dowjones
2
Bush y su esposa Laura, durante la ofrenda floral en la zona cero de Nueva York, en honor a las víctimas del 11-S.
Miles de manifestantes marchan en Washington en memoria de las personas que murieron en los ataques del 11 de septiembre. (REUTERS)
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha dado comienzo a las conmemoraciones por el quinto aniversario de los atentados del 11 de septiembre con una ofrenda floral que ha tenido lugar en la llamada zona cero de Nueva York, lugar donde hace cinco años se levantaban las Torres Gemelas del World Trade Center, en un momento de silencio y cargado de emoción.
Acompañados por el gobernador de Nueva York, George Pataki, por el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, y por su predecesor en el cargo, Rudolph Giuliani -alcalde en el momento de los ataques-, Bush y su esposa Laura han depositado dos coronas de flores rojas y blancas sobre al lugar que marca el emplazamiento de las torres. Este gesto constituye el primero de los homenajes que se le rendirán, hasta el lunes y a lo largo de todo el país, a los cerca de 3.000 muertos y a los miles de heridos que dejaron los peores atentados terroristas sufridos por Estados Unidos, hace ahora cinco años.
El presidente norteamericano se ha dirigido a continuación, junto a su esposa, a la Capilla de San Pablo, para asistir a un servicio religioso en memoria de las víctimas de los ataques. Está previsto que Bush visite hoy un parque de bomberos en Manhattan, presida una ceremonia en Shanksville (en el estado de Pensylvania, donde uno de los aviones secuestrados se estrelló en una zona rural) y participe en una ceremonia en el Pentágono.
Protestas
Decenas de personas que se oponen a la guerra en Irak se habían concentrado en las proximidades del lugar, horas antes de que Bush diese comienzo a los actos conmemorativos. Los manifestantes sujetaban pancartas en las que reclamaban "el fin de la ocupación" en Irak y el regreso de los soldados americanos, y en las que llegaban a acusar "al regimen de Bush de haber organizado" los atentados del 11-S. Las numerosas personas reunidas en el lugar se mezclaban con las fuerzas de seguridad desplegadas, también en gran número, para recibir a Bush y a los turistas.
"Estamos aquí para protestar contra la guerra en Irak y para participar en la conmemoración del 11 de septiembre", ha explicado Ann Muyskin, miembro de una organización que se hace llamar "la brigada de las abuelas por la paz". "No estoy de acuerdo con la política [de Bush]". Con Bush, todo es política, no le importa mentir si se trata de que su agenda política avance y de que su popularidad crezca", denuncia Muyskin.
Ashley Furan, estudiante de 20 años que lleva una camiseta con la inscripción no guardamos silencio en árabe y en inglés, explica que por nada del mundo querría faltar al respeto a la gente venida a mostrar su duelo por el 11-S. "Es un momento para llamar a la paz y, con ello, para decir que hay gente que se opone a nuestro gobierno actual; se trata de crear un diálogo", ha explicado.
Marcha por la Libertad
En Washington, miles de personas se han congregado para marchar desde el Paseo Nacional -que va de la Casa Blanca al Congreso- hasta el Pentágono, donde se alzan haces de luz hacia el cielo para recordar a las víctimas. La Marcha por la Libertad, auspiciada por el Departamento de Defensa, es uno de los más de 120 actos similares realizados en los 50 estados del país.
Estudiantes y docentes de tres escuelas primarias locales que sufrieron la muerte de alumnos y maestros en los atentados han encabezado la marcha. Las seis víctimas participaban en una excursión cuando el vuelo 77 de American Airlines, de Washington a Los Ángeles, se estrelló contra el Pentágono y causó la muerte de 184 personas.
Divisiones ante las legislativas
El presidente se dirigirá a la nación este lunes por la noche -hacia las 06.00 de mañana, hora peninsular española- en un discurso televisado en horario de máxima audiencia. El secretario de prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, ha señalado el discurso durará entre 16 y 18 minutos, y ha añadido que no tendrá un carácter político, ni será un llamamiento al Congreso.
El quinto aniversario de los ataques, dos meses antes de las elecciones legislativas, en las que los demócratas esperan luchar por el control del Congreso -ahora en poder de los republicanos- ha provocado un intenso debate interno sobre si el país es vulnerable a un eventual nuevo 11-S, y sobre si la guerra de Irak supone una distracción a los esfuerzos para eliminar la organización terrorista Al Qaeda y a su líder, Osama Bin Laden.
El vicepresidente Dick Cheney y otros altos cargos del Gabinete buscaron este sábado promocionar lo que ellos dicen es un progreso en la protección del país con respecto a otro ataque. Los demócratas, por su parte, consideran que la administración ha usado los ataques con fines políticos, destacando las amargas divisiones que han surgido desde que los atentados en Nueva York y Washington matasen a casi 3.000 personas.
Programa de actos
Tras este primer evento, Bush participará también en los actos previstos a lo largo de todo el día en la zona cero y que comenzarán a las 14.40, hora peninsular española. A las 14.46 se guardará un minuto de silencio, en recuerdo del momento en que el primer avión que había sido desviado por los terroristas impactó hace cinco años en la Torre Norte. Un segundo minuto de silencio se guardara a las 15.03, para marcar el instante en que se estrello contra la Torre Sur el otro avión secuestrado por los terroristas suicidas.
Los momentos en que se desplomaron la Torre Norte y la Torre Sur serán asimismo recordados con sendos minutos de silencio, a las 15.59 y a las 16.29, respectivamente, cuando supervivientes y familiares de las víctimas tañerán campanas.
Los nombres de los fallecidos serán leídos en los intervalos, en que sonará música clásica de fondo, y en los que supervivientes y familiares de las víctimas depositarán flores en el lugar sobre el que se alzaban las torres. El programa oficial del acto concluirá a las 18.30, tras la interpretación de otra partitura musical.
Una segunda ceremonia se iniciará dos horas después, a las 20.30, en el muelle de Bayonne, en el Estado de Nueva Jersey, frente a la zona cero, situada en el sur de la isla de Manhattan. El ex-presidente Bill Clinton, su esposa y senadora por Nueva York, Hillary Rodham Clinton, y el gobernador de Nueva Jersey, Jon S.Corzine, además del secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, tomarán la palabra en ese acto.
En esta segunda ceremonia, en la que también está prevista la asistencia de familiares de las víctimas, se inaugurará un monumento en memoria de los fallecidos. De 30,5 metros de altura y 175 toneladas de peso, se trata de una obra en bronce del escultor, Zurab Tserteli. El monumento es un regalo del presidente de Rusia, Vladímir Putin, y en su base de granito figuran inscritos los nombre de las víctimas del 11-S.
El Pais
El «11-M» del 11-S
P. RODRÍGUEZ. CORRESPONSAL. WASHINGTON.
Cinco años después, las teorías conspirativas —la última moda de Estados Unidos exportada a España— siguen entonando entre lo patológico y lo siniestro toda clase de explicaciones alternativas a la narrativa oficial del 11-S. Un fenómeno protagonizado por un obsesivo grupo de internautas, aspirantes a cineastas, mínimos personajes radiofónicos y algún profesor, empeñados en presentar la muerte de casi tres mil personas como resultado de una ingente conspiración para justificar posteriores acciones militares en Oriente Próximo.
Para hacer frente a estas versiones tan crispadas como disparatadas sobre lo ocurrido hace cinco años, el Departamento de Estado y el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología han publicado estos días nuevos informes para recordar una vez más que las catástrofes ocurridas en las Torres Gemelas y el Pentágono fueron resultado directo de aviones comerciales secuestrados por terroristas de Al Qaida y utilizados como improvisados misiles.
Estos esfuerzos explicativos, especialmente el del Instituto de Estándares y Tecnología, basado en un estudio técnico de 43 volúmenes, va especialmente dirigido ante las renovadas elucubraciones sobre la utilización de cargas explosivas para destruir el World Trade Center. Lo que hubiera requerido colocar en secreto toneladas de explosivos militares, miles de detonadores y kilómetros de cables en lo alto de uno de los complejos de oficinas más transitado y visitado del mundo sin que nadie se diera cuenta.
Steve Jones, profesor de Física de la Universidad Brigham Young de Utah, ha sido una de las voces más destacadas a la hora de presentar el 11-S como una enorme conspiración gubernamental. Su insistencia es que dos aviones repletos de combustible no fueron suficientes para dañar las vigas de acero de las Torres Gemelas y provocar su caída. Estas afirmaciones sin respaldo académico han obligado a que la universidad de Utah haya abierto un expediente contra el profesor Jones.
En la gran proyección por Internet que tienen todas estas teorías, una mención especial merece el documental de 82 minutos «Loose Change: Second Edition». Una producción de seis mil dólares realizada por tres amigos veinteañeros con ganas de hacerse un hueco en Hollywood y compartir el filón especulativo abierto en la gran pantalla por Michael Moore y «Fahrenheit 9/11». El grupo planea ahora una versión de su documental para estrenarlo en salas comerciales.
Dentro de este peculiar submundo también se insiste en que el Pentágono no fue dañado por un avión de American Airlines sino por un sofisticado misil de crucero; que el vuelo 93 de United no se estrelló en Pensilvania por una rebelión de los pasajeros sino que fue derribado por un avión militar; que la CIA evitó la total destrucción de sus oficinas neoyorquinas junto a las Torres Gemelas; o que muchos judíos salvaron la vida al no ir a trabajar ese día al World Trade Center.
El auge de este fenómeno, al cumplirse los cinco años del 11-S, es interpretado por Mark Fester, profesor de la Universidad de Florida especializado en fenómenos conspirativos, como una respuesta ante las crecientes dudas en la opinión pública de Estados Unidos sobre la gestión de la Administración Bush y la guerra en Irak. Pero a juicio del profesor de psicología británico, Patrick Leman, las teorías conspirativas ofrecen una significativa dosis de confort al atribuir grandes causas a grandes desastres, limitando el desestabilizador impacto del azar, lo individual y lo impredecible.
Otros especialistas también insisten en el enorme atractivo de las teorías conspirativas como una oportunidad para dar protagonismo al hombre de la calle, dotado únicamente con sus ojos y limitados conocimientos para llegar a conclusiones tajantes pero basadas en evidencias circunstanciales, hechos sin análisis o documentación, citas sacadas fuera de contexto y esporádicas declaraciones de testigos cuestionables o traumatizados.
Abc