"El centro en la tradición mística ha sido simbolizado en el Paraíso original:
En este plano terrestre el Sol es uno de los grandes símbolos del Centro: rige la vida sobre nuestro planeta, está presente en cada uno de sus rincones, es fuente de vida, luz y calor, y por tanto uno de los símbolos mas antiguos de Dios.
Las montañas, los montes sagrados, han sido también en todas las tradiciones sinónimo del Centro...Incluso las pirámides precolombinas, las egipcias, unas montañas sagradas artificiales, colocadas para reproducir el efecto de santidad de la montaña...La propia carga simbólica de la montaña viene dada por su majestuosidad, su grandiosidad sobrehumana,que acerca el intelecto humano la idea de un Dios omnipotente y supremo.
También los árboles, venerados por los celtas, participan de tal simbolismo. Su señalamiento hacia lo alto, sus frondosas ramificaciones como firmamentos, contiene la imagen de un microcosmos simbólico. Los grandes árboles representan, en el sentido mas amplio, la vida del Universo, su densidad, crecimiento, generación, regeneración. Y esa vida inagotable equivale a la inmortalidad y la inmanencia. Así hay que recordar el bíblico árbol de la ciencia del bien y del mal, que se levantaba solitario en medio del Edén, y que la prohibición divina de consumir su fruto confirma en esa idea de inmortalidad y ciencia divina que le asignamos".