COMENTO, EN NOVIEMBRE DE 2002 E ENCONTRABA EN A VILLA DEL VALLE DE TULUMBA, UN PEQUEÑO PUEBLO DE APENAS 1000 HABITANTES UBICADO AL NORTE DE LA CIUDAD DE CORDOBA, A 350 KM. Un lugar bellísimo, un valle rodeado por las serras chicas con edifiocaciones coloniales que datan las más antiguas de 1780, como la antigua capilla principalmante. Además, es atravesada por un arroyo de aguas cristalinas que va zigzagueando entre las rocas y peñas que a 2 km se convierte en un pequeño lago estanque de no más de 1, 50 mts de profundidad, con una pequeña cascada que rompe entre rocas para seguir su curso a través de los campos del norte cordobés.
En ese año, me detuve junto a un camino de greda que me llevaba a lo más profundo de los montes silvestres de la zona norteña de mi provincia, donde las temperaturas de noviembre promedian los 29 grados celcius y el clima es árido y seco; entonces, noté que a orillas del camino crecía una flor silvestre de color blanco en sus pétalos con formas de tréboles, en un total de cinco pétalos por flor, que era atravesadas por dos líneas rectas en dirección desde el centro de la punta de la flor hacia el vértice que termina en el centro de la flor de color violeta, con un centro en forma de estrella de color amarilla.
Jamás voy a olvidar esa preciosa flor, que crecía entre las piedras y la tierra árida, rodeada de mala hierba. Qué belleza esa planta!!!
Recuerdo que la tomé del suelo cuidadosamente, para no lastimar sus raíces y así poder ponerla envuelta en papel de periódico para transportarla en un viaje de tres horas y media hacia la capital de la provincia para regalársela a mi mamá.
Ella la plantó en una maceta y al pasar el tiempo nos asombramos de que floreció en la primavera y a mi mamá le encantó la flor.
La planta, que bauticé con el nombre de "estrella de Tulumba" vivió un par de años hasta que una helada en el último invierno frío de 2006 la mató.
Esa bellísima flor ha sido una de la más hermosas que jamás he visto.