Hola! No sé si se seguirá traduciendo este libro, pero he encontrado en la web un extracto muy interesante del libro en el que habla de la época del juicio y lo he traducido para vosotros, no está perfecto, pero está bastante aproximado...
Tengo una PETICIÓN, ¿Alguien me puede pasar estas fotos de la segunda hoja?:
-En la que los hermanos están de espaldas a una valla. (hoja 2, arriba, centrada)
-En la que están en fila de mayor a menor frente a una fuente con trajes verdes (Hoja 2, abajo derecha)
¡Gracias!
Exerpt from You Are Not Alone by Jermaine Jackson
Nosotros, los cinco chicos, compartíamos una habitación. Gracias a este confinamiento crecimos siendo mejores amigos. Nuestra amistad crece año tras año. Sólo nosotros nos podemos decir “Recuerda de dónde venimos, lo que compartíamos, de dónde y de qué venimos” .
Éramos inseparables en Gary, Indiana. Siempre juntos día y noche. Compartíamos una litera triple de metal, entraba justa entre las paredes de la habitación, y su tamaño hacía que Tito y yo tuviéramos que dormir uno en cada sentido en la misma cama. En el centro dormían Michael y Marlon y abajo Jackie. Las chicas Rebbie y La Toya dormían en el sofá cama en el salón, después se les unieron Randy y Janet, que era aun un bebé. Todas las habitaciones estaban hasta sus límites de habitantes.
Como hermanos, estuvimos gran parte del tiempo en nuestro cuarto, con su ventana única que daba a la Avenida 23. Todas las noches parecían una fiesta de pijamas. Nos íbamos a dormir todos a la misma hora, entre las 8:30 y las 9:00pm, sin importar la edad, las peleas de almohadas y las charlas durante horas antes de dormir era lo normal, solíamos planear lo que haríamos al día siguiente. “Yo tengo los patines así que iré a patinar” “Yo tengo el bate y la bola, ¿Quién se une?” Cogíamos las sábanas de las camas y tirábamos los colchones al suelo, construíamos columnas griegas con libros y las cubríamos con las sábanas para crear un tejado. Amábamos dormir en el suelo en nuestras “guaridas”.
Nuestra madre era muy estricta, si armábamos jaleo no dudaba de darnos una colleja en la oreja con la palma de su mano. Pero mientras nuestra madre tenía mucha paciencia, Joseph tenía el nervio muy fino a causa del estrés por el trabajo. Madre decía “respetad cuando vuestro padre está en casa, entended que ha tenido un día muy duro en el trabajo y que no quiere oír ruidos”.
Cuando él llegaba a casa, el respeto se apoderaba de la casa cruzando la puerta y el aire cambiaba, su regla era muy simple: Os doy un aviso y si tengo que avisaros de nuevo, seréis castigados.
Como niños en una familia que estaba creciendo, normalmente teníamos que ser avisados de nuevo. Jackie, Tito y yo sabíamos gracias a la experiencia cuales eran las consecuencias, pero Michael y Marlon, como eran más pequeños no eran conscientes de eso y armaban más jaleo.
Cuando Joseph se enfadaba, una simple miraba bastaba, no necesitaba decir una sola palabra. Si se enfadaba de verdad su cara se desencajaba los nubarrones se ceñían justo antes de los truenos y las temibles palabras “ESPÉRAME IN TU HABITACIÓN”. Seguidas por el flash de luz, los ojos llorosos y el cinturón de cuero sobre la piel. Normalmente recibíamos 10 “whops”, los llamo así porque ese es el sonido que hacía el cinturón cuando lo movía. Gritaba por Dios, María, por la Merced y por cualquier nombre que recordara, pero Joseph gritaba más alto recordando el motivo por el que me castigaba. Fuéramos donde fuéramos castigados, los gritos es lo que Michael escuchaba, y veía luego las marcas rojas de cinturón en la piel a la hora de dormir, esto le hacía temer algo mucho antes de que sucediera. En su mente, sólo pensar en la disciplina de Joseph era traumático.
El espejo del baño en un pequeño hotel en Santa María, California estaba condensado. “MICHAEL JACKSON 1000% INOCENTE” Escribí con mi dedo, rematando con un punto que convertí en una cara sonriente, a sabiendas de que el caso iba a acabar bien.
Es 10 de marzo de 2005, día 11 del juicio-circo que acusa a mi hermano de abusos a menores. Recuerdo entonces el baño de Michael en nuestra casa de Hayvenhurst en Encino, a las afueras de Los Angeles, su casa antes que Neverland, en 1982 escribió en la esquina izquierda de su espejo “THRILLER! 100 MILLONES DE COPIAS… ESTADIOS LLENOS” con un permanente negro. Años después de su mudanza a Neverland el permanente se borró, pero cada vez que el espejo se empaña se puede leer claramente la silueta del mensaje.
Él nunca compartía sus ideas porque no quería que nadie interfiriera, él confiaba en su fortaleza mental para cumplir sus metas. Entre noviembre de 2003 (cuando fue arrestado y acusado) y este día de marzo de 2005, necesitaba esta fortaleza. El móvil suena, es mi madre, suena alarmada “Michael está en el hospital… estamos aquí con él, se resbaló y cayó, es su espalda”.
“Estoy en camino” digo ya en la puerta. En la puerta trasera del hospital me recibe un mánager para evitar la atención en la puerta principal. En el segundo piso del hospital veo un número inusual de enfermeras y pacientes, se oye un alboroto que se apaga enseguida a medida que me aproximo. Un par de guardaespaldas se aposentan en la puerta de una habitación privada.
Dentro, las cortinas están echadas, en la penumbra puedo ver a Michael de pié. Lleva pantalones de un pijama azul y una chaqueta negra. “Hola Erms” dice casi en un susurro. “¿Estás bien?” Le pregunto “sólo me he golpeado la espalda” dice con una sonrisa forzada. La caída, que había sido en el rancho cuando salía de la ducha, le había dejado un dolor insoportable, parecía ser el último golpe en una época en la que la vida no paraba de golpearle. Pero es un pedófilo, ¿no? Se merece esto ¿no? La policía debe de tener alguna evidencia, o sino, no estaría siendo juzgado, ¿no? La gente tiene que aprender mucho de cuan erróneo fue este juicio.
Madre y Joseph son las otras únicas personas aquí, sentados frente a la pared de mi izquierda; parece que no saben qué hacer más que parecer presentables y fuertes. Michael se estremece con el dolor en su caja torácica y la parte baja de la espalda, pero creo que su dolor mental es mucho mayor.
En la semana anterior fui testigo de su desintegración física. A los 46 años, su cuerpo de bailarín se transformó en un atrofiado armazón, su caminar se convirtió vacilante y dolorido, su brillo se transformó en esa forzada sonrisa; parece demacrado.
Estando levantado habla del testimonio del juicio del día anterior “Me están haciendo pasar por esto para acabar conmigo, para volver a todo el mundo contra mí, ¿qué he hecho más que el bien? No lo entiendo” Sé en lo que está pensando, él no hizo nada más que crear música para entretener y promover el mensaje de esperanza, amor y humanidad y consejos sobre cómo debemos ser unos con los otros, especialmente con los niños, a pesar de que es acusado de dañar a los niños.
No hay ni una pizca de evidencia que sustente este juicio. El FBI lo sabe. La policía lo sabe. Sony lo sabe, esta verdad irrefutable sería confirmada por un comunicado del FBI en 2009, dejando claro tras la muerte de mi hermano que nunca jamás hubo evidencia alguna que apoyara tales alegaciones en 16 años de investigaciones.
Michael miró al suelo, parecía terriblemente triste como nunca antes lo había visto, pero parecía que quería hablar. Hasta ahora, raramente expresaba sus emociones frente a nosotros, pero su conducta controlada está hecha polvo, no hay duda tras el testimonio de ayer, y compuesto por la frustración de su dolor de espalda, está siendo demasiado.
“Todo lo que dicen sobre mí es mentira. ¿Por qué dicen todo esto?” “Oh cariño…” dice Madre, pero Michael levanta su mano, aun está hablando. “Están diciendo estas cosas horribles sobre mí, que si soy esto, que si soy lo otro, que si me blanqueo la piel, que si hiero a niños, yo nunca… es mentira, todo es mentira” dice, su voz se agita.
Comienza a sacarse la chaqueta como un niño exasperado que quiere quitarse un disfraz, sobre sus dos pies, ignorando el dolor de espalda. “Michael…” dice Madre. Peor las lágrimas brotan ahora “Me pueden acusar y hacer pensar al mundo que están en lo cierto, pero están equivocados… están equivocados.” Joseph está paralizado ante esta muestra de emoción. Las manos de mi madre están en su cara. Michael desabrocha los botones de su chaqueta y comienza a quitársela, cae por debajo de sus hombros y muestra su torso desnudo.
Está sollozando “¡Miradme…! ¡Miradme! Soy la persona más incomprendida del mundo” se descompone.
Se mantiene de pié frente a nosotros con la cabeza gacha. Es la primera vez que puedo ver la verdadera extensión de su enfermedad en la piel, y me deja en shock. Su torso es marrón claro, salpicado con amplias áreas y parches de blanco esparcidos a lo largo de la parte de arriba de su pecho; un gran parche de blanco cubre sus costillas y pecho, otro cubre sus costillas y estómago, otro recorre un lado y el estómago, el otro recorre ese lado y las marcas cubren un hombro y brazo, hay más blanco que marrón, su color natural, parece como un hombre blanco salpicado de café. Esta es la enfermedad llamada Vitiligo, que el mundo cínico dice que no tiene, prefiriendo creer que él se blanquea la piel.
“He tratado de inspirar… He tratado de enseñar…” Y su voz se quiebra cuando Madre corre a confortarlo. “Dios sabe la verdad. Dios sabe la verdad” repite continuamente.
Todos lo rodeamos tratando de abrazarlo suavemente sin herir su espalda, pero esto no lo conforta. Le ayudo a ponerse la chaqueta “Sé fuerte Michael” le digo “todo va a salir bien” No tarda mucho en recomponerse y pide disculpas. “Soy fuerte, estoy bien” dice.
Le dejo con mis padres deseando volver al juicio tras un viaje que tengo que hacer. Los hermanos hacemos turnos para apoyarlo, yo volveré en unos días.
En el hotel, veo la llegada retrasada de mi hermano en la televisión. Está secundado por un paraguas para proteger su piel del sol, arrastra los pies, tal y como yo lo dejé; lleva el pijama y la chaqueta negra, pero ahora lleva una camiseta bajo la chaqueta. Joseph y un guardia lo secundan a ambos lados sujetándolo fuertemente.
Yo cojo el teléfono del hotel y hago una llamada. El persona al otro lado de la línea me da la seguridad que necesitaba escuchar una vez más. Si, el jet privado está listo, sí puede estar en el aeropuerto Van Nuys. Sí, todo está preparado. Sí, estamos listos para ir a donde sea que ustedes estén. Todo lo que precisaba era un aviso, y Michael y su familia volarían a Baharin para empezar una nueva vida lejos de la falsa justicia americana. Tras esto estaría feliz de deshacerme de mi ciudadanía estadounidense y llevar a Michael y a su familia a un lugar donde no podrían tocarlos. Teníamos todo preparado, no había forma de que mi hermano- un hombre inocente- fuera a la cárcel por esto. No sobreviviría y no podía quedarme sentado y contemplar la simple posibilidad.
Arreglamos este “Plan B” sin su conocimiento, pero cuando le decía de que lo tenía todo preparado pudo haber intuido algo sin querer saberlo, no era necesario, al menos aun.
Mientras conduzco hacia el sur recuerdo lo que Michael dijo al principio de este caso en 2003 “las mentiras corren carreras, pero las verdades corren maratones… y la verdad ganará.” La letra más verdadera que jamás haya cantado.