Réplica a usuarios precedentes
Buenos días,
Constituye todo un grato honor la colaboración adicionada de nuevos usuarios, a efectos de incorporar nuevas perspectivas de enfoque al debate objeto de rebatimiento en esta entrada de post.
La previsión demoscópica efectuada por Antho10, en relación con las elecciones al Parlamento Andaluz concuerdan en sumo grado, salvo en algunos matices, con la postulada por mí, a título particular e individual. Es decir:
El PSOE oscilará en torno al 30-35% (con mayor propensión inclinada al extremo mínimo que al máximo), con una pérdida porcentual de voto próxima a los seis-siete puntos, con respecto a las autonómicas de 2012. Ello, no obstante, le permitirá, con total presumibilidad, recuperar el primer puesto en número de votos y escaños, perdido tal escalafón a manos del Partido Popular, fundamentalmente, debido a dos componentes sumamente determinantes en la correlación de fuerzas entre ambos partidos: la mayor robustez, como candidata, de Susana Díaz (frente al perfil que manifestaba, hacía tres años, José Antonio Griñán), en virtud de su mayor cercanía con los valores e intereses del andaluz medio, residente en núcleos rurales, de edad comprendida entre los 45-54 años, frente a la actitud más distante que personificaba antaño Griñán, candidato de impronta un tanto más tecnocrática que la de la inquilina del Palacio de San Telmo desde hacía un año y medio. También, evidentemente, le favorece la endeblez ostensible de su teórico contrincante directo, Moreno Bonilla, a años luz (para el elector conservador prototípico) del carisma que irradiaba en ellos el omnipresente Javier Arenas, el cual, (por cierto) prosigue rigiendo los designios (entre bambalinas, y en la sombra) de la organización popular en Andalucía.
El PP podría darse por satisfecho con un 25%. Una merma de hasta quince puntos con respecto a la cita anterior. Junto a la nefasta acción de gobierno en Madrid, la corrupción sistémica que asola a la entidad en la mayoría de CCAA (y en la propia sede central del partido, en Génova), con hasta siete agrupaciones autonómicas del PP pendientes de imputación por financiación irregular (y las sospechas más que fundadas de pago con dinero negro de la reforma del edificio en el que se hospedan en la capital de España los conservadores) y el desconocimiento sideral de su candidato investido in pectore por prerrogativa divina de la Vicepresidenta del Gobierno de Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, sin partícipe consulta a los militantes de la formación en Andalucía, digamos que no deberían objetar murmullo de discrepancia con un descenso tan acusado como el apuntado en los sondeos de estimación de voto.
Además, y ya lo ha apuntado certeramente, en mi opinión, el mismo usuario, habría que clarificar el hecho de que ha existido un segmento del electorado que, a partir de 2004, en Andalucía, comenzó a avalar con su papeleta de voto al PP, como única y más firme opción de voto útil, a fin de desalojar del poder autonómico a los socialistas, dados los efectos mecánicos y psicológicos del sistema electoral imperante en Andalucía. Y que no (necesariamente) podríamos encuadrarlo en el espectro derecho de autoubicación ideológica. De procedencia urbana, habitando en los denominados por el sistema de financiación autonómica como municipios turísticos, podrían desertar de los populares (dada la inoperancia que han ejercido a lo largo de la última legislatura, con hasta ¡tres líderes! del grupo parlamentario popular (el citado Arenas, Juan Ignacio Zoido y el propio 'paracaidista' Moreno Bonilla)) para refugiarse en Podemos, Ciudadanos, o UPyD.
Empero, de lo que no cabría alegar duda alguna reside en establecer que si algo ha ratificado el Partido Popular ha sido que, si con la totalidad de condicionantes políticos, económicos, sociales, y de mercado laboral, sumamente favorables (en 2012) no pudo, con el único reclamo de sus siglas, alcanzar la mayoría absoluta por sí solo, no lo hará nunca (en esta Comunidad Autónoma). De ahí que, para muchos andaluces, el PP pueda haber perdido el aura de alternativa de gobierno por decreto a los socialistas, en provecho de las opciones electorales que os acabo de enumerar líneas atrás.
Podemos se debate entre el 18-22% en estos momentos, inoculando el temor en el cuerpo al Partido Popular, por la circunstancia enunciada con anterioridad (esto es, la parcial pérdida de visibilidad como pieza indiscutible de recambio al PSOE, por el PP, dada su consabida ineficacia). De consumarse el sorpasso y desbancar a éstos de la segunda plaza, la contingente hipótesis de un triunfo podemista en las elecciones a Cortes Generales previstas para fines de este año podría comenzar a adquirir cierto viso pragmático de posibilidad al alcance de la mano, en un sentido netamente realista, y las alarmas del bipartidismo se dispararían en el resto de la Península. No obstante lo anterior, precisar un inciso con respecto al usuario: preveo una correspondencia de voto entre Podemos e IU, en el sentido de predominar una proporcionalidad directa entre la magnitud de la cifra alcanzada por el primero a costa del segundo, y viceversa. Es decir, que a mayor porcentaje de IU (salvaguardando los muebles, a pesar de su incontestable retroceso respecto a 2012), menor incidencia de la irrupción de Podemos en el Parlamento andaluz. Podría, inclusive, terciarse la conjetura de, ante un incremento desatado en las cohortes de respaldo ciudadano a un Podemos inspirado sobremanera en la campaña electoral, de aquí al 20 de marzo, cimentar su tsunami en perjuicio de IU, hallándose ésta por debajo del umbral mínimo de acceso a la Cámara, y excluir de representación, contra todo pronóstico. Pero lo preveo un tanto utópico, y por ende, irrealizable, en el momento presente.
Escenario 1: Podemos 16-18%/ IU 7-8%.
Escenario 2: Podemos (18-23%)/ IU 5%.
Y otro tanto de lo mismo a imputarles a UPyD y Ciudadanos. Compiten, como ya he sostenido en pretéritas columnas en este post, por un mismo segmento del electorado (centro, centro-derecha). Aunque, en teoría, UPyD conlleva un mayor período de rodaje y, por extensión, de implantación (predominantemente, en áreas urbanas) en Andalucía, desde hacía algunos años (con independencia de que, ni en 2008, ni tampoco en 2012, se hiciera con acta alguna en el Parlamento), en las europeas del año pasado cosechó unos resultados más que colmadamente suficientes como para entrar sin problemas. Pero el ciclón mediático aparejado a la figura de Ciudadanos (recuerden que, en la era de la democracia de audiencia, nos hallamos, más que nunca, en una etapa caracterizada por la telecracia, en la que la prevalencia del foco y la atención del ciudadano medio se vuelca en la figura del líder (o creador) de opinión, sin menoscabo del tiempo, inversión, ilusión o empeño de un proyecto a lo largo de años de consabido sacrificio (caso de UPyD), yo, a título individual, no lo subestimaría en absoluto. Es más, podría mediar el supuesto según el cual ambos partidos, en una pugna irredenta entre ambos por la consecución del 5%, se estorbaran, siendo penalizados mutuamente y sin remisión por el sistema electoral. Toda una flagrante pérdida para la búsqueda ansiada de la pluralidad en un contexto histórico, en nuestro país, ávidamente necesitado de ella, en pos de una mayor y consistente calidad democrática y representatividad de las instituciones. De lo que no cabe ápice de interrogante alguno, estriba en la continuidad en la línea de irrelevancia adquirida por el Partido Andalucista (2%) en los últimos años, fiel a su vorágine emprendida en los últimos tiempos, de desdibujamiento y desorientación en sus líneas de acción política.
Freddiemercury se inquiría a sí mismo (e interpelaba a los demás): ¿qué factor propicia la invencibilidad del Partido Socialista en Andalucía? Un compendio de nociones lo resumen:
1. Una preservación de memoria histórica, por parte de las rentas del trabajo, mayoritariamente vinculadas a sectores productivos como el agroganadero, acerca de los actos de altivez, desprecio, abuso de poder y dominación infligido sobre ellos, por los miembros de la oligarquía terrateniente y financiera, los denominados por aquéllos como los 'señoritos' (una imagen que la derecha en Andalucía, lejos de maquillar, no ha cesado de reincidir en ella, a través del cariz de sus candidatos -Hernández Mancha (en los años ochenta), Arenas, Zoido, Moreno Bonilla-. De ahi la adhesión de la mayoría sociológica andaluza a la izquierda.
2. Si a lo antecedente le aunáis la torpísima gestión que de la construcción del Estado de las Autonomías (y, concretamente, de la constitución de la autonomía de la región andaluza) hizo gala el gobierno de UCD entre los años 1980-1982, cuando, los integrantes del órgano preautonómico de gobierno sentaron las bases de la Comunidad Autónoma andaluza como beneficiaria de las condiciones exigibles a las CCAA del artículo 151 CE, y, ante el inicial asentimiento del Ejecutivo de Suárez, unos meses más tarde, ante el temor a la involución golpista que ya planeaba en el horizonte, dar marcha atrás al proceso y escenificarlo, con motivo de la convocatoria del referéndum autonómico en Andalucía en 1981, con la negativa del gobierno central ucedista a la concesión de un techo competencial diferencial para los andaluces y... si a ello le sumamos la desconexión y el desentendimiento absolutos entre la UCD en Madrid y su homóloga en Andalucía, con Íñigo Cavero como líder del partido, abogando por la abstención en la consulta. Fácil deducir por qué el PSOE rentabilizó tal disparidad de criterio en el centro-derecha para arrogarse la bandera del andalucismo y del partido que mejor podía defender los derechos de los ciudadanos radicados en su seno. De ahí la atronadora victoria que, meses más tarde, obtendría en las primeras autonómicas, en mayo de 1982 (preludio del 'cambio' socialista en las generales de octubre de dicho año).
3. El tratamiento recurrentemente despectivo que sobre determinados aspectos del modo de vida andaluz se desprende en medios de prensa, radio y televisión de editorial conservadora. Un ejemplo ilustrativo, como paradigma: los PER. Os sorprenderíais de lo siguiente: la dotación presupuestaria asignada a la función que deben cubrir tales subvenciones públicas es la tocante a la de posibilitar un modo de vida mínimo digno a los empleados del sector primario, en fase de temporalidad y/o estacionalidad. Los temporeros/aparceros son una buena muestra de ello. Pues bien: la mayor porción de ella se la anota la oligarquía terrateniente andaluza, dueña de latifundios (de ahí la combativa acción, durante más de tres décadas, de sindicatos como el SOC, o el SAT de Diego Cañamero) y no son, en su mayoría, electores afines al Partido Socialista de Andalucía. Los Domecq, los Alba, el ex-ministro de Agricultura del gobierno Rajoy (y vigente europarlamentario) Arias-Cañete, etcétera.
4. La Exposición Internacional de Sevilla, cuyos fastos tuvieron lugar en 1992, hizo traslucir a la ciudadanía andaluza algunas de las bondades en la acción de gobierno del PSOE en esa década de estancia en el poder, presenciándose una cierta homologación con el entorno sociocultural europeo de la atrasada por décadas (y siglos, en el Antiguo Régimen) de oligarquía Andalucía en una región portadora de identidad política y cultural definidas, cosmopolita y abierta a nuevas idiosincrasias. Por el contrario, atizó los antagonismos (propios de la política del agravio comparativo) entre Sevilla, acusada de favoritismo, Granada, Málaga y Almería, entre otras, de lo que se aprovechó, a partir de los noventa, el PP. Así, el mapa electoral andaluz se descompuso en dos frentes: el oeste y centro, socialistas; el este, populares. No es de extrañar que, cuando en 2012 Zoido (alcalde Sevilla) supliera a Arenas como efímero líder del PP andaluz, muchos electores conservadores se vislumbraran ojipláticos entre ellos y sostuvieran: ¿tantos años denunciando el oprobio, el ostracismo y el olvido de la Junta de Andalucía bajo dominio del PSOE, para, ahora, proceder a asumir las riendas del grupo parlamentario alternativo al gobierno andaluz socialista, el edil de la ciudad más defenestrada durante años, en los mítines de campaña del Partido Popular? He aquí el sinsentido, la contradicción de términos, y el desplome de las expectativas de voto para el PP (entre otras muchas causas, ya subrayadas) en Andalucía.
Un cordial saludo a todos.