Oración por la Paz
Conmoción mundial por el ataque a los Estados Unidos
Ceremonia interreligiosa
Oración por la paz al pie del Obelisco (Argentina)
En un ambiente de hondo recogimiento, representantes de distintas religiones reunidos al pie del Obelisco rezaron por la paz en el mundo y por las víctimas del atentado terrorista perpetrado en los Estados Unidos.
Cerró el acto el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, quien pidió a Dios que nos haga "entender que cada uno es custodio de su hermano, que aparte de nuestro corazón, de nuestras familias y de nuestros pueblos todo tipo de violencia".
Asistieron el presidente Fernando de la Rúa, acompañado por su esposa, Inés Pertiné, y casi todos sus ministros; el ex presidente Raúl Alfonsín, el embajador de los Estados Unidos, James Walsh; el gobernador de Buenos Aires, Carlos Ruckauf; el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, y autoridades civiles y militares.
Un momento emotivo se vivió al final del acto cuando todos los presentes intercambiaron saludos de paz con quienes tenían al lado. Entre otros, se vio abrazarse al sheik musulmán Abdul Karim Paz con el rabino Daniel Goldman.
Abrió el acto el rabino Ari Stockman, quien leyó los salmos 49 y 86, y expresó: "Tú, Señor, eres compasivo y bueno con los que invocan".
Varios ministro religiosos, que no fueron presentados, hicieron breves reflexiones o plegarias. Entre cada uno, el padre Alejandro Russo leyó la invocación: "Señor, ayúdanos a cuidar la paz y la justicia", que todos los presentes repitieron al unísono.
El hindú Swami Pareshamanda sostuvo que el respeto a la vida debe ser la norma básica de una sociedad y el budista José Nakatsui dijo que "la religión debe erigirse como fuerza creadora de paz".
Hablando en árabe, con traducción inmediata, en tono de arenga, el imán musulmán Ibrahim al Alfi Desuque manifestó su "profunda tristeza" y su repudio "a este ataque violento a los EE.UU. de América".
"El islam es ajeno a este tipo de ataques porque repudia el terrorismo, la violencia y la opresión de los pueblos", subrayó. "Por encima del credo, del color, de la raza o de la lengua -agregó-, una persona tiene derecho a vivir en paz en cualquier sociedad."
El arzobispo Tarasios, metropolita de la Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de Constantinopla, oró por las víctimas para que Dios "las reciba donde no hay tristeza ni angustia, y perdone todos sus pecados de pensamiento, palabra y obra".
El obispo anglicano David Leake oró para que Dios, que mandó a Jesús, príncipe de la paz, consuele a los afligidos y el pastor Juan Angel Gutiérrez, menonita, por las iglesias evangélicas, pidió a Jesucristo "la paz que Tú conquistaste en la cruz".
Entre el público estaba el padre Julio César Grassi con muchos jóvenes de la Fundación Felices los Niños, que tenían una pancarta en la se que se leía: "Juntos por la paz". Otro cartel rezaba: "Que todos sean uno para que el mundo crea". Era de la Renovación Carismática Católica.
Las presencias eran variopintas, de los más diversos sectores, desde el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Ricardo Brinzoni, hasta, detrás de una valla, una integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, de Jujuy, Olga Márquez de Arede; desde la candidata a senador por la Alianza Vilma Ibarra hasta su contrincante de Unión por Buenos Aires, Beatriz Gutiérrez Walker, ex secretaria de Cultura; desde la obispo metodista Nélida Ritchie hasta el vicario del Opus Dei, presbítero Patricio Olmos; desde el obispo maronita Charbel Merhi hasta su compatriota druso Raschid Mahmoud, con sus trajes característicos.
El cardenal Bergoglio leyó la oración de San Francisco de Asís: "Señor, haz de nosotros un instrumento de tu paz, que allí donde haya odio pongamos amor, donde haya discordia pongamos perdón". Y pidió a Dios que nos dé "la ternura para custodiar a nuestro hermano", que nos enseñe que "la paz es obra de la justicia".
Al concluir el acto, signado por un profundo respeto y silencio del público, el ambiente se impregnó de música clásica. Muchos se quedaban saludándose, conversando. "Hay que acudir a Dios, ante un hecho como éste el mundo secular no tiene respuesta", comentó el pastor Juan Pablo Bongarrá, del Consejo Nacional Cristiano Evangélico, que para pasado mañana, a las 15, convocó a una magna concentración en el Obelisco para orar por el país y por la paz mundial.
"Lástima que el acto fue corto. Se notaba una necesidad de oración muy grande, todos querían más", se lamentó Ketty Rocha, periodista, que concurrió con varias amigas de un grupo de oración carismático de Caballito. Por la vereda de la Diagonal Norte, Bergoglio, contento por el acto "casi improvisado", se iba caminando despacio hacia la Catedral.