Re: Santa María quiere recuperar gastos a costa de los fans
Todo listo para el juicio contra Jackson
SANTA MARIA, CA/dpa — Para el abogado californiano Michael Clayton el juicio a Michael Jackson es el “golpe de fortuna financiero de su vida”. El letrado de 41 años no participa ni como defensor ni como acusador en el caso. Pero espera sacar provecho de su domicilio. El bufete de Clayton está en la pequeña ciudad de Santa Maria a pocos pasos de los tribunales, donde el “rey del pop” deberá responder a partir del 31 de enero por cargos de abuso de menores.
Agil, Clayton trepa la tambaleante escalera en el muro exterior de su oficina hasta la “mina de oro”. Dividió el tejado en veinte parcelas y alquiló cada metro a equipos de televisión. “Cobraré cada día 2,500 dólares de cada equipo cuando graben desde aquí arriba la llegada de Jackson”, revela el avispado hombre de negocios. Los contratos con CNN, Entertainment Tonight y otras cadenas ya están firmados. “Suponiendo que el juicio dure tres meses...”, comienza a calcular Clayton y se frota las manos.
También sobre el escritorio de Betty Reed en el hotel Santa Maria Inn se acumulan las solicitudes de reservas para los próximos meses. “CNN reservó a partir de fines de enero diez habitaciones por cinco meses. La gente de la BBC ya anunció un grupo grande...”, comenta la jefa de reservas mientras revisa su larga lista. Habitualmente, en invierno aquí no pasa mucho, por eso el juicio a Jackson es “simplemente perfecto” para su negocio. A sólo unos pocos minutos del tribunal, el histórico hotel con 164 habitaciones es actualmente el sitio más demandado del pueblo. Es además lo más viejo que tiene para ofrecer la ciudad de 85,000 habitantes.
En Santa Maria no hay un casco histórico con una vieja iglesia misionera como en las vecinas Santa Barbara y San Luis Obispo. En los 70, fue reemplazada por un enorme centro comercial y un gigantesco parking. El centro del pueblo es el cruce entre las calles Broadway y Mainstreet, con el centro comercial Gottschalks y una tienda de botas y sombreros de cowboy. La famosa carretera costera Highway Number 1 pasa unos veinte kilómetros al oeste de la ciudad, a través de prados y campos ondulados. Por eso, los turistas que buscan la playa suelen dar un rodeo por Santa Maria.
Eso podría cambiar ahora gracias a Jackson, predice Carmen Jenkins, quien con su amiga Melody administra un café justo a la vuelta del tribunal. “Los turistas verán Santa Maria en el mapa y querrán darse una vuelta para ver dónde tuvo lugar el espectáculo Jackson”. Desde la detención del artista hace un año, el lugar ya consiguió situarse en el mapa de las predicciones meteorológicas del noticiero nocturno. “Antes, nadie se preocupaba por esta ciudad, pero ahora en Los Angeles dan a conocer que aquí arriba brilla el sol o hay un viento intenso”, comenta Jenkins sonriendo.
El café está preparado para la avalancha de periodistas y curiosos: tiene cuatro empleados nuevos, conexiones a Internet en las mesas y una taza de café fuerte con posibilidad de rellenarla gratis que cuesta dos euros y se promociona como “Especial Jackson”. “Mantenemos despiertos a los periodistas”, destaca la dueña del café, que no se cansa de preparar hasta 500 tazas de café en los largos días de juicio.
A Santa Maria le gusta presumir con el logo “All-American City”, que se puede leer en carteles en las calles y en edificios en rojo, azul y blanco. Esta distinción se la ganó esta “ciudad típicamente americana” en un concurso de turismo por su alta calidad de vida a precios bajos. Bob Hatch, director de la oficina de turismo, destaca el “grandioso clima y las buenas escuelas”, los viñedos en los alrededores y la cercanía de la playa (20 minutos) y de Los Angeles (dos horas). Con respecto a Michael Jackson como habitante más famoso de Santa Maria tiene palabras menos elogiosas. “Esta es una ciudad con leyes y derecho. Si es culpable, entonces recibirá el castigo que se merece”, asegura Hatch. A Jackson le gusta decir que es ciudadano de Santa Maria, “a pesar de que ésta no es su ciudad natal y él ni siquiera vive realmente en Neverland”.
El rancho Neverland, la enorme propiedad de Jackson en las montañas de Santa Ynez, cae en la jurisdicción del tribunal de Santa Maria. Una media hora en coche hacia el sur sobre la Highway 101 se llega al pequeño pueblo Los Olivos, conocido por sus viñedos y por ser punto de encuentro de los fans de Jackson. El propietario del pequeño mercado de alimentos niega con la mano. No quiere hablar de Jackson. El músico a veces compra allí y le pidió evitar a los periodistas. También en la tienda de equitación de al lado, donde se puede comprar de todo, desde sillas de montar a sombreros de cowboy, fue cliente Jackson. “Las personas aquí se ocupan de sus caballos, sus fincas y sus familias, pero no de los rumores”, comenta una vendedora en voz alta. “Quieren a sus vecinos, pero no están entusiamados con él”, añade más bajo.
Jenna Beckman podría hacer el trayecto a Neverland hasta dormida. Estuvo muchas veces allí, haciendo guardias, en los cumpleaños de Jackson o en acontecimientos especiales. Son 4,7 millas desde Los Olivos a través de la Figueroa Mountain Road, pasando junto a vacas y campos. La estudiante de cabello rizado rubio, de 21 años, que alguna vez quiere ser veterinaria, se detiene ante un gran portal. No hay ningún letrero con nombre, nada que a primera vista indique que en este idílico lugar en medio del verde se levante el famoso domicilio de Jackson. Para la acusación, éste es el lugar de los hechos, allí donde el cantante abusó de un menor de edad. Para los fans, es un parque de atracciones con juegos y animales, al que Jackson invita generosamente a niños necesitados y enfermos.
Jenna intercambia amablemente algunas palabras con el guardia, pero lógicamente la verja permanece cerrada. “No el niño, sino Michael, que fue acusado injustamente, es la víctima”, explica la estudiante, que en los últimos meses estuvo como espectadora en diez citas judiciales en Santa Maria. En la primavera (boreal), cuando el juicio esté en plena marcha, se tomará seis meses libres para participar activamente. “Estoy tan enfadada con las mentiras que se cuentan sobre Michael. Como fan, tengo que hacer algo para impedirlo”, anuncia decidida esta californiana que hasta ahora parecía más bien tímida.
“Si Jackson es culpable, Neverland debe derribarse con un bulldozer. Si es inocente, entonces realmente le jugaron muy sucio y cometieron una gran injusticia”, comenta Steve Corbett, columnista del diario local “Santa Maria Times”. Al gigante barbudo, con cola de caballo y pendiente, le gusta destacar a los políticos corruptos, los malos policías, los delitos y las malas condiciones sociales en su comunidad.
El caso Jackson tiene de todo un poco, dice este reportero al que le encanta sacudir a sus lectores conservadores. En aquellas primeras apariciones de Jackson ante el tribunal los policías fracasaron totalmente. El, como reportero, fue maltratado por los efectivos policiales en el caos delante del edificio, cuenta indignado. “En este proceso, no sólo Jackson, sino toda la ciudad está a prueba”.
El sheriff Cel Licoscos dejó su retiro para reforzar a las fuerzas policiales en el "frente de combate". Tiene sentimientos encontrados con respecto al 31 de enero. El vivió el caos en las primeras apariciones de Jackson ante la Justicia. “Nunca vi a tanta gente interesada por algo tan insignificante, gritando detrás de las barreras y casi infartándose”. Cada vez que llega Jackson, el policía hace horas extra y levanta barricadas. El distrito gastó ya 600,000 dólares antes de que el juicio comenzara realmente.
Lisadawn Marble sabe lo que es mirar a través del cerco. Para la bailarina de 31 años no hay nada más importante que “ayudar a Michael, que es tan bueno con todo el mundo”. A pesar de que vive a seis horas, en Santa Rosa, esta fiel admiradora peregrinó hasta Santa Maria a las 24 citaciones. Llega a eso de las seis de la mañana para conseguir un lugar en la sala. El 31 de enero, espera la presencia de fans de todo el mundo. “Estaremos junto al cerco y le gritaremos ‘Te amamos’ y ‘Eres inocente’”.
El coordinador judicial Darrel Parker aprendió del baile de Jackson hace un año sobre el techo de un coche después de presentarse la acusación. "Ahora levantaremos los cercos de metal de manera que el acusado ya no pueda mezclarse entre la gente y los fans no puedan acercarse a él. Pero todavía se podrán ver a través de la tela metálica", explica Parker.
Los mayores dolores de cabeza se los darán los hasta 3,000 espectadores que se esperan y los varios cientos de jurados, que quedarán reducidos a un grupo de 12 personas. “Queríamos sacar lecciones de algunos otros juicios tan llamativos, pero no encontramos ningún otro acusado famoso con tantos fans”, se queja este padre de tres hijos, que suspendió sus vacaciones hasta el verano (boreal) de 2005. El juicio durará entre tres y cinco meses, según los expertos.
El reportero de CNN Miguel Marquez ya no recuerda cuántas veces voló de Los Angeles a Santa Maria y cuántas veces transmitió desde delante del tribunal. Le parece que lleva “toda la vida”, bromea, mientras se maquilla y prepara la transmisión satelital hacia Atlanta. “La historia es atractiva, de alguna manera”, comenta Marquez. “Después de todo, todos crecimos con la música de Michael Jackson y la de su increíblemente talentosa familia”.