El caso de Yéremi responde al perfil de un secuestro; el de Marta, al de una fuga
EFE. 07.02.2009 - 13:31h
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Familiares y vecinos de Marta, en la concentración celebrada en Sevilla. EFE
- Javier Urra, ex defensor del menor de la Comunidad de Madrid, distingue diferentes características en las desapariciones de menores, según la edad.
- Los adolescentes suelen protagonizar fugas
- Cuanto más pequeño es el menor, más probabilidad hay de un secuestro.
- La familia de la joven Marta del Castillo ha convocado manifestaciones en Sevilla, Palencia y Talavera.
El psicólogo navarro
Javier Urra ha destacado las
"diferencias" entre los casos de
desapariciones de los más pequeños y de adolescentes entre 16 y 18 años, pues la criminología apunta
causas distintas en las situaciones de fuga o desaparición en los niños. "No tiene nada que ver la fuga de un chico adolescente o de un niño pequeño", ha señalado quien fue
defensor del menor de la Comunidad de Madrid hasta 2001.
En los casos de
Madeleine o
Yeremy Vargas, como ejemplos de niños más pequeños, indica que hay que buscar
alrededor de la familia y buscar si puede haber un
pedófilo en su entorno, "ya que el entorno es muy importante, y hay que ver cuáles son sus personas de habitual comunicación o cuáles son las personas que están en contacto con el menor, principalmente".
A más edad, el único riesgo casi siempre es el de algún varón que intenta un abuso y para hacer desaparecer las pruebas, a veces, acaba con la vida de la persona
Al ser mayor, como el caso de
Marta, la niña que
se encuentra en estos momentos desaparecida en Sevilla, hay mayor porcentaje de
fuga voluntaria. "Al tener más edad los casos de fuga se facilitan más", destaca Urra, que señaló que "a más edad, el único riesgo casi siempre es el de algún varón que intenta un
abuso y para hacer desaparecer las pruebas, a veces,
acaba con la vida de la persona".
"En general, cuando desaparece una niña pequeña hay que mirar a su
entorno más próximo y hay que buscar a un
pederasta", subraya el psicólogo forense, que apunta que "en los casos de niños de 17 y 18 años, generalmente, son fugas o el contacto con un varón que ha intentado un tipo de abuso sexual y termina con la vida". La criminología ha enseñado a los profesionales que trabajan en este ámbito que
está es "la realidad".
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