Tropas rebeldes buscan a Gadafi tras caer Trpoli - ABC.es
El régimen de Gadafi y sus 42 años en el poder han llegado a su fin. Los rebeldes ondean sus banderas en la Plaza Verde de la capital y desmontan todos los resortes del poder que manejaba el dictador.
El avance de los guerrilleros libertadores fue imparable y se produjo en menos de 24 horas, pero todavía no se han cobrado el trofeo más codiciado: Gadafi permanecía en paradero desconocido. Pero no fueron trofeos menores apresar a dos de sus hijos, sobre todo el carismático y peligroso Saif al Islam (Espada del Islam), que se perfilaba somo sucesor de su padre, y a su hermano Saadi. Pocos después, el mayor de los vástagos del dictador, Mohamed, se entregaba a sus perseguidores.
Gadafi está solo y ya no tiene tiempo para una contraofensiva. Las tropas rebeldes entraron hasta el corazón de la capital libia y tomaron la mayor parte de sus barrios, excepto en el que se encuentra la residencia del dictador. Al cierre de esta edición, miles de personas festejaban en las calles la llegada de los rebeldes, mientras seguían escuchándose disparos.
Además, su guardia personal se rindió. La caída de sus tres hijos y de la temible guardia personal puede suponer el punto y final en su futuro, ahora más negro que nunca. Por eso no extrañan ya las peticiones de diálogo, nunca vistas en seis meses de conflictos. Compuesta por mercenarios curtidos en las guerras que han destruído parte del continente africano en las dos últimas décadas, la guardia era su principal valedor en el país y sólo rendía obediencia a Gadafi y sus hijos, principalmente Saif.
Al cierre de esta edición, el paradero de Gadafi era una incógnita, aunque un portavoz del dictador lanzaba un último órdago y aseguraba que «Gadafi ni se rinde ni huirá nunca del país». Sin embargo, de forma significativa, portavoces del Departamento de Estados norteamericano pedían a los rebeldes que comenzasen ya a planear «la era postgadafi». Portavoces del Gobierno británico reclamaban a Gadafi que se fuese «para poner fin a tanto sufrimiento».
Avance con la OTAN
Las tropas rebeldes avanzaron con apoyo coordinado de la OTAN y parece que de forma imparable, en medio del clamor popular y los gritos de júbilo y alegría de una buena parte de la población. La entrada en Trípoli les ha costado menos de 24 horas. Portavoces del Ejecutivo de Gadafi cifraban en más de 1.700 los muertos por los combates a lo largo del domingo. Las fuerzas rebeldes han llegado al lugar con el que soñaban desde que el 17 de febrero se alzaron contra Gadafi: Trípoli. Incluso el domingo de madrugada alcanzaban la Plaza Verde, el lugar desde el que Gadafi se dirigía a sus fieles.
Bengasi ha ejercido de capital de la nueva Libia durante demasiado tiempo y es el momento de izar la bandera tricolor en la ciudad más importante del país y auténtico símbolo del régimen. Tan importante como los combates es la complicidad de los civiles; por eso, cuando en la noche del sábado miles de personas se echaron a las calles para mostrar su apoyo a la revolución desafiando a las fuerzas de seguridad del régimen, los rebeldes comprendieron que había llegado el momento de avanzar y empezaron los ataques, que continuaron durante toda la jornada de ayer.
Desde Bengasi los responsables del Consejo Nacional Transitorio informaron poco antes de la medianoche de que había «combates en siete barrios distintos y la base aérea de Mitica está en nuestro poder». Dos de las zonas que primero se levantaron fueron Abu Sita y Souq Al Yumaa, donde ya se habían producido pequeños desórdenes en los momentos iniciales de la revolución. Mientras los opositores combatían a pie de calle, la OTAN seguía con su trabajo de desgaste, y una jornada más volvió a bombardear el cuartel general de Gadafi en Bab Al Aziziya y otras posiciones militares en los alrededores de una capital cercada. Los rebeldes avanzaron una jornada más desde el oeste y dejaron atrás Zawiya para conquistar sin apenas tener que combatir, según la agencia Associated Press, la base militar de la Brigada Jamis, a tan solo veinte kilómetros de la capital. Este es uno de los cuarteles generales de la unidad especial de Jamis, hijo de Gadafi, que hasta el momento era una de las mejor equipadas de las fuerzas leales al régimen. Los rebeldes consiguieron hacerse con un auténtico arsenal.
Como ha sido una constante del régimen en los últimos años, el mensaje duro de Gadafi tuvo una réplica más suave. Horas antes de su captura, su hijo Saif al Islam, que estaba llamado a sucederle como máximo dirigente del país,ofreció una entrevista a la cadena pública de televisión en la que hizo un llamamiento al «diálogo con las fuerzas de la oposición» y reiteró que «de ninguna forma nos rendiremos». Son las dos caras de un régimen al que parece que no le va a funcionar más esta estrategia de lanzar mensajes opuestos para intentar contentar a todas las partes y de esta forma perpetuarse en el poder.
«Tiene las horas o los días contados»
El avance rebelde provocó muchas reacciones en todo el mundo. Pero al régimen le costó aceptarlo. Mientras las fuerzas opositoras decían que controlaban puntos estratégicos de Trípoli, el portavoz del Gobierno libio, Musa Ibrahim, anunciaba que «miles de soldados estaban preparados para defender la ciudad» (lo que no ocurrió) y recordaba que «con la ayuda de la OTAN hasta los más cobardes pueden avanzar», aunque después pedía negociar. La Liga Árabe instó a Gadafi a entregar el poder a su pueblo y pidió el cese de los enfrentamientos. Sin embargo, se mostró en contra de la intervención de la OTAN en Libia, por ser una «injerencia extranjera». Todo lo contrario pidió el enviado de los rebeldes en Dubai, que demandó un incremento de la acción militar de la Alianza. Desde Alemania, Angela Merkel recomendó al líder libio dejar el poder «lo antes posible», para evitar un mayor baño de sangre, al igual que EE.UU. y Gran Bretaña.
Informacion tomada de:Tropas rebeldes buscan a Gadafi tras caer Trpoli - ABC.es