No se si habéis oído el caso de la mujer esta que ha tenido gemelos con 67 años.
Aquí tenéis una de tantas reseñas:
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La Razón.Sociedad
«Mentí sobre mi edad para ser madre»
La española Carmela Bousada, de 67 años, reconoce que engañó a la clínica de Estados Unidos para que le practicaran la fecundación - «Todo el mundo tiene derecho a tener hijos en el momento adecuado, no deberían juzgarme»
Gonzalo Suárez
LONDRES- La española de 67 años que se convirtió el mes pasado en la madre primeriza de más edad del mundo rompió ayer su silencio y reconoció que engañó a sus médicos sobre su edad para someterse a un tratamiento de fecundación in vitro y quedarse embarazada. Carmela Bousada, que ha vendido la exclusiva de su maternidad al dominical británico «News of the World», explicó en la entrevista que incluso vendió su casa en Cádiz para costearse un tratamiento de fertilidad en una clínica californiana. «Todo el mundo tiene derecho a tener hijos en el momento adecuado», respondió a los que la critican por haber sido madre a tan tardía edad. «Éste era el momento ideal para mí, era algo con lo que siempre había soñado... La gente tiene derecho a tener su opinión, pero no deberían juzgarme».
Bousada se lanzó a la aventura después de leer las historias de otras mujeres de avanzada edad que se habían quedado embarazadas. Así, sacó al mercado el domicilio que había compartido con su difunta madre y dedicó 45.000 euros a pagarse un tratamiento en el Pacific Fertility Centre de Los Ángeles (Estados Unidos).
Más allá de acumular el dinero, su principal reto fue convencer a los médicos de que tenía 55 años, el límite para participar en el programa de fertilidad. «No me preguntaron mi edad ni me pidieron el pasaporte», recordó. «Puede que ahora esté demacrada, pero antes del parto estaba delgada y parecía mucho más joven».
Un plan secreto
La futura madre había pasado la menopausia hacía 18 años, así que los médicos tuvieron que someterla a un tratamiento con hormonas para que volviera a tener el periodo y para que su útero se preparara para recibir la inseminación artificial.
Luego, regresó a España para prepararse para las últimas fases de su plan, ejecutado en el más absoluto secreto. «Le dije a varias amigas que me encantaría tener un hijo, pero ninguna me tomó en serio porque pensaban que era imposible», explicó al «News of the World». «Fue muy extraño volver a tener el periodo después de tanto tiempo. No puedo decir que me gustara tener el síndrome premenstrual de nuevo, ni los cambios de humor ni los dolores de estómago», recordó.
Una vez concluida la primera fase, llegó el momento de la inseminación. Primero, Bousada eligió a los dos donantes, hombre y mujer, a través de un catálogo: óvulos de una joven de pelo moreno y espermatozoides de un rubio con ojos azules. Según ella, el proceso fue tan simple como examinar el catálogo de una agencia inmobiliaria y elegir un piso: su única preocupación fue que los padres biológicos tuvieran un aspecto saludable.
A continuación, los doctores fertilizaron los óvulos de la donante y le implantaron los tres ovocitos más vigorosos para aumentar las posibilidades de que el embarazo prosperase. «Me sorprendió que la inseminación resultara tan sencilla», recordó. «Sólo tardaron un minuto. Recuerdo que pensé: «¿Cómo me pueden dejar embarazada así?».
Sin embargo, los médicos acertaron a la primera: diez días más tarde telefonearon a Bousada para confirmar que estaba esperando un hijo. Un posterior escáner confirmó que dos de los tres embriones se estaban desarrollando adecuadamente. Bousada aseguró que, en ese momento, sintió «una enorme sensación de paz» tras comprobar que su sueño «se había hecho realidad».
Pero entonces llegó uno de los momentos más delicados: confesar su «travesura» a sus familiares y amigos antes de que su vientre la dejara en evidencia. «Al principio pensaban que estaba bromeando, pero luego se quedaron alucinados», recordó.
Un embarazo complicado
El embarazo no fue sencillo: sus piernas se inflamaban, tenía náuseas por las mañanas, sufrió hemorragias e incluso se cayó al suelo cuando estaba en el supermercado y tuvieron que ingresarla en el hospital. Al cabo de seis meses, su salud empeoró de forma drástica y los médicos del Hospital Sant Pau de Barcelona, donde se encontraba ingresada, llegaron a temer por su vida, así que hace justo un mes, el pasado 29 de diciembre, decidieron someterla a una cesárea para salvar a sus mellizos, los pequeños Pau y Christian.
En ese momento, a Bousada sólo le quedaban siete días para cumplir los 67 años, por lo que ingresó en el libro Guinness como la madre de más edad de la historia, 130 días más mayor que la rumana Adriana Iliescu, que dio a luz a una niña en enero de 2005.
A pesar de la situación, en el momento de dar a luz, a Bousada no le faltó el sentido del humor. «Cuando los doctores me dijeron que tenían que abrirme el vientre para la cesárea, les dije: ‘‘Abridme muy abajo para que pueda seguir llevando bikini’’», explicó. «Fue muy simple, como si me estuvieran sacando sandías del estómago, y terminó muy rápido. Los médicos pusieron a Pau a mi lado y le besé la cabeza. Luego salió Christian y pensé: ‘‘Dios mío, qué feo’’».
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Cada vez que leo un artículo sobre esta mujer me pongo enferma. Me parece muy bien que tenga deseos de ser madre. Pero me parece una tía egoísta y sin una pizca de cerebro. ¿Qué cree, que va a estar viva durante toda la infancia de los niños porque lo dice ella? Además cómo esperas educar a un hijo con el que vas a tener casi 70 años de diferencia?? Si más que nada te van a tener que cuidar ellos a tí desde que sean bien pequeños.
No sé qué pensais vosotros, pero esta tía me parece irresponsable, fría, calculadora, una tipa que ha antepuesto sus sueños de mujer frustrada a crear dos vidas que pueden crecer sin madre.
Aquí tenéis una de tantas reseñas:
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La española Carmela Bousada, de 67 años, reconoce que engañó a la clínica de Estados Unidos para que le practicaran la fecundación - «Todo el mundo tiene derecho a tener hijos en el momento adecuado, no deberían juzgarme»
Gonzalo Suárez
LONDRES- La española de 67 años que se convirtió el mes pasado en la madre primeriza de más edad del mundo rompió ayer su silencio y reconoció que engañó a sus médicos sobre su edad para someterse a un tratamiento de fecundación in vitro y quedarse embarazada. Carmela Bousada, que ha vendido la exclusiva de su maternidad al dominical británico «News of the World», explicó en la entrevista que incluso vendió su casa en Cádiz para costearse un tratamiento de fertilidad en una clínica californiana. «Todo el mundo tiene derecho a tener hijos en el momento adecuado», respondió a los que la critican por haber sido madre a tan tardía edad. «Éste era el momento ideal para mí, era algo con lo que siempre había soñado... La gente tiene derecho a tener su opinión, pero no deberían juzgarme».
Bousada se lanzó a la aventura después de leer las historias de otras mujeres de avanzada edad que se habían quedado embarazadas. Así, sacó al mercado el domicilio que había compartido con su difunta madre y dedicó 45.000 euros a pagarse un tratamiento en el Pacific Fertility Centre de Los Ángeles (Estados Unidos).
Más allá de acumular el dinero, su principal reto fue convencer a los médicos de que tenía 55 años, el límite para participar en el programa de fertilidad. «No me preguntaron mi edad ni me pidieron el pasaporte», recordó. «Puede que ahora esté demacrada, pero antes del parto estaba delgada y parecía mucho más joven».
Un plan secreto
La futura madre había pasado la menopausia hacía 18 años, así que los médicos tuvieron que someterla a un tratamiento con hormonas para que volviera a tener el periodo y para que su útero se preparara para recibir la inseminación artificial.
Luego, regresó a España para prepararse para las últimas fases de su plan, ejecutado en el más absoluto secreto. «Le dije a varias amigas que me encantaría tener un hijo, pero ninguna me tomó en serio porque pensaban que era imposible», explicó al «News of the World». «Fue muy extraño volver a tener el periodo después de tanto tiempo. No puedo decir que me gustara tener el síndrome premenstrual de nuevo, ni los cambios de humor ni los dolores de estómago», recordó.
Una vez concluida la primera fase, llegó el momento de la inseminación. Primero, Bousada eligió a los dos donantes, hombre y mujer, a través de un catálogo: óvulos de una joven de pelo moreno y espermatozoides de un rubio con ojos azules. Según ella, el proceso fue tan simple como examinar el catálogo de una agencia inmobiliaria y elegir un piso: su única preocupación fue que los padres biológicos tuvieran un aspecto saludable.
A continuación, los doctores fertilizaron los óvulos de la donante y le implantaron los tres ovocitos más vigorosos para aumentar las posibilidades de que el embarazo prosperase. «Me sorprendió que la inseminación resultara tan sencilla», recordó. «Sólo tardaron un minuto. Recuerdo que pensé: «¿Cómo me pueden dejar embarazada así?».
Sin embargo, los médicos acertaron a la primera: diez días más tarde telefonearon a Bousada para confirmar que estaba esperando un hijo. Un posterior escáner confirmó que dos de los tres embriones se estaban desarrollando adecuadamente. Bousada aseguró que, en ese momento, sintió «una enorme sensación de paz» tras comprobar que su sueño «se había hecho realidad».
Pero entonces llegó uno de los momentos más delicados: confesar su «travesura» a sus familiares y amigos antes de que su vientre la dejara en evidencia. «Al principio pensaban que estaba bromeando, pero luego se quedaron alucinados», recordó.
Un embarazo complicado
El embarazo no fue sencillo: sus piernas se inflamaban, tenía náuseas por las mañanas, sufrió hemorragias e incluso se cayó al suelo cuando estaba en el supermercado y tuvieron que ingresarla en el hospital. Al cabo de seis meses, su salud empeoró de forma drástica y los médicos del Hospital Sant Pau de Barcelona, donde se encontraba ingresada, llegaron a temer por su vida, así que hace justo un mes, el pasado 29 de diciembre, decidieron someterla a una cesárea para salvar a sus mellizos, los pequeños Pau y Christian.
En ese momento, a Bousada sólo le quedaban siete días para cumplir los 67 años, por lo que ingresó en el libro Guinness como la madre de más edad de la historia, 130 días más mayor que la rumana Adriana Iliescu, que dio a luz a una niña en enero de 2005.
A pesar de la situación, en el momento de dar a luz, a Bousada no le faltó el sentido del humor. «Cuando los doctores me dijeron que tenían que abrirme el vientre para la cesárea, les dije: ‘‘Abridme muy abajo para que pueda seguir llevando bikini’’», explicó. «Fue muy simple, como si me estuvieran sacando sandías del estómago, y terminó muy rápido. Los médicos pusieron a Pau a mi lado y le besé la cabeza. Luego salió Christian y pensé: ‘‘Dios mío, qué feo’’».
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Cada vez que leo un artículo sobre esta mujer me pongo enferma. Me parece muy bien que tenga deseos de ser madre. Pero me parece una tía egoísta y sin una pizca de cerebro. ¿Qué cree, que va a estar viva durante toda la infancia de los niños porque lo dice ella? Además cómo esperas educar a un hijo con el que vas a tener casi 70 años de diferencia?? Si más que nada te van a tener que cuidar ellos a tí desde que sean bien pequeños.
No sé qué pensais vosotros, pero esta tía me parece irresponsable, fría, calculadora, una tipa que ha antepuesto sus sueños de mujer frustrada a crear dos vidas que pueden crecer sin madre.
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