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Del proyecto autonomista, nace la Renaixenca, con Jacinto Verdaguer y compañía.
1. Autoritario y conservador es en cuanto a moral y ética; Dictadura es en cuanto a su singladura política, incluso a su definición. Dejarlo en lo primero es quedarse corto. El Franquismo no se desenvolvió en su plenitud fascista después de 1945 porque, debido a la caída de los regímenes nazi y fascista de Alemania e Italia respectivamente, hubo de cambiar un tanto su rumbo. Se llama así al juego político internacional. En esencia y en práctica, la Dictadura de Franco constituyó un totalitarismo más, desde el sindicalismo vertical hasta a la relegación de la mujer a la domesticidad -cuestión aprobada por ley-, interfería en todos los planos de la vida, justificando el corporativismo y una sociedad clasista, que, para mí y para muchísimos otros -afortunadamente- está completamente injustificado porque denigra el propio hecho de la ciudadanía igualitaria. Una dictadura como la de Franco no sólo es conservadora, es negadora de la propia sociedad.
2.El revisionismo liberal suele poner en la misma liga al nazismo y al comunismo soviético. Uno hacía apología directa de la jerarquía, la destrucción de personas y de valores retrógrados. El comunismo soviético pretendía la primacía de la voluntad de los trabajados, luchando por la conquista del poder por parte de éstos. (A mí, sinceramente, me parece que tenemos que ser todos los trabajadores en igualdad de condiciones los que gestionemos la sociedad, y no los que detentan el poder económico. Desde mi punto de vista es casi un axioma). He ahí por qué el comunismo no es un totalitarismo, aunque la práctica histórica haya tenido muchísimas cosas reprobables y condenables. El simple hecho de tener una visión de las cosas de dirigirse hacia el bien común de la sociedad me parece que no tiene nada que ver con el nazismo, que evidentemente no buscaba eso. Mezclar ambas cosas es totalmente tendencioso.
3. Aquí nadie ha hablado de un parlamento "antes y mejor". Es evidente que Cataluña -ya en la Edad Media- tuvo unos avances en materia de política que en su momento no los tenían otras regiones. Con esto tan sólo se patenta la distinción de Cataluña del resto de España, incluso desde la perspectiva de las funciones políticas. Hay diferencia entre la decisión unánime de un rey y la decisión de un rey pero desde la vigilancia de una cámara representativa con responsabilidades políticas (puesto que la Generalitat nació con atribuciones fiscales, a finales del siglo XIII). Evidentemente que es un precursor, y nadie habla aquí de democracia. Lamentablemente aún quedarían muchísimos años de lucha intestina hacia las conquistas políticas, sociales y civiles. De hecho, mezclar términos como parlamento y democracia no tiene sentido, porque el hecho de que exista una cámara de representantes no indica el modo en que ésta es elegida (cooptación, en ese feudalismo meridiano, para los diputados de la Generalitat).
Efectivamente, la democracia contemporánea -representativa, que no participativa: ustedes dirán qué significa votar una vez cada cuatro años- bebe del siglo XIX y XX. Salvo la democracia helénica, que se remonta a períodos mucho más antiguos y que también existió, aunque sea otra falacia (no muchísimo peor que la de ahora).
4. Pues sí, en Cataluña ha habido grandes avances de diversa índole en relación del resto de la península. Pero como eso parece no importar a nadie, dejemos de reconocer la labor de otros pioneros.
5. No soy nacionalista -en el sentido de aspiraciones políticas propias-. Es como la tercera o cuarta vez que me llaman así, cuando yo NO estoy a favor de la independencia de Cataluña; sin embargo sí defiendo el sentimiento nacional de Cataluña. Porque existe, y es una realidad. Otra cosa es que el peso político recaiga en millares de personas, catalanas o no, que configuran sus orígenes en otra historia distinta a la catalana. Yo misma.