Bueno, como mucha gente comenta por ahi, y tambien se ha mencionado en el foro en otros temas (principalmente yo y pocos más) la politica revisionista del gobierno está provocando que surgan otra vez problemas con la gente extremista, ahora principalmente de la extrema derecha. Hace unos años esta gente tenia una implantación casi testimonial, pero poco a poco esto esta cambiando, y estan subiendo el número de votos y de afiliados a estos partidos, que por ahora estan muy divididos y fragmentados. Creo que esta nueva forma de actuar del gobierno de remover temas ya casi olvidados por todos puede ser negativa, como podemos saber gracias a informes policiales. Ellos decian que la sociedad estaba crispada antes de esatr ellos en el poder, pero ahora no es que la esten apaciguando que digamos...Espero que no volvamos a tiempos de la transición.
EDICIÓN IMPRESA - Nacional
La Policía cree que la retirada de símbolos franquistas alienta a los grupos de extrema derecha
Tres dirigentes de partidos ultras critican la campaña del Gobierno, pero consideran que a la larga les beneficiará «porque restará votantes al PP»
CRUZ MORCILLO/
MADRID. Hace veinte años que una manifestación de la extrema derecha en España no reunía al número de personas que participaron en la convocada el pasado domingo por La Falange en Madrid: cerca de 4.000, según confirman fuentes policiales. El intento de agresión a Santiago Carrillo tampoco se parece a otras actuaciones de este corte: «Se permitieron dar un discurso en toda regla, sin importarles los testigos, se tomaron su tiempo y lo prepararon a conciencia». Cuatro ultras fueron detenidos por estos hechos y se busca a otro implicado.
Los expertos policiales no ocultan su preocupación: «Están envalentonados y, por primera vez en mucho tiempo creen posible recobrar el protagonismo perdido. No sabemos si tienen más afiliados o no porque las cifras no están controladas, pero lo que es seguro es que sus simpatizantes sí se han incrementado. En la manifestación del domingo había una minoría de militantes -trajeron ocho autobuses de distintos puntos de España- y el resto era gente de la calle que ni les había votado. Creemos que la campaña contra los símbolos franquistas, aunque no tenga ese objetivo, está dando alas y cierta cohesión a estos grupos, por un lado y, por otro, está provocando el acercamiento de quienes se sienten ultrajados», señalan las fuentes consultadas. En privado miembros de estos partidos han reconocido a los agentes que la política territorial del Gobierno supone un «insulto» a España y a sus idearios.
Concejales xenófobos
Los votos son asimismo un reflejo de que algo se está moviendo en las filas de los partidos nacionales. Si en las elecciones generales de 2000 la extrema derecha apenas superó los 42.000 votos, en los comicios del 14 de marzo pasado estos grupos aglutinaron más de 70.000. Siguen sin tener representación parlamentaria, aunque sí municipal. En las pasadas elecciones municipales un partido xenófobo, la Plataforma per Catalunya, liderada por un seguidor de Blas Piñar, obtuvo concejales en tres localidades.
«De momento, no suponen una amenaza porque no existe un líder válido capaz de aglutinar tendencias muy distintas y persisten los fallos en la capacidad de organización, pero se ha detectado que algunos partidos están consiguiendo financiación tanto de las bases como de empresarios afines, que utilizan empresas de seguridad para aportar fondos y esto se ha visto de forma más clara en los últimos meses», aclaran fuentes policiales.
La percepción de los investigadores coincide con la opinión expresada por algunos miembros de estos partidos. Manuel Canduela, presidente de Democracia Nacional (DN), que se declara constitucional, considera que el Gobierno quiere provocar tensión para radicalizar al PP o bien que se parta y surja una opción a la derecha de los populares. «Estamos en contra de esa campaña, pero está suponiendo un despertar de las conciencias que puede favorecernos y romper el dique de contención que ejerce el PP».
La Falange, cuyo secretario nacional de comunicación Manuel Aldana admite sin complejos que «el sistema constitucional no es el nuestro», ha mostrado su indignación por la retirada de los símbolos franquistas para añadir a renglón seguido que «este sectarismo» no les perjudica en absoluto.
Más contundente aún se muestra Pedro Pablo Peña, de Alianza para la Unidad Nacional (AUN), quien califica al PP «del gran enemigo de los partidos nacionales» y le atribuye como prestado a un tercio de sus votantes. «La maniobra del PSOE es maquiavélica porque creen que es preferible una extrema derecha con poco poder y más o menos controlada que un PP fortalecido, de ahí que estén provocando una crispación innecesaria, y aunque no tengan ese objetivo, nos beneficia».
Contra la inmigración
Los investigadores creen que hace unos meses hubiera sido impensable una manifestación tan abultada como la del domingo en la que se mezclaba la simbología falangista con las esvásticas y otros emblemas nazis y en la que compartían acera gente de 70 años con adolescentes, brazo en alto, bajo la bandera de por «la unidad de España». El pretexto era protestar contra las elecciones vascas. «Algunos han decidido salir de los cuarteles de invierno, así que no conviene perder de vista el fenómeno por si alguien pretende salirse de la legalidad», puntualizan las fuentes consultadas.
Quienes siguen la trayectoria de estos grupos sostienen que intentarán aprovechar el freno económico, las reformas de los estatutos y el auge de la inmigración como coartada. No en vano el mensaje del contestador de DN proclama: «Democracia Nacional contra el proyecto Caldera de regularización masiva de inmigrantes. Dos millones de inmigrantes más son dos millones de parados más».
EDICIÓN IMPRESA - Nacional
La Policía cree que la retirada de símbolos franquistas alienta a los grupos de extrema derecha
Tres dirigentes de partidos ultras critican la campaña del Gobierno, pero consideran que a la larga les beneficiará «porque restará votantes al PP»
CRUZ MORCILLO/
MADRID. Hace veinte años que una manifestación de la extrema derecha en España no reunía al número de personas que participaron en la convocada el pasado domingo por La Falange en Madrid: cerca de 4.000, según confirman fuentes policiales. El intento de agresión a Santiago Carrillo tampoco se parece a otras actuaciones de este corte: «Se permitieron dar un discurso en toda regla, sin importarles los testigos, se tomaron su tiempo y lo prepararon a conciencia». Cuatro ultras fueron detenidos por estos hechos y se busca a otro implicado.
Los expertos policiales no ocultan su preocupación: «Están envalentonados y, por primera vez en mucho tiempo creen posible recobrar el protagonismo perdido. No sabemos si tienen más afiliados o no porque las cifras no están controladas, pero lo que es seguro es que sus simpatizantes sí se han incrementado. En la manifestación del domingo había una minoría de militantes -trajeron ocho autobuses de distintos puntos de España- y el resto era gente de la calle que ni les había votado. Creemos que la campaña contra los símbolos franquistas, aunque no tenga ese objetivo, está dando alas y cierta cohesión a estos grupos, por un lado y, por otro, está provocando el acercamiento de quienes se sienten ultrajados», señalan las fuentes consultadas. En privado miembros de estos partidos han reconocido a los agentes que la política territorial del Gobierno supone un «insulto» a España y a sus idearios.
Concejales xenófobos
Los votos son asimismo un reflejo de que algo se está moviendo en las filas de los partidos nacionales. Si en las elecciones generales de 2000 la extrema derecha apenas superó los 42.000 votos, en los comicios del 14 de marzo pasado estos grupos aglutinaron más de 70.000. Siguen sin tener representación parlamentaria, aunque sí municipal. En las pasadas elecciones municipales un partido xenófobo, la Plataforma per Catalunya, liderada por un seguidor de Blas Piñar, obtuvo concejales en tres localidades.
«De momento, no suponen una amenaza porque no existe un líder válido capaz de aglutinar tendencias muy distintas y persisten los fallos en la capacidad de organización, pero se ha detectado que algunos partidos están consiguiendo financiación tanto de las bases como de empresarios afines, que utilizan empresas de seguridad para aportar fondos y esto se ha visto de forma más clara en los últimos meses», aclaran fuentes policiales.
La percepción de los investigadores coincide con la opinión expresada por algunos miembros de estos partidos. Manuel Canduela, presidente de Democracia Nacional (DN), que se declara constitucional, considera que el Gobierno quiere provocar tensión para radicalizar al PP o bien que se parta y surja una opción a la derecha de los populares. «Estamos en contra de esa campaña, pero está suponiendo un despertar de las conciencias que puede favorecernos y romper el dique de contención que ejerce el PP».
La Falange, cuyo secretario nacional de comunicación Manuel Aldana admite sin complejos que «el sistema constitucional no es el nuestro», ha mostrado su indignación por la retirada de los símbolos franquistas para añadir a renglón seguido que «este sectarismo» no les perjudica en absoluto.
Más contundente aún se muestra Pedro Pablo Peña, de Alianza para la Unidad Nacional (AUN), quien califica al PP «del gran enemigo de los partidos nacionales» y le atribuye como prestado a un tercio de sus votantes. «La maniobra del PSOE es maquiavélica porque creen que es preferible una extrema derecha con poco poder y más o menos controlada que un PP fortalecido, de ahí que estén provocando una crispación innecesaria, y aunque no tengan ese objetivo, nos beneficia».
Contra la inmigración
Los investigadores creen que hace unos meses hubiera sido impensable una manifestación tan abultada como la del domingo en la que se mezclaba la simbología falangista con las esvásticas y otros emblemas nazis y en la que compartían acera gente de 70 años con adolescentes, brazo en alto, bajo la bandera de por «la unidad de España». El pretexto era protestar contra las elecciones vascas. «Algunos han decidido salir de los cuarteles de invierno, así que no conviene perder de vista el fenómeno por si alguien pretende salirse de la legalidad», puntualizan las fuentes consultadas.
Quienes siguen la trayectoria de estos grupos sostienen que intentarán aprovechar el freno económico, las reformas de los estatutos y el auge de la inmigración como coartada. No en vano el mensaje del contestador de DN proclama: «Democracia Nacional contra el proyecto Caldera de regularización masiva de inmigrantes. Dos millones de inmigrantes más son dos millones de parados más».