Este es el texto que tb pegue en el mjhispano y q me dejo boquiabierto por tanta sabiduria. Todo un caballero Pepe Navarro.
Bad
Pepe Navarro
Es dramático y vergonzoso el escarnio al que está siendo sometido Michael Jackson. Y son los mismos que jalean a Bush y su política de iluminado los que se rasgan, escandalizados, las vestiduras; eso sí, de marca. Los mismos que le aplaudieron cuando este niño de 45 años, rico, desertado y famoso, les llenó los bolsillos con los muchos millones de dólares benéficos que la entonces ejemplar estrella recaudaba con pasmosa facilidad. Los de siempre: salvadores de patrias tristes y promotores de morales indigestas. Autistas sin gafas ni espejo.
Este mes de agosto hizo 36 años que Michael cumplía la edad que ahora tiene, 9. Fue en ese tiempo, 1969, cuando el mito echó a andar y un niño se detuvo. Ni tan siquiera llegó a la adolescencia. Se quedó en una infancia que ni llegó a consumar. Inquilino vitalicio en una castradera puericia de oro, mimado, consentido y alimentado por una sociedad usurera que ahora se cansa de su propio producto y sus caprichos y le convierte en el demonio de un espectáculo donde ella aparezca como ejemplar y vigilante heroína correctora de renglones torcidos. No se puede llegar a ser tan hipócrita como para, ahora, presentarlo, incluso si la ley ha de intervenir, como algo que jamás fue: un adulto. En justicia, sólo se le puede tratar como lo que nunca dejó de ser: un niño sin niñez. Lo delata su voz, sus actos, su mirada... Toda su vida parece extraída de la crónica cotidiana de un jardín de infancia. Jamás se escondió. Y todos lo sabíamos.
Fue esa inmadurez la que le llevó a crear una estética que le convirtió en único. Una excepcionalidad que lleva al genio a ser un benefactor para su comunidad pero una ruina infernal y aniquiladora para sí mismo.
Estoy convencido de que jamás podrán probarse, aunque una corte lo condene, las acusaciones de unos padres «ofendidos», de un guar- daespaldas escandalizado o de cuantos testigos pudieran aparecer; todos ellos aspirantes a millonarios con los millones del luciférico pervertido abusador.
¿Ustedes creen que un niño de 8 ó 9 años es capaz de tener una fantasía sexual más allá del «juego de los médicos»?
Bad
Pepe Navarro
Es dramático y vergonzoso el escarnio al que está siendo sometido Michael Jackson. Y son los mismos que jalean a Bush y su política de iluminado los que se rasgan, escandalizados, las vestiduras; eso sí, de marca. Los mismos que le aplaudieron cuando este niño de 45 años, rico, desertado y famoso, les llenó los bolsillos con los muchos millones de dólares benéficos que la entonces ejemplar estrella recaudaba con pasmosa facilidad. Los de siempre: salvadores de patrias tristes y promotores de morales indigestas. Autistas sin gafas ni espejo.
Este mes de agosto hizo 36 años que Michael cumplía la edad que ahora tiene, 9. Fue en ese tiempo, 1969, cuando el mito echó a andar y un niño se detuvo. Ni tan siquiera llegó a la adolescencia. Se quedó en una infancia que ni llegó a consumar. Inquilino vitalicio en una castradera puericia de oro, mimado, consentido y alimentado por una sociedad usurera que ahora se cansa de su propio producto y sus caprichos y le convierte en el demonio de un espectáculo donde ella aparezca como ejemplar y vigilante heroína correctora de renglones torcidos. No se puede llegar a ser tan hipócrita como para, ahora, presentarlo, incluso si la ley ha de intervenir, como algo que jamás fue: un adulto. En justicia, sólo se le puede tratar como lo que nunca dejó de ser: un niño sin niñez. Lo delata su voz, sus actos, su mirada... Toda su vida parece extraída de la crónica cotidiana de un jardín de infancia. Jamás se escondió. Y todos lo sabíamos.
Fue esa inmadurez la que le llevó a crear una estética que le convirtió en único. Una excepcionalidad que lleva al genio a ser un benefactor para su comunidad pero una ruina infernal y aniquiladora para sí mismo.
Estoy convencido de que jamás podrán probarse, aunque una corte lo condene, las acusaciones de unos padres «ofendidos», de un guar- daespaldas escandalizado o de cuantos testigos pudieran aparecer; todos ellos aspirantes a millonarios con los millones del luciférico pervertido abusador.
¿Ustedes creen que un niño de 8 ó 9 años es capaz de tener una fantasía sexual más allá del «juego de los médicos»?