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José María Carrascal
"Algo huele a podrido en el caso de Michael Jackson
Que Michael Jackson es un tipo rarito lo discuten pocos. Pero ¿qué me dicen ustedes de esos padres que le han dejado sus hijos conociendo sus aficiones? Y no digo nada de los que, luego, le demandan por lo que dicen que les ha ocurrido a los chavales. En el rico idioma español hay unas cuantas palabras para definirlos, pero no voy a utilizarlas por aquello tan pasado de moda que es el decoro.
Las rarezas del que durante un par de décadas ha sido el rey de la música pop empiezan por su obsesión de emblanquecer su piel y terminan por su obsesión por los niños. Una obsesión que le lleva a decir que no hay nada malo en dormir con ellos. “Sería malo tratándose de Jack el Destripador o de un pederasta –ha dicho a Ed Bradley en la entrevista que le ha hecho para el programa 60 Minutes–. Pero yo no soy ninguna de esas cosas, por lo que no hay nada de malo en que lo haga”. El periodista de la CBS no tuvo más remedio que decirle que dormir con niños que no pertenecen a la íntima familia no es normal.
Pero, repito, dejemos a Michael con esas ideas y comportamientos, que tendrá que explicar a la justicia norteamericana, dispuesta a no dejarle escapar esta vez, como la anterior, con el pago bajo cuerda de unos cuantos millones de dólares, y fijémonos en las familias de esos niños. Pues, aunque cueste creerlo, ha habido familias que, pese a ser del dominio público las aficiones del cantante, han seguido enviando a sus hijos a esa especie de Disneylandia en miniatura que se ha montado en California, para que pasen con él unos cuantos días recibiendo todo tipo de atenciones y regalos.
Acabo de ver y oír a la mamá de uno de esos niños, ama de casa de una familia de limitados medios de New Jersey, entusiasmada por el trato recibido tanto por el matrimonio como por el infante y no queriendo saber dónde y cómo ha dormido éste. Otro matrimonio, sin embargo, no sólo ha querido saberlo, sino que ha presentado una demanda judicial contra él por abusos deshonestos de menores, aunque, un inmenso aunque, después de haber intentado llegar a un acuerdo privado con el cantante para una compensación extrajudicial, como la que, hace 10 años, le costó a éste tres millones de dólares. Posiblemente buscaban algo parecido.
Enturbia aún más las cosas que, en febrero pasado, cuando se supo por primera vez del asunto, en sus primeras declaraciones a las autoridades, los padres del pequeño dijeron que éste no había sufrido ningún tipo de daño. En fin, que el asunto está embarullado por ambos extremos. Pero si por el de Michael Jackson conocemos ya lo bastante para sospechar que su deseo de ser Peter Pan, el niño que nunca creció, va demasiado lejos, por parte de los padres del pequeño presuntamente abusado está bastante menos claro. Y si a aquél se le acusa de haber molestado sexualmente al niño, a estos tendría que acusárseles de haber puesto a sabiendas en peligro a su hijo. Con el agravante de buscar un beneficio económico. En fin, que algo huele a podrido en esa especie de país mágico que Michael Jackson se ha montado para detener el tiempo, con el resultado de ser él quien ha sido detenido. Pasa a veces.
[Metro]