Pertenecen al capítulo COMPOSITOR, del libro MICHAEL JACKSON OPUS.
Michael y yo hablamos por primera vez en 1990 por teléfono. No podía creer lo directo que fue, porque la primera cosa que dijo fue, “Eh, Teddy! ¿estás aquí?” y yo dije, “No, ¿debería estar?” Michael dijo, “Sí, ven mañana” Yo necesitaba tiempo suficiente para ir al estudio y reunir algunos temas, así que dije, “!No tan rápido!” Alrededor de una semana y media después me llevaron volando en primera clase a California. Llevaba conmigo unos 50 o 60 temas básicos que había hecho. Algunos de ellos tenían las melodías, otros no.
Nunca he subido en helicóptero antes, así que fui en coche hasta Neverland. El personal me saludó en la entrada, me llevaron al interior de la casa, pero Michael no estaba por ninguna parte. Así que me metieron en lo que llamaría su sala de trofeos, donde había toda clase de premios, pero la única cosa que captó mi atención fue su juego de ajedrez: era de oro y platino. Fui a entretenerme un poco con él, cogí una de las piezas y me volví para ver a Michael parado detrás de mí. Me mató del susto. Se tiró al suelo de la risa, ¡y no podía parar porque vio cómo abrí los ojos, muerto de miedo!
A partir de ese momento, empezamos a hablar. Me hizo un montón de preguntas normales y personales. Después empezó a preguntarme sobre música. Específicamente acerca de esa canción que estaba en mi primer álbum, Guy, llamada “Spend The Night”. Él empezó a tararear y a hacer beatbox de diferentes partes de la canción, queriendo saber de dónde había conseguido ciertos sonidos. Me dijo que “Spend The Night” era su favorita de mis canciones y quería de mí algo tan fuerte como eso. Yo estaba deseando tocar lo que le había traído. Pero sólo tenía un estudio de baile allí. Me dijo que iríamos al día siguiente al estudio de grabación y me llevó a dar una vuelta por Neverland, al zoo y al parque de atracciones. Después nos sentamos a charlar un rato más. Michael me convenció para volver a Los Ángeles en helicóptero donde me había reservado una habitación en el Universal Hilton. No la dejé hasta un año y dos meses después.
Él pensaba que debería estar cerca de su estudio y, saben, voy a escucharle porque él es el maestro. “Permanece cerca de tu música” decía. Así que eso es lo que hice. Nuestro primer día en el estudio; sólo mirando a Michael mientras escuchaba mi música, fue la experiencia más grande de mi vida. El primer tema que toqué para él fue “Blood On The Dance Floor” y se volvió loco. Toqué unos pocos más, entonces, en el quinto tema, me detuvo, yo pensé, “OK, esto es todo, se acabó”. Entonces me dijo que fuéramos a la habitación de atrás donde tenía su piano. Nos sentamos y me pidió que tocara los coros y todo el tema. Yo pensé que me estaba probando. Nos quedamos en esa habitación durante unas cinco horas sacando la melodía de lo que sería “Remember The Time”. Esa fue la lección del primer día.
Entonces me pidió que me quedara en el estudio. Literalmente pensó que sería una gran idea si quería tener una habitación allí. Le dije que prefería Larrabee (Los estudios de grabación). Así que se quedó con todo el estudio, escogió una habitación igualmente y la convirtió en su dormitorio. Yo encontré una sala vacía cerca de la cocina. El personal de Michael la convirtió en mi dormitorio. Al final, dormía más en el estudio que en el hotel. Simplemente seguía trabajando y trabajando y trabajando porque estaba preocupado por si haría o no el álbum. Él había grabado docenas de canciones con otros productores que no iba a usar. Entonces un día me dijo que estaba bien si quería hacer entrevistas sobre el álbum. Le dije, “Bueno, ¿qué hay de las canciones? ¿Cuales debería mencionar?” él dijo, “Ok, vamos a sentarnos y voy a decirte todas las canciones tuyas que harán el álbum.” Yo tenía confianza en que “Remember The Time” formaría parte del álbum, pero me quedé alucinado cuando mencionó el nombre de otras seis canciones que habíamos hecho juntos. “!Todas estas son geniales!” dijo. Genial era una de las cosas que siempre me decía. “!Nunca te quedes satisfecho con nada que no sea genial en todo lo que hagas!” Y me quedé con eso. Michael me enseñó tanto que probablemente podría llenar un libro entero.
Recuerdo cuando iba a la escuela en cuarto grado, siempre llevábamos nuestros singles a clase, y durante los recreos, el profesor nos dejaba ponerlos. Había un chico que siempre se presentaba con albums y un día llevó el de Diana Ross Presenta a los Jackson Five.
Era sorprendente. Recuerdo mirar fijamente la portada y después mirar detrás donde estaban puestas las edades de todos los hermanos. Vi la edad que tenía Michael y pensé, “Espera un minuto. Este chico tiene mi edad!” Esto cambió totalmente mi actitud hacia la música. Hasta ese momento pensaba que era algo que hacía la gente mayor; que era algo a lo que aspirar cuando creciera, mejor que algo que podía hacer en ese momento. Escuchar y ver a Michael a esa edad me hizo sentir como que podía intentar hacer música yo mismo. Fue un momento muy influyente para mí.
Trabajar con él años después me ofreció una completa nueva pasión por la composición musical. Scream, (el tema), se hizo porque Michael quería hacer un dúo con su hermana Janet. Cuando Terry Lewis; mi co-productor, y yo fuimos al estudio (Flyte Tyme Estudios, en Minneapolis) para presentar algunas demos, pedimos a Janet que se uniera a nosotros para conseguir un poco de inspiración. Después de un par de días terminamos con unas ocho ideas diferentes. Curiosamente, Janet sabía que a Michael le encantaría la demo que acabaría siendo “Scream”.
Le dije, “¿Cómo lo sabes?”
“Conozco a mi hermano.”
Le pregunté cual le gustaba a ella y dijo, “Me gusta este otro. Me gusta realmente lo que hace sentir. Pero sé que a él le va a gustar “Scream”, es más agresiva. De hecho, espero que no le guste la más suave, entonces la pondré en mi álbum.” Ese tema después se convirtió en “Runaway”, un gran éxito para ella.
Así que nos fuimos a Nueva York, a la Hit Factory, en donde tenían los más grandes altavoces que se podían encontrar. Bueno, Michael había llevado unos incluso mayores! Les pusieron un mando de volumen que era enorme, unos 12 centímetros de diámetro. Él lo subió al máximo. A pesar del enorme sonido, él estuvo hablando todo el tiempo con su dulce voz. “OK, vamos a escuchar lo que has traído. Lo siento, me gusta que suene muy alto. Espero que no te moleste.”
Él puso nuestros temas, que habíamos reducido de ocho a seis. “Scream” era el quinto. Él escuchaba cada tema durante un par de minutos. “Me gusta este… Este es realmente bueno”, decía. Entonces al final, nos dijo: “Todos estos realmente funcionan. Hiciste un gran trabajo. ¿Podemos volver al tema cinco?”
Puso “Scream” de nuevo. “Creo que este, creo que escucho algo distinto en este”, dijo, “Vamos con este.”
Janet me miró y empezó a reírse, “Te lo dije, este era el que iba a coger,” dijo ella.
Al día siguiente nos encontramos en su apartamento en la Trump Tower. Cuando puso el tema todavía no tenía la letra, pero simplemente empezó a cantar la melodía, lo que sería la melodía para “Scream”. Janet dijo, “Bueno, es demasiado bajo para que pueda cantarlo”. Así que le dije, “Janet, lo subiremos aquí”, y tarareé su parte. Ambos dijeron “Genial” y, literalmente, una hora después, Michael tenía la canción. Tenía la letra y tenía el puente. Era asombroso.
El proceso de escribir fue así en todas las canciones que hicimos juntos. En “Tabloid Junkie” (prensa basura) y en “History”, él fue muy rápido, muy intenso. Todo lo escribió como un torbellino. Simplemente llegó hasta él. Fue estimulante.
Cuando escribió “Scream” , lo hizo realmente rápido. Pero después le llevó tres días aceptar que era realmente buena. Nos sentábamos y volvíamos al tema línea por línea, melodía por melodía. En cada parte preguntaba, “¿Estamos de acuerdo en que esto es realmente bueno?”
Estábamos de acuerdo, pero entonces él decía, “Ahora tenemos que desafiarnos a nosotros mismos e intentar alcanzar algo incluso mejor.”
Él era muy meticuloso tratando de asegurarse de que todo era tan bueno como podía llegar a ser. Así fue por tres días seguidos durante los cuales él cambió dos palabras. Pero su instinto era acertado. Realmente marcó una enorme diferencia.
Aunque había escrito (con Carole Bayer Sager) “It´s The Falling In Love” para Michael en el álbum Off The Wall, no pude, en realidad, encontrarme con él hasta la grabación del álbum Thriller, cuando Quincy Jones me llamó para tocar los teclados en “The Girl Is Mine”.
Entré al estudio y lo primero que vi fue una pitón de 20 pies echada sobre la mesa de grabación. Me dejó aterrorizado. Michael tan solo reía y explicaba que era completamente inofensiva y amable.
Tuvimos algunos contactos periódicos en los años siguientes. Pero no fue hasta la realización del álbum History cuando realmente conectamos. Grabamos en Nueva York y Michael me pidió que llevara a mi familia conmigo; era grande asegurándose de que todo el mundo se sintiera confortable. Llevé a tres de mis hijas y mis dos hijastros quienes, por supuesto, estaban todos encantados. Michael nos alojó en una increíble suite de cinco habitaciones en el Plaza.
Las grabaciones fueron increíblemente bien. Michael estaba extremadamente centrado y era muy profesional. Entre otras, hicimos juntos “Smile” y “Childhood”. Con la perspectiva del tiempo, creo que esas dos canciones son, probablemente, las más introspectivas que ha hecho nunca. A lo largo de los años me dijo a menudo que “Smile” era una de sus canciones favoritas. Recuerdo cuando estábamos en el estudio y se me ocurrió la idea de dejar al final de la canción sonar el piano como en las viejas películas de cine mudo, con el sonido desapareciendo lentamente. A Michael le encantó, me dijo que funcionaría de modo mágico en el corto que había planeado para la canción. Al final el se alejaría de la cámara igual que lo hacía Charlie Chaplin en sus películas. Estaba entusiasmado con eso. Adoraba a Chaplin, decía que veía mucho de sí mismo en él.
Siempre estábamos trabajando. Una noche decidimos ir al cine. Michael, yo, mis cinco chicos, Linda Thompsom (mi esposa en ese momento) y Lisa Marie, a quien mi esposa conoció cuando vivió con Elvis en los 70. Mis chicos y Michael idearon un plan para vestirle con sus ropas y disfrazarle. Todos fueron al apartamento de Michael en la planta 64, (¡yo me quedé abajo porque no subo en ascensores!). Cuando volvieron, Michael parecía uno de mis hijos, excepto porque asomaban los rizos que llevaba en aquel tiempo por debajo de la gorra de beisbol que le habían prestado. Le dije que los escondiera si no quería descubrirse. Pero él dijo, “No, David, tengo que dejarlos fuera.” Humm. “La fama es una cosa curiosa y adictiva”, pensé. Después, cuando entramos dentro de la furgoneta, Lisa se sentó enfrente de Michael. En un tono asertivo, Michael le dijo, “Lisa siéntate aquí” mientas daba palmaditas alegremente en el asiento junto al suyo. Una cosa me pareció clara, verdaderamente se amaban el uno al otro.
El día siguiente grabamos en el estudio las voces para “Childhood.”Antes de entrar en la cabina me dijo que esta era la letra más autobiográfica que había escrito nunca. Si escuchan la voz, creo que pueden escuchar toda la emoción de un hombre que había vivido verdaderamente la historia que estaba cantando.
A lo largo de los siguientes años, estuvimos en contacto unas pocas veces más. Una de ellas para escribir una canción, “I Have This Dream”, que iba a ser un himno con muchos cantantes, una idea que nunca llegó a realizarse. En otra ocasión, él vino a mi estudio en Malibu, California, en una caravana, con una niñera y sus dos niños en ese momento. Dos cosas me llamaron la atención ese día. Una, el buen comportamiento y la amabilidad de sus hijos, y dos, lo increíblemente atento como padre que era.
Cada vez que tenía noticias de Michael, era siempre un proceso que duraba tres días. Un asistente me llamaba para saber mi paradero en las siguientes horas, después recibía otra llamada; ¿Estaría mañana? Dos llamadas más y finalmente, al tercer día, Michael y yo nos poníamos en contacto.
La última vez que hablé con él fue muy inusual porque fue sin ninguna de todas esas prellamadas. Simplemente contesté mi móvil y escuché esa famosa voz: “Hola David, soy Michael Jackson, me gustaría que nos reuniéramos para hablar sobre trabajar conmigo en mi nuevo álbum.” Tristemente, el encuentro nunca tuvo lugar.
Michael era un moderno Frank Sinatra y Gene Kelly reunidos en uno solo. Mi vida fue enriquecida por conocerle, trabajar con él, y quizás más importante, por ser simplemente uno de sus millones de fans.
¿Era excéntrico? Definitivamente. Nómbrame a un genio que no lo fuera. Esta es la cuestión más importante, creo, ¿Sonaría la música pop de manera diferente si Michael Jackson no hubiera nacido? La respuesta, por supuesto, es un sonoro “Sí”.
TEDDY RYLEY
NUNCA SATISFECHO
Nunca he subido en helicóptero antes, así que fui en coche hasta Neverland. El personal me saludó en la entrada, me llevaron al interior de la casa, pero Michael no estaba por ninguna parte. Así que me metieron en lo que llamaría su sala de trofeos, donde había toda clase de premios, pero la única cosa que captó mi atención fue su juego de ajedrez: era de oro y platino. Fui a entretenerme un poco con él, cogí una de las piezas y me volví para ver a Michael parado detrás de mí. Me mató del susto. Se tiró al suelo de la risa, ¡y no podía parar porque vio cómo abrí los ojos, muerto de miedo!
A partir de ese momento, empezamos a hablar. Me hizo un montón de preguntas normales y personales. Después empezó a preguntarme sobre música. Específicamente acerca de esa canción que estaba en mi primer álbum, Guy, llamada “Spend The Night”. Él empezó a tararear y a hacer beatbox de diferentes partes de la canción, queriendo saber de dónde había conseguido ciertos sonidos. Me dijo que “Spend The Night” era su favorita de mis canciones y quería de mí algo tan fuerte como eso. Yo estaba deseando tocar lo que le había traído. Pero sólo tenía un estudio de baile allí. Me dijo que iríamos al día siguiente al estudio de grabación y me llevó a dar una vuelta por Neverland, al zoo y al parque de atracciones. Después nos sentamos a charlar un rato más. Michael me convenció para volver a Los Ángeles en helicóptero donde me había reservado una habitación en el Universal Hilton. No la dejé hasta un año y dos meses después.
Él pensaba que debería estar cerca de su estudio y, saben, voy a escucharle porque él es el maestro. “Permanece cerca de tu música” decía. Así que eso es lo que hice. Nuestro primer día en el estudio; sólo mirando a Michael mientras escuchaba mi música, fue la experiencia más grande de mi vida. El primer tema que toqué para él fue “Blood On The Dance Floor” y se volvió loco. Toqué unos pocos más, entonces, en el quinto tema, me detuvo, yo pensé, “OK, esto es todo, se acabó”. Entonces me dijo que fuéramos a la habitación de atrás donde tenía su piano. Nos sentamos y me pidió que tocara los coros y todo el tema. Yo pensé que me estaba probando. Nos quedamos en esa habitación durante unas cinco horas sacando la melodía de lo que sería “Remember The Time”. Esa fue la lección del primer día.
Entonces me pidió que me quedara en el estudio. Literalmente pensó que sería una gran idea si quería tener una habitación allí. Le dije que prefería Larrabee (Los estudios de grabación). Así que se quedó con todo el estudio, escogió una habitación igualmente y la convirtió en su dormitorio. Yo encontré una sala vacía cerca de la cocina. El personal de Michael la convirtió en mi dormitorio. Al final, dormía más en el estudio que en el hotel. Simplemente seguía trabajando y trabajando y trabajando porque estaba preocupado por si haría o no el álbum. Él había grabado docenas de canciones con otros productores que no iba a usar. Entonces un día me dijo que estaba bien si quería hacer entrevistas sobre el álbum. Le dije, “Bueno, ¿qué hay de las canciones? ¿Cuales debería mencionar?” él dijo, “Ok, vamos a sentarnos y voy a decirte todas las canciones tuyas que harán el álbum.” Yo tenía confianza en que “Remember The Time” formaría parte del álbum, pero me quedé alucinado cuando mencionó el nombre de otras seis canciones que habíamos hecho juntos. “!Todas estas son geniales!” dijo. Genial era una de las cosas que siempre me decía. “!Nunca te quedes satisfecho con nada que no sea genial en todo lo que hagas!” Y me quedé con eso. Michael me enseñó tanto que probablemente podría llenar un libro entero.
JIMMY JAM
EQUIPO SCREAM
Era sorprendente. Recuerdo mirar fijamente la portada y después mirar detrás donde estaban puestas las edades de todos los hermanos. Vi la edad que tenía Michael y pensé, “Espera un minuto. Este chico tiene mi edad!” Esto cambió totalmente mi actitud hacia la música. Hasta ese momento pensaba que era algo que hacía la gente mayor; que era algo a lo que aspirar cuando creciera, mejor que algo que podía hacer en ese momento. Escuchar y ver a Michael a esa edad me hizo sentir como que podía intentar hacer música yo mismo. Fue un momento muy influyente para mí.
Trabajar con él años después me ofreció una completa nueva pasión por la composición musical. Scream, (el tema), se hizo porque Michael quería hacer un dúo con su hermana Janet. Cuando Terry Lewis; mi co-productor, y yo fuimos al estudio (Flyte Tyme Estudios, en Minneapolis) para presentar algunas demos, pedimos a Janet que se uniera a nosotros para conseguir un poco de inspiración. Después de un par de días terminamos con unas ocho ideas diferentes. Curiosamente, Janet sabía que a Michael le encantaría la demo que acabaría siendo “Scream”.
Le dije, “¿Cómo lo sabes?”
“Conozco a mi hermano.”
Le pregunté cual le gustaba a ella y dijo, “Me gusta este otro. Me gusta realmente lo que hace sentir. Pero sé que a él le va a gustar “Scream”, es más agresiva. De hecho, espero que no le guste la más suave, entonces la pondré en mi álbum.” Ese tema después se convirtió en “Runaway”, un gran éxito para ella.
Así que nos fuimos a Nueva York, a la Hit Factory, en donde tenían los más grandes altavoces que se podían encontrar. Bueno, Michael había llevado unos incluso mayores! Les pusieron un mando de volumen que era enorme, unos 12 centímetros de diámetro. Él lo subió al máximo. A pesar del enorme sonido, él estuvo hablando todo el tiempo con su dulce voz. “OK, vamos a escuchar lo que has traído. Lo siento, me gusta que suene muy alto. Espero que no te moleste.”
Él puso nuestros temas, que habíamos reducido de ocho a seis. “Scream” era el quinto. Él escuchaba cada tema durante un par de minutos. “Me gusta este… Este es realmente bueno”, decía. Entonces al final, nos dijo: “Todos estos realmente funcionan. Hiciste un gran trabajo. ¿Podemos volver al tema cinco?”
Puso “Scream” de nuevo. “Creo que este, creo que escucho algo distinto en este”, dijo, “Vamos con este.”
Janet me miró y empezó a reírse, “Te lo dije, este era el que iba a coger,” dijo ella.
Al día siguiente nos encontramos en su apartamento en la Trump Tower. Cuando puso el tema todavía no tenía la letra, pero simplemente empezó a cantar la melodía, lo que sería la melodía para “Scream”. Janet dijo, “Bueno, es demasiado bajo para que pueda cantarlo”. Así que le dije, “Janet, lo subiremos aquí”, y tarareé su parte. Ambos dijeron “Genial” y, literalmente, una hora después, Michael tenía la canción. Tenía la letra y tenía el puente. Era asombroso.
El proceso de escribir fue así en todas las canciones que hicimos juntos. En “Tabloid Junkie” (prensa basura) y en “History”, él fue muy rápido, muy intenso. Todo lo escribió como un torbellino. Simplemente llegó hasta él. Fue estimulante.
Cuando escribió “Scream” , lo hizo realmente rápido. Pero después le llevó tres días aceptar que era realmente buena. Nos sentábamos y volvíamos al tema línea por línea, melodía por melodía. En cada parte preguntaba, “¿Estamos de acuerdo en que esto es realmente bueno?”
Estábamos de acuerdo, pero entonces él decía, “Ahora tenemos que desafiarnos a nosotros mismos e intentar alcanzar algo incluso mejor.”
Él era muy meticuloso tratando de asegurarse de que todo era tan bueno como podía llegar a ser. Así fue por tres días seguidos durante los cuales él cambió dos palabras. Pero su instinto era acertado. Realmente marcó una enorme diferencia.
DAVID FOSTER
HACIENDO HISTORIA
Aunque había escrito (con Carole Bayer Sager) “It´s The Falling In Love” para Michael en el álbum Off The Wall, no pude, en realidad, encontrarme con él hasta la grabación del álbum Thriller, cuando Quincy Jones me llamó para tocar los teclados en “The Girl Is Mine”.
Entré al estudio y lo primero que vi fue una pitón de 20 pies echada sobre la mesa de grabación. Me dejó aterrorizado. Michael tan solo reía y explicaba que era completamente inofensiva y amable.
Tuvimos algunos contactos periódicos en los años siguientes. Pero no fue hasta la realización del álbum History cuando realmente conectamos. Grabamos en Nueva York y Michael me pidió que llevara a mi familia conmigo; era grande asegurándose de que todo el mundo se sintiera confortable. Llevé a tres de mis hijas y mis dos hijastros quienes, por supuesto, estaban todos encantados. Michael nos alojó en una increíble suite de cinco habitaciones en el Plaza.
Las grabaciones fueron increíblemente bien. Michael estaba extremadamente centrado y era muy profesional. Entre otras, hicimos juntos “Smile” y “Childhood”. Con la perspectiva del tiempo, creo que esas dos canciones son, probablemente, las más introspectivas que ha hecho nunca. A lo largo de los años me dijo a menudo que “Smile” era una de sus canciones favoritas. Recuerdo cuando estábamos en el estudio y se me ocurrió la idea de dejar al final de la canción sonar el piano como en las viejas películas de cine mudo, con el sonido desapareciendo lentamente. A Michael le encantó, me dijo que funcionaría de modo mágico en el corto que había planeado para la canción. Al final el se alejaría de la cámara igual que lo hacía Charlie Chaplin en sus películas. Estaba entusiasmado con eso. Adoraba a Chaplin, decía que veía mucho de sí mismo en él.
Siempre estábamos trabajando. Una noche decidimos ir al cine. Michael, yo, mis cinco chicos, Linda Thompsom (mi esposa en ese momento) y Lisa Marie, a quien mi esposa conoció cuando vivió con Elvis en los 70. Mis chicos y Michael idearon un plan para vestirle con sus ropas y disfrazarle. Todos fueron al apartamento de Michael en la planta 64, (¡yo me quedé abajo porque no subo en ascensores!). Cuando volvieron, Michael parecía uno de mis hijos, excepto porque asomaban los rizos que llevaba en aquel tiempo por debajo de la gorra de beisbol que le habían prestado. Le dije que los escondiera si no quería descubrirse. Pero él dijo, “No, David, tengo que dejarlos fuera.” Humm. “La fama es una cosa curiosa y adictiva”, pensé. Después, cuando entramos dentro de la furgoneta, Lisa se sentó enfrente de Michael. En un tono asertivo, Michael le dijo, “Lisa siéntate aquí” mientas daba palmaditas alegremente en el asiento junto al suyo. Una cosa me pareció clara, verdaderamente se amaban el uno al otro.
El día siguiente grabamos en el estudio las voces para “Childhood.”Antes de entrar en la cabina me dijo que esta era la letra más autobiográfica que había escrito nunca. Si escuchan la voz, creo que pueden escuchar toda la emoción de un hombre que había vivido verdaderamente la historia que estaba cantando.
A lo largo de los siguientes años, estuvimos en contacto unas pocas veces más. Una de ellas para escribir una canción, “I Have This Dream”, que iba a ser un himno con muchos cantantes, una idea que nunca llegó a realizarse. En otra ocasión, él vino a mi estudio en Malibu, California, en una caravana, con una niñera y sus dos niños en ese momento. Dos cosas me llamaron la atención ese día. Una, el buen comportamiento y la amabilidad de sus hijos, y dos, lo increíblemente atento como padre que era.
Cada vez que tenía noticias de Michael, era siempre un proceso que duraba tres días. Un asistente me llamaba para saber mi paradero en las siguientes horas, después recibía otra llamada; ¿Estaría mañana? Dos llamadas más y finalmente, al tercer día, Michael y yo nos poníamos en contacto.
La última vez que hablé con él fue muy inusual porque fue sin ninguna de todas esas prellamadas. Simplemente contesté mi móvil y escuché esa famosa voz: “Hola David, soy Michael Jackson, me gustaría que nos reuniéramos para hablar sobre trabajar conmigo en mi nuevo álbum.” Tristemente, el encuentro nunca tuvo lugar.
Michael era un moderno Frank Sinatra y Gene Kelly reunidos en uno solo. Mi vida fue enriquecida por conocerle, trabajar con él, y quizás más importante, por ser simplemente uno de sus millones de fans.
¿Era excéntrico? Definitivamente. Nómbrame a un genio que no lo fuera. Esta es la cuestión más importante, creo, ¿Sonaría la música pop de manera diferente si Michael Jackson no hubiera nacido? La respuesta, por supuesto, es un sonoro “Sí”.