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A los 19 años decidí mudarme a Auckland para estudiar cine y televisión. Poco después, conseguí un trabajo con chófer de los Rolling Stones en su gira por New Zealand en 1995. Ese trabajo me llevó a conducir para otra superestrella durante su visita en 1996, el Rey del Pop, Michael Jackson.
Nos hicimos amigos y me pidió ser su asistente personal para el resto de su gira por Asiatico-Australina. Fue realmente adorable y gentil, como un niño. Incluso me enseñó a usar una PlayStation. Le encantaba estar rodeado de gente que no le tratara diferente por ser una superestrella.
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