco a poco él me hablaba de su vida y lo que él creía que Jesús había hecho por él. Él insistía en recordarme que no importaba lo que uno había hecho, que Cristo estaba en la disposición de perdonar si uno estuviera dispuesto a dejar las cosas malas que hacía y colocar su fe y confianza enteramente en Jesucristo y lo que él hizo en la cruz --pues murió por nuestros pecados.

Rick me dio un Nuevo Testamento de bolsillo de los Gedeones y me pidió que leyera los Salmos. Lo hice. Cada noche los leía. Durante ese tiempo el Señor iba tranquilamente derritiendo mi corazón fría de piedra.

Comienza la Nueva Vida
Una noche yo leía el Salmo 34. Llegué al verso 6, que dice, «Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias». Fue en ese momento, en 1987, cuando comencé a derramar mi corazón delante de Dios. Todo se me vino encima a la misma vez --la culpa de lo que había hecho y el asco de lo que había llegado a ser. Tarde en la noche allí en mi celda fría me arrodillé y comencé a clamar a Jesucristo.

Le dije que estaba cansado --enfermo-- de hacer lo malo. Pedí a Jesús que me perdonara todos mis pecados. Estuve largo tiempo allí de rodillas orando delante de él. Cuando me levanté fue como si se hubiera deshecho una cadena pesada pero invisible que me había amarrado durante tantos años. La paz me inundó. Yo no comprendía lo que me pasaba. Solo que en mi corazón sabía que, de algún modo, mi vida ahora sería diferente.

Una Década de Libertad
Ya han pasado más de once años desde que hablé aquella primera vez con el Señor. Tantas cosas buenas me han pasado desde entonces. Jesucristo me ha permitido iniciar un ministerio evangelístico aquí mismo en la prisión en donde los oficiales me han permitido trabajar en la «unidad de necesidades especiales». Allí están los hombres que tienen varios problemas emocionales y de enfrentarse a la realidad. Puedo orar con ellos a la vez que leer la Biblia con ellos. Se me da oportunidad de mostrarles mucho compañerismo y amor fraternal. He trabajado como ayudante al capellán y también llevo un ministerio de correspondencia. Además, el Señor ha abierto vías de compartir con millones de personas mediante programas de televisión tales como «Inside Edition». He podido compartir lo que él ha hecho en mi vida, y a la vez advertir a otros en cuanto a los peligros del ocultismo.


Hay Esperanza para ti, También
Uno de mis pasajes favoritos de la Biblia es Romanos 10:13 que dice, «Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo». Aquí queda claro que Dios no tiene favoritismo. El no rechaza a nadie, sino que recibe a todo el que clama a él.

Yo sé que Dios es un Dios de misericordia dispuesto a perdonar. Es completemente capaz de restaurar y sanar nuestras vidas heridas y quebrantadas. He descubierto en la Biblia que Jesucristo murió por nuestros pecados. El tomó nuestro lugar en la cruz. Derramó su sangre como el pago completo que Dios exigía por nuestros pecados.

La Biblia dice, «Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). Es más, dice que «la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor» (Romanos 6:23). Estos pasajes hacen claro que todos hemos pecado. Algunos, como yo, son peores pecadores que otros, pero todos hemos pecado. Por lo tanto, debemos reconocer nuestros pecados delante de Dios, aceptar que merecemos el juicio de Dios por toda la eternidad, y reconocer que estamos PERDIDOS!

Cuando llegamos al punto de reconocer que somos pecadores perdidos, culpables, arruinados --entonces estaremos en la disposición de aceptar al Salvador que Dios nos ha provisto. ¿Quién es este Salvador? Es el Señor Jesucristo, el Creador del universo e Hijo eterno de Dios, el que entró en este mundo como hombre. Así, como hombre perfecto, sin pecado, él sufrió y murió en la cruz por nuestros pecados (1 Corintios 15:3; 1 Pedro 2:24; 3:18). Luego fue sepultado y, al tercer día, resucitó victorioso, pues la muerte no le podía retener. Si te das cuenta que eres perdido y que necesitas un Salvador, pues, coloca tu fe entera y confianza sencilla en el Señor Jesucristo quien murió por tus pecados. «Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5). Tú, ¿has puesto tu nombre en este versículo? Rechazar al Señor Jesucristo y su obra en la cruz es rechazar el regalo único de Dios de perfecta salvación y vida eterna.

He Aquí tu Oportunidad
Compañero, he aquí tu oportunidad de arreglar las cosas con Dios. La Biblia dice, «Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación» (Romanos 10:9-10). Así, pues, cree en tu corazón que estas palabras de la Biblia son ciertas y que son para ti. Por favor, considera lo que digo. ¡Te ruego con todo mi corazón que coloques tu fe en Cristo ahora mismo! ¡No te averqüences de hacerlo! ¡No esperes un tiempo más oportuno! Nadie tiene promesa del mañana. No esperes tu lecho de muerte, pues pudieras no tenerlo! «He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación» (2 Corintios 6:2).

¿Qué Diferencia Hará?
Cuando ya colocas tu confianza en Jesucristo como tu Salvador y Señor, el Espíritu Santo inicia la obra de transformación que durará toda tu vida (Romanos 12:1-2). Así que, por fin, comenzarás a realizar obras y hechos que agradan a Dios (Efesios 2:8-10; Tito 2:14). En algunos esta obra progresa más rápidamente que en otros, y pudiera estar entremezclada con fracasos y retrasos. Pero mientras más fijas tu atención sobre Cristo tu Salvador, más el Espíritu Santo te ayudará a ganar la victoria sobre las costumbres del pecado en tu vida (Romanos 6-8), y te irá cambiando moralmente más y más en la semejanza de Cristo (Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18). Lo mejor de todo es que ahora tienes la seguridad de la vida eterna con Cristo (Juan 3:16; 1 Tesalonicenses 4:15-17) en el cielo, y en aquel momento tu crecimiento en santidad y semejanza moral con Cristo serán completos: «Seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es» (1 Juan 3:2).

Comentario Final
Yo no comparto este mensaje solamente para contarte una historia interesante. Más bien, quiero que gustes la bondad de Dios en la vida de un hombre que en un tiempo era adorador de Satanás y asesino --para mostrarte que Jesucristo puede impartir perdón, esperanza y transformación.

Yo me involucré en el ocultismo y «me quemé». Llegué a ser un asesino cruel y deseché mi vida a la vez que destruí las vidas de otros. Ahora he descubierto que Cristo es mi respuesta y mi esperanza. El rompió las cadenas del pecado, de la voluntad propia y la depresión que me amarraban. El me ha vuelto del camino que conduce a la condenación eterna en el lago de fuego a la dulce certeza de una vida eterna en el cielo. Dios milagrosamente transformó el «Hijo de Sam» en el «hijo de esperanza». El desea hacer la misma clase de transformación en tu corazón y en tu vida hoy mismo!

Gracias por leer esto. Que Dios te bendiga.

Por amor a Cristo, David Berkowitz
marzo del 1999
 
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woww que buen tema! :)

Adoro las historias de los asesinos en serie. Vale que son gentuza y que no deberían estar en la calle, pero en el fondo siento algo de admiración. Son inteligentisimos y estoy seguro de que no matan para hacer daño sino para liberarse de algo, porque lo necesitan y por eso en parte siento compasión por ellos.

ajam, si me permites pondre la biografía de uno de mis asesinos en serie "favoritos"; Albert Fish.

Nadie podía haberse imaginado que ese abuelito entrañable de más de 65 años, de rostro demacrado, cuerpo encogido y fatigado, cabello y bigote gris, ojos tímidos podía esconder una personalidad como la que revela su informe psiquiátrico: sadismo, masoquismo, castración y autocastración, exhibicionismo, voyeurismo, pedofilia, homosexualidad, coprofagia, fetichismo, canibalismo e hiperhedonismo

Nació en 1870 en el seno de una familia respetada en Washington, D.C..

En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un psiquiátrico, un hermana demente, un hermano alcohólico, etc.

Cuando murió su padre, Fish de 5 años fue enviado al Orfanatorio St. John, Escapaba frecuentemente y mojó su cama hasta los once años. Es ahí, donde según confesó Fish, ´empezó mal´. Según el eran flagelados sin piedad, y vio a niños ´hacer cosas que no debieron haber hecho´. Entre 1880 y 1884 cantó como soprano en el coro de St. John. Despues viajó a NY.

Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se siente identificado.

En esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio personal y el dolor. Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos genitales... en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por sus nalgas.

A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima. En alguna ocasión afirma ser Jesucristo, que san Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer sacrificios humanos.

´Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de interpretarlas con mis lecturas de la Biblia... entonces supe que debería ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno...´

De profesión pintor y padre de seis hijos, parece que empezó tarde su carrera criminal, su esposa lo dejo a él y a los hijos y se llevó todos los muebles de la casa. Fish se casó ilegalmente en otras ocasiones. Parece que Fish empezó tarde su carrera criminal.

Sus antecedentes penales empiezan en 1903 cuando fue encarcelado por hurto. Posteriormente fue arrestado seis veces por varios crímenes menores, como enviar cartas obscenas y pequeños robos. Además había estado en Instituciones mentales mas de una vez.

En 1927 secuestró a un niño de nombre Billy Gaffney, lo desnudó, le ató sus manos y pies y amordazó. Después lo flageló con su cinturón, le cortó las orejas, nariz y cortó su boca de oreja a oreja. Le sacó los ojos y clavó un cuchillo en su vientre, y puso su boca contra él y bebio la sangre. Después hizo un guisado con partes de su cuerpo y cebollas, zanahorias, nabos, apios, sal y pimienta. En sus confesiones describio a detalle cual si se tratara de cualquier otra receta de cocina como cocinó cada parte, asegurando que ´nunca había comido ningún pavo rostizado que supiera la mitad de bien como el trasero del niño.´

En el verano de 1928 había sido poseido por lo que él llamo una ´sed de sangre´-su necesidad de asesinar. Cuando respondió a un aviso de empleo de los Budd, planeó asesinar al joven Edward, castrándolo y dejandolo desangrar, pero al conocer a la hermana Gracie de doce años, cambió sus planes. Convenció a sus padres de que la dejaran ir con él a una supuesta fiesta de una sobrina. Fish tenía preparados sus ´instrumentos del infierno´; un hacha de carnicero, una sierra y un cuchillo. Viajaron en tren hacia el Bronx. Fish sólo compró un boleto de ida para Gracie. Irónicamente, Fish casi olvida sus herramientas, pero Gracie le recordó de ellas. En una construccíon de dos pisos llamada Wisteria Cottage en medio del bosque, mientras Gracie jugaba con las flores, Fish habiéndose desnudado (para no mancharse de sangre), la mandó llamar, al entrar ella, quiso escapar, pero Fish la sujetó y estranguló. Después la decapitó, desvistió y cortó su cuerpo en pedazos para comerlos.

Seis años después Fish envio una letra a la madre de la niña en la que explicaba con detalle los hechos, por fortuna para ella la madre era analfabeta, pero a raiz de esta carta fue investigado y finalmente capturado.

Cuando se le preguntó que habia causado en él hacer eso, Fish dijo ´Sabe,..nunca he podido explicármelo´ , sin embargo una vez hecho esto, la pena lo agobió y afirmó ´Hubiera dado mi vida en la media hora después que lo hice para restituir la de ella´. Respecto a por qué había escrito la carta, dijo: ´ Era sólo que tenía una manía por escribir.´

El Dr. Wetham en su libro ´The show of violence´, describe su experiencia al estudiar a Fish. Quien dijo daba la impresión de ser un anciano gentil, amable y educado. La acttud de Fish ante su situación era de desinterés. ´no tengo ningún particular interés en vivir, no tengo ningún interés particular en morir. Es algo indiferente para mi. No creo estar completamente bien.´ Cuando el Dr. Wertham le preguntó si estaba sano mentalmente, Fish dijo: ´ No exactamente...nunca he podido entenderme a mi mismo´.

En su familia se encontraron antecedentes de psicosis y enfermades mentales. Según Wertham, Fish practicaba todo tipo de perversión sexual conocida e incluso algunas únicas, tales como insertar rosas en su uretra, colocar bolitas de algodón con alcohol en su recto y prenderles fuego, comia su excremento, se pegaba y hacia que sus hijos le pegaran con una paleta con clavos, insertaba agujas entre su ano y escroto ( En unos rayos X se le encontraron 29 agujas) Todas sus prácticas sadomasoquistas las hacía como penitencia a sus pecados. Fish dijo : ´Siempre he tenido el deseo de infligir dolor en otros y hacer que otros inflijan dolor en mi, siempre he disfrutado todo lo que lastima´.

Fish estaba obsesionado con la Biblia, con pasajes como el de Abraham e Isaac. El desmembramiento y canibalización tenian para él tonos religiosos, según explicó a un psiquiatra que lo examinó en prisión, asociaba el comer la carne y beber la sangre con ´la idea de la sagrada comunión.´

Referia pasajes y citas de la Biblia constantemente, e incluso inventaba versículos como ´ Bienaventurado es aquel que toma las cabezas de su pequeños y las azota contra las piedras´.

Fish creía que Dios le ordenaba castrar y torturar niños. En alguna ocasion su hijos lo vieron en una colina vociferando que él era Cristo.

Fish dijo: ´ Lo que hice debio estar bien o un ángel me hubiera detenido, tal y como el ángel que detuvo a Abraham en la Biblia (de sacrificar a su propio hijo).´

Oficialmente, fue detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo, por pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias matrimoniales de los periódicos...

Lo internan tres veces en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada ocasión tras considerar que no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre una personalidad psicopática de carácter sexual. El propio Fish lo reconocería: ´No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo´.

A pesar de todos estos delitos, la policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años para poder inculparlo por asesinato. Lo logra a través de una carta de Fish enviada a la madre de la víctima que había secuestrado, en dónde le cuenta sus aficiones por el canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez... con el cuerpo de su hija:

´...Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar cuán tierno y sabroso estaba su culito asado. Tardé nueve días en comérmela por completo. No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen´.

Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de ´el Maníaco de la Luna´, sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas. También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y arrepentido le da diez dólares dejándolo huir...

Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo.

Su sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, fue la de exclamar entusiasmado: ´Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado...´

Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado. Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: ´Por lo menos cien´.

Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta. Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes de las capas más pobres de la población

Se cree atacó sexualmente a más de 100 niños, (Fish aseguró fueron casi 400), y haber asesinado a entre 7 y 15 niños.En juicio en 1935 fue encontrado sano por los psiquiátras de la fiscalía, (uno de ellos, fue el director de la institución mental donde Fish había estado años antes y en donde había sido considerado ´inofensivo y sano´) fue sentenciado a muerte por electrocución.

Fue ejecutado el 16 de enero de 1936, a los 65 años en la prisión de Sing Sing. ( Siendo el condenado de más edad en ser ejecutado) fueron necesarias dos descargas para matarlo, debido a que las 29 agujas en su cuerpo habían causado un corto circuito.


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Joer, yo tb colecciono recortes de crimenes y asesinatos que veo en los periodicos como hacía Fish. Sere un futuro asesino en serie? :eek:

En fin, Saludos! :p
 
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Literalmente, me he corrido al leer todo este post;No siento vegüenza de mí, si digo que me fascina todo este tipo de comportamientos, al fín y al cabo, todos iniciamos un camino de experimentación más menos fuerte, pero aquí está la diferencia entre ser gilipollas y honesto contigo mismo, ya que el patrón de estos es no escuchar a su cuerpo, sino las voces que llegan a él. Utilizan el cuerpo como fín, no como finalidad.


Firmado Annibal Lecter, H a más ver
 
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