Para todos aquellos que quieran saber algo más de la preparación de la portada del single SMILE, o del rodaje del video REMEMBER THE TIME, o la historia de una fotografía en Disney World... seguid leyendo...
VISION
MOVING PICTURES. IMÁGENES EN MOVIMIENTO.
EL PRIMER ARTISTA EN TOMARSE EN SERIO EL VIDEO MUSICAL, MICHAEL JACKSON LLEVÓ AL MUNDO DEL POP UNA SENSIBILIDAD CINEMÁTICA QUE LO TRANSFORMÓ IRREVOCABLEMENTE.
JOHN LANDIS. MICHAEL, MICKEY AND ME.
MICHAEL, MICKEY Y YO.
Michael tenía ya el disco más vendido del mundo antes de conocerle. Después que hicimos el corto Michael Jackson´s Thriller, su estrellato internacional se convirtió en super-nova. El extraordinario talento de Mike había capturado la imaginación de todo el mundo y yo estaba siempre pasmado por su nivel de fama. Michael permanecía tímido y con su suave voz, pero nunca mostraba miedo frente a una enorme multitud de enloquecidos fans. Quizás la única vez en mi vida que de verdad creí que iba a morir fue en Disney World, en una visita con Michael Jackson. Él habia invitado a mi esposa Deborah, (diseñadora de vestuario de Thriller y más tarde de Black or White) y a nuestra hija; que contaba entonces un año de edad, Rachel, a Disney World, para celebrar el éxito de nuestro cortometraje. Había una atracción en ese momento en Orlando, cerrada hace mucho tiempo desde entonces, llamada Circus World. Allí conocimos a un elefante de sólo dos dias que tenía el tamaño de un perro grande y tan adorable como el pequeño Dumbo. Todos pudimos compartir el deleite de Michael jugando con el pequeño elefante. Fue el momento culminante de nuestro viaje. La visita se vió dificultada por la gigantesca celebridad de Michael. Multitud de gente aparecía cada vez que Michael salía por entre el público y casi siempre estaban gritando histéricamente hasta asustarme, pero Michael nunca parecía mareado por el ruido o por la aglomeración de gente alrededor. El sonreía y saludaba tímidamente mientras el resto de nosotros buscaba frenéticamente un lugar por donde escapar.
Walt Disney World fue el más grande de los proyectos de construcción sin gobierno de la historia. Literalmente construido en tierra pantanosa, la Compañía Disney creó tremendos laberintos a base de túneles que recorren el subsuelo debajo del parque. A menudo utilizábamos carritos de golf para recorrer estos asombrosos túneles hasta llegar a puertas secretas en el parque para subir a una atracción o ver un espectáculo. Un día, alguien sugirió que Mike y yo debíamos tener una fotografía con Mickey Mouse. Como alguien que creció viendo el Club de Mickey Mouse, yo estaba completamente de acuerdo. Así que Mike y yo tomamos otro de esos carritos de golf, recorrimos los túneles subterráneos, salimos por una puerta secreta y, después de un corto paseo por la superficie nos encontramos en esa área de hierba que hay cerca del castillo de Fantasyland, donde un fotógrafo de Disney y un tipo de seguridad también de Disney, (fácil de reconocer, ellos usan abrigos y corbatas, gafas oscuras y llevan un receptor en sus oidos, como los hombres del Presidente), estaban esperándonos. Había una pequeña cadena rodeando la pradera, como esas que hay en los bancos para hacer cola tras ellas. Mientras el fotógrafo nos hacía posar para la foto, empecé a sentir un sonido como un rugido, y me di cuenta de que era un mar de gente que habían descubierto de alguna manera que Michael Jackson estaba allí, y nos rodeaban en nuestra pequeña isla de hierba. Y quiero decir un mar de gente!, gente tan lejos como seas capaz de ver en todas las direcciones. Y estaban cada vez mas excitados viendo a Michael Jackson. Con gritos de “Michael, te queremos!” comenzaron enseguida a chillar e incluso a sollozar, mientras que las usualmente tranquilas familias que pasean por Disney World se transformaban en una delirante masa de varios miles de extasiados fans. Michael estaba simplemente sonriendo y saludando, pero yo estaba pensando en el libro de Nathaniel West, El dia de la Langosta, (Aclaración : Se refiere a la plaga de la langosta; pasaje bíblico del Antiguo Testamento). “Van a comernos!!” Justo entonces, una apagada voz saliendo del interior de la cabeza de Mickey Mouse: “Santo Cielo!” y pude ver al tipo de seguridad hablando frenéticamente a su pequeño walkie talkie. Si Mickey Mouse estaba muerto de pánico, entonces sabía que teníamos un problema!
Mientras la multitud rompía las pequeñas barreras de seguridad y Mickey Mouse y yo estábamos pensando “Vamos a morir en Fantasyland, aplastados por un ejército de enloquecidos fans de Michael Jackson”, un Cadillac limusina apareció mágicamente delante de nosotros. El tipo de seguridad estaba agarrándonos a Michael, a Mickey y a mí y, literalmente, nos arrojó dentro de la limo. La masa de gente avanzó en oleadas y barrió el coche como el mar estrellándose contra las rocas. Caras y manos apretadas contra todas las ventanillas y ahora mis miedos se convirtieron en: “Oh, Dios mio, espero que nadie resulte herido!”. De alguna manera, nos sacaron de allí y nos pusieron a salvo sin que nadie resultara herido, que yo sepa.
Lo que mejor recuerdo de toda aquella aventura fue que mientras el tipo de seguridad, Mickey y yo estábamos aterrorizados, Michael estaba tranquilo y sonriendo, saludando a la gente. Años después , Michael aún se reía de mí por “estar aterrorizado”. “Ellos solo querían verme. No pasaba nada,” decía. Y se echaba a reir.
Ese es el recuerdo que atesoraré de Michael: Sonriendo y saludando, tranquilo y sereno en medio de la tormenta.
JOHN LANDIS. Director de cine, de éxitos tales como The Blues Brothers, Trading Places y Coming to America. En 1981, un clásico del cine de terror, Un hombre lobo americano en Londres, inspiró a Michael Jackson para pedir a Landis que dirigiera el proyecto que cambiaría el aspecto de la MTV, y de todo el video musical, para siempre, THRILLER.
PETER GUBER. SERVING THE STORY
AL SERVICIO DE LA HISTORIA
Era 1991. Michael y su productor estaban encerrados en un estudio de grabación en Ventura Boulevard, Valle de San Fernando, mezclando Dangerous. Me habían pedido; como director de SONY PICTURES, visitar a Michael para hablar de su pasión por el cine y de su deseo de hacer películas. Esperando tranquilamente su llegada, escuchamos a los ingenieros preparando las pistas. Parecía que lo había preparado de ese modo. Poco de lo que hacía Michael era cualquier cosa menos premeditado. Desde el primer corte supe que estaba escuchando el trabajo de un meticuloso artista que aprendió acerca de cada aspecto técnico del sonido y a quien le importaba totalmente su público. Me lanzaba el grito de : “Avanza en el juego si quieres trabajar con Michael Jackson”. Pero esa impresión cambiaría por completo a otro nuevo nivel, mas tarde, cuando nos pidió que continuáramos nuestra conversación en su casa.
En ese punto de su carrera, Michael era una gigantesca fuerza en la música pop, incluso había realizado su propia película, Moonwalker, y actuado en la versión realizada por Sidney Lumet en 1978 del éxito de Broadway, The Wiz. Yo necesitaba saber qué pensaba sobre los diferentes retos que representaban las canciones, los videos musicales y las películas, particularmente de las distinciones narrativas. Ese era un importante ingrediente a valorar sobre cual era su actitud y cómo acomodarla a sus aspiraciones.
“Con una canción, me parece que el énfasis debe estar en el sonido, por encima de la historia que cuenta”, le dije. “En los videos musicales, la historia debe estar al servicio del sonido. Y en las películas, el sonido debe servir a la historia, ¿no?”
“Tú tienes que conseguir atraer la atención del público”, dijo Michael. “En ambos, música y cine. Tú tienes que saber dónde está el drama y cómo presentarlo.”
El quería que le tomara en serio y le apoyara en su deseo de producir y actuar en más películas.
“Sí”, admití. “Pero en el cine tu lo consigues a través de la tensión dramática que hay dentro de la historia.”
No le pregunté a Michael como conseguía llegar a crear esa tensión dramática, pero estaba seguro de que si el guión no te la proporcionaba, entonces el proyecto estaba condenado desde el principio y ni siquiera el famoso Moonwalk de Michael podría salvarlo.
De repente, Michael se levantó. “Déjame mostrarte algo”, me dijo. Subimos las escaleras y fuimos por el pasillo hasta su cuarto, donde nos detuvimos frente a un terrario de cristal. Dentro, una serpiente estaba camuflada, enrollada alrededor de una rama de árbol. Su cabeza estaba rastreando algo en la esquina opuesta de la caja de cristal.
Michael apuntó con el dedo al objeto de la obsesión de la serpiente. Un ratoncillo blanco estaba intentando esconderse detrás de una pila de trozos de madera.
Dije con un arranque de optimismo, “¿Son amigos?”
“¿Lo parecen?”. “No. El ratón está temblando.”
Michael dijo, “Tenemos que alimentar a la serpiente con un ratón vivo, de otro modo no se lo comerá. Si están muertos, no atraen su atención.”
“Entonces, ¿Por qué no se lanza hacia él y se lo come?”
Dijo, “Porque le divierte el juego. Primero usa el miedo para atraer la atención del ratón, entonces espera, crea la tensión. Y cuando el ratón está tan aterrorizado que no puede moverse, la serpiente lo atrapará.”
La serpiente tenía la atención de aquel ratón, el ratón tenía la atención de aquella serpiente, y Michael Jackson tenía toda mi atención.
“Eso es el drama.” Dijo.
“Seguro, lo es!” Dije. “Esta historia lo tiene todo: riesgo, suspense, poder, muerte, el bien y el mal, inocencia y peligro. No puedes soportarlo. Y no puedes dejar de mirar.”
“Exacto”, dijo. “¿Qué va a pasar ahora?, incluso aunque lo sepas, no sabes ni el cómo ni el cuándo.”
“Quizás el ratón se escape.”
Michael soltó una de sus agudas y extrañas risas:
“Quizás.”
Si me quedaba la más ligera duda acerca del dominio por parte de Michael de la estructura dramática, se evaporó ese día. A pesar de explicármelo con muy pocas palabras, lo que me enseñó fue que nada atrae más rápido nuestra atención que la necesidad de saber qué va a suceder después. Y nada conduce mejor a esa necesidad de saber, que un potente cocktail de emociones tales como: miedo, peligro, pena y esperanza. Aumenta el riesgo de vida o muerte y no podrás apartar tu atención.
“Ese es el poder mágico de una gran historia,” dijo.
Si la elegancia puede resumirse como el máximo poder entregado con la mínima energía, entonces , la historia de la serpiente y el ratón es un ejemplo cualificado de una perfecta y elegante historia. Tan simple como parece, sirvió al propósito de Michael con devastadora precisión, dejándome pasmado, convencido e intimidado, no solo con su reptil, sino también con su ingenio y determinación. Técnicamente, él ni siquiera me contó la historia, pero no tuvo que hacerlo, porque yo estaba instintivamente familiarizado con la trama, así que él me dio solo lo que necesitaba para narrarlo por mí mismo y quedarse él con el mérito.
PETER GUBER. Uno de los más influyentes ejecutivos de Hollywood. Antiguo ejecutivo en Sony Pictures y Columbia. Las películas que ha producido, ha obtenido ganancias por valor de más de 3 billones de dólares alrededor del mundo y han sido nominadas a mas de 50 premios de la Academia. Actualmente es director de Mandalay Entertainment, fundada en 1995.
STEVE WHITSITT. KEEP SMILING THROUGH.
SIGUE RIENDO HASTA EL FIN.
A finales de 1994 , volaba regularmente desde Los Ángeles hasta Nueva York para fotografiar a Michael en los estudios de Sony Music. A veces, llegaba el jueves y me quedaba hasta el lunes o el martes, dedicando el sábado o el domingo para hacer las fotos. Una vez, me quedé la semana entera y trabajamos haciendo fotos dos fines de semana seguidos.
Una tarde estaba en mi hotel y sonó el teléfono, “Por favor, espere , se pone Michael…” Su voz apareció al otro lado, ”Steve, ¿puedes acercarte al apartamento? Quiero hablar contigo.”
“Claro, Mike, estaré allí en media hora,” dije. Caminé unas pocas manzanas hasta la Trump Tower, donde Michael se estaba quedando durante la grabación de History. Cuando llegué, su cocinero me dejó entrar e inmediatamente dijo adios , dejándonos solos.
Después de charlar unos minutos, Michael entró en el asunto, “Steve,¿ conoces la canción Smile?”, dijo.
“Creo que sí, Michael, pero no estoy seguro…”
“Oye! Te la voy a cantar.”
Para poder comprender mi reacción, debo decir que hay que darse cuenta de que yo nací y crecí en Port Huron, una pequeña ciudad al norte de Detroit, nunca había esperado llegar muy lejos ni hacer gran cosa en mi vida. Aunque había trabajado como asistente para el fotógrafo personal de Michael durante tres años, el ascenso súbito de posición en que me encontraba en ese momento hacía que mi cabeza diera vueltas bastante rápido. Yo tenía conversaciones con Michael y nuestra relación de trabajo en el día a día era razonablemente amistosa, pero aquí estaba yo, un chico de Michigan, y este hombre estaba cantando una canción para una audiencia de solo una persona. Yo.
Y no era solo el hecho de que estuviera cantando sólo para mí, era la absolutamente maravillosa claridad de su voz a capella. El vello de mis brazos se me erizó, estaba conmovido casi hasta las lágrimas. Fueron un par de minutos. Cuando terminó de cantar, Michael me preguntó si conocía algo sobre la historia de la canción. Me tomé un par de segundos para coger aire y musitar alguna respuesta.
Durante las siguientes horas, Michael me enseñó acerca de Charlie Chaplin, y específicamente sobre la película El chico, y sobre Jackie Coogan, el niño actor que actuaba con Chaplin en la película, y cómo la experiencia de Jackie trajo como consecuencia todas las leyes que existen actualmente para proteger a los niños artistas. Michael era una fuente de información. Estuvimos discutiendo cómo queríamos la foto para la portada del single de esa canción y dejamos sentados un par de conceptos.
Las dos semanas siguientes fueron un lio de entrevistas, preparación de platós, pruebas y discusión de todos los detalles necesarios para organizar la sesión de fotografía. Michael no necesitaba decirme que esperaba que la sesión fuera perfecta. Él me inspiró cuando cantaba la canción. Ambos quedamos encantados con el resultado.
STEVE WHITSITT. Educado en el prestigioso Instituto Brooks de Fotografía, empezó a trabajar con Michael como asistente en el rodaje del video “Black or White”. Realizó la portada del single “Smile” en la que aparece Jackson caracterizado con Charlie Chaplin.
JOHN SINGLETON. LIKE MY BIG BROTHER.
COMO MI HERMANO MAYOR
La primera vez que conocí a Michael fue cuando iba a la casa de su manager de entonces. Yo era joven, justo antes de cumplir los 24 años, y era un poco descarado, mi película, Boyz N´the Hood, había salido el verano anterior, yo no estaba nervioso, solo excitado. Era como si hubiera sabido desde siempre que le iba a conocer. Él estaba en una verdadera buena forma. Acababa de televisarse la premiere de su corto “Black or White”. El álbum Dangerous había salido el mes anterior. Me preguntó qué canciones me gustaban. Y le dije que mis favoritas eran In the Closet y Remember the Time. Dijo, “Remember the Time” va a ser el próximo single, me preguntó si quería hacer el video, y, si así era, qué me gustaría hacer.
Empezamos a pasarnos ideas el uno al otro y entonces le dije que solo haría el video si sólo ponía en él a gente de color. Dijo, “Sin problemas”. Y salió adelante. Le sugerí que podíamos conseguir a los mejores bailarines de hip-hop del país y hacer una secuencia egipcia estilo Bugsy Berkeley. Michael es una persona de grandes ideas. Tu le lanzas una gran idea y él te devuelve tres o cuatro. Él me dijo que deberíamos conseguir a Eddie Murphy. Genial, porque siempre había querido trabajar con Eddie.
Una de las más geniales cosas sobremi experiencia haciendo “Remember the Time” fue ver a Michael trabajar con la coreógrafa Fatima Robinson. Ella solo tenía 20 años y ya había trabajado con muchos de los artistas de hip-hop del momento, pero estaba muy nerviosa. Le dije, “Michael te necesita, vas a enseñarle algunos pasos nuevos”.
Y ver a Michael en el estudio de baile trabajando cada paso, cada movimiento de esa rutina que ellos crearon, durante una semana, fue fenomenal. Primero era él solo, después unos cuantos bailarines y después todo el mundo. No lo olvidaré en la vida. Ver al más grande artista de todos los tiempos trabajar minuciosamente una rutina de baile.
Una vez que todo estuvo listo, rodamos 11 dias seguidos en el más grande de los escenarios de los estudios Universal. Había mucha diversión en el plató. Siempre tratábamos de bromear con Michael para hacerle cantar. Nunca lo hacía, pero el equipo entero empezó a cantarle “I´ll be there” y él sólo reia. Una cosa que fue divertida pero que no tuvo ninguna gracia fue que , al final del rodaje, Michael lanzó una bomba fétida en mi caravana. Era un verdadero bromista.
Una de mis experiencias favoritas con él fue cuando terminé el montaje. Obviamente, él tenía que dar su aprobación final a todo. Se lo enseñé. Él diji, “No hay cambios, está todo genial, Johnny”, así me llamaba. Y después nos metimos en mi coche cerca de una hora escuchando cintas de Richard Pryor y simplemente riéndonos juntos.
Tuve otros encuentros con él después de aquello en los que pasábamos el rato charlando hasta bien tarde. Esos fueron realmente buenos, buenos momentos, porque yo era solo un chico empezando mi carrera y ahí estaba la estrella más grande del mundo actuando como mi hermano mayor.
JOHN SINGLETON. Director de cine, escritor y productor, se dio a conocer en 1991 con la película “Boyz N´the Hood, recibiendo una nominación a los Oscars como mejor guión y director. Ese mismo año, dirigió para Michael Jackson el video “Remember the Time”, protagonizado también por Eddie Murphy, Iman y Magic Johnson.
VISION
MOVING PICTURES. IMÁGENES EN MOVIMIENTO.
EL PRIMER ARTISTA EN TOMARSE EN SERIO EL VIDEO MUSICAL, MICHAEL JACKSON LLEVÓ AL MUNDO DEL POP UNA SENSIBILIDAD CINEMÁTICA QUE LO TRANSFORMÓ IRREVOCABLEMENTE.
JOHN LANDIS. MICHAEL, MICKEY AND ME.
MICHAEL, MICKEY Y YO.
Michael tenía ya el disco más vendido del mundo antes de conocerle. Después que hicimos el corto Michael Jackson´s Thriller, su estrellato internacional se convirtió en super-nova. El extraordinario talento de Mike había capturado la imaginación de todo el mundo y yo estaba siempre pasmado por su nivel de fama. Michael permanecía tímido y con su suave voz, pero nunca mostraba miedo frente a una enorme multitud de enloquecidos fans. Quizás la única vez en mi vida que de verdad creí que iba a morir fue en Disney World, en una visita con Michael Jackson. Él habia invitado a mi esposa Deborah, (diseñadora de vestuario de Thriller y más tarde de Black or White) y a nuestra hija; que contaba entonces un año de edad, Rachel, a Disney World, para celebrar el éxito de nuestro cortometraje. Había una atracción en ese momento en Orlando, cerrada hace mucho tiempo desde entonces, llamada Circus World. Allí conocimos a un elefante de sólo dos dias que tenía el tamaño de un perro grande y tan adorable como el pequeño Dumbo. Todos pudimos compartir el deleite de Michael jugando con el pequeño elefante. Fue el momento culminante de nuestro viaje. La visita se vió dificultada por la gigantesca celebridad de Michael. Multitud de gente aparecía cada vez que Michael salía por entre el público y casi siempre estaban gritando histéricamente hasta asustarme, pero Michael nunca parecía mareado por el ruido o por la aglomeración de gente alrededor. El sonreía y saludaba tímidamente mientras el resto de nosotros buscaba frenéticamente un lugar por donde escapar.
Walt Disney World fue el más grande de los proyectos de construcción sin gobierno de la historia. Literalmente construido en tierra pantanosa, la Compañía Disney creó tremendos laberintos a base de túneles que recorren el subsuelo debajo del parque. A menudo utilizábamos carritos de golf para recorrer estos asombrosos túneles hasta llegar a puertas secretas en el parque para subir a una atracción o ver un espectáculo. Un día, alguien sugirió que Mike y yo debíamos tener una fotografía con Mickey Mouse. Como alguien que creció viendo el Club de Mickey Mouse, yo estaba completamente de acuerdo. Así que Mike y yo tomamos otro de esos carritos de golf, recorrimos los túneles subterráneos, salimos por una puerta secreta y, después de un corto paseo por la superficie nos encontramos en esa área de hierba que hay cerca del castillo de Fantasyland, donde un fotógrafo de Disney y un tipo de seguridad también de Disney, (fácil de reconocer, ellos usan abrigos y corbatas, gafas oscuras y llevan un receptor en sus oidos, como los hombres del Presidente), estaban esperándonos. Había una pequeña cadena rodeando la pradera, como esas que hay en los bancos para hacer cola tras ellas. Mientras el fotógrafo nos hacía posar para la foto, empecé a sentir un sonido como un rugido, y me di cuenta de que era un mar de gente que habían descubierto de alguna manera que Michael Jackson estaba allí, y nos rodeaban en nuestra pequeña isla de hierba. Y quiero decir un mar de gente!, gente tan lejos como seas capaz de ver en todas las direcciones. Y estaban cada vez mas excitados viendo a Michael Jackson. Con gritos de “Michael, te queremos!” comenzaron enseguida a chillar e incluso a sollozar, mientras que las usualmente tranquilas familias que pasean por Disney World se transformaban en una delirante masa de varios miles de extasiados fans. Michael estaba simplemente sonriendo y saludando, pero yo estaba pensando en el libro de Nathaniel West, El dia de la Langosta, (Aclaración : Se refiere a la plaga de la langosta; pasaje bíblico del Antiguo Testamento). “Van a comernos!!” Justo entonces, una apagada voz saliendo del interior de la cabeza de Mickey Mouse: “Santo Cielo!” y pude ver al tipo de seguridad hablando frenéticamente a su pequeño walkie talkie. Si Mickey Mouse estaba muerto de pánico, entonces sabía que teníamos un problema!
Mientras la multitud rompía las pequeñas barreras de seguridad y Mickey Mouse y yo estábamos pensando “Vamos a morir en Fantasyland, aplastados por un ejército de enloquecidos fans de Michael Jackson”, un Cadillac limusina apareció mágicamente delante de nosotros. El tipo de seguridad estaba agarrándonos a Michael, a Mickey y a mí y, literalmente, nos arrojó dentro de la limo. La masa de gente avanzó en oleadas y barrió el coche como el mar estrellándose contra las rocas. Caras y manos apretadas contra todas las ventanillas y ahora mis miedos se convirtieron en: “Oh, Dios mio, espero que nadie resulte herido!”. De alguna manera, nos sacaron de allí y nos pusieron a salvo sin que nadie resultara herido, que yo sepa.
Lo que mejor recuerdo de toda aquella aventura fue que mientras el tipo de seguridad, Mickey y yo estábamos aterrorizados, Michael estaba tranquilo y sonriendo, saludando a la gente. Años después , Michael aún se reía de mí por “estar aterrorizado”. “Ellos solo querían verme. No pasaba nada,” decía. Y se echaba a reir.
Ese es el recuerdo que atesoraré de Michael: Sonriendo y saludando, tranquilo y sereno en medio de la tormenta.
JOHN LANDIS. Director de cine, de éxitos tales como The Blues Brothers, Trading Places y Coming to America. En 1981, un clásico del cine de terror, Un hombre lobo americano en Londres, inspiró a Michael Jackson para pedir a Landis que dirigiera el proyecto que cambiaría el aspecto de la MTV, y de todo el video musical, para siempre, THRILLER.
PETER GUBER. SERVING THE STORY
AL SERVICIO DE LA HISTORIA
Era 1991. Michael y su productor estaban encerrados en un estudio de grabación en Ventura Boulevard, Valle de San Fernando, mezclando Dangerous. Me habían pedido; como director de SONY PICTURES, visitar a Michael para hablar de su pasión por el cine y de su deseo de hacer películas. Esperando tranquilamente su llegada, escuchamos a los ingenieros preparando las pistas. Parecía que lo había preparado de ese modo. Poco de lo que hacía Michael era cualquier cosa menos premeditado. Desde el primer corte supe que estaba escuchando el trabajo de un meticuloso artista que aprendió acerca de cada aspecto técnico del sonido y a quien le importaba totalmente su público. Me lanzaba el grito de : “Avanza en el juego si quieres trabajar con Michael Jackson”. Pero esa impresión cambiaría por completo a otro nuevo nivel, mas tarde, cuando nos pidió que continuáramos nuestra conversación en su casa.
En ese punto de su carrera, Michael era una gigantesca fuerza en la música pop, incluso había realizado su propia película, Moonwalker, y actuado en la versión realizada por Sidney Lumet en 1978 del éxito de Broadway, The Wiz. Yo necesitaba saber qué pensaba sobre los diferentes retos que representaban las canciones, los videos musicales y las películas, particularmente de las distinciones narrativas. Ese era un importante ingrediente a valorar sobre cual era su actitud y cómo acomodarla a sus aspiraciones.
“Con una canción, me parece que el énfasis debe estar en el sonido, por encima de la historia que cuenta”, le dije. “En los videos musicales, la historia debe estar al servicio del sonido. Y en las películas, el sonido debe servir a la historia, ¿no?”
“Tú tienes que conseguir atraer la atención del público”, dijo Michael. “En ambos, música y cine. Tú tienes que saber dónde está el drama y cómo presentarlo.”
El quería que le tomara en serio y le apoyara en su deseo de producir y actuar en más películas.
“Sí”, admití. “Pero en el cine tu lo consigues a través de la tensión dramática que hay dentro de la historia.”
No le pregunté a Michael como conseguía llegar a crear esa tensión dramática, pero estaba seguro de que si el guión no te la proporcionaba, entonces el proyecto estaba condenado desde el principio y ni siquiera el famoso Moonwalk de Michael podría salvarlo.
De repente, Michael se levantó. “Déjame mostrarte algo”, me dijo. Subimos las escaleras y fuimos por el pasillo hasta su cuarto, donde nos detuvimos frente a un terrario de cristal. Dentro, una serpiente estaba camuflada, enrollada alrededor de una rama de árbol. Su cabeza estaba rastreando algo en la esquina opuesta de la caja de cristal.
Michael apuntó con el dedo al objeto de la obsesión de la serpiente. Un ratoncillo blanco estaba intentando esconderse detrás de una pila de trozos de madera.
Dije con un arranque de optimismo, “¿Son amigos?”
“¿Lo parecen?”. “No. El ratón está temblando.”
Michael dijo, “Tenemos que alimentar a la serpiente con un ratón vivo, de otro modo no se lo comerá. Si están muertos, no atraen su atención.”
“Entonces, ¿Por qué no se lanza hacia él y se lo come?”
Dijo, “Porque le divierte el juego. Primero usa el miedo para atraer la atención del ratón, entonces espera, crea la tensión. Y cuando el ratón está tan aterrorizado que no puede moverse, la serpiente lo atrapará.”
La serpiente tenía la atención de aquel ratón, el ratón tenía la atención de aquella serpiente, y Michael Jackson tenía toda mi atención.
“Eso es el drama.” Dijo.
“Seguro, lo es!” Dije. “Esta historia lo tiene todo: riesgo, suspense, poder, muerte, el bien y el mal, inocencia y peligro. No puedes soportarlo. Y no puedes dejar de mirar.”
“Exacto”, dijo. “¿Qué va a pasar ahora?, incluso aunque lo sepas, no sabes ni el cómo ni el cuándo.”
“Quizás el ratón se escape.”
Michael soltó una de sus agudas y extrañas risas:
“Quizás.”
Si me quedaba la más ligera duda acerca del dominio por parte de Michael de la estructura dramática, se evaporó ese día. A pesar de explicármelo con muy pocas palabras, lo que me enseñó fue que nada atrae más rápido nuestra atención que la necesidad de saber qué va a suceder después. Y nada conduce mejor a esa necesidad de saber, que un potente cocktail de emociones tales como: miedo, peligro, pena y esperanza. Aumenta el riesgo de vida o muerte y no podrás apartar tu atención.
“Ese es el poder mágico de una gran historia,” dijo.
Si la elegancia puede resumirse como el máximo poder entregado con la mínima energía, entonces , la historia de la serpiente y el ratón es un ejemplo cualificado de una perfecta y elegante historia. Tan simple como parece, sirvió al propósito de Michael con devastadora precisión, dejándome pasmado, convencido e intimidado, no solo con su reptil, sino también con su ingenio y determinación. Técnicamente, él ni siquiera me contó la historia, pero no tuvo que hacerlo, porque yo estaba instintivamente familiarizado con la trama, así que él me dio solo lo que necesitaba para narrarlo por mí mismo y quedarse él con el mérito.
PETER GUBER. Uno de los más influyentes ejecutivos de Hollywood. Antiguo ejecutivo en Sony Pictures y Columbia. Las películas que ha producido, ha obtenido ganancias por valor de más de 3 billones de dólares alrededor del mundo y han sido nominadas a mas de 50 premios de la Academia. Actualmente es director de Mandalay Entertainment, fundada en 1995.
STEVE WHITSITT. KEEP SMILING THROUGH.
SIGUE RIENDO HASTA EL FIN.
A finales de 1994 , volaba regularmente desde Los Ángeles hasta Nueva York para fotografiar a Michael en los estudios de Sony Music. A veces, llegaba el jueves y me quedaba hasta el lunes o el martes, dedicando el sábado o el domingo para hacer las fotos. Una vez, me quedé la semana entera y trabajamos haciendo fotos dos fines de semana seguidos.
Una tarde estaba en mi hotel y sonó el teléfono, “Por favor, espere , se pone Michael…” Su voz apareció al otro lado, ”Steve, ¿puedes acercarte al apartamento? Quiero hablar contigo.”
“Claro, Mike, estaré allí en media hora,” dije. Caminé unas pocas manzanas hasta la Trump Tower, donde Michael se estaba quedando durante la grabación de History. Cuando llegué, su cocinero me dejó entrar e inmediatamente dijo adios , dejándonos solos.
Después de charlar unos minutos, Michael entró en el asunto, “Steve,¿ conoces la canción Smile?”, dijo.
“Creo que sí, Michael, pero no estoy seguro…”
“Oye! Te la voy a cantar.”
Para poder comprender mi reacción, debo decir que hay que darse cuenta de que yo nací y crecí en Port Huron, una pequeña ciudad al norte de Detroit, nunca había esperado llegar muy lejos ni hacer gran cosa en mi vida. Aunque había trabajado como asistente para el fotógrafo personal de Michael durante tres años, el ascenso súbito de posición en que me encontraba en ese momento hacía que mi cabeza diera vueltas bastante rápido. Yo tenía conversaciones con Michael y nuestra relación de trabajo en el día a día era razonablemente amistosa, pero aquí estaba yo, un chico de Michigan, y este hombre estaba cantando una canción para una audiencia de solo una persona. Yo.
Y no era solo el hecho de que estuviera cantando sólo para mí, era la absolutamente maravillosa claridad de su voz a capella. El vello de mis brazos se me erizó, estaba conmovido casi hasta las lágrimas. Fueron un par de minutos. Cuando terminó de cantar, Michael me preguntó si conocía algo sobre la historia de la canción. Me tomé un par de segundos para coger aire y musitar alguna respuesta.
Durante las siguientes horas, Michael me enseñó acerca de Charlie Chaplin, y específicamente sobre la película El chico, y sobre Jackie Coogan, el niño actor que actuaba con Chaplin en la película, y cómo la experiencia de Jackie trajo como consecuencia todas las leyes que existen actualmente para proteger a los niños artistas. Michael era una fuente de información. Estuvimos discutiendo cómo queríamos la foto para la portada del single de esa canción y dejamos sentados un par de conceptos.
Las dos semanas siguientes fueron un lio de entrevistas, preparación de platós, pruebas y discusión de todos los detalles necesarios para organizar la sesión de fotografía. Michael no necesitaba decirme que esperaba que la sesión fuera perfecta. Él me inspiró cuando cantaba la canción. Ambos quedamos encantados con el resultado.
STEVE WHITSITT. Educado en el prestigioso Instituto Brooks de Fotografía, empezó a trabajar con Michael como asistente en el rodaje del video “Black or White”. Realizó la portada del single “Smile” en la que aparece Jackson caracterizado con Charlie Chaplin.
JOHN SINGLETON. LIKE MY BIG BROTHER.
COMO MI HERMANO MAYOR
La primera vez que conocí a Michael fue cuando iba a la casa de su manager de entonces. Yo era joven, justo antes de cumplir los 24 años, y era un poco descarado, mi película, Boyz N´the Hood, había salido el verano anterior, yo no estaba nervioso, solo excitado. Era como si hubiera sabido desde siempre que le iba a conocer. Él estaba en una verdadera buena forma. Acababa de televisarse la premiere de su corto “Black or White”. El álbum Dangerous había salido el mes anterior. Me preguntó qué canciones me gustaban. Y le dije que mis favoritas eran In the Closet y Remember the Time. Dijo, “Remember the Time” va a ser el próximo single, me preguntó si quería hacer el video, y, si así era, qué me gustaría hacer.
Empezamos a pasarnos ideas el uno al otro y entonces le dije que solo haría el video si sólo ponía en él a gente de color. Dijo, “Sin problemas”. Y salió adelante. Le sugerí que podíamos conseguir a los mejores bailarines de hip-hop del país y hacer una secuencia egipcia estilo Bugsy Berkeley. Michael es una persona de grandes ideas. Tu le lanzas una gran idea y él te devuelve tres o cuatro. Él me dijo que deberíamos conseguir a Eddie Murphy. Genial, porque siempre había querido trabajar con Eddie.
Una de las más geniales cosas sobremi experiencia haciendo “Remember the Time” fue ver a Michael trabajar con la coreógrafa Fatima Robinson. Ella solo tenía 20 años y ya había trabajado con muchos de los artistas de hip-hop del momento, pero estaba muy nerviosa. Le dije, “Michael te necesita, vas a enseñarle algunos pasos nuevos”.
Y ver a Michael en el estudio de baile trabajando cada paso, cada movimiento de esa rutina que ellos crearon, durante una semana, fue fenomenal. Primero era él solo, después unos cuantos bailarines y después todo el mundo. No lo olvidaré en la vida. Ver al más grande artista de todos los tiempos trabajar minuciosamente una rutina de baile.
Una vez que todo estuvo listo, rodamos 11 dias seguidos en el más grande de los escenarios de los estudios Universal. Había mucha diversión en el plató. Siempre tratábamos de bromear con Michael para hacerle cantar. Nunca lo hacía, pero el equipo entero empezó a cantarle “I´ll be there” y él sólo reia. Una cosa que fue divertida pero que no tuvo ninguna gracia fue que , al final del rodaje, Michael lanzó una bomba fétida en mi caravana. Era un verdadero bromista.
Una de mis experiencias favoritas con él fue cuando terminé el montaje. Obviamente, él tenía que dar su aprobación final a todo. Se lo enseñé. Él diji, “No hay cambios, está todo genial, Johnny”, así me llamaba. Y después nos metimos en mi coche cerca de una hora escuchando cintas de Richard Pryor y simplemente riéndonos juntos.
Tuve otros encuentros con él después de aquello en los que pasábamos el rato charlando hasta bien tarde. Esos fueron realmente buenos, buenos momentos, porque yo era solo un chico empezando mi carrera y ahí estaba la estrella más grande del mundo actuando como mi hermano mayor.
JOHN SINGLETON. Director de cine, escritor y productor, se dio a conocer en 1991 con la película “Boyz N´the Hood, recibiendo una nominación a los Oscars como mejor guión y director. Ese mismo año, dirigió para Michael Jackson el video “Remember the Time”, protagonizado también por Eddie Murphy, Iman y Magic Johnson.