Mi pregunta mas sincera, de verdad: ¿Por qué siendo Michael un MÚSICO, así en mayúsculas, por qué tantas veces se habla de cuestiones extramusicales y que además obtienen muuuchas visitas y comments mientras que los que se refieren a música en sí escasean en ello?
Por la misma razón por la que los espacios televisivos enmarcados en el género de la telebasura copan, como norma general, las primeras posiciones en cuota de pantalla y, por consiguiente, en audiencia masiva, en detrimento de otros más sofisticados o trascendentes: entrañan un menor coste en cuanto a comprensión intelectual para el espectador, limitándose éste en su ejercicio al mínimo esfuerzo; y, tal y como han apuntado otros usuarios con anterioridad, por la ignorancia que, como neófitos en un determinado ámbito técnico, profesan en torno a la materia abordada por otros perfiles más especializados, y, por ende, minoritarios en número frente al público promedio habitual.
En lo que respecta a la
junk TV, y como respuesta a uno de tus interrogantes expuestos en uno de tus posts temáticos relativos a dicha cuestión, se le sobreañade otro factor: la telebasura no es patrimonio exclusivo de un determinado y específico target sociocultural. Ha conseguido capilarizar transversalmente su seguimiento, universalizando el mismo, con independencia del estatus sociocultural y económico del destinatario de tales programas que, en la pequeña pantalla, orbitan en torno a tal dimensión.
Sin embargo, el efecto producido en ambos auditorios no es el mismo: las nuevas/viejas clases medias y la burguesía la contemplan como una mera forma de entretenimiento pasajero y casual, gracias a la cual abstraerse de una jornada plagada de obstáculos, sinsabores y quebraderos de cabeza, desde la que proyectar un cierto asomo de altiva superioridad condescendiente sobre los personajes (reales, o ficticios) retratados en el monitor, a quienes enjuician en su fuero interno como inferiores a ellos. Un sentimiento que, en el plano íntimo, les ocasionará, aunque no quieran reconocerlo, placer y consuelo propios, pensando que, al fin y al cabo, y a pesar de las adversidades que en la cotidianidad de sus vidas puedan rondarles en cualquier momento, no están tan mal (con respecto a otros), después de todo.
En cambio, las clases populares se adhieren por la carencia de valores cívicos aprendidos en el hogar, o en la escuela, desde pequeños, o por la insuficiente inversión en cultura (por las causas estructurales de índole educativo y económico que la motivan), absorbiendo sus peores hábitos -de ahí el peligro que encierra para tal colectivo-, o, con mayor tristeza, como el aliado inseparable con el que invertir el grueso del aciago y duro día, en un contexto de soledad, cumpliendo la televisión el mismo desempeño que el de la lámpara de noche encendida con la que hacerles compañía en su habitación.
Un saludo.