Buenos días,
En mi estricto supuesto personal, se desencadenó un fenómeno, cuanto menos, un tanto peculiar. Y es que yo me familiaricé con la trayectoria musical de Michael Jackson al mediar su trágico deceso, en junio de 2009. Era tan desmesurada la cobertura mediática que en torno a tal suceso se recogió por los medios de mayor difusión, que fui rastreando a través de Internet información acerca de sus logros profesionales y personales. El acontecimiento que provocó mi admiración, como espectador musical, de Michael, fue el videoclip de
Beat It.
Meses más tarde, me percaté, mientras efectuábamos una mudanza en el domicilio familiar, que, en realidad, mi hermano (una persona tendente a invertir con visos al futuro, para que nuestros descendientes disfruten de pertenencias culturales de valor y las recojan como testigos) había adquirido, en los años respectivos de publicación, todos y cada uno de los álbumes en solitario de Michael en vinilo -incluyendo
HIStory,
Blood on the Dance Floor e
Invincible-. Mientras que mis padres hicieron lo propio en los setenta y ochenta con
The Jacksons,
Goin' Places,
Destiny,
Triumph,
Victory (todos ellos del grupo familiar) y
Off the Wall,
Thriller,
Bad y
Dangerous (ya en los noventa). El único ejemplar en formato de CD que he debido adquirir ha sido el relativo a
Xscape: Deluxe Edition.
¡Y yo no había sido consciente de ello hasta entonces!
Un buen día, mi madre me exhortó a proceder a la venta de algunas posesiones del pasado, a fin de recabar dinero para efectuar adquisiciones de mayor entidad. Así que me trasladó el siguiente ruego:
-¿Por qué no vendes algunos vinilos de Michael Jackson?
A lo cual yo respondí, de inmediato.
-De acuerdo, mamá. Pero hoy, no.
-¿Cuándo, entonces? -replicó ella, diligentemente-.
-Mañana, tampoco. ¡¡¡Nunca!!!
Un cordial saludo a todos.