Roma, Italia (17 septiembre 2006).- Veintiséis años sin ver la luz del sol, encerrada dentro de las cuatro paredes de su casa, prisionera de su propia locura.
Todo por temor a los microbios y a las posibles enfermedades que, en su imaginación, la amenazaban desde el exterior.
La Policía italiana la encontró hace una semana en el mismo sitio donde había pasado el último cuarto de siglo: sentada frente al televisor con las persianas bajadas y las ventanas selladas con cinta adhesiva, alimentándose frugalmente de lo que su hermano dejaba frente a su casa de Macerata, centro de Italia.
Según la Policía, los problemas sanitarios estaban más bien dentro de la cárcel que Carmela, de 56 años, se había construido.
Los agentes describieron un hedor insoportable, que les obligó a utilizar mascarillas de gas, un ambiente viciado en el que encontraron a la mujer reducida a tan sólo 30 kilos de peso y arrastrando casi dos metros de cabello.
Fue el hermano quien acudió a la Policía. Explicó que la mujer había sido víctima de una otitis combinada con gripe. Los problemas con la enfermedad y los antibióticos le provocaron una fobia al exterior.
¡Qué triste caso! ¡El hermano debió acudir muchísimo antes a la policía y al Hospital! Pero ojalá se recupere!
Todo por temor a los microbios y a las posibles enfermedades que, en su imaginación, la amenazaban desde el exterior.
La Policía italiana la encontró hace una semana en el mismo sitio donde había pasado el último cuarto de siglo: sentada frente al televisor con las persianas bajadas y las ventanas selladas con cinta adhesiva, alimentándose frugalmente de lo que su hermano dejaba frente a su casa de Macerata, centro de Italia.
Según la Policía, los problemas sanitarios estaban más bien dentro de la cárcel que Carmela, de 56 años, se había construido.
Los agentes describieron un hedor insoportable, que les obligó a utilizar mascarillas de gas, un ambiente viciado en el que encontraron a la mujer reducida a tan sólo 30 kilos de peso y arrastrando casi dos metros de cabello.
Fue el hermano quien acudió a la Policía. Explicó que la mujer había sido víctima de una otitis combinada con gripe. Los problemas con la enfermedad y los antibióticos le provocaron una fobia al exterior.
¡Qué triste caso! ¡El hermano debió acudir muchísimo antes a la policía y al Hospital! Pero ojalá se recupere!