mjj2021
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Una pareja de indigentes golpea, desnuda y roba a una mujer que les dio bocadillos y bebidas.
Cría cuervos...El refranero español es de nuevo sabio a la hora de explicar la extraña situación en la que se encontró una mujer que acudió a una nave para ayudar a dos vagabundos, y acabó golpeada, desnuda y robada.
Independientemente de que el lugar no fuera el más indicado para ir esparciendo generosidad (allí vive gente que sólo quiere que la dejen en paz); independientemente de que la víctima no fuera la Madre Teresa (la Jefatura no ha dado las mejores referencias); e independiente de que a los autores les moviera el divertimento (la Policía dice "ganas de putear"), quien tenga que hacerlo debería esforzarse algo más porque sucesos tan execrables como éste no se vuelvan a repetir.
Se produjo el viernes a las ocho de la tarde, la mala hora a la que la víctima, una mujer de 38 años, se acercó a una nave y entregó algunos bocadillos y varias bebidas a una pareja de indigentes con ganas de comer.
Se ve que, tanto él, Raúl R.L., de 38 años y con siete detenciones, como ella, María R.S., de 40 años y con tres arrestos, tenían, además, ganas de vacilar.
Y para agradecer el gesto que la mujer tuvo con ellos, empezaron por golpearla, continuaron por desnudarla y terminaron por robarla -el teléfono móvil, las llaves y 30 euros- sin mostrar el más mínimo sonrojo.
Golpeada y robada, la víctima, que gracias a la magnanimidad de la pareja se pudo ir vestida, puso los hechos en conocimiento de la Policía, que dos días después identificaba, localizaba y detenía a los dos presuntos autores de tan ultrajante suceso.
Habitan, ambos, en esa porción de los "bajos fondos" donde, según dijeron un día sus inquilinos, «cada uno tiene su sitio y va a lo suyo sin preguntar demasiado». Va a ser que no.
Cría cuervos...El refranero español es de nuevo sabio a la hora de explicar la extraña situación en la que se encontró una mujer que acudió a una nave para ayudar a dos vagabundos, y acabó golpeada, desnuda y robada.
Independientemente de que el lugar no fuera el más indicado para ir esparciendo generosidad (allí vive gente que sólo quiere que la dejen en paz); independientemente de que la víctima no fuera la Madre Teresa (la Jefatura no ha dado las mejores referencias); e independiente de que a los autores les moviera el divertimento (la Policía dice "ganas de putear"), quien tenga que hacerlo debería esforzarse algo más porque sucesos tan execrables como éste no se vuelvan a repetir.
Se produjo el viernes a las ocho de la tarde, la mala hora a la que la víctima, una mujer de 38 años, se acercó a una nave y entregó algunos bocadillos y varias bebidas a una pareja de indigentes con ganas de comer.
Se ve que, tanto él, Raúl R.L., de 38 años y con siete detenciones, como ella, María R.S., de 40 años y con tres arrestos, tenían, además, ganas de vacilar.
Y para agradecer el gesto que la mujer tuvo con ellos, empezaron por golpearla, continuaron por desnudarla y terminaron por robarla -el teléfono móvil, las llaves y 30 euros- sin mostrar el más mínimo sonrojo.
Golpeada y robada, la víctima, que gracias a la magnanimidad de la pareja se pudo ir vestida, puso los hechos en conocimiento de la Policía, que dos días después identificaba, localizaba y detenía a los dos presuntos autores de tan ultrajante suceso.
Habitan, ambos, en esa porción de los "bajos fondos" donde, según dijeron un día sus inquilinos, «cada uno tiene su sitio y va a lo suyo sin preguntar demasiado». Va a ser que no.