UN HOSPITAL DE ROMA PONE EN MARCHA UN SERVICIO QUE PERMITE A LAS MADRES DESHACERSE DE SUS HIJOS EN CONDICIONES DE ANONIMATO
Se trata de un aparato para que las madres que quieren deshacerse de sus bebés lo hagan en condiciones de higiene y seguridad, evitando así que abandonen a los recién nacidos a la intemperie o en el contenedor de la basura, como ha sucedido en alguna ocasión.
"No lo abandones, confíanoslo a nosotros", reza el cartel que, desde el pasado día 6 de este mes, advierte, en seis lenguas y junto a la elocuente foto de un recién nacido, del uso al que está destinado este artilugio. Se trata de una cabina que en el interior contiene una cuna en la que una mujer puede depositar, en el más absoluto anonimato, al hijo del que no puede hacerse cargo.
La cuna está dotada de un doble sensor de calor y de peso, de manera que cuando una mujer deposita al niño en la cuna, en el servicio de urgencias del hospital salta una alarma. Mediante una cámara de vídeo que sólo enfoca a la cuna, la enfermera de turno comprueba si efectivamente ha sido dejado un niño. Si es así, un auxiliar médico acude hasta él, lo recoge y lo trae al hospital.
Debido a numerosos bebés abandonados en la zona, el responsable de neonatología del Policlínico Casilino de Roma, Piermichele Paolillo, decidió poner en marcha este sistema.
Paolillo subraya: "Pero lo último que quiero es que este servicio se interprete como un incentivo que invita al abandono. Es tan sólo un instrumento para evitar que un embarazo acabe en tragedia. Ójala que este servicio valga para evitar todo sufrimiento y dolor".
Se trata de un aparato para que las madres que quieren deshacerse de sus bebés lo hagan en condiciones de higiene y seguridad, evitando así que abandonen a los recién nacidos a la intemperie o en el contenedor de la basura, como ha sucedido en alguna ocasión.
"No lo abandones, confíanoslo a nosotros", reza el cartel que, desde el pasado día 6 de este mes, advierte, en seis lenguas y junto a la elocuente foto de un recién nacido, del uso al que está destinado este artilugio. Se trata de una cabina que en el interior contiene una cuna en la que una mujer puede depositar, en el más absoluto anonimato, al hijo del que no puede hacerse cargo.
La cuna está dotada de un doble sensor de calor y de peso, de manera que cuando una mujer deposita al niño en la cuna, en el servicio de urgencias del hospital salta una alarma. Mediante una cámara de vídeo que sólo enfoca a la cuna, la enfermera de turno comprueba si efectivamente ha sido dejado un niño. Si es así, un auxiliar médico acude hasta él, lo recoge y lo trae al hospital.
Debido a numerosos bebés abandonados en la zona, el responsable de neonatología del Policlínico Casilino de Roma, Piermichele Paolillo, decidió poner en marcha este sistema.
Paolillo subraya: "Pero lo último que quiero es que este servicio se interprete como un incentivo que invita al abandono. Es tan sólo un instrumento para evitar que un embarazo acabe en tragedia. Ójala que este servicio valga para evitar todo sufrimiento y dolor".
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