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EL REY DEL ESTILO. Vistiendo a MICHAEL JACKSON

Sí claro... Se pone Michael unas cucharas y unos tenedores colgando y le quedan genial como demuestran las fotos...

me las pongo yo... y parezco la quincallera...

¡Andáte y no quejáte, xp! mira lo positivo que si vas a tomar un café (o a desayunar tostada claro) ya tienes los cubiertos tontina, xp!.

¿Tenedores, cuchillos, cosas con las que se pueden identificar todo quisque? ¡sí, anda, vé y pregúntale tú a un chino, verás tu lo que te dice*! x2!!

*si le entiendes claro.;):p
 
Capítulo Dos


EL MICHAEL MÍSTICO​



Igual que su música, vestir a Michael Jackson era un ejercicio por capas, con un propósito pero con libertad. En el fondo de sus canciones, Michael probaba elementos únicos e inconexos que, cuando combinaban, hacían que todo se uniera. El caos controlado era parte de la mística de Michael.




Emular la música de Michael significaba ser polifacéticos en nuestros diseños. Teníamos que ser equilibrados al mismo tiempo que mantener la fluidez; adornado pero no desmañado. No solo teníamos insignias, también hebillas, cremalleras, tachuelas y piedras de estrás. Michael no se complementaba con accesorios, él se engalanaba. “Lo que tu no puedes usar, yo lo llevo”, era uno de sus lemas. Y tal como lo hacía con su música, quería llevarnos hasta el límite con su vestuario, y nos lo presentaba con una especie de rima envuelta en un acertijo: ¿Cómo sabéis donde o cuando parar antes de cortar una pieza? “No puedes parar hasta que no tienes suficiente”, ¿verdad? Michael era un maestro del equilibrio en su música, y nosotros tuvimos que aprender eso también para su ropa.

La sinergia de Michael entre la música y el estilo formaba parte de su genialidad. Él tenía un interés personal en el vestuario desde los años 60, cuando los Jackson 5 trabajaban en el circuito en busca de una gran oportunidad. Me enteré de esto a través de una conversación ordinaria que se convirtió en una extraordinaria revelación.

Michael y yo íbamos conduciendo camino del estudio un día en 1990 y él iba jugueteando con el tejido de una de sus chaquetas, investigando la reluciente hilera de estrás que bordeaba la manga. “Bush”, dijo, “¿Cómo haces para no herirte los dedos al echar hacia atrás los pequeños dientes detrás de las tachuelas? ¿Cómo puedes poner tantas sin sangrar?”

Se refería a los dientes de la parte de atrás del aro que sujeta la piedra en su lugar para poder fijarla a la tela con seguridad. Yo estaba algo confundido con la pregunta. ¿Por qué le interesaría?

“Tengo una máquina”.

De acuerdo, podrían pensar que acababa de decirle dónde vivía el Yeti.

“¿Tienes una?”

¿Me está tomando el pelo de nuevo?
, me pregunté. ¿Puede realmente creer que apreté cada diente de los cientos de piedrecitas de estrás en su ropa a mano… puede?

“Quiero una máquina”. Lo dijo como un chiquillo que acaba de ver a su hermana con un gran helado y se le está haciendo la boca agua por uno también.
“Cuando estábamos empezando”, comenzó Michael a explicar, teníamos que hacernos nuestras propias ropas para actuar. Mi madre, mis hermanos y hermanas y yo, éramos los que las hacíamos. Recuerdo apretar esas piedras en mis ropas una a una, y las yemas de los dedos me sangraban. Esos dientes estaban afilados. Dolía, Bush”.

“Michael, podías haber usado un dedal”.

“Nosotros no teníamos”.

Fue cuando me di cuenta de que Michael tenía un gran aprecio por lo que Dennis y yo hacíamos, porque experimentó lo que costaba hacerlo.


continuará...
 
Recuerdo apretar esas piedras en mis ropas una a una, y las yemas de los dedos me sangraban. Esos dientes estaban afilados. Dolía, Bush”.

“Michael, podías haber usado un dedal”.

“Nosotros no teníamos”.


¡Qué increíble!

Una de las cosas que más admiro de Michael es que él construyó paso a paso, ladrillo a ladrillo, su carrera, su propia vida, a él mismo, desde muy abajo.

Es impresionate!

Me hace acordar a un momento del documental de Bashir o tal vez un outtake, en el que Michael dice algo
como que mira hacia atrás y ve: "TODO LO QUE HE CREADO"

Gracias Blues!!!
 
Labrandose su carrera,su vida como dice Dulce desde abajo,hasta llegar a ser el mas grande.Lo mas admirable q siempre lo hizo desde la humildad.
Muchas gracias Blues querida!!! :*):*):*)
 
¡¡¡qué bonita historia!!!

Blues... gracias por estas perlitas de emoción...

Michael nunca deja de sorprender...
 
lorea;2155388 Blues... gracias por estas perlitas de emoción... ...[/QUOTE dijo:
Además literal ¿verdad que sí? las perlitas=las tachuelillas de detrás del estrás y este mismo.¬.¬):p

Hablando de ello, dejo una imagen para el/la que no recuerde/sepa qué es exactamente:

Cristales_Piedra_4e51c28a15a47.jpg
 
EL BRILLO Y EL GUANTE

Mientras la limusina nos llevaba al Shrine Auditorium en el centro de Los Ángeles para la presentación de un premio en 1990, Michael me pasó el primer guante hecho por él que usó en su vida y me dijo que era un regalo para mí. “Mira, Bush, si yo puedo hacer mi propia ropa, entonces quizás eso signifique que tu puedas cantar para mí”. Su entusiasta sonrisa y su suave risita me dijo que no me estaba gastando una de sus usuales bromas, pero aún así, de ninguna manera iba a ponerme a hacer karaoke mientras íbamos sentados en el coche. Mientras sostenía el guante no podía evitar sentir nostalgia por un joven Michael Jackson sentado en su pequeño hogar de Indiana, clavando lentejuelas en un guante derecho de camarero de color blanco. Era pequeño, ligero, chapucero, nada que ver con su dueño.


El tipo de micrófono, la coreografía o la disposición dictaban a menudo en qué mano ponerse el guante durante “Billie Jean”. Pero no importa la circunstancia, Michael nunca usó dos guantes. Empezó a finales de los 60 y principios de los 70 cuando estaba alcanzando su potencial.

A Michael le sorprendió cómo se detuvo el mundo por ese guante después de su actuación de “Billie Jean” en el especial 25 aniversario de Motown. Decía que se lo debía todo a la magia de la televisión. “He llevado este guante durante años y ¿ahora es cuando finalmente se dan cuenta?”. El guante de golf en piel blanca brillaba con 1.619 piedras de estrás y fue hecho por un ayudante de la familia Jackson. Con cada nueva reproducción de ese evento, el guante se convirtió en sinónimo de “Billie Jean” de Michael Jackson.



Hubo algunas variaciones del guante de Billie Jean, incluida una en piel de color rojo para la mano izquierda, hecho en los años 70 antes de que Bill Whitten se hiciera cargo de ese trabajo y cambiara la piel por licra para el Victory Tour, en 1984. Cuando me uní al equipo de Michael durante el Bad Tour en 1987, Michael alternaba el guante en cada mano. En la tercera noche de la primera parte de la gira, sin embargo, el micrófono –que sostenía en su mano derecha- rozaba contra los cristales cosidos en la palma de la mano del guante. Michael podía escuchar el ruido en la cinta cuando la revisaba y le molestó. Como el perfeccionista que era, Michael quiso resolverlo inmediatamente y me encomendó la tarea de averiguar como. Retiré los cristales del interior del guante y decidimos juntos que el guante funcionaba mejor cuando lo llevaba en la mano con la que sostenía el micrófono; la derecha. Nunca lo cambió de mano desde entonces.


Guante usado en la promo del álbum HIStory, rodado en Budapest en 1994​



HACIENDO EL GUANTE EN SIETE PASOS



1. Comprar un guante de camarero.
2. Desmontar el guante.
3. Extenderlo sobre una mesa.
4. Dibujar líneas verticales usando tinta invisible.
5. Coser las piedras por debajo del guante.
6. Graduar el tamaño desde más grandes a más pequeñas.
7. Coser a mano el guante de nuevo.


UNA DICOTOMÍA EN EL VESTUARIO

Aunque Michael sentía aprecio por el arte de crear ropa y una natural afinidad por el estilo, él creía que sus ropas solo servían para un solo y único propósito: el espectáculo. Pero para él, incluso un paseo por Hollywood Boulevard un domingo cualquiera merecía especial atención al estilo, así que no eran pocos los días que no incluyera algún tipo de teatralidad.

Un hombre que desfilaba con fajines y botas de plata de ley y cinturones de campeonato, prefería todas las comodidades que la ropa de andar por casa te permite. Esta es tan solo otra dicotomía de vestir a Michael Jackson. Sus ropas de actuación eran hechas a medida, ajustadas a su cuerpo y llamativas. Su vestuario privado era suelto y a menudo desaliñado. Si le decías a Michael que podía vestir ropa informal en cualquier parte, se sentía aliviado.

Pequeñas cosas así le hacían feliz. A veces, en el estudio, Michael fijaba el “Día Casual”. Todo el mundo que iba a reuniones, a grabar o lo que fuera, no tenía que preocuparse por vestir bien. En esos días, Michael gritaba con tal alegría y entusiasmo que podías pensar que Walt Disney acababa de invitarle a cenar.

La gente pensaba que Michael andaba por ahí llevando puesto su famoso guante de lentejuelas, pero solo lo usaba cuando hacía su moonwalk. Tan pronto como terminaba una actuación o una presentación, iba dejando caer las piezas, haciéndome correr detrás de él afanándome en atrapar lo que iba lanzando por encima de su hombro. Simplemente, no le preocupaban sus ropas de trabajo más allá del propósito para el que servían.

Más que nada, despreciaba las pruebas. Las consideraba una enorme pérdida de tiempo. Prefería guardar los minutos y las horas del día para cosas de importancia, como hacer música, perfeccionar su baile y ver Los Simpsons.

“¿Por qué tengo que probarme esto?”, discutía y se revolvía. “Si sabes lo que estás haciendo, entonces debería quedar bien”. No se sentía especialmente feliz con gente constantemente trasteando, tirando o cambiando sus costuras, dobladillos y cuellos.

El “uniforme de Michael” era todo lo que usaba cuando estaba actuando: camisa de pana, normalmente roja, pantalones de pinzas negros de algodón, a veces con vuelta en el bajo, y sus mocasines. Si se le preguntara el por qué, contestaría: “Bush, si tengo cincuenta camisas de pana rojas en mi armario, no tengo que pensar qué ponerme. Qué pérdida de tiempo y energía”.

Practicidad aparte, el amor de Michael por el juego estaba omnipresente: “Si solo tengo una cosa para elegir en mi armario”, me decía, “entonces no sabrás si la he llevado puesta los últimos tres días. ¿Está limpia?, ¿Está sucia? No lo sabes… “. Le encantaba mantener a la gente preguntándose, porque significaba que le prestaban atención.


continuará...
 
Mientras la limusina nos llevaba al Shrine Auditorium en el centro de Los Ángeles para la presentación de un premio en 1990, Michael me pasó el primer guante hecho por él que usó en su vida y me dijo que era un regalo para mí.


Qué momentos increíbles vivió con Michael este hombre!!! Definitivamente es un privilegiado!!

Gracias Blues!!!!

Me encanta el libro!
 
CREANDO UN ESTILO

El aspecto de ajustarse a la función en el vestuario de Michael lo teníamos ya, pero, ¿Cómo haríamos para que Michael tuviera un estilo y no se quedara encasillado? Cuando empiezas a crear la ropa para el escenario de una persona, comienzas preguntándole:”¿Cuál es tu época favorita, el siglo XIX, el XX? ¿El Renacimiento, la Edad Moderna, los 70, los 60? Las respuestas te dan un perfil base con el que empezar. Ir de gira con Michael por las ciudades europeas y el hecho de que saliera corriendo a buscar el castillo más cercano o un museo militar y de la realeza británica respondía al instante millones de preguntas sobre lo que quería ponerse.

Al menos en lo que a vestuario artístico se refiere, este hombre tan misterioso no lo era tanto para Dennis y para mí. Prefería materiales como la seda china y la seda satinada (silk charmeuse). Si el tejido era elástico, mejor aún. La licra hacía sentir a Michael más elegante y seguro y funcionaba en su estilo de baile. Habitualmente evitábamos diseños que llamaran la atención sobre su enfermedad de la piel -vitíligo- una afección cutánea que causa despigmentación de algunas zonas de la piel. Nos mantuvimos fieles a los tonos saturados como el rojo rubí, el azul zafiro o el verde esmeralda. Cada prenda debía tener una influencia británica. Nuestro punto de partida eran siempre caballeros de brillante armadura. Pero la clave para mantener un look fresco es tener el apoyo del artista. Si no es un caballero o un rey, ¿Cuál es su siguiente preferencia? La de Michael eran los piratas.

A Michael le encantaban las cosas que brillaban y, en su imaginación, nada brillaba más que un cofre del tesoro descubierto de su escondite. Por esta razón, su personaje favorito era Tinker Bell –Campanilla- quien, con un movimiento de su varita mágica, enviaba un rastro de polvo mágico suspendido en el aire.

“Bush, vamos a tener que lanzar algo de polvo”, decía Michael a menudo, señalando una pieza que yo pensaba que estaba terminada. En otras ocasiones (y hubo muchas), Michael me llamaba: “Bush, ¿dónde estás? Necesito que me traigas un poco de polvo”.

Lo que significaba que quería ver piedras de estrás.

A veces conducía tres horas para recoger algunas piedras directamente de la fábrica, solo porque mirarlas de este modo, en bruto, le gustaba a Michael infinitamente. Cada vez que abría la tela de fieltro blanco que cubría el estrás, lanzaba un grito ahogado. La presentación le dejaba literalmente desconcertado. Entonces las cogía y las movía delicadamente con las puntas de los dedos, susurrando: “Bush, mira, ¡mira como brillan!”. Era como un niño asombrado y no podía evitar darme cuenta de que aunque había estado trabajando toda mi vida con estrás, nunca las había apreciado del modo en que él lo hacía en aquel momento. Todavía susurrando, continuaba: “¿Te imaginas ser un pirata abriendo un cofre del tesoro y ver ese brillo dentro? Que vida más fascinante, ser un pirata como ese”.

Para Michael, lanzar polvo de hadas nunca fue algo anticuado. Este aprecio por el detalle y por las cosas de la vida que a menudo damos por seguras, era parte de su magia. Él tenía magia porque creía en ella verdaderamente; en polvo de hadas y todo eso.

La ropa de Michael era como lienzos en blanco que rogaban por ser “embellecidos” (el proceso de añadirle los adornos). El amor de Michael por los adornos que mantuvieran la atención visual de la gente nos daba la libertad de intentar cualquier cosa posible como parte del proceso de embellecimiento. Este proceso, particularmente en sus chaquetas, se convirtió en el mayor reto de nuestro trabajo así como en la piedra angular del desarrollo y evolución del estilo de Michael, siempre dentro de los parámetros de su reconocible silueta. Considerar lo que ya se había hecho, lo que nunca se había hecho y la necesidad de conseguir sinergia y equilibrio entre los diferentes elementos, era el reto principal.


continuará...
 
Jopé Bluesaway... soy "El-rey-del-estilo"-adicta....

Socoooorrrrooooooo.... ;);)

Todos queremos más... todos queremos más y más y mucho más... :cool:


more again... :D:D

esto es absolutamente impagable... me repito como el ajo... :bye: pero es que es lo que es...

gracias Bluesy :p

¡ah! te has ganado mi regalo especial... aunque no sea tu cumpleaños... jejejej las que me conocen ya saben lo que te voy a regalar...

...


...

:banda:
son 4 porque Michael está en boca de escenario deleitando al público como él sólo sabe...

un beso, preciosa... :*) y ánimo... :jajaja: el próximo mensaje te lo pongo más cortito para que no pierdas el tiempo en leer chorradas...:D :jajaja::jajaja:
 
su personaje favorito era Tinker Bell –Campanilla- quien, con un movimiento de su varita mágica, enviaba un rastro de polvo mágico suspendido en el aire.

“Bush, vamos a tener que lanzar algo de polvo”, decía Michael a menudo, señalando una pieza que yo pensaba que estaba terminada. En otras ocasiones (y hubo muchas), Michael me llamaba: “Bush, ¿dónde estás? Necesito que me traigas un poco de polvo”.
Lo que significaba que quería ver piedras de estrás.

Se puede ser más dulce y adorable???

Qué hermoso!!!

Gracias Blues!!!!
 
Dulzona, la realidad debería ser como de fairy tale con todos esos elementos mágicos: polvo de hadas deslumbrante con su sonido de campanillas repiqueteando al tiempo que saliera de las varitas mágicas, cielos de esplendoroso azul celeste y en la noche salpicado de hermosas estrellas refulgentes en su brillo, todo eso efectivamnte tan disney y que echa para atrás a la gran mayoria de l*s que tienen mas de 12 años por cursi y demás pero let me tell u something: they are absolutely wrong and they don't really know about real magic! :novale:


Lorea anda, vete a tu cuarto y no des mas la tabarra.;):p
 
Última edición:
Ayyy Dios!!! Bluesss con todo lo que tengo que estudiar y me pones esta "miel en la boca" ufff.... esto es "imperdible" hay que leerlo si ó si, ya veré de dónde saco tiempo. Graciassss linda por el trabajo y qué fotazas que ponéis. Me encanta.
 
[QUOTELorea anda, vete a tu cuarto y no des mas la tabarra.;):p[/QUOTE]



pusssss... no!!!!

no me voy a mi cuarto...:novale:

:jajaja::jajaja::jajaja::jajaja:
 
lorea, este capítulo doble va por ti, por simpática y resalá! ;)



MICHAEL, EL COMERCIANTE

Dennis y yo aprendíamos constantemente sobre lo que influía en Michael, en lo que se fijaba, lo que le movía. Íbamos a las tiendas y gastábamos miles de dólares en revistas comprando todo lo que se publicaba cada semana o mes para llevarlo al apartamento de Michael en Westwood, en Wilshire Corridor. Solo las personas muy allegadas a él sabían dónde vivía y el personal que trabajaba en el edificio tenía que firmar acuerdos de confidencialidad indicando que no le dirían a nadie su lugar de residencia.

Sentados en el suelo de moqueta con Michael, mirábamos página a página y cuando algo captaba nuestra atención, Michael nos decía que pusiéramos una “x” en la esquina de la foto para marcar el sitio.

“¿Por qué te detuviste ahí?”, preguntaba. Podía tratarse de un anuncio de coches, un color de labios o cualquier cosa. Este era el proceso educativo de Michael; en parte, método socrático, en parte actividad práctica. El arte de hacer preguntas y buscar respuestas ampliaba nuestro conocimiento sobre lo que motivaba a Michael. Él nos explicaba su punto de vista sobre cómo los medios intentaban controlar al público, cuando algo nos hacía detenernos y mirar, lo que significaba que funcionaba. Y raramente eran ropas lo que llamaba nuestra atención. ¿Qué color te hace detenerte? La pupila se dilata cuando ve el color rojo, por esa razón era el color favorito de Michael. ¿Qué texturas, que formas nos llamaban la atención en los anuncios? Fijarse en técnicas efectivas de marketing fue decisivo en nuestro proceso de diseño y nos ayudó a pensar con originalidad.

Michael Jackson iba sobre todo de moda de la calle. Le gustaba la alta costura pero también que su vestuario destacara; le gustaba la rebeldía. Lo peor que podías hacer , en opinión de Michael, era hacer combinar la corbata con el pañuelo del bolsillo. Significaba falta de personalidad ni habilidad artística, porque algún editor de revista o diseñador te decía lo que debías y lo que no debías llevar puesto.
Estábamos en máxima alerta sobre lo que era ‘tendencia’; porque eso era lo que Michael quería evitar. “Quiero que ellos me copien a mí”, decía mientras pasaba las páginas de las revistas. Y lo sentía a fondo. “Tengo que destacar entre las masas”.

Teníamos que saber lo que estaba pasando en ese preciso momento, de modo que pudiéramos pensar con antelación. Comprábamos en muchos mercadillos, comprando de todo lo que veíamos porque no sabíamos cómo iba a encajar en una prenda hasta que no lo probaras. Las lecciones de Michael nos impulsaron a Dennis y a mí como artistas porque mirábamos algo y pensábamos: ¿A dónde voy a llevar esto? ¿A dónde llevaría esto cualquier otra persona? ¿Se hará la gente esta pregunta? ¿Se darán cuenta? ¿Lo recordarán?

Michael no pensaba que era inteligente sacar consejos de las revistas de moda. Pensaba que los editores tomaban todas las decisiones sobre lo que todo el mundo debía llevar y no podía apoyar esa idea. La gente del mundo de la moda estaba siempre intentando vestirle y Michael decía: “No quiero ser un cartel publicitario andante para una casa comercial”.

Michael se tomaba su individualidad muy en serio. “Coge tu cámara. Vas a Londres por mí”, me dijo por teléfono un día de 1990. Michael estaba en la cima del éxito después de la salida de su álbum Bad. Incapaz de salir en público durante mucho tiempo sin atraer a una multitud, Michael quería que fuéramos sus ojos y oídos acerca de lo que se llevaba y se estaba anunciando en los medios. Pensaba que si un estilo estaba en una revista es porque ya se había pasado de moda. “Tienes que encontrar lo siguiente”. En su mente, Europa estaba por delante de los Estados Unidos en términos de arte, cultura y moda, por eso eligió Londres como punto de partida para nuestra visita de reconocimiento.

Mientras Michael se quedó en Los Ángeles, Dennis y yo pasamos una semana paseando por las calles de Londres, hablando con la gente en pubs empapados de alcohol, clubes punk-rock y restaurantes llenos de humo. Frecuentábamos menos los lugares más conservadores para evitar a los turistas y las cadenas de restaurantes, donde la gente que vestía de forma genérica acudía a las happy hours a tomarse dos pintas de cerveza. Lo que íbamos buscando era el Londres underground, los lugares subversivos donde la autoexpresión se impone causando impacto.

“¿Qué está de moda?”, preguntábamos a mujeres y hombres de todas las edades, aspecto y condición.
“Estamos esperando a ver lo que viene de Hollywood”, era la respuesta más común.

Desde Los Ángeles, Michael llamaba a nuestra habitación del hotel, impaciente por algún tesoro: “¿Qué habéis encontrado?”

“Mejor nos habría ido si hubiéramos salido a dar una vuelta por nuestro propio patio trasero”, le expliqué derrotado.

“Ah, bueno, divertíos de todos modos y disfrutad del resto del viaje. Cuando volváis, echaremos un vistazo en Melrose”.

No fue la única vez que Michael se equivocó pero al menos tenía un buen perder. Eso me recuerda a la primera chaqueta que Michael quiso que le hiciéramos en 1988, cuando pidió placas planas de metal que recorrieran a lo largo de la chaqueta, enganchadas unas a otras en varias direcciones, y por supuesto, placas de policía.
“No va a funcionar”, dijo Dennis.

“Por qué no?”, Michael no creía en “no puede” o en el “no”.

“Porque todas las partes del cuerpo son curvas”, explicó Dennis. “No hay líneas rectas. El cuerpo humano está hecho a base de curvas y si pones una pieza rígida de metal, sin forma, va a sobresalir. Las placas rígidas no se curvan con el cuerpo”.

Era una razón lógica, pero Michael no pensaba así. Dennis hizo la chaqueta de todos modos y la llevamos al estudio para que se la probara. Se miró al espejo mientras nosotros dos estábamos detrás de él. “Teníais razón”, fue todo lo que dijo Michael mientras se quitaba la chaqueta y nos la daba.

Después de eso, nuestra relación con Michael nunca fue forzada. Simplemente nos llamaba y decía: “Quiero un abrigo”. Y nosotros lo hacíamos. Nos ganamos sus confianza y probamos nuestra credibilidad. Michael sabía lo que quería pero no sabía cómo hacerlo. Eso era cosa nuestra. A algunas personas les gustaban los resultados y otras los odiaban. Creo que Michael estaba más interesado en la gente que odiaba lo que llevaba puesto. Se fijaban. Prestaban atención.

Desde 1990 en adelante, Michael nos mantuvo tan ocupados que perdimos a los demás clientes. Muchos de nuestros amigos y colegas nos dijeron que deberíamos hacer que Michael firmara un contrato para convertirnos en sus diseñadores exclusivos, pero habría sido forzar la relación y si hacíamos de ella algo forzado, toda nuestra simbiosis artística se habría ido por la ventana.



LOS 7 PATRONES DE MICHAEL JACKSON


Cuando tuvimos su silueta hecha –herencia británica y militar-, vestir a Michael se convirtió más en el acabado de las ropas que en diseñar o cortar. Con algunas excepciones, se puede decir con seguridad que a lo largo de los veinticinco años de carrera trabajando con Michael, usamos los siete patrones básicos para todas sus ropas: El pantalón casual (Billie Jean, de pinzas, estilo años 40). El Levi’s 501 pantalón de baile. La chaqueta corta militar cortada a la cintura. Una chaqueta de traje. El chaquetón de “Beat It”, “Billie Jean” y “Thriller”. Una camisa para “Dirty Diana” y “Come Together”. Y una camisa casual de pana roja. De hecho, en 1985, Dennis tomó medidas a Michael y cortamos los patrones que se convirtieron en la base de nuestro día a día. Nunca le volvimos a probar de nuevo, principalmente porque odiaba las pruebas, y eso nos ahorraba tiempo a todos. Si no hubiéramos contado con el maniquí de Michael y sus medidas, nunca hubiéramos podido hacer sus trajes tan rápido como lo hacíamos.

Normalmente teníamos menos de cuatro semanas de tiempo. Casi siempre, Michael empezaba diciendo: “El tiempo no es nuestro amigo, Bush, pero necesito…”

Mientras salíamos por la puerta con el tiempo corriendo ya , Michael venía detrás susurrando: “Sé que puedes hacerlo por mí”.

Aquí estaba el artista más prolífico y exitoso del mundo y creía que yo podía hacer algo. Michael tenía esa forma de saber llegar a la gente que trabajaba para él y conseguir que hicieran su trabajo, especialmente esos trabajos que parecían imposibles. Era un maestro reclutando a la persona adecuada para lo que necesitaba hacer, quizás porque tenía una sorprendente habilidad para sentir el mayor potencial en los demás y obtener lo mejor de ellos. Dennis y yo, muy a menudo, nos quedábamos más tiempo de la cuenta porque sabíamos que podíamos cumplir con Michael y nuestra confianza en esa habilidad se basaba en la fe que Michael tenía en nosotros.

Si alguien decía “No” a Michael, él simplemente se apartaba de esa persona, pero “no” no estaba ni en mi vocabulario ni en el de Dennis cuando se trataba de vestir a Michael Jackson.

Cintura: 28 pulgadas – 71.1 cm
Manga:34.5in -87.63cm
Pecho: 36in -91.4cm
Tiro (de la entrepierna):32in – 81.2cm


continuará...
 
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