La exploración espacial es necesaria para el ser humano en toda su esencia. Desde tiempos remotos el hombre ha mirado hacia arriba e intentado explicarse el por qué de las cosas. Debemos estar agradecidos y orgullosos de estar viviendo la época en la que el hombre dio sus primeros pasos aventurándose más allá de su insignificante planeta. La mayoría de nosotros ha nacido en el siglo pasado, una pequeña fracción de la historia de la humanidad que será recordada siempre por esto mismo.
En 1903 los hermanos Wright realizaron el primer vuelo a motor de la historia, pocos años después ya se surcaban los cielos en vuelos comerciales y apenas hace 42 años que el hombre piso la Luna. Está en la naturaleza del hombre superarse así mismo e intentar descubrir su papel en el universo. Es muy probable que en un futuro muy lejano este planeta no nos ofrezca las condiciones adecuadas para la vida y tengamos que buscar otros mundos en los que encontrar una atmósfera rica y habitable. Marte podría ser un buen candidato al igual que Titán (la mayor Luna de Saturno). Pero lógicamente todo ello es un proceso largo y progresivo que por suerte o por desgracia, ha comenzado en nosotros.
Pero en el caso que nos ocupa; hay que tener en cuenta que la presión total en Marte es más o menos la mitad de 1% de la terrestre, pero su atmósfera está compuesta fundamentalmente por dióxido de carbono.
Existen pequeñas cantidades de oxígeno, vapor de agua, nitrógeno y otros gases. Obviamente
la atmósfera de Marte no ha sufrido el trabajo continuo de la biología, pero no sabemos lo
suficiente de Marte como para excluir la posibilidad de vida. En algunos determinados momentos y lugares, tiene temperaturas adecuadas, así corno una atmósfera suficientemente densa y
también agua abundante almacenada en el suelo y en los casquetes polares. Algunas
variedades de microorganismos terrestres podrían sobrevivir muy bien allí. Los vehículos espaciales que hemos enviado hasta la fecha a Marte, han encontrado centenares de lechos de río secos, posibles exponentes de que en alguna época de la historia geológica reciente del planeta corría por ellos agua líquida en abundancia. Marte es sin duda un mundo en espera de exploración.
Cambiando de tema, lo que no podemos hacer es utilizar la demagogia barata de insinuar que se abandone la exploración espacial en pos de un planeta Tierra saneado, sin pobreza, sin guerras y sin cambio climático. Yo no me creo, que en todos los años que se lleva donando dinero (por ejemplo) a África, miles de millones de dólares (euros, francos, libras maravedís etc...) provenientes de donaciones anuales, campañas, ONGs, etc etc etc, no se haya podido acabar con el hambre y la sequía. El ejemplo más claro lo tenemos en muchos parajes desérticos árabes como Dubai, en los que el dinero ha convertido en auténticos paraísos carentes de NADA.
Recuerdo cuando en mi región se hizo una campaña para reunir dinero para construir un pozo en Mali. Con poco dinero se consiguió construir un pozo y miles de personas disponen a día de hoy de agua potable (salvándose con ello vidas y vidas). Seguramente haya otros intereses y dificultades que estén impidiendo que el mundo sea un lugar igual para todos, pero no se le puede echar la culpa al dinero destinado a la exploración espacial, porque entonces todos nosotros deberíamos ser culpables de no donar todos los meses buena parte de nuestro sueldo o paga para los mismos fines. Un saludo.