UN ZARAGOZANO VIAJÓ A PASAR LAS NAVIDADES EN CASA DE SUS TÍOS EN LAS ANTIPODAS, PERO FUE DEPORTADO ACUSADO DE INMIGRACIÓN ILEGAL
José Miguel Buera ha pasado las peores Navidades de su vida. Este zaragozano de 29 años pretendía aprovechar las fiestas para visitar a sus tíos de Nueva Zelanda y pasar un mes visitando la isla, pero terminó deportado y de regreso a España tras ´celebrar´la Nochebuena en un calabozo. Según las autoridades migratorias neozelandesas, Buera pretendía quedarse como inmigrante ´sin papeles´y no era bienvenido en el país.
La pesadilla de este zaragozano comenzó el día 23, cuando su avión aterrizó en el aeropuerto de Auckland. Algo no convenció a las autoridades aduaneras y lo enviaron al servicio de Inmigración. Allí le dijeron que hay que llevar un mínimo de 1.000 dólares neozelandeses para entrar en el país y que él no llevaba tanto dinero.
El joven llamó inmediatamente a sus padres, en Zaragoza, para que ingresaran la suma necesaria en la cuenta de su tarjeta de crédito. Sólo que, asegura, nadie se molestó en volver a comprobar el saldo. Tampoco le dejaron usar el teléfono de nuevo.
Para colmo, al revisar su equipaje, encontraron un currículum. "Me llevé al viaje una carpeta y el currículum estaba dentro", dice.
"No me ataba nada"
Ante las dudas, los agentes de inmigración le interrogaron para averiguar las "verdaderas" razones del viaje. "Como no tengo créditos en España ni trabajo, me dijeron que no me ataba nada a mi país y que estaba claro que iba allí a quedarme", relata este joven.
Tras varias horas, los responsables migratorios decidieron su deportación. No había vuelos a España esa noche, así que Buera debía esperar al día de Navidad. Primero le llevaron a la comisaría del aeropuerto y, más tarde, a otra en el exterior.
"Me dijeron que no estaba detenido, pero pasé la Nochebuena en un calabozo de dos por dos con un fluorescente que no se apagaba nunca", relata Buera.
Al día siguiente, embarcó en un avión hacia Singapur, primera escala del viaje de regreso. Allí volvió a pasar varias horas en una celda-"con delincuentes con muy mala pinta", cuenta-, hasta que partió hacia Fráncfort y, por fin, a Madrid.
Durante toda la odisea, los padres de Buera, en Zaragoza, y sus tíos, en Nueva Zelanda, buscaban desesperados noticias suyas.
"Estamos enfadadísimos con el Ministerio de Exteriores", asegura aún molesta Sol Ayllón, la madre de José Miguel. "Llamé al consulado en Nueva Zelanda y nadie me atendía en el supuesto número de emergencia, en la Embajada saltaba un contestador automático, y por fin conseguí hablar con el consulado de Singapur, pero me dijeron que no podían hacer nada", narra.
Al final, poder abrazar a José Miguel de vuelta a casa fue la única alegría de este viaje. "Y ahora queremos que todo el mundo lo sepa, para que esto no vuelva a pasarle a nadie", afirman.
Me pregunto unas cuantas cosas de este asunto:
- ¿Cual fue el dotonante para decir los de las autoridades aduaneras que algo no les convenció? Personalmente creo que en principio se basaron única y exclusivamente en el físico. Este chico tiene el pelo el pelo largo y liso acabando en el cuello, barba de una semana más o menos, nariz grande, etc, y quizá se le de un pequeñísimo aire a un turco, pero nada más.
Con esto que le ha pasado a este chico me doy cuenta que si tienes un aspecto un poco distinto o que simplemente les parece que tiene algo de "raro", te pueden parar y tener problemas. Se entiende que este chico sabía inglés, pero ¿y si no llega a saber?, las sospechas de que era ilegal se hubieran incrementado notablemente, pienso.
-Después está lo del dinero, llevar un mínimo de dinero para entrar en un país, tener trabajo y créditos en España, etc, ¿pero es que acaso estamos en un banco pidiendo un préstamo? ¿Para viajar hace falta tanta historia?
Me sorprende y me doy cuenta de los riesgos que entraña viajar y más cuando no conoces el idioma.
-¿A alguien le ha sucedido algún contratiempo similar o de otras características a la hora de viajar?
José Miguel Buera ha pasado las peores Navidades de su vida. Este zaragozano de 29 años pretendía aprovechar las fiestas para visitar a sus tíos de Nueva Zelanda y pasar un mes visitando la isla, pero terminó deportado y de regreso a España tras ´celebrar´la Nochebuena en un calabozo. Según las autoridades migratorias neozelandesas, Buera pretendía quedarse como inmigrante ´sin papeles´y no era bienvenido en el país.
La pesadilla de este zaragozano comenzó el día 23, cuando su avión aterrizó en el aeropuerto de Auckland. Algo no convenció a las autoridades aduaneras y lo enviaron al servicio de Inmigración. Allí le dijeron que hay que llevar un mínimo de 1.000 dólares neozelandeses para entrar en el país y que él no llevaba tanto dinero.
El joven llamó inmediatamente a sus padres, en Zaragoza, para que ingresaran la suma necesaria en la cuenta de su tarjeta de crédito. Sólo que, asegura, nadie se molestó en volver a comprobar el saldo. Tampoco le dejaron usar el teléfono de nuevo.
Para colmo, al revisar su equipaje, encontraron un currículum. "Me llevé al viaje una carpeta y el currículum estaba dentro", dice.
"No me ataba nada"
Ante las dudas, los agentes de inmigración le interrogaron para averiguar las "verdaderas" razones del viaje. "Como no tengo créditos en España ni trabajo, me dijeron que no me ataba nada a mi país y que estaba claro que iba allí a quedarme", relata este joven.
Tras varias horas, los responsables migratorios decidieron su deportación. No había vuelos a España esa noche, así que Buera debía esperar al día de Navidad. Primero le llevaron a la comisaría del aeropuerto y, más tarde, a otra en el exterior.
"Me dijeron que no estaba detenido, pero pasé la Nochebuena en un calabozo de dos por dos con un fluorescente que no se apagaba nunca", relata Buera.
Al día siguiente, embarcó en un avión hacia Singapur, primera escala del viaje de regreso. Allí volvió a pasar varias horas en una celda-"con delincuentes con muy mala pinta", cuenta-, hasta que partió hacia Fráncfort y, por fin, a Madrid.
Durante toda la odisea, los padres de Buera, en Zaragoza, y sus tíos, en Nueva Zelanda, buscaban desesperados noticias suyas.
"Estamos enfadadísimos con el Ministerio de Exteriores", asegura aún molesta Sol Ayllón, la madre de José Miguel. "Llamé al consulado en Nueva Zelanda y nadie me atendía en el supuesto número de emergencia, en la Embajada saltaba un contestador automático, y por fin conseguí hablar con el consulado de Singapur, pero me dijeron que no podían hacer nada", narra.
Al final, poder abrazar a José Miguel de vuelta a casa fue la única alegría de este viaje. "Y ahora queremos que todo el mundo lo sepa, para que esto no vuelva a pasarle a nadie", afirman.
Me pregunto unas cuantas cosas de este asunto:
- ¿Cual fue el dotonante para decir los de las autoridades aduaneras que algo no les convenció? Personalmente creo que en principio se basaron única y exclusivamente en el físico. Este chico tiene el pelo el pelo largo y liso acabando en el cuello, barba de una semana más o menos, nariz grande, etc, y quizá se le de un pequeñísimo aire a un turco, pero nada más.
Con esto que le ha pasado a este chico me doy cuenta que si tienes un aspecto un poco distinto o que simplemente les parece que tiene algo de "raro", te pueden parar y tener problemas. Se entiende que este chico sabía inglés, pero ¿y si no llega a saber?, las sospechas de que era ilegal se hubieran incrementado notablemente, pienso.
-Después está lo del dinero, llevar un mínimo de dinero para entrar en un país, tener trabajo y créditos en España, etc, ¿pero es que acaso estamos en un banco pidiendo un préstamo? ¿Para viajar hace falta tanta historia?
Me sorprende y me doy cuenta de los riesgos que entraña viajar y más cuando no conoces el idioma.
-¿A alguien le ha sucedido algún contratiempo similar o de otras características a la hora de viajar?