Viendo el tema desde el lado más positivo pienso que el tema de los nacionalismos, del derecho a la autodeterminación, es desde luego muy complejo y toda respuesta u opinion es complicada y puede dar pie a malentendidos y posturas aparentemente intransigentes o simplistas. Ésta hace que soltemos afirmaciones sin razonarlas suficientemente y esto puede provocar la sensación de que dichas afirmaciones son hechas a la ligera. En un tema tan complejo como éste (como en tantos otros), el problema se puede enfocar de distintas maneras, a veces igualmente válidas o no
. Esto no quita que si uno tiene la convicción de que el otro está equivocado, el primero intente hacerle ver su error al segundo. Realmente así es como se avanza en las ideas y en la resolución de los problema, pero siempre hay que tener presente que a lo mejor estamos equivocados, y por consiguiente, debemos estar abiertos a cambiar nuestra postura, expongo mis argumentos a favor del reconocimiento del derecho de autodeterminación, siendo consciente de que este tema se puede enfocar de distintas maneras,defender el derecho de algo, no significa necesariamente que uno esté a favor de ejercerlo. Que yo defienda el derecho de autodeterminación no significa que esté a favor de la independencia; yo desearía que las distintas regiones o nacionalidades de lo que llamamos hoy España permanecieran unidas.
Para mí lo verdaderamente importante es que los ciudadanos catalanes, vascos, andaluces,gallegos etc.. en definitiva tod@s vivamos en paz, justicia y libertad, y esto, en mi opinión, será posible en cuanto las sociedades sean capaces de organizarse mediante verdaderas democracias donde los derechos humanos se respeten escrupulosamente en la práctica. Pero como demócrata que soy, defiendo el derecho que tienen las partes que componen España a que elijan libremente. Aunque yo piense que la conquista de la verdadera democracia no se conseguirá necesariamente con los separatismos,:| sin embargo, el hecho de reconocer un derecho que aumenta el grado de libertad de los seres humanos es un paso importante hacia un mundo más libre y justo. Y en mi opinión, una España compuesta de partes que decidan libremente permanecer unidas, resultaría en un Estado más unido realmente.
El reconocimiento del derecho de autodeterminación de las partes que componen España posibilitaría, tras cierto tiempo, zanjar definitivamente el eterno debate del “Ser de España”. Aunque también es cierto que existe el riesgo de que España se desuna. Pero posponer continuamente los problemas nacionalistas no es tampoco la solución.
El problema de que la cuestión nacionalista no se zanje, es que impide que los verdaderos problemas de los ciudadanos protagonicen la agenda política. La cuestión de los nacionalismos le viene muy bien a un sistema que no desea que se hable de otras cuestiones, como la posibilidad de desarrollar la democracia para que el pueblo (ya sea vasco, catalán, madrileño,gallego etc...) tenga el verdadero poder, o como la posibilidad de que el sistema económico cambie radicalmente para combatir sus males crónicos (como el paro), etc. La “prueba del algodón” de un demócrata es saber respetar aquellas ideas opuestas a las propias, es defender el derecho legítimo del contrincante; Como decía Voltaire, en lo que puede resumirse como el principio de la libertad de expresión, No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defendería hasta la muerte su derecho a decirlo.
Para mí, el derecho de autodeterminación (de individuos o colectivos) es algo así como un derecho de elección de convivencia, también implica el derecho a que nadie interfiera desde el exterior en mis propios asuntos. Cuando digo que tengo derecho de autodeterminación, digo que tengo derecho a elegir convivir con alguien (o con otro colectivo) o no. Este derecho se puede ejercer tanto para iniciar una convivencia, como para finalizarla.
Pero aunque esto último ya sería un argumento más que suficiente para deslegitimar cualquier forma de convivencia actual (casi todos los Estados modernos) y por tanto para reivindicar deshacer el mal hecho, es decir, para reivindicar el derecho de autodeterminación, en lo que resta, voy a su poner el caso mejor, es decir, voy a suponer que una convivencia se ha creado legítimamente, con plena libertad por ambas partes (por parte de un Estado y por parte de una región o pueblo determinado), el derecho de autodeterminación es el derecho a elegir con quién convivo.
Yo debería ser libre para convivir o no con quien quiera. La convivencia sólo es realmente posible si ambas partes están de acuerdo en establecerla y siempre que se respeten ciertas normas de convivencia. Si la convivencia es forzada o no se cumplen sus normas o éstas no han sido elegidas por mutuo acuerdo democráticamente, entonces se producen inevitablemente problemas.
Si ya es difícil la convivencia cuando ésta se establece libremente, no digamos ya cuando esto no es así. Cuanta más libertad haya al iniciarse una convivencia, mayor probabilidad de que ésta perdure en el tiempo y menor probabilidad de que sea problemática.
En la actualidad, es mucho más difícil conseguir en la práctica el reconocimiento del derecho de autodeterminación del individuo que el de colectivos. Por esto el reconocimiento del primero supone un avance hacia la sociedad ideal donde el derecho de autodeterminación existe para grupos e individuos.
Aún no hemos entrado en la cuestión de cómo realizar la separación de forma justa, y mucha gente ya no estaría de acuerdo ni siquiera con el hecho de reconocer el derecho a un grupo de personas de separarse de otro. De hecho, algunos desdeñan el derecho de autodeterminacion.
entonces aquellas personas que decidan quedarse en la región pasarán a depender exclusivamente de ésta y aquellas que decidan irse al Estado dependerán de éste. En todo caso, se produciría un movimiento de servicios, de instituciones, de empresas hacia o desde el Estado, pero las carreteras, los edificios, etc., no se pueden mover. Finalmente, respecto del dinero intercambiado a lo largo de la historia entre el Estado y la región, la solución ideal sería evidentemente “hacer cuentas” para repartirlo. En resumen, cuando hablamos de la separación de un grupo de personas de otro, no tiene sentido plantear la “división de bienes” cuando dichos grupos están asentados en territorios claramente determinados. Cuando el grupo humano del que hablamos tiene una referencia territorial, el territorio marca dicha división, no puede ser de otra manera.
Todo individuo o grupo tiene derecho a establecer una relación de convivencia o no con quien quiera, así como a romperla en cualquier momento sin necesidad del beneplácito de la otra parte. Sólo es posible la convivencia entre dos partes si AMBAS lo deciden así, en cuanto una no la desee, no tiene sentido.
Esto es lo que se puede concluir desde el punto de vista estrictamente moral, desde la razón. Otra cosa es la realidad, donde lo que impera son los intereses, aunque éstos se camuflen con argumentos “éticos”. Un Estado tiene el legítimo interés de mantener unidas a sus regiones una región rica tiene el legítimo interés de aspirar a independizarse y una región pobre tiene el legítimo interés de permanecer unida al Estado (y de que éste no se desintegre). Cada uno mira por sus intereses, lo que defiende lo hace porque le beneficia económicamente.
Siempre es legítimo aspirar a mejorar las condiciones de vida (al margen de si uno está equivocado o no con el camino elegido para ello). Esto es la realidad. Ahora bien, en cuanto hablamos de intereses, la palabra solidaridad sobra, ésta “no se lleva bien” con aquéllos. Aquellos que recurren a defender su postura en base a la solidaridad interterritorial, en realidad están defendiendo sus intereses hipócritamente (no es raro que la mayor defensa de la unidad de nuestro país viniera de los presidentes de algunas comunidades autónomas que más reciben del Estado). Y en todo caso, nunca debe ser forzada, debe ser siempre voluntaria, debe salir de aquel o aquellos que la deciden ejercer, y en esto entra mucho la educación, la manera de pensar general de una sociedad, etc.
Una región pobre debe recibir la ayuda de una región rica para “despegar”, para aprender a no depender de otros, para desarrollarse por sus propios medios. Una solidaridad convertida en caridad eterna no es buena para nadie (sobre todo para el que la recibe). Lo importante es que aquellas regiones que son pobres dejen de serlo porque aprendan a buscarse la vida, aunque inicialmente reciban cierto empujón.
El derecho de autodeterminación es en teoría posible, se enfrenta en la práctica a la resistencia de Estados que se han formado por la fuerza y que no quieren renunciar al status obtenido. Es en realidad un conflicto de intereses donde los Estados intentan imponer sus intereses, como siempre han hecho, y donde las regiones aspiran a defender los suyos, como siempre han hecho también. Pero cualquier conflicto, para evitar que degenere en violencia, debe resolverse con el diálogo, con la democracia, reconociendo derechos legítimos. La conquista del derecho de autodeterminación, asumido hasta las últimas consecuencias, en mi opinión, sería un gran paso hacia un mundo más libre y pacífico. No hay que tener miedo al reconocimiento de dicho derecho. El reconocimiento para que funcione de verdad, necesita que sea libre. Aunque inicialmente pudieran producirse ciertos movimientos independentistas, quizás una vez conquistada la libertad de elección, los pueblos elegirían poco a poco asociarse, como consecuencia de un mundo cada vez más globalizado. Quizás tendamos hacia un Estado formado, no por Estados “forzados”, sino que por pueblos que eligen asociarse por propia voluntad.
Luchar por una causa justa de forma injusta es el peor favor que se puede hacer a dicha causa El reconocimiento del derecho de autodeterminación implica la posibilidad de que cualquier grupo pueda separase de otro pero también de que pueda permanecer unido, la clave está en que dicha decisión sea tomada libremente, la clave está en respetar la decisión DEMOCRÁTICA de la población que deba decidir sobre dicha cuestión.
Tan poco democráticos son aquellos que en nombre del Estado de derecho se cargan éste (porque no admiten la posibilidad de que cierto grupo humano se separe por su propia decisión o porque conculcan ciertos derechos básicos) como aquellos que, pistola en mano, matan a aquellos que defienden la idea de permanecer unidos
Democracia es diálogo, es respeto,el estado debe reconocer el derecho de autodeterminación de los pueblos que componen España (incluso aunque sea el primer Estado en el mundo en hacerlo, el que no lo haya hecho nadie hasta ahora no legitima su negación, la historia está llena de casos en los que alguien tuvo que dar el primer paso hacia una sociedad más libre), Pero a su vez, aquellos que defienden el reconocimiento del derecho de autodeterminación para conseguir su ansiada separación, deberán reconocer también el derecho de autodeterminación de todas las partes que componen su territorio. Recordemos que el derecho de autodeterminación debe ser independiente de cualquier otra consideración (incluida la afinidad cultural) Pero no hay que confundir el estar a favor del reconocimiento del derecho de autodeterminación con estar a favor de la separación.
Uno puede tener sus preferencias pero no se trata de eso, se trata de considerar el hecho de que las preferencias de uno no tienen por que coincidir con las de otro, se trata de respetar las ideas opuestas.
Sin embargo, a pesar de sus particularidades y de su intensidad, el problema de los nacionalismos no es exclusivo de nuestro país. Es una de las cuestiones más candentes a nivel internacional. El reconocimiento del derecho de autodeterminación es un problema, que lejos de estar zanjado, está muy presente en las instituciones mundiales. Este principio del derecho a la autodeterminación está recogido actualmente en algunos de los documentos internacionales más importantes como la Carta de Naciones Unidas o los Pactos Internacionales de Derechos Humanos.. ¿Qué se entiende por “pueblos”?. Esto lleva a discusiones sin fin que no llevan a ningún lado y que provocan, como tantas veces con las leyes confusas, interpretaciones interesadas.
El problema con el derecho de autodeterminación, debe ser reconocido como un derecho humano más pero que no entre en conflicto con el resto de derechos.
Una sociedad que aspire a ser libre,independiente, que pretenda llamarse democrática, debe tender a que lo ético, lo lógico, sea legal.
