Re: El ex minero del 11-M: "Mientras 'El Mundo' pague, yo les cuento la Guerra Civil"
Otro hachazo para las mentiras de El Mundo. A ver si se cansan ya de reirse dela gente.
Un «hombre clave» en la «teoría de la conspiración» del 11-M fingió un atentado
P. UCHA Lavandera, junto a las marcas pintadas por la Guardia Civil para reconstruir su versión de los hechos
Andrés Suárez Gijon / ABC
Nuevo fiasco para la «teoría de la conspiración». La Policía y la Guardia Civil concluyen que el tiroteo que Francisco Javier Lavandera Villazón -para el periódico «El Mundo», «testigo clave» en la trama asturiana de los atentados del 11-M- denunció haber sufrido nunca se produjo y que la presunta bomba que encontró en el portal de su casa no fue otra cosa que una bolsa con «envoltorios de galletas».
Hace unos días se conoció la transcripción de una conversación del ex minero Emilio Suárez Trashorras en lacárcel, en la que el procesado por los atentados del 11-M señalaba a sus padres que «mientras «El Mundo» pague, les cuento la Guerra Civil». Esa transcripción y ahora los informes de la Policía y la Guardia Civil desacreditan por completo a Trashorras y Lavandera, los dos pilares en los que «El Mundo» ha montado su «teoría de la conspiración».
Precisamente, «El Mundo» publicó hace unos días un adelanto del libro «A tumba abierta», una biografía escrita por el periodista Fernando Múgica y editada por «La esfera de los libros», que recoge las vivencias de Lavandera en su trabajo en la mina, como mercenario en África o portero en clubes de alterne.
«No factible»
El pasado 5 de julio, a las siete de la tarde, Francisco Javier Lavandera Villazón se presentó ante la Guardia Civil de Gijón para denunciar que había sido objeto de varios disparos por parte de una persona desconocida. Detrás del suceso estarían, según su última versión, las polémicas declaraciones realizadas por él y vinculadas a los atentados del 11 de marzo.
La investigación policial, sin embargo, rechaza estas tesis. Tal y como recogen dos informes de la Guardia Civil y la Policía Nacional a los que ha tenido acceso «El Comercio» de Gijón, las pruebas de huellas y balística practicadas en el lugar del suceso demuestran la existencia de «diversas contradicciones» que hacen que su relato sobre los hechos «presente incompatibilidades insalvables, no siendo factible». Los informes indican, además, que la denuncia del testigo del 11-M sobre el hallazgo de una bolsa con un artefacto explosivo en el portal de su casa no es cierta, dado que la intervención policial sólo detectó una bolsa de basura «con azucarillos y envoltorios de galletas».
Lavandera, supuesto «testigo clave» de la trama asturiana del 11-M tras haber denunciando con antelación a los atentados la existencia de una red de venta de dinamita en el Principado, denunció a principios de verano un intento de atentado en el que una persona le había disparado en varias ocasiones cuando se dirigía a su casa del monte Deva, en Gijón. En su testimonio ante las fuerzas de seguridad, Lavandera declaró que había realizado una maniobra evasiva para huir de su agresor, efectuando además varios disparos contra el mismo.
Sin embargo, los informes elaborados por la Guardia Civil y la Policía Nacional, que en ambos casos ya han sido remitidos al Ministerio del Interior, apuntan a que los detalles del relato de Lavandera no tienen base real o, directamente, son falsos.
Tal y como se recoge en las pesquisas de las Fuerzas de Seguridad, la primera declaración efectuada por Lavandera «no aporta dato alguno que facilite la investigación», proporcionando por el contrario otros «que inducen a sospecha». Es el caso, dice el documento, de su respuesta a la pregunta de si había hecho uso de algún arma. A dicha pregunta «manifiesta que el día anterior había dado muerte a un pollo usando una escopeta, motivo por el que podría tener restos de pólvora» en el cuerpo o la ropa.
Análisis de balística
En cuanto a las pesquisas efectuadas por los agentes en el lugar de los hechos, las conclusiones también tienden a poner en duda de forma contundente el relato del testigo. Es el caso del informe técnico elaborado por el equipo de atestados de la Guardia Civil de Tráfico del Destacamento de Gijón, a partir del relato de Lavandera sobre las maniobras efectuadas y de las huellas dejadas sobre el terreno. La reflexión es clara. Existen, puntualiza el documento, «diversas contradicciones entre la declaración sobre la maniobra y las huellas dejadas».
La inspección de la zona por parte de los técnicos -que sí hallaron tres impactos «al parecer de bala» en el vehículo de Lavandera- concluyó con el hallazgo de fragmentos metálicos «presumiblemente pertenecientes a un proyectil» y de astillas de vidrio, pero nada más. Se realizaron inspecciones, prosigue el informe, en busca de munición, indicios, pruebas, vestigios o testigos, «todo ello con resultado negativo».
A partir de ahí, el análisis del Departamento de Balística y Trazas Instrumentales de la Guardia Civil arroja un resumen argumentado. «A la vista de la reconstrucción en 3D de los hechos y planteada como hipótesis cierta la sucesión de hechos narrada por Lavandera, presenta incompatibilidades insalvables, no siendo factible».
Posible apertura de expediente
Los informes de las Fuerzas de Seguridad vienen además a desmentir otra de las aseveraciones de Lavandera, que afirmó que tras la muerte de su mujer halló en su portal una bolsa que contenía un artefacto explosivo. La intervención policial, por contra, «comprobó que era tan sólo una bolsa de basura con azucarillos y envoltorios de galletas». El conjunto de las investigaciones continúa abierto de forma que no se descarta la posibilidad de que puedan abrirse resoluciones administrativas o de otro orden contra Lavandera.
El nombre de ese testigo protegido saltó a los medios de comunicación -a través de «El Mundo»- ocho meses después del 11-M. En una cinta magnetofónica, encontrada casualmente en el cuartelillo de la Guardia Civil de la localidad asturiana de Cancienes, se escuchaba su voz con claridad. Su interlocutor era un agente de Información de la Benemérita -Jesús Campillo- que, al parecer, le había grabado la conversación sin que él se diera cuenta. En la cinta, Lavandera advertía supuestamente a las autoridades de que «Antonio Toro y sus amigos buscaban a alguien que supiera fabricar detonadores para bombas con teléfonos móviles».
Su relato de los hechos «presenta incompatibilidades insalvables, no siendo factible»