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Crisis de coronavirus en España.

Me ha parecido muy interesante, ahí lo dejo:

Buuuf!! de confirmarse sería la repera, a ver si se dan por enterados y se pone en marcha de manera práctica a efectos de corroborar su eficacia o no.
La pregunta es teniendo la sospecha, ¿de qué manera se habría de proceder para comprobarlo? Porque vaya nos la podemos poner, que no va a estar de mas de hecho, pero luego cómo se tiene la constatación de que protege del Coronavirus? Para constatarlo habría que arriesgarse a exponerse a ello, ¿no?
 
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Pussy, anoche me quedé boquiabierta leyendo la noticia, ante la idea de que los niños no son población vulnerable frente al Covid-19 debido a las vacunas administradas desde muy temprana edad.

Que igual estamos haciendo el tonto esperando a una vacuna específica para solucionar la pandemia,ve tú a saber.
Hallar evidencias de inmunidad cruzada con una vacuna clásica, cuya eficacia y seguridad han sido ampliamente demostradas, me parece un hallazgo tremendo.

A ver si nos cuentan más al respecto.
 
Que igual estamos haciendo el tonto esperando a una vacuna específica para solucionar la pandemia,ve tú a saber.
Hallar evidencias de inmunidad cruzada con una vacuna clásica, cuya eficacia y seguridad han sido ampliamente demostradas, me parece un hallazgo tremendo.

A ver si nos cuentan más al respecto.
Desde luego que sí q lo es; de nuevo me da coraje de que esta alternativa dada además sus posibilidades para sacarnos del atolladero, se pueda quedar en el aire y no generel el interés que merece.(n):(
 
Visto y oido:

Ahora que se aprueban los Presupuestos Generales del Estado no estaría mal que se volcarán en La Sanidad Pública. Cierto es que se ha aumentado el presupuesto un 75% respecto al año anterior pero aun así todavía se dedica un 25% menos que a Defensa, por eje. ¿Necesitamos mas soldados que médicos, de verdad?
 
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Then again, visto y oido:

Del mismo modo, el Gobierno aprueba toques de queda en horas de ocio en lugar de incentivar el telecurro para evitar contagios en horario laboral. ¿De qué vale pasar la noche en casita si alguiente te puede traer el virus de por eje, el Prinmark donde curra?


Falta de recursos sanitarios, escasez de auditorías sanitarias en empresas privadas, saturacion del transporte público sin proponer alternativas...
Yo he reflexionado alguna que otra vez que menos mal que es el COVID, nos llega a tocar un Ébola de las mismas proporciones y con estos payasos al poder, quedaríamos 3 gatos en España.

Que sí, que la culpa es de la gente en un 80%, pero qué tipo de medidas están tomando? Piensan en la eficiencia de las mismas? Por dios...

Ya queda menos, me alegra saber eso. Lo siento muchísimo por los mayores... no merecían esto.
 
Yo he reflexionado alguna que otra vez que menos mal que es el COVID, nos llega a tocar un Ébola de las mismas proporciones y con estos payasos al poder, quedaríamos 3 gatos en España.

Que sí, que la culpa es de la gente en un 80%, pero qué tipo de medidas están tomando? Piensan en la eficiencia de las mismas? Por dios...

Ya queda menos, me alegra saber eso. Lo siento muchísimo por los mayores... no merecían esto.
Tengo que entonar un mea culpa de libro, he hecho mención política lo voy a borrar pues ipso facto.
 
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Me gustaría hacer una reflexión porque sé que, en medio de todo este panorama, hay personas que tienen la fantasía de cerrar todo como en Marzo, simplemente porque no van a sufrir las consecuencias.

Justo ayer, alguien que trabaja en el ámbito de Sanidad (no daré más pistas), compartía un texto desde su página de Facebook. Comenzaba con la cifra de los fallecidos por (yo diría con, hay un matiz) COVID y terminaba con la siguiente frase: "Ahora parece que no importan, pesa más la economía que la vida."

¿Perdona? Está muy bien eso de sentar cátedra cómodamente desde las redes sociales sobre tu visión de las cosas, pero hay que tener un poquito de humildad porque hay muchas implicaciones en todo este cuadro.
Sin meterme en cuestiones meramente políticas (esa delgada línea que a veces cuesta no cruzar), no me parece que sea precisamente el caso.
Pero es que no podemos hablar de la "economía" como un ente abstracto, algo que solo tiene que ver con grandes multinacionales y que no tiene ninguna implicación en tu entorno. Y tampoco podemos escoger entre uno de los dos conceptos: economía o vida.

No. Todo importa.
Detrás de la economía hay personas. Trabajar por cuenta propia no es sinónimo de estar montado en el dólar; la mayoría de autónomos viven al día. A nadie le gustaría que, de un día para otro, tuviera que quedarse en su casa sin poder ejercer su derecho al trabajo, y tener que pagar todos los impuestos y facturas, además de alimentar a su familia, sin ningún ingreso. La pobreza genera enfermedad.
Prefiero no saber, por otra parte, las cifras de de suicidios de este año.

Hay gente que se ha quedado sin trabajo y recibe 400€. Si es que los recibe. Hay personas con negocios en el sector del turismo que están arruinadas. Si alguien cree que exagero estas cosas, que se pase por Cáritas y que pregunte cuál es el panorama de este año, porque de eso no van a hablar demasiado en la televisión.
Conozco el caso de un autónomo que trabajaba como guía turístico, con una experiencia de muchos años: lleva sin trabajar desde Marzo y, por suerte, tenía bastantes ahorros como para tirar de ellos, pero ¿por cuánto tiempo? ¿Y si busca trabajo, va a ser sencillo colocarse en lo que sea, por cuenta ajena, con más de cincuenta años?

No diré que no me importan los fallecidos por COVID, pero me preocupan más los daños colaterales de otras enfermedades ninguneadas en este contexto de atención sanitaria unidimensional. Puedes contagiarte de COVID y no morir, tal vez incluso lo vivas como un resfriado más. Pero si tienes un cáncer y no te lo detectan a tiempo, morirás seguro.
Ha tenido que venir una pandemia para darnos cuenta del estado lamentable en el que ha quedado nuestra Sanidad Pública. Era la mejor del mundo en algún momento, hace años. Ya no. Que no sigan diciéndolo.

Soledad.
Soledad de esos enfermos que mueren sin compañía, pero también la de esos ancianos que viven en residencias y mueren sencillamente de pena porque no va nadie a visitarles. Está pasando, también. Es lo que hay, claro, pero a nadie le gustaría llegar al final del camino en esas circunstancias. Pensemos.

Creo que vivimos en una sociedad bastante polarizada y la realidad no es de color blanco, ni negro.
Sé que en realidad lo que diga yo no aporta nada, pero vuelvo a algo que ya escribí en un post anterior: planteémonos qué papel estamos jugando en toda esta situación. Tanto a nivel de responsabilidad personal para intentar no ser parte de la cadena de transmisión de este virus, como en otros aspectos.

Lo ignoramos, pero a veces pequeñas acciones pueden generar una repercusión importante. Esto pasará, pero mientras tanto podemos ser una pequeñísima parte de un cambio positivo. Mantengamos los ojos abiertos a lo que hay ahí fuera.
Y si alguien lo está pasando mal y podemos ayudar de algún modo, tendámosle la mano.
Hoy por ti, mañana por mí.


* Pussy, no llegué a ver qué pusiste en tu post anterior,pero seguro que no era nada inadecuado.
 
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A mí también me choca cuando algunos entendidos dicen "prima más la economía que la salud", porque precisamente es lo que dices Angie, economía no es solamente que el dueño de Zara pueda seguir agrandando su fortuna, es que miles de personas en este país pueda comer todos los días. Lo que tenemos que hacer es ser lo más responsables posible, es la única manera de que los daños económicos provocados por el virus puedan revertirse lo antes posible.
 
Fenomenal disertación-as usual Angie-ademas arroja lucidez y reflexión ahondando mas en lo que hablábamos de si no existen de veras otras formas de atajar la situación como por eje, la de la entrevista de aquel epidemiólogo sueco que abogaba por el hecho de que se recluyesen en sus domicilios- principalmente y ante todo-en tanto que de mayor grupo de riesgo, a los mayores de 70, y los demás en esta nueva normalidad llevando con solidaridad y compromiso las consabidas normas que ya sabemos de manera que no se tenga que sacrificar otros panoramas igualmente críticos, a medio largo plazo, como tan bien y oportunamente señalas.

pd: mi mención política -ya que lo comentas-es que hice alusión a cómo se estaba gestionando en algunos puntos la crisis por parte del gobierno actual pero vamos es que, aparte de evitar politizarlo que suele derivar en super cansinos dimes diretes por parte de las posiciones ideológícas, es que por mi parte estoy convencido que en lo tocante a este asunto esque sea quién sea en el gobierno de turno, otros no lo iban a hacer mejor y/o iban a marear la perdiz de similar manera por así decir.
 
Última edición:
pd: mi mención política -ya que lo comentas-es que hice alusión a cómo se estaba gestionando en algunos puntos la crisis por parte del gobierno actual pero vamos es que, aparte de evitar politizarlo que suele derivar en super cansinos dimes diretes por parte de las ideologías, es que por mi parte estoy convencido que en lo tocante a este asunto quien sea que sea el gobierno de turno, otros no lo iba a hacer mejor y/o iban a marear la perdiz de similar manera por así decir.
Sí,te entiendo perfectamente. Por eso yo también trato de evitarlo.
Puedes criticar la gestión (¡cómo no!) sin que por ello implique necesariamente una defensa indirecta de una determinada posición política.

Eso es algo que me llamó la atención de la entrevista de Martin Kulldorff: como científico,le sorprendía mucho que la gente defendiera una cosa u otra en este tema,alineándose con una ideología concreta.

Hay que ir más allá.
 
No diré que no me importan los fallecidos por COVID, pero me preocupan más los daños colaterales de otras enfermedades ninguneadas en este contexto de atención sanitaria unidimensional. Puedes contagiarte de COVID y no morir, tal vez incluso lo vivas como un resfriado más. Pero si tienes un cáncer y no te lo detectan a tiempo, morirás seguro.


Un saludo.
 
Última edición por un moderador:
Mi turno. Es tradición señera y legendaria en la sociedad interconectada que la globalización, a través de las nuevas TIC que han ido incardinándose en nuestras vidas hasta hacerlas cotidianamente inseparables de nuestro ser (desde 2000, aproximadamente) y que han diluido fronteras y distancias antaño siderales en el espacio y en el tiempo, dejarse seducir por el fulgor insaciable de la voracidad informativa (o intoxicadora, con propósitos furcios ajenos al interés general), representada en los informativos 24 horas, en los boletines de noticias de prensa digital, radio y/o televisión, o ajenas a lo anterior, en las redes sociales, premiándose la novedad de lo instantáneo frente a la necesidad imperiosa del reposo que solamente el ejercicio del sosiego mediado por la reflexión se antojaría deseable en todos los órdenes de la comunidad que, como ciudadanos, conformamos: unos, desde el ámbito político-institucional, centrados en la toma de decisiones; otros, periodistas, fiscalizando aquélla, en aras de la rendición de cuentas (o accountability) indispensable en todo contrato social suscrito entre los gobernantes y sus representados; los terceros, profesionales de cada sector, centrados en la observación de la conducta más responsable en su ámbito de aplicación; y, en último término, cada uno, en su esfera estrictamente individual, y con la suma de las pequeñas voluntades que informan a cada cual, aunar voluntades en pos del bien general, tan largamente postergado de manera recurrente y ordinaria, en proporcion inversamente directa a las ocasiones en que ese término es manoseado y emanado de nuestra boca, hasta desgastarlo con mayor sordina que una gragea de chicle en extremo mascada y desprovista del torbellino de su sabor inicial.

Pues bien: en España (y que conste que lo afirmo desde una posición "institucional"), la responsabilidad de la mayor incidencia acumulada del SARS-COV-2 sobre nuestro país (en comparación con otros de nuestro entorno más inmediato) obedece a un compendio de factores políticos, económicos y socioculturales que nos define como tales desde hace varias décadas, y de ahí que no suponga ninguna casualidad que España se encuentre a la cola de lo que un buen día fue la UE-15 en desempleo y a la cola del mundo (en competencia directa con Estados Unidos y Brasil, con gobiernos negacionistas de la pandemia) en la gestión de la COVID.

Con más muertos por habitante que EE.UU., y aún peor si comparamos con Suecia, Alemania, Chequia, Dinamarca y otros Estados a los que les ha bastado la formación cultural que ya atesora de antemano la población (alentada y cultivada en virtud de un modelo educativo de enseñanza estable, coherente y transaccional, consensuado en sus aristas fundamentales entre los estamentos político, educativo y familiar, sin disrupciones bruscas ante cambios de signo político en el Gobierno, sostenido durante largos lapsos cronológicos de tiempo) para controlar la pandemia y sin paralizar la economía “a coste cero”.

Un modelo económico-productivo pírrico en inversión en I+D+I, como producto de una apuesta nada decidida por la sociedad del conocimiento, heredado del régimen autocrático predecesor y sin voluntad alguna de cambio y/o transformación en los cuarenta años posteriores en el ciclo democrático posterior por los ejecutivos que han ido sucediéndose en las arenas nacional, autonómica y municipal, con el motor turístico español (campo, sol y playa) ofreciendo una imagen inquietante como casi la única gallina de los huevos a la que ya hemos exprimido hasta la última gota, fiando todo el futuro (el de muchas localidades) a una única fuente de ingresos, de ocupación y de especulación (la burbuja inmobiliaria desde fines de los noventa hasta 2013, ha cedido su testigo al boom de las macroproducciones de producción intensiva en la todopoderosa industria cárnica -con el consiguiente deterioro del hábitat medioambiental, producto del desaforado consumo de carne y la generación de ingentes cantidades de purines-, o la práctica ingente de los monocultivos ilegales (frambuesa, aguacate - sierra de Doñana -Huelva-) que terminarán, a la postre, degradando arroyos y afluentes imprescindibles para la subsistencia de empleos (y de la propia calidad de vida) de pueblos del interior que se verán marchitados por la despoblación, la ruina y la miseria. O el sacrosanto sector servicios de terracitas y bares que precisan de una baja cualificación profesional, traducida en tasas de temporalidad -o directamente conducentes al subempleo informal, y el práctico desmantelamiento (desde fines de los setenta) de nuestra antaño potente industria, en consonancia con el capitalismo de amigos por el que siempre se privatizan los beneficios (las empresas más pujantes del sector público) y se socializan las pérdidas (permaneciendo en aquél).

Pero el ridículo de España es mayor en paro. Somos líderes de treinta países, con un 16%. Y en paro juvenil, por ejemplo, no tenemos rival. En cambio, la República Checa o Polonia, por ilustrar algunas muestras, disponen en este campo de apenas un 3%, en Italia no supone el 10% y el resto de Europa se encuentra por debajo de dicho umbral.

Ya lo sostenía Francisco Giner de los Ríos, creador y fundador de la hoy olvidada (y denostada) Institución Libre de Enseñanza, cuando afirmaba que nuestro país de cuanto precisa es de la puesta en marcha de un PROGRAMA, de un PROYECTO DE PAÍS, hoy (ayer, y a buen seguro mañana), en el desván de los sueños rotos. La solución estriba en la educación integral en valores cívicos de los jóvenes y de toda la sociedad en su conjunto. Tiene que prevalecer un cambio cultural de hondas raíces copiando todo lo bueno de Europa (o de otras latitudes, como en el caso de la COVID, Australia o Nueva Zelanda), y abandonando la arraigada picaresca española tan afamada en las obras de Quevedo que no nos conduce a ninguna parte, si no a la partera hegeliana en la que este filósofo ya nos situó en el siglo XIX. ¿A dónde nos ha llevado ser el país que más ayudas ha recibido de Europa (fondos FEDER) en treinta y cuatro años, si proseguimos con las mismas cifras de paro y salarios bajos -que se traduce en una habitabilidad en espacios estrechos, cerrados, con muchas personas a tu enderredor -familia directa y de procedencia conyugal, bajo un mismo techo; de ahí la correlación existente entre contagio por COVID y un menor nivel socioeconómico y de calidad en las condiciones de vida-? Sin duda, algo se está haciendo muy mal en España, desde tiempo inmemorial.

En mi opinión, el nexo de origen común del paro y la COVID proviene de que la prioridad del español medio descansa en la cultura barata. Ningún país nos vence en botellones, ni en comas etílicos de nuestra juventud. Somos líderes en salir de copas, en salir a tomar algo, en salir por salir como pollos sin cabeza, referentes en ocio nocturno, en fiestas, reuniones y celebraciones. Adalides en ver telebasura, en conexión en redes sociales para cuestiones ajenas a la información de veras, con mayúsculas (en nuestra cápsula ajena al sentir del otro), en escuchar el balbuceo incontinente de políticos, periodistas y tertulianos (u opinadólogos expertos, al parecer, de todo, aunque no reúnan tal calificativo acreditado para ello) que dicen lo uno y su contrario unos días, semanas, meses más tarde, sin despeinarse, ni asumir responsabilidades por su error, todo ello sin plasmarse en ninguna acción concreta que inspire certidumbre y seguridad. ¿La respuesta? El cinismo democrático: la trivialización de la gravedad del hecho consumado; la prevalencia del sálvese quien pueda; la creencia de que uno permanecerá inmune al peligro por ser él mismo (hasta que le toque en desgracia). Ahí ya nos acordaremos de la Administración de turno a la que hemos tenido postergada en nuestro orden personal de prioridades, la cual es como es y procede conforme a sus plazos y minados recursos y personal, porque, entre otras causas, con nuestro voto -el único utensilio que podría incidir en la vida de nuestra demos en las democracias representativas de carácter electivo-, con nuestra dejación de funciones, o directamente mala elección, hemos permitido dicha situación. Porque todo en esta vida, sus conquistas y miserias, logros y derrotas, ha devenido del irremediable y previo ejercicio de la elección consciente, desde que nos levantamos, desperezándonos de la cama, hasta el eclipse del sol, adoptamos criterios que contribuyen a mejorar -o a embarrar- el entorno en que coexistimos.

En suma, una acción de gobiernos a escala multinivel heterónoma y pusilánime, temerosa de una opinión publicada volátil y voluble que no piensa, en la mayoría de ocasiones, por ella misma, sino por los prestidigitadores de la creación de las tendencias y corrientes de pensamiento del momento; una dinámica partidocrática en la que prepondera la polarización, como expresión del punto precedente; unos mass-media que, endeudados y en manos, en algunos supuestos, de fondos de inversión de capital riesgo, más que a la difusión de lo esencial para mantenerse uno informado, recurren a la persuasión, con sus encuadres y atribuciones de responsabilidad dirigidos como dardos punzantes hacia unos actores o a otros, según el prisma desde el que se mire, por el afán de obtención de una mayor cuota de pantalla con la que apuntalar las ganancias con las que sostener a ese medio; expertos, miles de expertos de todo pelaje y género (hace una década, económicos; hoy, epidemiólogos), que pontifican y hablan y hablan sin cesar, cuando en España se precisa de la siguiente máxima: si no tienes nada mejor que ofrecer, por el momento, al público respetable, no digas nada. Silencio. El saber elemental de la correcta y certera administración de los tiempos y plazos, el cual se ha perdido por mor de la marea volcánica que nunca cesa del malestar mediático y social, de nuestra mala leche hispánica, ahora trasplantable a nuestro ídolo de silicio: la pantalla de nuestro sempiterno compañero de fatigas: el dispositivo móvil.

Y en medio de todo el vodevil telenovelesco, cuyo esperpéntico trazo habría firmado el mismísimo Valle-Inclán en El Ruedo Ibérico, el español medio (como el de cualesquiera otras nacionalidades, este síndrome se ha internacionalizado y ya no es exclusivo de aquí) que asiste a todo sumido en la narcolepsia de un paciente el cual conlleva dormido sin remedio demasiado tiempo, infantilizado por un modelo de sociedad que le ha instruido como ciudadano nif (competidor entre sí, contribuyente y consumidor en la sopa de consumo del mercado como único horizonte vital) y el cual es el único que conoce como tal, y del que es el gran (no único, pero sí más relevante) RESPONSABLE de todo cuanto nos acontece en nuestro devenir histórico como pueblo. La voluntad política (que no existe como tal), es a todas luces conocida; pero no lo es menos que la fuerza social (y ésta en España, aunque se advierta levemente, no es socialmente mayoritaria). La gangrena, cual espora, no surge de la nada: brota de una coalición negativa de intereses que, difiriendo en muchos pareceres, coincide en un punto compartido: que todo continúe igual en el fondo, aunque cambie de forma (¡Viva Lampedusa!). Así, el español se mantendrá fiel a sus mantras bien inveterados, transmisibles intergeneracionalmente: la filosofía artera del más, por menos (¡maldita nueva teoría de la gestión pública!); el quítate tú, que me pongo yo; el proverbial qué hay de lo mío; o el no menos icónico "¡qué va a ser de nuestra existencia sin (y pongan cuanto estimen oportuno; os sugiero alternativas, como "la campaña estacional de verano"; "la Semana Santa"; "la fiesta popular de mi comarca"; o, más recientemente, la campaña propagandística "Hay que salvar la Navidad").

Me despido con el último sondeo de opinión que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicó hace un par de días, en el que apremiaba a los ciudadanos españoles a que se pronunciaran sobre su grado variable de inquietud ante el coronavirus, y los efectos que de él se han derivado desde entonces en lo personal, familiar, laboral, o en el plano anímico. La respuesta no encierra ningún desperdicio: para la mayor parte de encuestados (un trabajo que ha gozado de un tamaño de muestra cifrado en casi tres mil entrevistas, una cuantía estadísticamente bastante respetable), cuanto más le ha desazonado desde el pasado mes de marzo ha sido... el vaciamiento de calles y comercios. En último término, aparece el dolor por la pérdida de algún familiar, amigo o conocido.


En fin..., parafraseando a mi modo a Nelson Mandela, "nada resulta tan deshumanizador, como la ausencia del más mínimo indicio de empatía humana".

He dicho.​
 
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Me siento como en una contrareloj la verdad, me refiero a la dualidad: nuevo confinamiento / vacuna , antes de que llegue fijo que nos confinan, buuuf!
 
En mi pais el Gobierno bananero que tenemos compro 22 millones de dosis a AstraZeneca y 25 millones a Rusia por su contreversial vacuna Sputnik V, ambas estan en fase 3 sin resultados definitivos pero aqui se ha generado toda una polemica politica ya que actualmente nuestro pais esta dividido a muerte por dos ideologias politicas y resulta que la parte que esta en contra del gobierno se rehusa tajantemente a colocarse la vacuna rusa.
Nuestro pais actualmente es poseedor del record mas largo en cuarentena ya llevamos 8 meses y no sirvió de nada tenemos 1.280.000 infectados, 34282 muertes y un indice de 12000 casos nuevos por dia. Nuestros sistemas de salud colapason en gran parte del pais menos en Buenos Aires, la gente moria en su casa sin ser atendida, y cuando te animabas a ir a un hospital te hechaban como leprosos. Pero independientemente de esta situacion dramatica, miles de personas se quedaron sin empleo, cientos de empresas cerraron sus puertas fundidos por no tener ingresos para sobrevivir. No hubo clases en todo el año muchos chicos quedaron fuera del sistema educativo al no tener internet para proseguir sus estudios via online, las universidades que no estaban preparadas para una catastrofe como esta no tuvieron a la altura y gran parte de los estudiantes universitarios perdieron un año de su vida.
Y todo agravó la ya muy deteriorada economia del pais que se viene cayendo a pedazos de hace años, nosotros no tenemos los recursos como los paises de Europa o EEUU para levantarse de una crisis tan grande y si tomamos como parametro lo que esta sucediendo ahora mismo en Europa con esta segunda oleada, no quiero ni pensar el desatre que producirá el año en Marzo cuando comience el otoño aqui si no encontramos la vacuna.

Por mi lado creo que me la pondre cuando llegue, pero ultimamente se me ha ocurrido una idea loca y dramaticamente comica en estas circunstancias,¿ y si nos ponemos la vacuna y nos convertimos en zombies?
:oops::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL::LOL:
 
flyaway58 ¿pero ha habido confinamiento de todas formas e los momentos ma álgidos al inicio de la pandemia? ¿Se toman las medidas de seguridad consabidas? Me recuerda a una experiencia que me contaron de Perú y en el hecho de que hay gente que no se puede confinar porque sencillamente no tenían casa para hacerlo, buuuf!

Es muy lamentable que por cuestiones ideológicas estén reticentes a ponerse la vacuna rusa, olvidan lo imprescindible y mas sensato: la salud ante todo; es muy triste también que a nivel global se estén dando pasos hacia atrás en la concienziación y responsablidad necesaria por no entender este punto clave.
 
flyaway58 ¿pero ha habido confinamiento de todas formas e los momentos ma álgidos al inicio de la pandemia? ¿Se toman las medidas de seguridad consabidas? Me recuerda a una experiencia que me contaron de Perú y en el hecho de que hay gente que no se puede confinar porque sencillamente no tenían casa para hacerlo, buuuf!

Es muy lamentable que por cuestiones ideológicas estén reticentes a ponerse la vacuna rusa, olvidan lo imprescindible y mas sensato: la salud ante todo; es muy triste también que a nivel global se estén dando pasos hacia atrás en la concienziación y responsablidad necesaria por no entender este punto clave.
El problema aqui surgio por la inoperancia del gobierno que se jactaba de haber tomado medidas extremas antes que cualquier pais limitrofe y que "ellos" consideraban un ejemplo para todos los demas, pero aqui esas medidas no resultaron simplemente porque cuando la pandemia comenzó a afectar a Europa aqui no habia indicios de ello, te doy un ejemplo a nosostros nos hicieron comenzar la cuarentana en Marzo de este año y recien comenzamos a tener casos mas seguidos en julio cuando ya estabamos en la temporada invernal, en mi provincia porque yo no soy de Buenos Aires nos hicieron hacer cuarentena obligatoria encerrados sin poder salir un mes y no habia ni un solo caso. Osea que cuando la cosa se puso fea nosotros ya llevabamos 4 meses de cuarentena, la gente estaba podrida, ahi se destartalo todo, pero eso fue por la ineficacia de las autoridades.
Tambien como vos decis hay lugares en lo que se llama el cono urbano de Buenos Aires, no capital, donde hay hacinamiento de personas y es inutil tratar de aislar cuando todos viven amontonados. Y por ultimo esta la ya consabida "viveza" Argentina y la falta de responsabilidad de muchos ciudadanos que tratan por todos los medios de burlas las disposiciones, es un mal que aqueja a nuestra sociedad lamentablemente que no nos deja prosperar como pais.
En cuanto a la ideologia politica para comprenderlo deberias vivir aqui, tenemos un partido que gobierna hace decadas que nos ha dejado en la peor de las situaciones y cuando entra uno de otro color, es tan incapaz que la gente vota por "Guatemala en vez de Guatepeor" un desastre y la gente cada vez esta peor y con menos paciencia.
 
Curioso dato para reflexionar: uno de los efectos secundarios de la vacuna para Covid 19 podría ser la impotencia, luego la misma empresa que la crea , sacó -recordemos- La Viagra.
Ahí lo llevas.
 
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