"Más información: Menos riesgos" (Pues a predicar con el ejemplo)
He encontrado esto, he pensado que os sería interesante, está extraído de www.canamo.net , la web de la revista Cáñamo.
¿La marihuana crea tolerancia?
Pedro (e-mail)
La tolerancia es el fenómeno por el cual el consumo de una sustancia, de forma continua durante determinado tiempo, hace que sus efectos disminuyan, teniendo que aumentar la dosis para llegar a conseguir los niveles terapéuticos previos. Popularmente es considerada de forma peyorativa como criterio para considerar la peligrosidad de una droga, pero esto no es correcto: ocurre con cualquier fármaco o sustancia lúdica como respuesta biofisiológica de compensación del organismo ante una nueva situación. “Prácticamente todos los medicamentos que han sido estudiados, si el tratamiento es prolongado, han demostrado tener este efecto” (Hollister). Por lo tanto, no es de extrañar y es esperable un comportamiento similar en el caso de los cannabinoides. Los estudios, tanto en cultivos celulares como con animales de experimentación y en humanos, han dado como resultado que el uso de cannabinoides produce tolerancia, en lo que respecta tanto a sus efectos físicos como psíquicos.
El mecanismo último por el que el THC y el resto de cannabinoides pueden dar lugar a tolerancia no se conoce, se han barajado tres distintos:
- Por un aumento en la capacidad del organismo para eliminar estas sustancias mediante el incremento de las enzimas encargadas de su catabolismo. Si bien es cierto que esto ocurre, no en la medida suficiente para justificar el grado de tolerancia que provoca el cannabis. Además, el desarrollo de la denominada “tolerancia cruzada” (es decir, que aparece para todo tipo de cannabinoides, aunque se haya desarrollado a partir del uso de uno solo) parece implicar mecanismos mediados por los receptores cannabinoides.
- Dentro de esta última posibilidad, por una disminución de la sensibilidad de dichos receptores, con lo que habría que utilizar más cantidad de cannabinoides para activar el mismo número de receptores, cosa posible pero que tampoco parece tener importancia.
- La propuesta más considerada sería por un aumento del número de receptores, con el objeto de que siempre haya lo “normal”, lo “correcto” desde un punto de vista fisiológico, un determinado número de ellos en situación de “libres”, sin un ligando cannabinoide acoplado a él, sea de origen exógeno o se trate de endocannabinoides. La administración prolongada y mantenida de esta sustancia es interpretada como respuesta por el organismo como una necesidad de aumentar el número existente de dichos receptores, lo que hace que haya que aumentar la dosis para activar los nuevos.
Desde un punto de vista clínico, no hay que descartar un medicamento por su posibilidad de provocar tolerancia, sino simplemente hay que tener presente la posibilidad de que aparezca este fenómeno. Como vimos, ocurre con la mayoría de fármacos que utilizamos a diario en la práctica médica, como las benzodiacepinas como hipnóticos, los analgésicos tanto opiáceos como no, los distintos antiinflamatorios, antihipertensivos, antidiabéticos, etc. En este sentido, creo que lo más interesante sería estudiar la cuestión desde un punto de vista práctico, bajo estas dos perspectivas:
1. El inconveniente que representaría tener que aumentar la dosis para obtener el mismo efecto terapéutico: existen muy pocos estudios controlados sobre eficacia terapéutica a largo plazo. No hay problemas de tolerancia en tratamientos cortos e intermitentes (como en el caso del tratamiento para los vómitos de la quimioterapia) y sólo habría que tenerla presente en los crónicos (como en el glaucoma). Por ello, y como los cannabinoides utilizan un mecanismo de acción exclusivo y por tanto no excluyente con otros medicamentos, se suele recomendar añadir esta terapia a la convencional. Esto permite rebajar la dosis de ambas (cannabinoides y fármacos de laboratorio), disminuyendo la probabilidad de desarrollar dicha tolerancia a ambos. También se recomienda, siempre que sea posible, recurrir a las crisis sintomáticas exclusivamente.
2. La ventaja que supone que con el tiempo disminuya la intensidad de los efectos secundarios en tratamientos prolongados: principalmente los dos efectos secundarios del cannabis que pueden hacer que el paciente rechace este tipo de tratamiento son de tipo psíquicos (de carácter menor, como la incapacidad de efectuar actividades cotidianas, o mayor, como la probabilidad de una crisis de ansiedad/angustia) y cardiovascular (taquicardia e hipotensión ortostática). En este sentido, la relativamente rápida aparición de tolerancia para ambos efectos es considerada como una ventaja en el tratamiento con cannabinoides psicoactivos.
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¿La marihuana crea adicción?
Javier (Jaén)
En primer lugar hay que tener en cuenta que el término adicción es muy amplio, sólo define la repetición de un acto. Como dice Escohotado (Aprendiendo de las drogas, Anagrama 1992): “Tendemos a creer que las personas caen en dependencias farmacológicas por razones distintas de las que llevan a contraer dependencias sociales, higiénicas o sentimentales; pero eso no es cierto. Si ante un estímulo angustioso cierto animal produjo una reacción que no agravó las cosas, tenderá a repetir esa conducta cada vez que aparezca el mismo estímulo, aunque no exista la menor relación causa-efecto”. No implica, per se, que medie el consumo de una sustancia (recordemos, por ejemplo, el caso de la ludopatía, considerada también una adicción), que sea perjudicial para el organismo (como la adicción al deporte), ni digno de vergüenza (se admite en público la adicción al café después de las comidas). La pregunta: ¿crea la marihuana adicción? Habría que plantearla así: ¿es posible que algún consumidor de cannabis desarrolle un uso repetido del mismo?
Está claro que sí, que hay un número de consumidores que manifiestan hacerlo dentro de unos patrones de conducta que podríamos considerar como de adicción, según las clasificaciones DSM-III-R y ICD-10. Aunque la mayoría de los que prueban alguna vez el cannabis no vuelven a consumirlo o lo hacen de forma ocasional, un pequeño porcentaje afirma hacerlo diariamente. Pero insisto que desde un punto de vista práctico la cuestión no es tanto si el cannabis produce o no adicción, sino en qué individuos, qué otros factores influyen para que se desarrolle, y cuáles son las consecuencias de dicha adicción. En una reciente encuesta entre los consumidores que manifestaban hacerlo a diario, el 17% se consideran adictos (llamaba la atención el porcentaje tan bajo), mientras que sólo en unos pocos casos se describieron problemas de salud (5%). También es importante recordar que la mayoría de medicamentos que se utilizan en la clínica diaria producen, de una forma u otra, adicción (las benzodiacepinas como somníferos o los opiáceos en el dolor), lo que no los descalifica para su uso clínico.
El individuo que repite el consumo de cannabis podría hacerlo por propia voluntad o por necesidad, y en este último caso para paliar los síntomas de abstinencia o los de alguna enfermedad psíquica de base. Analicemos cada caso:
1. Por propia voluntad, porque el consumidor quiere, porque la realización de dicho acto le provoca resultados placenteros. En este sentido, la adicción por la búsqueda de algo enriquecedor, de entrada, no genera problema alguno, y las sensaciones subjetivas de ayuda en la introspección y creación artística que produce el consumo de esta planta justifican por sí solas el desarrollo de adicción. De hecho, se considera este motivo como el más importante.
2. Aunque no haya deseo de consumo, presentándose bajo las dos formas antes mencionadas:
a) Por la abstinencia derivada de la suspensión de la propia sustancia. El consumo continuado de marihuana da lugar a unas alteraciones lógicas en el sistema de receptores cerebrales que explicarían la abstinencia. Sorprendentemente, el esperado síndrome de abstinencia que debería provocar la suspensión del consumo continuado de cannabis no es tal, sino que se trata de síntomas aislados, leves (principalmente irritabilidad, insomnio, agitación, sudor, rinorrea, y anorexia) y transitorios, especialmente si es comparado con otras sustancias psicoactivas, medicamentosas como las benzodiacepinas, o lúdicas como la heroína. El motivo de que sean de poca intensidad radica en el hecho de que se mantienen niveles de cannabinoides altos en sangre durante mucho tiempo, dado que la alta liposolubilidad de los mismos hace que se disuelvan y acumulen fácilmente en los tejidos grasos del organismo. Según pone de manifiesto el doctor Mikuriya en Manual médico de la marihuana (Castellarte, 1999), los pacientes que tuvieron que abandonar el consumo de cannabis, por el motivo que fuese, no necesitaron ninguna ayuda, dejaron de consumir sin más. Y en la encuesta antes mencionada, sólo el 3% presentó síntomas graves por abstinencia. Por lo tanto, aunque hay autores que no comparten esta idea, la mayoría no considera decisiva la adicción al cannabis como evitación de dichos síntomas.
b) Por su uso como autotratamiento de un trastorno mental colateral, aprovechando las propiedades como sedantes, hipnóticos, relajantes y antidepresivos. Existe una relación estadística (que no causal) entre trastornos psicológicos y consumo de cannabis. Y aunque parece razonable no aconsejar de forma generalizada un tratamiento con cannabis para trastornos mentales ni síntomas de este tipo, es cierto que muchas personas manifiestan hacerlo, y refieren obtener mayores beneficios a riesgos menores que con los medicamentos convencionales. De esta forma se generaría otro tipo de adicción a esta sustancia.
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¿Cuáles son los métodos más seguros para disminuir el riesgo broncopulmonar cuando se utiliza la marihuana inhalada?
Juan (Barcelona)
1) No mezclarlo con tabaco. El efecto broncodilatador de los cannabinoides hace que aumente la absorción de la nicotina. Además de ser aditiva y vasoconstrictora, anula muchos de los efectos de los cannabinoides, ya que también es excitante, quita el apetito y es broncoconstrictora.
2) Usar la menos cantidad de material posible para reducir también las partículas peligrosas que entren en las vías respiratorias. Para ello utilizaremos: a) marihuana muy potente, con alta concentración de cannabinoides: no sólo hará que consumamos menos cantidad de planta cada vez, sino también que necesitemos menos número de tomas al día, al durar más los efectos; b) las denominadas pipas de una sola calada, teniendo en cuenta que deben limpiarse frecuentemente. También permite quemar muy poca cantidad para obtener gran concentración de cannabinoides.
3) El cannabis debe tener la suficiente garantía sanitaria, que esté bien cultivado y sin posibilidad de contaminación por hongos o pesticidas. Si existen dudas, se puede esterilizar en el microondas (1 minuto a potencia máxima).
4) Se aconseja el empleo de vaporizadores, aparatos que calientan la planta hasta el punto de volatilizar los cannabinoides (unos 180-190 grados), sin llegar a quemar la celulosa que arde a mayor temperatura. No se recomienda el uso de las pipas de agua, ya que aumenta la proporción de partículas dañinas respecto a los cannabinoides.
5) No mantener la inhalación y el humo en los pulmones, pues aumenta la absorción de alquitrán. Los cannabinoides, sin embargo, pasan a la sangre rápidamente.
6) No tiene sentido utilizar filtros como los que llevan los cigarros de tabaco, ya que reducen por igual partículas y cannabinoides.
¿Puede ser dañino el cannabis durante el embarazo?
Loly (Palma de Mallorca), Andrés (e-mail), Isabel (e-mail), y un largo etcétera.
Lo prudente es recomendar no tomar ninguna sustancia que no sea estrictamente necesaria durante este periodo. En el caso del posible daño del consumo de marihuana en el feto durante la gestación, no hay estudios concluyentes. El motivo es que está moralmente prohibido ensayar sustancias desconocidas durante el embarazo, por el posible peligro sobre el futuro bebé, por lo que los únicos de los que podemos disponer son de tipo retrospectivo: análisis, tras el parto, del entorno y las costumbres de la mujer durante este periodo y que pudieran haber influido; son mucho menos fiables, pues no diferencian entre el efecto del cannabis y otros factores que también pudieran actuar.
Está claramente establecido que no es teratógeno, es decir, no produce malformaciones sobre el embrión. Tampoco produce síndrome de abstinencia del recién nacido, como ocurre con el alcohol. Se ha intentado relacionar con una disminución de ganancia de peso fetal, abortos, partos prematuros y alteraciones cognitivas en la edad escolar. Pero en los estudios en los que están basados estas hipótesis, excluyendo otros factores, las diferencias encontradas no eran estadísticamente significativas con el consumo de marihuana. Así, por ejemplo, hay una relación clara cuando se han realizado en consumidoras con un patrón epidemiológico típico occidental: jóvenes (muchas veces madres solteras), con embarazo no deseado, de clase social media-baja, consumidoras de otras sustancias tóxicas (especialmente tabaco), con mala asistencia médica, etc. Sin embargo, en uno realizado en Jamaica, donde el uso de la marihuana es típico de las clases altas y donde se suele consumir por vía oral, el resultado es que los niños de esas madres dieron mejores resultados en los tests neurológicos que la población no consumidora de cannabis.
El supuesto daño parece que vendría de la hipoxia (o disminución de oxigeno en sangre) como consecuencia del monóxido de carbono del humo de la combustión de las plantas (ya sea cannabis o tabaco), no de los componentes de la marihuana en sí. Lógicamente dependerá de la cantidad consumida, pero parece ser que su importancia no es tanta, comparada con otros factores como el nivel socioeconómico, la alimentación, el deporte, no tomar otras sustancias perjudiciales, seguimiento sanitario y parto hospitalario, madurez y estado psíquico de la embarazada, etc.
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¿Que efecto produce el cannabis sobre la presión arterial?
Ernesto (e-mail)
Tal vez el efecto más frecuente del cannabis sea el cardiovascular, aunque sea también el primer síntoma al que el consumidor desarrolla tolerancia. Recordemos que la tolerancia es el fenómeno por el cual el consumo regular de una sustancia hace que un determinado síntoma provocado por ella aparezca cada vez con menor intensidad, hasta que con el tiempo deja de presentarse. Básicamente produce taquicardia (unas 40 pulsaciones de más) y ligera hipertensión cuando el individuo está acostado, e hipotensión si está de pie y parado.
Salvo que exista algún trastorno cardiaco previo (por ejemplo una cardiopatía isquémica o un trastorno de ritmo) no suele tener importancia en un individuo sano, excepto el riesgo de caída al suelo por un cuadro de lipotimia o descenso brusco de la tensión.
Desearía títulos de bibliografía sobre "Los efectos medicinales del cannabis".
Gonzalo (Tarragona)
Ya hay publicados en castellano varios libros interesantes de divulgación sobre este tema, reseñados por Cáñamo en anteriores números. El más reciente, editado el año pasado por Ariel, es Marihuana, conocimiento científico actual de Leslie E. Iversen, profesor de farmacología, con revisión de Miguel Navarro de la Universidad Complutense de Madrid. Tal vez sea el más crítico con la postura de la utilización de la "planta en bruto" como tratamiento frente a preparados puros, pero te pone al día de los últimos avances en investigación sobre cannabinoides.
Otros libros recomendados son Marihuana: la medicina prohibida, de Lester Grinspoon, en Paidós (1997), todo un clásico en su género y libro de referencia obligado; la interesante revisión bibliográfica que hacen Rosenthal y Mikuriya en el Manual médico de la marihuana, editado por Castellarte (1997); Cannabis para la salud, de Chris Conrad, publicado en 1997 por Ediciones Martínez Roca, es de fácil lectura para el no especializado, y, por último, Derivados del cannabis: ¿drogas o medicamentos?, de la Universidad de Deusto (1998), tal vez excesivamente técnico y con un polémico (por su escaso rigor científico) último capítulo sobre determinados trastornos cognitivos en el uso a largo plazo.
En internet se puede comenzar la búsqueda en las bases de datos que figuran como enlaces en la sección correspondiente de la web de la IACM (
www.cannabis-med.org/links-pat.htm). De ahí, mediante enlaces, a donde se quiera.
Os agradecería enormemente que me aconsejarais sobre alguna hierba de cualidades calmantes.
Jorge (e-mail)
Las mejores por sus propiedades sedante son las índicas. Normalmente en el mercado no se suelen encontrar formas puras, por lo que lo mejor son aquellos híbridos en los que predomine esta variedad.
Dentro de cualquier variedad y sexo, el cannabinoide cannabidiol tiene predominio sedante sobre el THC y ambos se presentan en proporciones inversas en las distintas partes de la planta. Éste es el motivo por el que se suele utilizar las hojas, en lugar de los cogollos, para preparaciones relajantes.
Tengo un sobrino de 33 años al cual le han extirpado un tumor en la cabeza. Ahora debe de empezar un tratamiento de quimioterapia, que le causará mareos, vómitos, etc. ¿cómo podríamos conseguir la hierba, quizás a través de algún coffee shop holandés?
M.L.V.
No, los coffee shops holandeses sólo tienen autorización para vender hierba en Holanda, no fuera de este país. Lo mejor, dado el vacío legal y que desconozco desde dónde me hace la consulta, es que se ponga en contacto con la asociación cannábica más próxima, ellos le ayudarán. Y tenga al corriente a su médico de cabecera y especialista que le esté tratando.
Si queréis realizar consultas relacionadas con los usos medicinales del cannabis al médico Ricardo Navarrete, podéis escribirle a:
ricardonv@hotmail.com